Capítulo 11

Iris

Sentí como un malestar en la cabeza me invadió, había sido mala idea ir a beber después de comer pero bueno después de todo se tenía que celebrar nuestro aniversario como amigos, pero aún así fue mala idea el beber como para tener resaca, hoy tenía que trabajar y no debía verme así.
Después de una larga lucha interna sobre mi deber para levantarme abrí los ojos observando el techo blanco de la habitación, gire a mi izquierda mirando un posted de una recopilación de localidades mexicanas con extraños nombres, aquel posted yo se lo había regalado a Gabriel cuando se tuvo que ir con su padre, ¿que hacía en mi habita... ¡Cacaloapan!
Me levante de golpe mirando alrededor contemplado cada vez la realidad de que estaba en la habitación de Gabriel, lleve mis manos hacia mí cuerpo para tocarme, me mire de pies a cabeza, suspiré aliviada al notar que seguía vestida pero esperen un momento yo recuerdo que llevaba mi uniforme médico, ¿que hago en una bata? ¡Cuajinicuilapa!
Me levante de golpe mirando la puerta, era hora de una retirada, al abrirla me encontré con Gabriel enrollado en una toalla, ¡Chicomostoc! ¡Que candente! Pero concéntrate Iris, no es el momento.

—¿Que tal la resaca?

—Creo que casi desaparece por completo por el susto. Nosotros dos acaso ya sabes...

—Te resumo lo de anoche, llegaste ebria a mi puerta diciendo que aceptabas mis disculpas para después vómitarme encima, deberías saber que eres una mala bebedora.

—Hay que alivio, por un momento pensé que habíamos tenido sexo.

—No soy tan patán como para tener sexo con una ebria—dijo entrando a su habitación.

—¿Y que hago en bata?

—Vomitaste sobre tu uniforme y fue lo único que encontré para cubrirte.

—Bien, supongo que me marchare a mi departamento.

—Iris, en verdad lo siento... ¿Todo esta bien entre nosotro?

—Sabes aun sigo un poco molesta pero no puedo estar todo el tiempo así, ademas siento que ahora te debo mucho, si, todo esta bien.

—Por cierto sobre lo que sucedió en el almacén...

—No te atrevas a decir nada, creeme que sobre eso no quiero saber nada.
Yo solo iré a casa o se me hará en verdad tarde para el trabajo.

Recogí mis cosas que se encontraban dentro de una bolsa de plástico junto con mi bolso, salí de su departamento para cruzar el pasillo y llegar al mío, tomé la perilla de la puerta pero esta se encontraba cerrada por lo que rebusque en mi bolso pero no hallaba nada, escuche el sonido de una puerta cerrándose llamó mi atención gire para observar al doctor Carmona con una bolsa de basura entre sus manos, ¿por qué tenía que verme él así? El sonido de una puerta abriéndose a mis espaldas captó mi atención, Gabriel salió aún con la toalla enrollada para agitar mis llaves.

—Olvidaste tus llaves—dijo mientras extendía su mano, yo las tomé para volver a observar al doctor Carmona, insisto, ¿por qué siempre él tiene que verme en este tipo de situaciones? Abrí la puerta de mi departamento para entrar, bueno, que mas daba no es como si hubiese pasado por situaciones peores ademas algo me indicaba que este tipo de situaciones sucedería muy seguido, serían cuatro meses bastante largos.

Muy, muy largos en realidad, el ir a trabajar con una resaca se sentía horrible de alguna forma los pacientes me parecían más molestos de lo normal, incluso escuchar mi propia voz me era un fastidio.

—¿Que tal la resaca? —escuché preguntar en un tono burló Gabriel mientras entraba al consultorio.

—Todo el mundo es más irritante de lo normal pero tu te llevas el premio mayor.

—Te hice el remedio casero de la abuela—me extendió una taza junto con un par de asperinas las cuales tomé gustosa.

—Tu abuela era la mejor.

—Si, si que lo era. ¿Cual crees que hubiese sido su reacción al enterarse que peleamos?

—Te hubiera dado una paliza acompañada de un semor mientras que tu abuelo nos mandaba al infierno a ambos.

