01.

¿Que es más patetico que tener veinticinco años y verse obligado a volver al colegio? Avisenme si encuentran algo porque por más que pienso nada me viene a la mente. Uno vincula la graduación con el hecho irrevolcable de no volver a pisar un instituto hasta que uno de tus estupidos y rebeldes hijos -seguramente con tantas cualidades desastrozas cortesia de mis genes- se metan en algún lío y tengas que asistir a tapar sus idioteces. Teniendo en cuenta mi genetica, tenía bastante claro que la descendencia estaba estrictamente prohibida para mi.

Entonces, ¿porque rayos estaba de pie frente a mi antigua secundaria?

Oh claro, por culpa de mi estupido culo pomposo que habia sido pateado tantas veces que en este momento estaba en peligro de extinción. A pesar de ser calificado como una mente brillante, mi boca se negaba a actuar con una pizca de cortesia. Las palabras salian de mis labios antes de ser procesadas por mi cerebro, lo que me habia costado más de un trabajo. Mi último cargo habia sido enseñando arte a niños de primaria, la falta de materiales y el abusivo uso de las aulas, me llevo a decirle unas cuantas verdades al director. Estuve sin empleo para el siguiente fin de semana.

Al parecer, por suerte para mi, la secundaria Western llevaba un seguimiento estricto de sus alumnos egresados. Lo que me llevaba a la respuesta de porque estaba allí. Cuando el director Jonhson fue informado sobre mi falta de talento para conservar un empleo, me ofreció un contrato de prueba de seis meses como profesor de artes. No era mi mejor opcion realmente, el lugar estaba lleno de bonitos retoños con padres forrados de dinero que podrian meterme en lios con solo chasquear sus dedos, pero no veia ningun otro camino. Además, trabajar en este lugar bañaria mi curriculum en oro para los demás centros de educación por lo que al salir no me faltarian ofertas de otros lugares.

La secundaria Western, además de ser uno de los edificios historicos más atractivos de Londres, tambien era de los más prestigiosos dentro del ambito educativo. De este lugar era de donde salian todos esos brillantes cerebritos que luego se internaban en laboratorios donde creaban curas para enfermedades seguramente nacidas de las mentes antes que ellos, artistas con altas probabilidades de ser el proximo Van Gogh, musicos que seguramente crearian melodias que competirian con las más finas simphonias, los idiotas pomposos con papis con tanto dinero como para pagar un lugar aquí dentro y gente como yo -aun sin calificación por causas obvias.

Acomodando la mochila con mis pertenecias sobre mi hombro, caminé por el pequeño camino pavimentado hacia las grandes puertas de roble del enorme edificio. Mi paso cansado y demasiado derrotado para mi edad me llevaron con lentitud hacia la entrada, el sonido de las rueditas de mi equipaje volviendome loco a cada metro que avanzaba. Dios sabia que no quería volver a ese lugar, mi vida habia sido una real tortura durante mis años de secundaria. Repitiendome una vez más los porques de mi decisión, levanté la mano y empuje la puerta, encontrandome cara a cara con un hombre robusto que actuaba de portero.

«Hablando de personas que se quedan en el pasado».

Rob, como el hombre se identifico, me informo que no podia vagar por los pasillos a mi voluntad por lo que me vi obligado a esperar al que sería mi guia, de pie en la puerta. No pasó mucho tiempo para que mi nombre resonara en los enormes y abovedados pasillos del instituto.

—¡Señor Malik!

Un pequeño rubio con aspecto de duende se apresuró hacia mi, tropezando con sus pies cada pocos pasos mientras me sonreia. Al parecer la torpeza no era un punto negativo dentro de las peticiones de ingreso a Western.

»—Siento haberlo hecho esperar. —se disculpó.

El fuerte acentó irlandes que se aferraba a sus palabras combinaba perfectamente con su palida piel decorada de pecas y sus pequeños ojos azules.

—Esta bien, no fue mucho tiempo de igual manera.

El chico volvió a sonreirme antes de tenderme la mano—. Mi nombre es Niall Horan y seré su guía por el día de hoy.

—Un gusto, Niall. —estreché su mano antes de hacer un gesto hacia el pasillo—. Supongo que tu diriges, entonces.

Siguiendo al pequeño rubio por el pasillo, observé con atención por algún cambio inmediato que se hubiera realizado en los ocho años en los que no habia visto el lugar. Más allá de algunos cuadros aquí y allá, nada habia cambiado. Todo parecia tan inmaculado como cuando asistia a clases dentro de aquellas perfectamente conservadas paredes. La alfombra de un bordo oscuro estaba tan pulcra como el último día que habia caminado por aquel pasillo, la misma noche de mi graduación con mis pertenencias en mi mano, dentro de una desgastada mochila. Casi podia revivir todas las veces que habia corrido, huyendo, dentro del laberinto de puertas intentando escapar de mis perseguidores.

