III: The Swamp

KiHyun esperaba la noche, como era costumbre para él desde que los encuentros con HyunWoo se volvieron recurrentes. Sus padres no estaban en casa debido a una reunión, el que se podía designar como líder del pueblo, gracias a su riqueza y poder, los había llamado a todos para discutir lo que él designaba como un «asunto de vital importancia»

Pero él se había quedado en casa, no le gustaban esas reuniones aburridas, siempre hablaban sobre el aumento de impuesto, nuevos puestos vacantes, algún ladrón que deberían enjuiciar o si había alguna dificultad con la importación y/o exportación del poblado. Como le consideraban un joven centrado y responsable, le permitieron quedarse en casa no sin antes recordarle que mantuviera su buen comportamiento en lo que ellos se ausentaban para acudir a la llamada.

Debido a esto, KiHyun no debía actuar con extremo sigilo, al menos no para irse. Estaba sentado en el patio de la cabaña, luego de haber cerrado la puerta trasera con llave. Su espalda apoyada contra la madera apilada destinada a las chimeneas, pelaba y comía una mandarina mientras esperaba que el sol desapareciera del firmamento, no quería verlo más, no mientras HyunWoo se refugiase en la oscuridad y bajo la tenue luz de la luna.

Se quedaba dormido por la espera, hecho un ovillo en el corto césped. Se sentía un poco cansado, lo atribuyó al viaje de entrega pero se dijo a sí mismo que no debía dormirse porque vería a HyunWoo esa noche. Se dio pequeños golpes en las mejillas con la esperanza de mantenerse despierto un rato más. El cielo estaba oscuro, las estrellas brillaban ¿es que HyunWoo lo había olvidado? No, imposible. Quizá algo le había sucedido, tuvo algo que hacer y por eso no pudo asistir. Era una teoría mucho más verosímil. KiHyun no tenía una educación muy diestra pero sí podía saber que por la forma en la que HyunWoo lo miraba; no se olvidaría de él. Aún no sabría definir si se trataba de un hecho positivo o negativo.

Escuchó los lobos aullar en la lejanía mientras él miraba la oscuridad del bosque con anhelo. Sus pupilas dilatadas, brillantes, esperando por ver a HyunWoo. Acercó las rodillas a su cuerpo, abrazándose, apoyó la barbilla en las mismas y reanudó su espera, ésta vez tarareando una canción de cuna que su madre le cantaba hacia muchos años atrás.

Justo cuando empezaba a perder la esperanza, sintió algo que voló muy rápido por su lado. Se levantó de su lugar, con una amplia curva, mirando entre los arbustos que crecían cercanos de su vivienda. Había pasado tan rápido que no podía saber si se trataba de HyunWoo, de un murciélago común y corriente o de algún pichón desorientado en sus primeros intentos de vuelo.

-¿HyunWoo? -murmuró acercándose. A menos de un metro del arbusto se detuvo, se arrodilló mirando atentamente la vegetación, esperando algún indicio.

Lentamente, un murciélago salió del arbusto con pasos lentos y cuidadosos, podía haberse confundido con otro de su especie totalmente corriente pero KiHyun pudo ver la profundidad, la inteligencia en sus pequeños ojos. El animal miró a los lados, buscando alguna señal de amenaza pero no fue así. Desplegó las alas y se perdió nuevamente en la oscuridad del bosque, donde KiHyun lo vio desaparecer entre los árboles.

Lleno de gozo, se levantó, limpió la tierra de sus piernas y tomó la lámpara de aceite antes de desaparecer en la oscuridad del bosque. No debía ser tan cuidadoso como en otras ocasiones, esa noche podía darse por sentado que nadie lo vería irse. Anduvo con pasos cuidadosos, para no caer con las raíces, pisar fruta podrida o algún animal peligroso. Cada vez se perdía más en la espesura del bosque, ya no veía su pueblo si miraba hacia atrás, no importaba a dónde mirase, solo podía ver una amplia cortina de oscuridad que solo se rompía por el brillo de la luna y el resplandor amarillento de las llamas de su lámpara de aceite. La brisa fresca le secaba el sudor en la frente, provocando un estremecimiento por la sensación.

Se detuvo, mirando hacia los lados. Por un momento temió haberse perdido, el terror lo invadió por un segundo pero al levantar la lámpara pudo divisar la figura de HyunWoo sentado en la alta rama de siempre, mirándolo en silencio. Entonces KiHyun se acercó manteniendo la lámpara en alto para poder verle al rostro.

