8. Incendio

Ella aún estaba en la ducha, esperó a que él no volviera. El agua cada vez se hacía más fría, hasta que no aguantó y salió.

Tomó una toalla color blanca y se secó primero la cara y la envolvió en su cuerpo, tomó otra y la colocó en su cabello.

Cerró la tapa del retrete y se sentó sobre éste. Pensó en lo que Ticci Toby había dicho, sobre que esperaba que ella aguantara ¿la pondría a prueba?

Se acercó a la puerta y la cerró con pestillo. Comenzó a cecarse rápidamente. Cuando terminó esa acción, tomó su ropa interior la cual tenía en el baño, abrochó su sostén y luego, una pierna a la vez, se colocó su calzón. Para finalizar una playera negra sin diseño y jeans del mismo color.

Iba a su habitación que estaba al lado de su cocina, y sintió un olor a gas. Se detuvo, dio un paso y vio que el galón tenía un agujero y de éste salía gas. Solo hacía falta encender algo y su hogar estallaba, y ahí estaba Ticci Toby, sentado en la ventana listo para saltar, con un fósforo en una mano y la caja en la otra.

Ignacia alcanzó a saltar cuando todo explotó. La casa en llamas, ella herida y golpeada por el gran impacto. Trató de avanzar un poco pero no lo logró, se escucharon los bomberos y acabó todo.

Despertó en una ambulancia, no se podía mover, ni siquiera el cuello.

La sedaron. Luego se encontraba en el hospital, tenía una intravenosa en su brazo derecho, un respirador artificial, la pierna izquiera enyesada y múltiples golpes y heridas no tan graves.

— Ignacia Price— dijo un médico — que bueno que despertó. Su estado no es el mejor, pero tampoco el peor. Aún así se quedará en observación.

—¿Cuándo me iré?

—No muy pronto— dos detectives entraron a la habitación — Tienes visitas.

El médico se va, y se acercan los detectives.

—Señorita Price, soy el detective Morales y él es el detective Salazar. Queremos hacerle unas múltiples preguntas.

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