Sacudiendo la cabeza, envie lejos los escalofrios que recorrieron mi cuerpo ante esos pensamientos y me concentré en lo que Niall estaba diciendo.

—Como ha podido ver las cosas no han cambiado mucho desde que usted asistió aquí, las aulas siguen estando en el ala Norte y los dormitorios en el Sur. —hizo señas con sus manos al mejor estilo de una azafata—. Su domitorio se encuentra en el edificio Oeste.

Esta vez señaló hacia un ventanal inmenso que daba una vista increible al frondoso jardin trasero del instituto. Un edificio de varios pisos, que antes no habia estado allí, se elevaba desde el otro lado de la gran extensión de cesped

»—Luego de tener varios problemas de encontronazos de profesores y alumnos, Mr Jonhson, decidio que lo mejor seria mantener separado el alumnado y los profesores. Esto tambien da más privacidad a ambas partes, supongo que fue un buen cambio.

El chico hablaba como un guía turistico, yo ya sabia todo lo que estaba diciendome -habia gastado bastante tiempo buscando información en mi computadora- pero no me atreví a detener el despliegue de conocimiento del rubio. Así que apreté mis labios y lo seguí hacia un conjunto de puertas al final del pasillo, escuchando atentamente sin hacer ningún comentario.

—Puede llegar a su dormitorio por el pasillo directo, que esta por allá —señaló hacia el otro conjunto de puertas antes de salir al exterior—. O puede hacerlo atravezando el jardin. Prefiero mostrarle este camino, además debo señarle que la escuela cuenta con un equipo de futbol y que el gimnasio y la cancha se encuentran por allá.

Podia ver lo que me señalaba pero mi atención no estaba centrada en ello. Algo más llamativo llamó mi atención primero, deteniendo mi avance para poder verlo mejor. Debajo del viejo y frondoso roble, que habia estado allí desde que la escuela se habia fundado, una desgarbada figura llamo mi atención. Podia ver muchisimos alumnos vagabundeando por allí pero ese chico llamaba la atención más que cualquier otro.

Pantalones de tubo negros, finas botas de cuero marrón desgastadas en la punta, chaqueta de traje negro largo sobre una camisa de lunares azules. El chico no parecia ser muy alto, seguramente no más alto que yo pero la fedora azul marino aplastando una, al parecer, muy rebelde mata de rizos chocolate le daba un aspecto un poco más grande. Una camara profesional colgaba de su cuello desde una correa negra, su mano derecha aferrada al aparato mientras miraba directamente hacia mi. No podía distinguir el color de sus ojos por culpa de la falta de luz, pero imaginé que eran de un color muy claro.

Pero todo eso junto, no era lo que habia llamado mi atención. Mis ojos se centraron en el colorido cubrebocas que tapaba la mitad de su rostro. Acostumbrado a verlos en su tipico tono blanco, ver la tela decorada con colores fluor llevó una sonrisa a mis labios.

—¿Señor Malik?

Niall rebotó a mi lado, observando de mi a donde mi vista estaba pegada. Arregle mi mochila sobre mi hombro, mirando en detalle como el chico quitaba su mirada de mi y llevaba la camara a su rostro enfocando algo lejos de nosotros.

—Llamamé Zayn, a menos que estemos dentro de un aula, Niall, por favor. —pedí sin mirarlo, mordiendome el labio mientras intentaba disernir porque el chico llamaba tanto mi atención. Rindiendome a mi curiosidad, miré a mi guía en busca de respuestas—. ¿Quien es él, Niall?

—¿Quien?

—El chico de la fedora y la camara, bajo el roble.

Niall miró en esa dirección, su ceño fruncido mientras buscaba antes de que el reconocimiento iluminara sus razgos—. Oh, él. —asintió—. Su nombre es Harry Styles, es uno de los chicos más talentosos en el area de arte. Su trabajo es realmente asombroso, según lo que he escuchado es material para el exito. —su mirada pareció perder un poco de luz cuando dijo las siguientes palabras:—. Lastima que su enfermedad lo limita tanto, él podria ser grandioso.

—¿Que es lo que le sucede?

—Afección pulmonar. —se encogió de hombros, negando tristemente con su cabeza—. No sé mucho de eso, solo lo que se dice entre alumnos —me miró—. Ahora que lo pienso, usted podria tenerlo como alumno en su clase así que debo advertirle.

—¿Advertirme de que? —fruncí el ceño.

—Como sabe, esta escuela nunca ha tenido reglas más alla de las que estan establecidas desde siempre.

Asentí, eso era lo que hacia de Western una de las secundarias más premiadas en cuanto al desarrollo social de sus alumnos

»—Pero desde hace varios años una regla nació, no sé a que se debe realmente y tampoco lo he investigado, pero todos nos hemos apegado a ella. —me miró seriamente—. Respetela y estará bien.

Eso llamó realmente mi atención por lo que pusé mi completa atención en el rubio—. ¿Y que regla es esa?

Nunca toques a Harry Styles.

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