—Tienes razón —mencionó tras soltar una sonrisa —. A veces los extraño.

—Es normal añorar, después de todo pasaste gran parte de tu infancia con ellos.

—Me criaron grandes personas pero no entiendo porque soy un patán.

—La idiotez puede ser hereditaria —bromee con él a lo cual rio sarcástico. Jamás me la gustado que le compararse con su padre y lo entendia, después de todo fue un idiota de primera.

—¿Y la extrañas?

—Claro, incluso aunque me era desagradable el como estrujaba mis mejillas, tu abuela siempre fue lo máximo.

—No hablaba sobre ella, me refiero a tu madre, ¿aún la extrañas?

—Todo el tiempo —confesé—. Mi tiempo con ella fue limitado por lo que siempre me pregunté cómo hubiese sido realizar aquellas típicas actividades madre e hija.

—¿Y por eso evitaba volver a Londres? ¿Pará no extrañarla? —interrogó captando mi atención. Pocas veces Gabriel preguntaba de manera cuestionable hacia a mi por lo que algo me indicaba que era una pregunta trampa estaba buscando algo.

—No realmente, siempre quise estudiar en Harvard por lo que era un sueño estar ahí, supongo que solo me enfrasque demasiado pero todo viene con recompensas, termine antes de lo planeado.

—Entiendo, ¿puedo preguntar algo más?

—Ya lo estás haciendo.

—¿Por qué no le quieres decir a tu familia que tienes que volver a Baltimore?

Me detuve de tomar otro sorbo a la taza de té, ahora entendia que aquello no sólo era curiosidad de su parte de alguna forma él era el mandadero para descubrir información, lo cual me hacía cuestionarme quienes ya sabían sobre mi regreso.

—Mi familia está un tanto resentida por no haber venido de visita y hasta cierto punto no los culpo, pero sabes sus comentarios tan repetitivos suelen ser tan molestos... Si les digo que tengo que regresar a Baltimore se que no reaccionaran de la mejor manera y será aún peor cuando les tenga que confesar que nunca regresaré a Londres.

—¿A que te refieres Iris?

—Estuve haciendo una investigación la cual viene con muy buenos apoyos, si resulta ser exitosa tendré que concentrarme en ello y tu como médico sabes que las cosas no se logran en tan poco tiempo.

—Entonces, ¿nunca volverás a Londres?

—Sabes la respuesta, ¿por qué preguntas por ello?

—Tan solo para ver si obtengo una respuesta negativa... ¿Y piensas ocultarselo por siempre a tu familia?

—Bueno sería extraño tomar las maletas e irme sin decir nada, no quiero que mi fotografía esté en un cartón de leche, lo mas probable es que les cuente una semana antes de mi partida.

—Estarás en graves problemas Iris Shuster.

—Puedes apostarlo.

—Doctora Shuster—llamó una enfermera —el doctor Carmona la solicita en la sala de conferencia.

—Bueno, el deber me llama, gracias por el té
—devolví la taza mientras me ponía en marcha. Lo único que detestaba de cambiar constantemente de área de trabajo es que tenía que caminar mucho para llegar a la sala de reuniones del doctor Carmona, era todo un reto tenerlo como jefe.

—Código rojo, que alguien prepare un quirofano —ordenó un médico de camina mientras pasaba a mi lado.

—¿Que ha pasado? —pregunté a una enfermera.

—Ocurrió un accidente autovilistico —mencionó antes de correr en auxilio para ayudar a los demás médicos.

—Tu, clasifica todos los pacientes por código de riesgo y prepara todos los quirofano posibles y llama al doctor Carmona
—le ordene a una enfermera antes de marcharme, sabía que aún no estaba autorizada para realizar cirugías en este hospital pero al demonio todo, esto era una emergencia.

Corrí a la sala de preparación para alistarme para la cirugía de emergencia, ate mi cabello, desinfecte mis manos y con las ayuda de las enfermera me coloque la bata junto con los guantes para poder entrar a la sala de cirugía.

—¿Que es lo que sucede exactamente? —pregunté.

