Epilogue
Habría podido asegurar que ese pueblo sobreviviría a muchas décadas, creí que viviría para algún día convertirse en una gran ciudad rica en recursos pero; ya no quedaba nada más que cimientos débiles, cenizas, cadáveres chamuscados cuyas entrañas serían consumidas por aves carroñeras y lobos hambrientos.
Se escucharon gritos y alaridos durante horas, el llanto y lágrimas amargas fueron una parte vital en la macabra sinfonía. Algunos consiguieron escapar de las abrasadoras llamas, unos más heridos que otros, pero me arriesgaría a decir con altas posibilidades de acertar, que en su mayoría morirían internados en el bosque por diversa cantidad de razones; inanición, cansancio, lobos, infecciones y... vampiros.
Por suerte, HoSeok y HyungWon se empeñaron en controlar el fuego para que no destruyese el bosque y las vidas que habitaban en el, pero me atrevería a decir que disfrutaron la agonía de los humanos del poblado. En algún punto fueron buenas personas, ya no lo serían jamás con la llegada de quiénes los manipularían para lograr sus fines, se convertirían en poco más que abejas obreras por una causa común que desconocían, que no entendían, ni buscarían comprender debido al miedo que les infundirían.
¿Qué sentido tiene la vida si vivirás siguiendo una línea que otro ha trazado para ti?
Si pensamos en las distintas vejaciones que sufrirían para forzarlos a abandonar las creencias arraigadas desde hacia siglos... ¿hicimos mal en otorgarles el don de la muerte este amanecer? Podría pasar hasta por misericordioso.
Los odié a todos, como nunca en mi vida odié a ningún ser vivo, ni siquiera a los padres que me abandonaron a la corriente de un río turbio. Me quitaron lo que más amaba, lo único que los años longevos me habían dejado: a mi hermano.
También odié a KiHyun, sí, lo odié más a él que a todos los demás. Creía que mi hermano no se merecía morir de una forma tan lamentable, en un lento descenso al polvo por el amor que profesaba a un ser mortal y vulgar pero... Era yo el que no lo comprendía. Incluso llegué a pensar que su sacrificio se trataba de un intercambio para dejar vivir al humano el resto de los cortos años que su raza le permitiría.
Pero fue mi error, me equivoqué tanto en eso como en odiar a KiHyun.
HyunWoo no se sacrificó para salvarle la vida, lo hizo porque no podía ser él quien le arrebatara su último aliento ni la razón para ello. Tanto lo amaba que su alma jamás trascendería si ése dolor la oscurecía. Él moriría de todas formas de no haberlo hecho esa noche ¿En una semana? ¿Un mes después? No podría asegurarlo pero sus días estaban contados.
Por otro lado, KiHyun le regresaba la misma cantidad de amor desinteresado que le fue entregada, no tengo claro por qué razón se enamoraron en una clara violación a la naturaleza depredador-presa, pero ha sido una de las más hermosas historias que he vivido y que se quedaran conmigo hasta que mi hora de morir me la arrebate.
Cuando encontré a KiHyun colgado del cuello de ese árbol creí que había sido un cobarde, que no pudo vivir con la pena de indirectamente ser la causa que llevó a HyunWoo a las fauces de la muerte pero pronto comprendí la realidad de las cosas: ellos no podían estar el uno sin el otro, entregaron sin dudar sus cuerpos terrenales para permanecer entrelazados en un plano superior, tan puro como el propio amor que se entregaron.
Entendí que había estado mal en anhelar que la vida de mi hermano fuese eterna aún cuando él pensaba que la inmortalidad no hacía de una vida perfecta ni mucho menos, él siempre quiso más, quería experimentar todo lo que se le negó cuando era un humano, incluso la muerte como un proceso natural en el ciclo de todo ser vivo. Creo que HyunWoo estaba aburrido de vivir, cansado de su índole y KiHyun le dio un motivo para morir en paz tras vivir plenamente por más efímero que fuese.
Enterré ambos cuerpos en un valle lleno de flores; de margaritas. La inocencia y la pureza que las caracterizaba me pareció apropiado para los sentimientos que en vida se entregaron, no solo habían mejorado sus vidas mutuamente sino que también me hicieron ver más allá, ampliaron mi visión y entendí que la muerte no significaba un fin. Me permitieron entender lo que ellos descubrieron sin intención.
