08.
"No tienes que hacer esto" gesticulo el rizado mientras se quitaba su chaqueta.
"Si no lo hago, los mocosos pensaran que pueden librarse de los castigos sin más" devolví de la misma forma, ganandome una brillante sonrisa de su parte.
"No lo harán, te tienen miedo"
Me encogí de hombros en respuesta antes de echar un vistazo alrededor de la clase, dandole una mala mirada a las caritas ansiosas de las chicas. Podia ser un buen adulto y decir que yo mismo me habia metido en eso, llevandome toda la culpa. Pero jamás habia sido la persona más madura o justa, así que pensaba culpar a esas bonitas caritas maquilladas de mi situación.
Una de las gemelas Marius, Cameron o tal vez era Tais, no podia diferenciarlas aun, me dedico una sonrisa maligna antes de dejarse caer en su banco de trabajo, la satisfacción vibrando en sus ojos oscuros.
—Apestosos niños mimados. —murmuré bajo, asegurandome de que ninguno me oyera.
La risita infantil de Harry me hizo saber que no habia hecho un buen trabajo. El rizado estaba de pie a mi lado, mirandome con diversión. Rodee los ojos y lo llevé hasta el centro de la clase, ayudandolo a subir a un pequeño banquito que las chicas habian sacado vaya Dios a saber de donde.
—Haremos esto en dos fases de veinte minutos con un intervalo de diez minutos para descanzar, ¿les parece? —una vez que recibi la afirmación que queria, me giré hacia Harry y rodee su cintura con mi brazo suavemente—. Si el director se entera, estoy muerto. —murmuré.
"Deberias pensar mejor tus castigos la próxima vez". gesticulo el rizado, ganandose una mirada fulminante de mi parte.
—Empecemos con esto. —gruñi.
Harry volvió a reir y yo volvi a girar los ojos.
—¡Debe besarlo! —se quejo una chica cuando yo solo apoye mi mejilla contra la de Harry.
La miré como si estuviese loca—. ¡No voy a besar a un alumno! —sentí a Harry estremecerse en mis brazos—. El director Jonhson me colgaria de las pelotas si se entera y la verdad, personalmente, me gustan mis nueces como estan.
Parpadeo—. Ustedes es el profesor más extraño que hemos tenido —dijo con la sombra de una sonrisa en sus labios. Hizo un gesto vago con la mano—. Le estoy pidiendo que bese su mejilla. El cuadro se llama El Beso, sin beso no hay cuadro.
Puse mala cara. Odiaba cuando alguien más tenia razón.
Harry palmeo mi pecho, logrando que lo mirara "¿Me besaras, Romeo?" bromeo.
Al parecer el niño se habia despertado con ganas de tocarme las narices, porque la verdad era lo unico que estaba haciendo. Girando su rostro con mis manos, apoye mis labios en su mejilla en un suave beso, escuchando el sutil suspiró que Harry dejo salir mientras rodeaba mi cuello con un brazo mientras se aferraba al frente de mi camiseta con el otro. Sin tener que alejarme para observarlo, sabia que Harry estaba en la posición exacta que la ninfa Dafne en el cuadro.
—Esta es la imagen exacta que tenia en mente. —exclamo una de las gemelas.
El tiempo paso rápido y antes de que me diera cuenta, uno de las ratas que se hacian llamar hombres y me habian dejado a merced de los buitres femeninos, me alerto sobre la hora. Alejandome lentamente del rizado, les permití salir del salón para buscar algo de que comer que no fuese mi maldita paciencia. Rodando los ojos, me recorde mentalmente que debia dejar de tratar a mis alumnos como animales carroñeros, no porque no lo fueran, sino porque un día se me podria escapar el cariñoso apodo y me meteria en un lío.
La estampida de alumnos, intentando pasar por la puerta, no se hizo esperar. Tuve que morderme el labio fuerte cuando tres alumnos intentaron cruzar el umbral al mismo tiempo y se quedaron estancados. Luego de varios intentos y de que, al parecer, la neurona de uno de ellos se acordó de que podia trabajar tiempo extra, que se dieron cuenta de que si uno no retrocedia no iba a salir ninguno.