—Trauma torácico, su herida se abrió por lo que hay cristales dentro, esta perdiendo mucha sangre
—me informó un enfermero.

—La simple lesión ya es un riesgo y complicado para una cirugía si no se necesita el conocimiento exacto, por suerte esta no es mi primera vez, ¿nivel de riesgo?

—Un setenta por ciento de mortalidad y aumentando —me informó alarmado el enfermero.

—Bien, ya veremos como ahora irá en disminución.

Por suerte el trauma torácico ocurrió en un impacto de baja velocidad, por lo que no crea sterss o compresión suficiente para dañar los grandes vasos sanguíneos aunque si es capaz de crear una contusión pulmonar o cardíaca. Ahora no sólo debía estar alerta por los posibles riesgos del trauma sino también por la infección abierta de los cristales, miraba constantemente sus signos vitales mientras buscaba hasta el mas mínimo trozo, constantemente revisaba sus niveles de sangre, una vez limpia el area coloque el tubo de torax para el drenaje a sello de agua.

—Lo estamos perdiendo.

—Preparen el desfibrilador—ordene.

—Pero eso podría ocasionar daños—comentó dudosa la enfermera que me asistía.

—Mejor un daño a perder al paciente —dije tomando el desfibrilador—Despeje
—coloque la descarga pero no hubo reacción
—. Aumenten descarga. Despeje—volví a colocar la descarga mirando sus signos vitales los cuales volvieron tras un par de segundos —. Volvió, es hora de terminar la cirugía.

Después de terminar la cirugía y estabilizar al paciente me fui tranquila al notar que estaba bien, mire el reloj fue una cirugía de mas de cinco horas estaba algo agotada, salí de la sala de operaciones para ir directo a recepción para solicitar informes de los pacientes registrados.

—¿Ya fueron informados todos los familiares de los pacientes? —le pregunté una enfermera quien me pasó el registro.

—El paciente de la cama diecinueve no tiene registros, no había cartera, tampoco llevaba consigo un celular para buscar información.

—Entiendo—dije leyendo su informe médico, al parecer tuvo una fuerte contusión que lo dejó inconsciente sin embargo no había ninguna herida grave, me diriji a su camilla para ver a aquel hombre con varios moretones y una gran venda en la cabeza, parecía que aquel accidente había sido algo realmente fuerte. Sin embargo si él no tenía ninguna herida grave, ¿por qué llevaba tanto tiempo inconsciente?
Sus signos vitales estaban bien, los ultrasonidos no mostraban ningún signo de lesiones graves, me acerque a él en busca de alguna pista que se nos estuviese escapando, lo mire a los ojos para observar su rostro sus ojos se abrieron de repente sobresaltandome, abrí la boca con la intensión de preguntarle su nombre pero el llevó sus manos a mi cuello, parecía confundido, agitada y como mucha furia.

—¡Doctora Shuster! —escuche gritar con pánico a una enfermera, de un momento a otro varios enfermeros se acercaron para ayudarme, alejaron al hombre quien forcejeaba, note como su nariz comenzó a sangrar para después comenzar a convulsionar.

—Esta convulsionando, girenlo rapido—les indique a los enfermos pero era difícil, el hombre convulsionaba pero al mismo tiempo era como si algo dentro de él le dijese que siguiera luchando.

—Nuevamente a perdido el conocimiento —mencionó el enfermero que lo sostenía cuando  el paciente dejó de moverse.

—Llevenlo a una habitación y nuevamente hagan análisis desde una resonancia cerebral hasta un electroencefalograma
—ordene llevando mis manos a mi cuello el maldito casi me asfixia, solo espero que no deje marcas porque si mi hermano se entera querrá hacerle lo mismo al pobre hombre moribundo.

—Doctora Shuster, el doctor Carmona la está buscando en recepción
—me informó una enfermera. Algo me decía que sería regañada como una niña por haber operado sin autorización de mi superior, camine hasta donde él se encontraba esta de espalda observando varios expedientes.

—¿Vas a reñirme como si tuviese cinco años? —cuestione una vez que llegue a su lado.