-¿Por qué tardaste tanto? -preguntó el humano desde su posición, dejando salir un corto suspiro.

-Veía y oía muy pocas personas cerca, es irregular. Creí que había algo fuera de lo común. -confesó, cruzándose de brazos con uno de los hombros apoyado en el gran tronco.

-Oh, sí. Los mandaron a llamar a la plaza principal, dicen que es algo muy importante. -se encogió de hombros, el asunto no le importaba, inclinándose para dejar la lámpara en el suelo pues su brazo se había cansado de mantenerla en alto.

-Solo les dirán mentiras. -dijo con desdén, KiHyun pudo captar el disgusto en su voz-. No debes creer lo que van a decirte de mí, KiHyun. Esas personas que llegaron, usarán el miedo de los humanos a todo lo diferente para ponerse en la cima del poder pero no les importan verdaderamente, harán cosas terribles. Hazme caso, mantente alejado o también te harán daño a ti.

-¿Hablas del hombre que habla de Jesús y Cristo? -cuestionó el más pequeño, sin molestarse en ocultar su intriga pero casi se arrepintió de la pregunta por la mirada que le dio HyunWoo.

-Jesucristo, es uno solo. Y sí. -respondió, llevando la mirada hacia adelante- No sé si realmente existió, no llevo tanto tiempo vivo pero si algo puedo asegurar es que esas personas no usan las escrituras para el bien. Obran mal, hacen daño pero se respaldan con el temor a lo desconocido.

Lo cierto es que KiHyun entendía poco, casi nada. No conocía el tema de lo que HyunWoo hablaba pero si antes le había parecido loco el hombre que hablaba de «Jesús y Cristo» ahora le parecía un demente cruel, sin saber realmente por qué. HyunWoo se movió con rapidez, pronto lo tuvo frente a él sujetándole de los hombros, acercando su pálido rostro al suyo.

-No puedes contarle a nadie de mí, ni debes escuchar sus palabras ¿entiendes? No soy lo que ellos creen, no soy así. -HyunWoo lo tomaba con fuerza casi dolorosa de los hombros, KiHyun lo miraba perplejo pero asintió repetidas veces.

HyunWoo respiró hondo, liberándolo de su agarre. Lo miró en silencio por cortos segundos, seguidamente lo tomó de la cintura uniendo sus anatomías en un abrazo. El vampiro podía sentir la calidez que manaba del cuerpo ajeno, oía su respiración como la más sublime de las melodías; pero el humano percibía algo completamente diferente porque HyunWoo era frío como un cadáver apenas sentía algo de calidez, muy ocasionalmente. Era suave, pero duro a la misma vez, si pegaba la oreja a su pecho no había nada que escuchar pero el dulce aroma que despedía terminaba por embriagarlo, podría pasar días sintiéndose calmado por su aroma.

-Ven.

El mayor finalmente rompió el silencio en el que solo se escuchaban los sonidos del bosque en su vida nocturna. Tomó la mano de KiHyun estrelazándola con la suya, luego comenzó a caminar. Dejaron atrás la luz de la lámpara por lo que KiHyun se apegó más al cuerpo del mayor, evitando caer o golpearse el rostro con alguna rama baja. Caminar a ciegas le hacía sentir ansioso a pesar de que con HyunWoo cuidándolo, nada podría pasarle.

-¿A dónde estamos yendo? -preguntó tras lo que parecieron horas de caminata pero HyunWoo no respondió a su pregunta.

-Tranquilo, te regresaré a casa antes de que tus padres vuelvan. -fue la única respuesta que conoció.

Todo lo que vio fue oscuridad, lo que escuchó fueron cigarras, sapos y búhos. Los lobos estaban quietos. «Cazan» pensó KiHyun mientras caminaba. Hasta que el bosque pareció terminarse, al menos por varios metros dándole paso a una ciénaga pantanosa.

-No se me permite acercarme a estos lugares. -comentó KiHyun, parpadeando repetidamente e intentando que su visión se ajustara para poder ver un poco mejor a pesar de la oscuridad. La luz de la luna llegaba poco, pero él quería ver más.

-¿Por qué?

-Dicen que es peligroso.

