Epílogo

"Al fin juntos, amor."

JiMin tenía una enorme sonrisa surcando su rostro.

No podía creer que JungKook hubiera ido a buscarlo hasta su boda, era algo que aún no podía superar.

Y no lo haría jamás.

Su cabello estaba desordenado por el viento, JungKook conducía tranquilamente mientras acariciaba las manos de JiMin. Ambos estaban en silencio, no hacían falta las palabras, estaban muy felices.

Recostó su cabeza en la espalda de JungKook, sintiendo lo cálido y cómodo que era el cuerpo contrario. Nunca imaginó que su padre le daría una sorpresa de esa magnitud, estaba enormemente agradecido con él. A pesar de que este no pudo pasar demasiado tiempo con su hijo, JiMin estaba agradecido, si no fuera por sus abuelos paternos y por él, nunca hubiera sabido lo que era ser buena persona.

Recordó a Ji Won, no entendía cómo es que una persona podía llegar a ser tan interesada y mala. JiMin estaba consciente de que Ji Won era una manipuladora extrema, pero en el momento en que dijo que le harían daño a JungKook lo supo, esa mujer era una psicópata enferma. Obligar a su hijo a casarse con alguien a quien no ama no lo hacía nadie, sólo ella.

TaeHyung era otra historia, el chico nunca fue amable con nadie, ni siquiera con JiMin, aunque eso no le importaba. JiMin conocía al mejor amigo de TaeHyung, Min YoonGi, siempre que ambos estaban solos YoonGi lo miraba con odio y desprecio. JiMin al principio no entendía por qué y decidió ignorarlo, pero cuando TaeHyung los presentó y dijo que eran pareja, pudo notar la tristeza regada en todo el semblante de YoonGi. Esperaba que TaeHyung reaccionara y diera una oportunidad al pálido de ser más que un compañero sexual y nada más, sabía que el chico era bueno y que merecía la pena.

El ambiente había cambiado, JiMin lo había sacado de la ciudad, la carretera estaba completamente vacía, todo estaba en silencio a excepción de la motocicleta en la que ambos se encontraban. JungKook bajó la velocidad poco a poco y detuvo la motocicleta a un lado del camino, JiMin bajó y él le siguió.

Se observaron mutuamente, en silencio, disfrutando de la compañía y la tranquilidad. JiMin se acercó a JungKook y lo abrazó sonriente.

Las palabras de Ji Won volvieron a su mente, "Mientras más te niegues, más peligro correrá el salvaje que te cuidaba".

—Estaba tan preocupado por ti, Kookie. — las lágrimas empezaban a salir de nuevo, JiMin nunca había estado tan asustado en su vida, que Ji Won amenazara la vida de JungKook lo había marcado demasiado.

— ¿Por qué, cariño? — su lado protector estaba al mando. Ver a JiMin llorar le partía el alma. JungKook no quería ver a JiMin llorar, quería ver la hermosa sonrisa del chico plasmada en su rostro. — ¿Puedes decirme todo lo que pasó desde que me echaron?

JiMin asintió y tomó aire, contó todo lo que había ocurrido. La pelea con TaeHyung, el encierro de cinco semanas en su habitación, la tristeza y la desesperación que sintió durante cada segundo sin JungKook.

—Minnie, cariño, mírame por favor. — Alzó el rostro del rubio y dejó un pequeño beso en sus temblorosos labios. — Yo también estaba igual o más preocupado que tú, no sabía que podría llegar a hacerte tu madre o el imbécil de TaeHyung mientras yo no estuviera allí. Lo que tu madre dijo era mentira, no me hicieron nada, no van a hacerme nada, yo estoy bien.

—L-lo siento, K-Kook, n-no puedo e-evitar llorar ahora. — JungKook asintió y cargó a JiMin igual a como lo había hecho el día en que lo encontró llorando fuera de su universidad.

—Está bien, bebé, te entiendo. — Colocó el rostro de JiMin en su cuello y acarició su espalda. — Llora todo lo que quieras, desahógate el tiempo que necesites, yo estaré siempre aquí para limpiar tus lágrimas y reemplazarlas con hermosas sonrisas, ¿de acuerdo?

JiMin sólo asintió y a través de sus lágrimas sacó todo lo malo que llevaba por dentro. Dolor, preocupación, miedo, angustia, odio y terror.

JungKook dejó que JiMin manchara su hombro con lágrimas, él también había dejado escapar unas cuantas, pero las había limpiado para no preocupar más al pequeño rubio.