—Doctora Shuster usted
—dejó de hablar cuando giro a verme—¿que le sucedió en el cuello?

—No es nada.

—Son marcas de estrangulacion —llevo su mano hasta mi cuello pero yo me aleje.

—¿Vas a reñirme si o no? Y de ser así que sea rápido que tengo trabajo que atender.

—Solo recuerde que soy yo quien autoriza las operaciones, no lo vuelva a hacer sin mi consentimiento.

—De acuerdo—me limite a responder para marcharme nuevamente al área de emergencias. Ahora debía buscar una manera de identificar hombre si necesitaba alguna operación no podía hacerlo sin el consentimiento de alguien y operar de esa manera siempre era un problema.

Me escabulli al área de donde guardaban las pertenencias en busca del número de aquel hombre, al encontrarlas abrí la bolsa. No podía entender como un hombre de un elegante traje hecho a la medida no llevaba cartera o algún celular. Había escuchado a las enfermeras decir que el accidente se debía a un auto que se pasó el alto de manera imprudente para chocar contra un transporte publico, así que, ¿que hacía ese elegante hombre ahí?
Seguí rebuscando hasta que encontré un anillo en su bolsillo y debía admitir que no era cualquier anillo era de oro y tenía algo grabado junto con un sello de una bandera, detestaba saber de donde era ese sello, tomé una fotografía al anillo antes de volver a guardar todo en su lugar.
Salí de aquella habitación manteniendo el cuidado de no ser descubierta, una vez fuera de peligro me dirigí hasta la habitación de aquel hombre, tomé mi celular para marcar su numero.

—Recuerdas las clases de protocolo y etiqueta que solo tomé para complacer a mi abuela
—mencione en cuanto contesto el teléfono a lo cual el río.

—Como olvidarlo, me burle de ti y me obligaste a acompañarte como venganza.

—Necesito que investigues algo por mi.

—Iris te aprecio como la amiga que eres pero como oficial de policía no puedo hacer nada ilegal por ti.

—¿Que tan malvada me crees? No es eso, hubo un accidente y tenemos un paciente sin identificar, la única pista que tengo es el anillo de graduación.

—Entiendo, manda la foto y buscaré información enseguida.

—Eres el mejor, te debo una.

Colgue para poder mandarle la fotografía al numero de Zachary, debía admitir que tener un amigo policía tenía sus ventajas. Mire al hombre que hace poco me trato de estrangular, me preguntaba que estaba pasando por su cabeza o porque alguien como él salio para viajar en transporte público, el dinero en ese mundo lo era todo, una manera de decir que gozabas de un boleto vip pero también algo que podía ahogarte si no se tenía cuidado.
Tambien era una manera de hundirte en la miseria, justamente como le sucedio a la tía Cassie.

Tras pasar unos minutos salí para dar un recorrido a todos los pacientes internados debido al accidente, sabía lo que era trabajar en un hospital y en el área de emergencias, muchas veces los doctores se ocupaban en otros asuntos y las enfermeras tardaban en cambiar los sueros, los catetes, en revisar los signos vitales o verificar que no halla ningún cambio.

—¿Donde estoy? —escuche preguntar con una suave voz  a lo mujer en la cama quien intentó levantarse, me acerque a ella para impedirle que se levantara.

—Esta en el hospital, tuvo un accidente—memcione mientras la examinaba.

—Me duele todo.

—Es normal, siempre duele cuando se fractura el cuello.

—¿Quedaré paralítica?
—preguntó con la preocupación adornando su voz.

—Estará bien, fue algo leve. Lo único que causará será mucho dolor.

—Es un alivio oírlo.

—Tu familia está afuera, ¿quieres verlos?

—Si, por favor.

Pidió en un tono suave, salí de la habitación para informarle a la familia que pasara a verla, podía notar el alivio en su familia al notar que no era nada grave. Una vez terminado mi recorrido volví a la habitación del paciente desconocido, me detuve en medio pasillo al observar a Korden fuera de la puerta de este, me acerque un tanto confundida, incluso cuando ya estaba frente a él no pronunció ninguna palabra.