Sacudiendo la cabeza, observé como la clase se vaciaba en cuestión de minutos. Siempre es lindo ver la alegria de los jovenes por estudiar, notese el sarcasmo.
—Z-zyn. —la voz ronca, ligeramente ahogada logró que me volteara para ver a Harry de pie sobre el banco extendiendo sus brazos en mi dirección—. ¿Ayu'da?
Sonriendo, con el ceño fruncido me acerque y lo tome de debajo de los brazos, dejandolo en el suelo sobre sus pies—. Ese banco no tiene más de veinte centimetros, Harry. —apunté.
Él se encogio de hombros—. ¿Y?
—Y que no puedes tenerle miedo a esa altura. —razoné.
"Yo no le tengo miedo" gesticulo, sus ojos se pusieron tristes de un momento a otro. "Eres la primer persona que me toca en mucho tiempo, solo queria sentir eso un poquito más".
Mierda, eso me pego en un lugar desconocido dentro del pecho. Oh carajo, la cara de perrito apaleado del niño realmente habia logrado llegarme a la roca que tenia de corazón. Rodando los ojos y con un gesto aburrimiento fingido, abri los brazo hacia él ofreciendole un abrazo.
Harry rió suavemente, entrando a mis brazos sin vacilación. La cima de su cabeza encajaba perfecto debajo de mi barbilla logrando que el aroma a manzanas verdes de su cabello llegara hasta mi nariz. Acariciando suavemente sus rizos, observé los resortes esponjosos que se formaban cerca de su nuca.
El sonido de una persona aclarandose la garganta logró que girara mi mirada hacia la puerta para ver a Liam de pie en la misma, con una ceja alzada en mi dirección. Solté un suspiró y me aleje de Harry lentamente.
—¿Sucede algo? —pregunté, algo brusco.
Liam miró entre Harry y yo por un momento antes de sacudir la cabeza—. No, nada en especial —dijo—. He estado intentando hablar contigo por días y como vi que dejaste salir a tus alumnos pensé que venir ahora era una buena idea.
—Yo no tengo nada que hablar contigo, Payne —le recordé antes de girarme hacia Harry que parecia estar observando un partido de ping pong, mientras miraba de uno a otro—. Hey, tu, ¿por qué no vas a buscar algo de comer antes de que se termine el receso?
El rizado le dio una mirada fulminante a Liam antes de volverse a mi y gesticular: "Él no me gusta"
—Pues unete al club. —bromee. El chico no borró su el brillo de desagrado de sus ojo por lo que hice un gesto exasperado—. Harry, ve a buscar algo de comer si no quieres que te arrastre a la cafeteria y te obligue a hacerlo.
El rizado suspiro y asintió caminando hasta la puerta. Antes de cruzar el umbral, se detuvo a un lado de Liam y me miró—. "No dejes que él te bese".
Dicho eso, se volteo y salió del salón. Liam miró de mi a él, totalmente confundido. Tendria que haberme dado cuenta de que el tipo ni siquiera se habia tomado el trabajo de aprender el lenguaje de uno de sus alumnos. Liam Payne habia sido un imbecil en la secundaria y tenia la teoria de que ese tipo de rasgos se quedan con las personas de por vida.
—¿Que tenias que hablar conmigo? —pregunte, mientras hacia una gira por la clase, observando los bocetos de mis alumnos.
—Es sobre lo que sucedio entre nosotros, ya sabes, en la secundaria.
Lo miré sobre un cuadro con una ceja alzada—. ¿Te refieres a tus agresiones hacia mi? Porqué que yo recuerde, la única relación que tuvimos fue la de tus puños golpeando mi cuerpo.
El tipo al menos tuvo la decencia de verse totalmente avergonzado cuando se lo recordé—. Lo siento, Zayn, en verdad lo hago —me miró y pude ver el real arrepentimiento en sus ojos cafes pero para pesar de él, le habia guardado rencor por demasiado tiempo como para perdonarlo solo por una mirada de ternero degollado—. Era un niño estupido y me averguenzo mucho de las cosas que te hice.
Bufé, observando los cuadros de las gemelas. Mierda, las niñas tenian talento y recien habian comenzado a hacer los bocetos. Me hice una nota mental de observar sus trabajos más de cerca en el futuro antes de mirar a Liam sobre el marco—. Si estas esperando que te perdone, te vas a ir muy decepcionado, Payne.