En el momento en que fue echado de la mansión Pak, JungKook se desesperó demasiado, no podía dejar a JiMin allí adentro con la arpía de Ji Won, así que hizo lo que creyó más responsable, contarle todo al señor Park. JungKook no puede negar que estuvo asustado cuando le contó todo al señor Park, pero todo miedo desapareció en cuanto el hombre le confesó que sabía todo, y era verdad. Él se daba cuenta de las miradas entre su empleado y su hijo, nunca se negó a ello, él quería a JiMin feliz, por lo que ayudó a JungKook y planeó que lo buscara el día de su boda, porque sabía que ese era el único momento en que JiMin estaría libre.

JungKook no había parado de agradecerle, saber que no toda la familia de JiMin era mala le había confortado.

Cuando JiMin dejó de llorar y se relajó abrazó a JungKook con fuerza, disfrutando de las caricias en su cabello y espalda.

—Minnie, lo que te dije antes de irme de tu casa era cierto. —habló JungKook con seriedad.

—¿Qué cosa, Kook? —preguntó mientras aspiraba el varonil aroma del pazabache, relajándose más en el proceso.

—Dije que te amaba, JiMin, y no te mentí sobre ello, yo en verdad te amo. — JiMin se sonrojó ante lo dicho y asintió.

—Yo también te amo, Kook, lo hago más que a nada. — besó el cuello del azabache y volvió a abrazarlo con fuerza.

JungKook realmente estaba muy enamorado de Park JiMin, ¿cómo pudo llegar a ocurrir eso? JungKook no lo sabía, pero estaba consciente de que amar a ese chico era lo mejor del mundo. Sentía una felicidad innata, no habría nada que pudiera arrebatársela ahora.

—Me alegra que sientas lo mismo que yo, pequeño, porque no tenía planeado dejarte ir ni aunque tu madre se interpusiera en mi camino. —entrelazó sus dedos con los de JiMin y lo miró a los ojos. —Tú eres mío, JiMin, lo eres de todas las maneras existentes, y eso nadie va a cambiarlo.

JungKook era sincero en cada palabra, había tantas cosas más que tenía para decirle a JiMin, pero simplemente no encontraba la forma de decirlas, así que prefirió demostrarlo de una mejor manera.

Lo besó.

Sus labios calzaban a la perfección, el tibio toque de ambos los tranquilizaba mucho, se podían transmitir todo su amor con ese simple gesto. JungKook abrazó a JiMin y lo sintió bien, lo sintió tan íntimo y tan correcto. Se separó con levedad del rubio y dejó besos regados por todo su rostro, sacándole una enorme risa al chico.

—Ya, Kook, me haces sentir como a un bebé. — el sonrojo en su rostro era notable. JiMin había dicho aquello únicamente por vergüenza, pero en el fondo sabía que le encantaba ser mimado por JungKook.

—No me importa, tú eres un bebé, eres mi bebé y voy a consentirte todos los días, te daré muchos abrazos y besitos en toda tu hermosa cara. ¿No te gustaría que te mimara todo el tiempo? —JiMin le pegó con suavidad y escondió su rostro en el cuello del azabache.

JungKook sonrió al escuchar el pequeño murmullo de JiMin. — ¿Qué dijiste, cariño? No te escuché bien.

—Dije que si me gustaría que me mimaras mucho. —habló un poco más alto. Besó el cuello de Kook y lo miró al rostro con seriedad. —Pero sólo vas a ser cariñoso y lindo conmigo, no permito que lo seas con nadie más.

JungKook lo miró y acarició su rostro con cuidado, memorizando las facciones de JiMin.

—Creo que tengo a un pequeño celoso entre mis brazos justo ahora, y estoy seguro de que me encanta.

—Tonto.

—Pero sólo tuyo, cariño, de nadie más. —tomó la cintura de JiMin y volvió a besarlo.

Así estuvieron un rato, besándose y diciéndose lo mucho que se amaban. JiMin agradeció haber conocido a JungKook, si aquello no fuese ocurrido, ahora no sería Park JiMin, sería conocido como Kim JiMin, el esposo de Kim TaeHyung.

—Minnie, cariño, ¿eres feliz? — preguntó JungKook mientras besaba la mejilla del rubio.

JiMin lo miró a los ojos y respondió sin dudar en ningún momento. —Claro que lo soy, Kook, soy más feliz ahora que estoy contigo. Porque mi felicidad está en ti.

🍒

Solo nos faltan dos extras y... ¡YA ACABAMOS!

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