—Este paciente no fue asignado para ti.

—Lo sé pero hay que tener cuidado, aún no sabemos qué tiene con exactitud y...

—Deja ese paciente a su doctor asignado.

—¿Quien fue el chismoso? —interrogue. Muy cosas eran las que le importaban a Korden pero por alguna razón tenía una inclinación hacia mí seguridad, al principio pensaba que era por su viejo amor hacia mí madre pero su inisual atención era demasiado. —No pasó nada, solo fue una reacción de agresividad debido a la confusión por el golpe...

—Te estoy dando una orden como tu superior, dejaras este paciente y se lo entregaras a su doctor asignado.

—¿Por qué? Soy médico mi deber es cuidar y proteger de todos incluso cuando es un riesgo.

—No en este caso. Ahora mismo dejaras ese expediente y te iras a otra área.

—¿Por qué?

—Por el simple hecho de que es una orden.

Concluyó con autoridad, él avanzó un par de pasos para darme la vuelta seguramente para volver a su pasillo, definitivamente voy a buscar al chismoso y hacerlo pagar. El sonido de mi celular captó mi atención, era Zachary vaya que era rápido buscando información, era un mensaje donde solo tenia el nombre de una persona.

Joshep Bell Evans.

Levante la mirada y observe a Korden quien aún podía divisar a través por los pasillos.
Ahora entendía el porqué de su actitud tan demandate y con más cólera, quien diría que su hijo había salido de prisión. Mire la puerta de la habitación y es que cuando me entere de lo sucedido con Joshep siempre me quedé un tanto intrigada sin mencionar que con algo de culpa. Incluso aunque él me había ordenó el pasar la atención médica de su hijo a otra persona no podia hacerlo, yo tenía la enorme curiosidad de saber que tipo de persona era ahora y aunque hasta cierto punto estaba mal yo tenía que decirle la verdad acerca de su madre. Entre a la habitación, él aún seguía inconsciente y no tenía ni idea de por cuánto tiempo estaría así, tomé una silla la cual la arrastre hasta su lugar lo único que podía hacer era esperar, mire la carpeta médica de algunos análisis que ya habían realizado la tome para leer y buscar alguna pista de su comportamiento.

Tras pasar los minutos todo me pareció una competa eternidad, nuevamente debía hacer mi recorrido de chequeos por lo que me levante para ir pero fue en ese momento cuando lo escuche, se estaba quejando seguramente por el dolor.

—Joshep, ¿puedes escucharme?

—¿Quien eres tú? ¿Donde estoy?

—Estas en el hospital, el autobus donde viajaba tuvo un accidente, te llevaste un gran golpe en la cabeza—le informe mientras checaba sus pupilas—. Sigue mi dedo.

—¿Te sientes desorientado? ¿Tienes náuseas o algún otro malestar?

—Mi cabeza duele mucho.

—Puedo darte algo para el dolor pero eso solo aliviará por un momento. Necesitamos hacerte varios análisis para saber con exactitud lo que te sucede.

—Entiendo... ¿Puedo llamar a alguien? —me pregunto pero yo solo asentí —. Me gustaría llamar a mi madre, aunque no estoy seguro si todavía tiene el mismo número.

Me aleje un poco observando hacia la puerta, era como tener a un niño pequeño frente a mi, sabía que este hombre había cometido cosas atroces en el pasado pero algo dentro de mí me decía que ahora era diferente, aunque sólo era un simple sentimiento de culpa ya que mi mente me pedía a gritos que me alejara.

—Joshep tu madre murió.

—¿Que? No, no es así.

—Joshep, tu madre murió hace mucho tiempo.

—No es cierto. No lo es, ¿como puedes estar seguro de ello?

—Joshep, soy yo Iris, Iris Shuster... Tu madre murió, en verdad lo lame...

—La hija bastarda de aquella perra—soltó antes de reirse—
Claro que se quien ere mal nacida, como no me di cuenta antes si eres igual a esa petra...

—Joshep escucha lo que pasó es...