Hizo una mueca—. ¿Me odias?
—¿Odiarte? No. Para hacerlo tendria que tener alguna emoción hacia ti y como te dije, la única relación que tuvimos fueron los golpes que me propinabas diariamente y como no soy una persona masoquista, no concebi ningun sentimiento hacia ti —suspiré—. Pero, sabes, las mierdas que me hiciste en estos pasillos se quedaron en mi mente por mucho tiempo. Tu nunca sabras hasta que estremo me llevaron tus insultos y tus agresiones. Así que si tuviera que elegir un nombre para lo que siento cuando te veo, seria resentimiento.
—¿Hay alguna forma de que me perdones, algun día? —preguntó, moviendo su peso de un pie a otro.
Lo miré con atención, dandome cuenta de la vulnerabilidad de su mirada. Por un momento tuve la tentación de devolverle un poco de la mierda que habia lanzado en mi camino durante nuestra adolescencia. Contestarle con alguna frase acida, solo por el placer de dañarlo un poco. En el pasado, si hubiese tenido una oportunidad así, lo hubiese hecho sin dudar.
Pero como ya habia dicho antes, eramos grandes. Habiamos madurado, al menos yo lo habia hecho y por más que la tentación me guiñara un ojo y me mostrara su ropa interior no iba a ceder. No iba a ser igual que él.
—Quien sabe —dije finalmente, ordenando algunos materiales que habian quedado esparcidos—. Tal vez algun día.
—En verdad quiero que me perdones, Zayn —insistió—. Que tal si me dejas intentarlo, dejame recompensarte por todos los malos ratos que te di.
—¿Como piensas hacer eso?
—Dejame invitarte a salir —pidio—. Una cena o un simple café, te demostrare que he cambiado y que merezco una segunda oportunidad, lo prometo.
—No prometas, es de mal gusto —hice una mueca—. Y sobre lo otro, no creo que funcione realmente.
—Solo dejame intentarlo, ¿si? —me miró con grandes ojos de cachorro y no pude resistirme, despues de todo habia querido que me dedicara una mirada así durante tanto tiempo que no podia decirle que no ahora.
—Bien. —mascullé.
Me sonrió brillantemente, como si hubiese ganado la loteria—. ¿Que te parece mañana a las seis? Te llevaré a cenar fuera.
Dos alumnos entraron a la clase entre empujones. Una mala mirada de mi parte logró que ambos movieran sus culos hacia sus respectivos asientos sin una queja. Miré a Liam y suspiré—. Esta bien, mañana —Harry entró en ese momento, aferrandose a una manzana, el brillo de disgusto volvió a sus ojos cuando miró a Liam. Parecia un niño chiquito peleando por un juguete, rodee los ojos—. Debo seguir con mi clase, Liam, si no te importa... —hice un gesto hacia la puerta.
—Si, seguro —me dedico una brillante sonrisa y pude jurar que escuche a Harry sisear—. Nos vemos mañana.
Y con eso se fue, desapareciendo por el pasillo. Miré su redondo culo, en unos ajustados jean viejos, alejarse hasta que un brusco jalón en mi cabello logró que bajara la mirada. Harry me miraba con los ojos estrechados y sus dedos aferrados a un mechon de mi cabello. Tome su mano y la aparte de mi cabello, sobandome la cabeza.
—Deja de hacer eso, se te esta haciendo costumbre. —me queje.
El chico no dijo nada mientras guardaba la manzana en su mochila y se sentaba en su banco, sus brazos cruzados sobre su pecho mientras balanceaba sus pies en el aire. Su mirada concentrada en el suelo no subio hasta que los demás alumnos entraron y tuvo que volver a la posición en su banco.
De igual manera, note lo tenso que estaba su cuerpo durante los siguientes veinte minutos antes de que saliera de mi clase pitando sin siquiera decir adios. Todos mis alumnos se habian ido, despidiendose cortesmente y dejandome perdido en mis pensamientos. Por más que intente concentrarme en el hecho de que al fin mi fantasia de una cita con Liam se habia vuelto realidad, lo único que ocupaba mi mente era la mirada enfurruñada de cierto rizado.
Dios, estaba perdiendo la maldita razón.
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