-Hay que aprender de los consejos ajenos. -comentó HyunWoo, soltando el agarre, colocándose detrás de KiHyun y poniendo sus manos en los hombros ajenos-. Pero no se puede vivir a través de las vivencias ajenas.

-¿A qué te refieres con eso? -cuestionó el humano.

-Si alguien te dice que un lugar es peligroso ¿evitarás ése lugar por toda tu vida? ¿sin saber por qué es peligroso? -las manos de HyunWoo subieron hacia su cuello y con los pulgares acarició su nuca-. Debes tomar precauciones, sí. Pero jamás dejar que las experiencias de otros definan las tuyas. Hay hombres que mueren al tragar su comida ¿eso quiere decir que dejarás de comer y morir de inanición? No, debes masticar mejor para no atragantarte.

KiHyun tragó saliva, respirando hondo sintiendo como las manos de HyunWoo le acariciaban el mentón y las mejillas. Sus caricias se sentían bien, pero le erizaban la piel. HyunWoo lo empujó, un leve toque para hacerlo avanzar hasta que sus pies sintieron la tierra húmeda del pantano.

-Si vives solo lo que otro quiere que vivas; entonces no estás vivo realmente. Serás solo un pequeño títere en una obra que no comprendes.

-Pero solo quieren cuidarme. -murmuró, llevando ambas manos hacia las de HyunWoo, de repente, sentía algo de miedo y la respiración helada.

-El que te cuida, limpiará tus heridas. El que te limita, evitará que te lastimes.

-No quiero lastimarme. -susurró, moviendo los dedos de los pies, con el húmedo y frío barro entre sus dedos.

-No sabrás de la felicidad hasta que hayas probado la tristeza. No valorarás la riqueza sin que la pobreza te haya amargado. No sabrás lo que es vivir hasta que tomes tus propias decisiones incluso si eliges mal, porque no se aprende sin errores, a veces el dolor es tu mejor maestro. Debes levantarte, y seguir intentando. Si eso es mucho para ti, nunca vivirás, solo sobrevivirás hasta que la muerte venga por ti y lamentarás no haber hecho lo que tú querías.

Las manos de HyunWoo se deslizaron más arriba tapándole los ojos. KiHyun apretó el agarre en las muñecas del vampiro, hundiéndole las uñas en la piel pero no podría romperla.

-Cálmate y escucha. -le susurró el vampiro.

El humano se relamió los labios, llenos de ansiedad. El corazón le latía con rapidez, se le quería salir del pecho y alejarse de allí; del temor, de la incertidumbre. ¿Es que HyunWoo le haría daño? No, jamás haría eso. Empezó a calmarse, su respiración se tranquilizó también el acelerado latir de su corazón.

El silencio era total, solo podía escuchar su propio ritmo cardíaco. De no ser porque HyunWoo le sostenía, habría pensado que lo abandonó. Fue entonces cuando escuchó; pequeños murmullos, palabras que no entendía, voces agudas, algunas risas y carcajadas.

-¿Qué son? -cuestionó, lleno de intriga, las ganas de ver le carcomían.

HyunWoo fue retirando sus manos paulatinamente, dejándole caricias en el rostro con la yema de los dedos. Cuando pudo ver, vio pequeñas figuras humanoides que resplandecían como luciérnagas, llenando de vida la ciénaga. Tenían pequeñas alas tornasoladas que brillaban, iban de aquí por allá. En conjunto, en pareja, en grupos, otras solitarias. Reían, jugaban, hablaban en un idioma que no podía entender con voces agudas. Las aguas oscuras de la ciénaga se veían hermosas, reflejaban los colores de aquellas criaturas.

-Hadas... -murmuró para sí mismo, embelesado por la belleza del espectáculo.

-¿Lo ves? Debes tener mucho cuidado y ser cauteloso, pero no debes repudiar algo porque otro te diga que es malo. Vive como tú quieras vivir.

KiHyun se giró para encararlo, lo miró al rostro por varios segundos luego lo abrazó apoyando la barbilla en el pecho del mayor.

-Ya lo hago, de otra manera no estaría aquí contigo.

-Casualmente, me sucede lo mismo.

KiHyun estuvo a punto de cuestionar sus palabras pero antes de poder hacerlo, HyunWoo colocó el índice sobre sus labios mientras negaba con la cabeza.

-Alguna vez te contaré. -prometió, y KiHyun solo asintió.

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