—¡Callate! —me grito mientras se levantaba bruscamente de la cama tomando mi cuello entre sus manos—. Tan solo mirate, eres igual a esa petra, ¡tu maldito rostro es igual! ¡Tienes idea de lo que sufrí! ¡De lo que mi madre sufrió por la perra de tu madre!

Quería pedirle perdón pero apenas y podía respirar, la falta de aire era muy notorio apretaba mi cuello con fuerza y aunque sabía que con forcejear lo suficiente podía quitármelo de encima, no podía hacerlo, solo lo miraba y obtenía dolor de su parte, quería llorar pero no sólo por el dolor debido a su agarre, lo único que hice fue colocar una de mis manos sobre la suya para mirarlo fijamente a los ojos, su rabia estaba comenzando a disminuir al igual que su agarre, cerré los ojos por un momento pero volví a abrirlo cuando sentí como alguien me empujó lejos, el aire volvió a mis pulmones, varios enfermeros sometían a Joshep quien no dejaba de gritar.

—Muerete al igual que la maldita perra de tu madre.

Lo escuché gritar, mire alrededor un tanto desorientada sentí como alguien me cargo entre sus brazos pero lo único que podía hacer era tratar de controlar mi respiración nuevamente, me aleje un poco y fue entonces cuando el doctor Carmona me bajó.

—Siéntate por un momento, debes cobrar por completo el aliento.

—Estoy bien—asegure mientras me alejaba de él cuando trato de tocarme el cuello, sabía que sólo hacía su trabajo como médico pero si había que no soportaba era la lastima de los demás y podía verlo en su mirada.

—¿Que hacías ahí? —Korden preguntó furioso mientras se acercaba —. Una orden, te di una simple orden de alejarte pero siempre haces lo contrario y mira las consecuencias.

—Nada grave paso.

—Si no hubiese mandado al doctor Carmona te abría estrangulado hasta la muerte. ¿Que demonios hacías ahí adentro?

—Él despertó y me preguntó si podía llamar a alguien... El quería hablar con su madre y yo le dije la verdad.

—Lo que tenias que haber hecho era llamar a otro médico. Te especifique claramente que te alejaras.

—Soy un médico y además estaba haciendo mi trabajo, ¿que querías que hiciera? ¿Que solo lo observará en silencio? ¿Qué lo ignorara? Yo no soy como tú Korden, no puedo ignorar y menospreciar a las personas. Tu hijo merecía saber la verdad, que su madre murió y el hecho de que detestes tu propia sangre no es mi problema.

—¿Acaso olvidaste todo lo que hizo?

—¿Y acaso tu olvidaste lo que yo hice? —Un silencio inundó el pasillo, me levante del lugar donde me encontraba para mirarlo por primera vez a los ojos—. Buscaré a Raquel para que me ayude.

Voy a admitirlo me duele el cuello, tengo ardor que incluso siento que tragar me dolerá.
Cuando Raquel me vio soltó un grito al cielo y una que otra maldición hacia la persona que me trató de estrangular, creo que pediré que alguien cuide de él por la noche o el próximo estrangulado será él y no se si será por Raquel o por el mismísimo Korden.

—Eres tan imprudente e irresponsable, jamás pensé decir esto pero Korden tenía razón, debiste haberle escuchado.

—Se supone que debes estar de mi lado.

—No en estos momentos, casi te matan. Tan solo mira aquellos moretones
—se lamento mientras terminaba de untar algo de medicina.

—Ya sanará, solo son pequeñas hematomas, ya sanará con el tiempo.

—¿Por qué eres tan despreocupada? Debes entender que no todas las personas merecen segundas oportunidades.

—Tan solo hacia mí deber como médico. Tu sabes que no siempre nos encontraremos con personas agradables

—Pero solo por eso no significa que vas a dejar que te estrangulen. Cuando tu padre y Leslie se enteren...

—No tienen porque hacerlo—le interrumpí, por su mirada sabía que quería reprocharme algo
—. Entiendo tu preocupación, en verdad. Pero si les dices algo actuarán de manera imprudente contra un paciente.

—Lo dejaré pasar, pero sólo por esta ocasión.

—Tengo que volver al trabajo—me levante de la silla y aleje la venda que Raquel me acerco —. Lo ocultare después con maquillaje, las vendas me provocan picazón.

—Deberías volver a casa a descansar.

—Lo haré cuando mi turno termine.

Asegure mientras me marchaba, ahora que sabía que Joshep estaba bajo el cargo del doctor Carmona eso indicaba que estaría buscando algún indicio a sus síntomas. Sabía por los análisis que no era algo físico, el traumatismo más bien había sacado a flote algo que había estado atorado muy en su interior y era algo de lo cual nosotros no podíamos tratar.

—Puede que se debe a algún tipo de cambio sensorial—escuché la voz de Terry desde afuera.

—Es demencia pugilistica
—todos giraron a verme mientras entraba—su fuese algún tipo de cambio sensorial los análisis lo hubiesen marcado, por otro lado el actuar concuerda a la demencia.

—Pero él no es ningún deportista, y ese tipo de lesiones sólo son conocido mayormente para quienes practican boxeo—argumento Josei.

—Ciertamente pero ese hombre apenas salió de prisión y no crean que ahí tratan a las personas con amabilidad. A juzgar por la gran cantidad de cicatrices él recibió una cálida bienvenida en prisión, lo más probable es que con el golpe recibido en el choque tan sólo terminó por hacer explotar lo que tenía contenido. Eso explicaría su conducta agresiva, su constante pérdida de la razón y sus convulsiones. Este hombre no necesita de nosotros, debe ir a un psiquiatra que lo ayude con una rehabilitación.

—¿No presentaras cargos? —preguntó Abby sin dejar de observar las marcas en mi cuello.

—El hombre sufre de demencia, ¿y tu quieres que lo denuncie?

—Esa no es una justificación para lastimar a las personas —objeto Abby.

—Si llevo esto a juicio al único lugar que lo mandaran es al psiquiatra y es el mismo lugar al que pensamos mandarlo. Escucha eso solo sería pérdida de tiempo y recursos.

—Pero...

—Las decisiones personales de la doctora Shuster no son de nuestra incumbencia —comentó el doctor Carmona—. Ahora que resolvimos el primer caso continuemos con el siguiente.

Concluyó para borrar lo que tenía escrito en el pizarrón para volver a empezar a escribir.

—Tenemos el caso de una joven que sufrió fuertes heridas durante el accidente. Casi fue aplastada por un automóvil, entró a cirugía para reparar huesos rotos y el desangrado sin embargo ¿Que puede explicar la tarticardia? ¿Y fiebre alta?

—Podría ser cualquier cosa—mencionó Josei —Un endorcartistis, tal vez.

—La fiebre es sin infección—descarto el doctor Carmona.

—¿Que hay de su historial médico? ¿Toma algún medicamento? ¿O tal vez ya estaba enferma de algo? Muchas veces suministramos para el dolor sin saber que el paciente ya a tomado algo con anterioridad y lo único que provocamos es un festival en el hígado.

Mencione y él me miró, yo sonreí triunfante de alguna forma conocía ese ceño más arrugado de lo normal, tenía razón en algo y a él no le agradaba, vaya que esto sería divertido.

Capítulo dedicado a:
XxFlaviaxX

Hola mis queridos tripulantes. No me gusta dejar notas pero creo esta necessria para entender algo. Y debo decir que en este capítulo me hicieron investigar mucho y odio hacerlo en fin, la razón por la cual Joshep Evans esta en libertad es que las leyes de Londres son menos "estrictas" allá no se condena la violacion lo que se condena es la agresión sexual, es decir de acuerdo al tipo de agresión, ya sea verbal, acoso, con consentimiento o con violencia es como se te sera juzgado, por lo que tanto te puedes llevar como una simple multa como cadena perpetua. Y como en sus casos no hubo "violencia" pues sólo hice cálculos y solo fue sentenciada a un par de años los cuales debo aclarar que no se la paso nada bien. En fin era todo lo que quería comentar. Su capitán se despide.
Bye, bye
😉😃🤩😆😄🥰🇲🇽

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