Porque yo, le tenía miedo a la muerte pero... ¿si un par de almas tan puras como KiHyun y HyunWoo buscaron la liberación y plenitud en ella, podría ser tan mala? Ellos eran demasiado buenos para este mundo, necesitaban ir más allá, donde nadie jamás les causaría dolor.
HyungWon, HoSeok y yo decidimos abandonar el lugar donde vivíamos para un proceso personal de sanación, a pesar de que todos ya comprendíamos que lo sucedido fue inevitable, se nos hacía duro vivir con la sombra de la presencia de HyunWoo y al ya no haber pueblo ni comercio, nuestra dieta se veía comprometida.
No fuimos tan lejos, pues nos hallábamos cómodos en éstas zonas frías con habitantes tranquilos y pacíficos, pero sí lo suficiente para que se volviera un nuevo comienzo. Pasamos cerca de un siglo en la lejanía de nuestro verdadero hogar, volvimos cuando nos hicieron saber que cerca de allí se había asentado una nueva comunidad y teníamos curiosidad de lo que sucedió con el pueblo calcinado ¿Qué habría pasado con todas las memorias plasmadas en las ruinas?
Descubrimos que nuestro castillo era visto como un lugar fantasmagórico, fue casi una ofensa a nuestro amado lugar pero también me causó gracia. Según decían, aparecían espectros en las ventanas y el lugar estaba maldito, solo pocos incautos se acercaron; con nuestra llegada, las historias tomaron un poco de veracidad. Sobretodo por HyungWon quién disfrutaba de asustar a los pueblerinos de vez en cuando.
El pueblo quemado fue designado como ruinas malditas, nadie sabía lo que sucedió realmente pero se crearon diversidad de mitos, algunos con más sentido que otros pero coincidían en que fue un joven consumido por la tragedia quien inició el fuego, eso nos dejó pensando que sí hubo quien sobrevivió para contar la historia. Fuera como fuese, se le consideró un lugar funesto y lóbrego, algunos relataban haber escuchado gritos y llanto al amanecer.
Existía otra historia que jamás habría imaginado; les llamaban «Amantes en la oscuridad», no muy lejos de allí, en un claro lleno de margaritas podían escucharse risas y voces pero siempre al ocaso o tras este. Podrías ver siluetas si ibas con cuidado y no te acercabas demasiado. Hubo quienes aseguraron oír una de las voces cantar, un sonido hermoso que generaba sentimientos encontrados a todo aquél que escuchara.
Cuando supe sobre eso, algo se removió dentro de mí y tenía que comprobarlo, tenía que verlo... Así pasó. Me acerqué al mismo lugar donde los enterré mientras el incendio aún iluminaba el cielo oscuro de incipiente amanecer: allí estaban, sentados entre las flores mientras se sujetaban las manos.
Las cosas tuvieron más sentido entonces, todo el dolor que vivieron parecía tan lejano y solo una piedra en el camino de lo que se volvió la representación del amor incondicional, solo bastaba mirarlos para darse cuenta de ello. Después de todo, sí lo habían logrado y jamás los vi tan felices; enfrentaron la tragedia, el martirio hasta convertirse en mucho más de lo que alguna vez creyeron posible. Soltaron todo lo que alguna vez les hizo daño, para solo conservar aquello que les hacía felices.
La naturaleza de mi especie me permitía verlos pero carecía de la habilidad para escuchar todo lo que decían, pues yo no tenía el nivel espiritual suficiente, no era ni de cerca lo que ellos habían logrado ser, pero era suficiente para saber que alcanzaron la felicidad, que estaban juntos a pesar del infierno por el que pasaron en vida.
Creo que al final todo valió la pena para ellos, se hallaban en un plano donde nada podría hacerles daño, uno ideal para el más puro amor que se entregaban. No podría ser mancillado o lastimado, ya era más grande que la vida misma. Había sido demasiado para la mortalidad, muy puro para un mundo tan banal. Estaban donde merecían estar, amándose para la eternidad.
La razón para plasmar esta historia en hojas de pergamino se debe a que un día le prometí a mi hermano que escribiría su historia, cuando aún le reprochaba su conducta al creer que todo su amor era un nefasto error que lo conduciría a la desgracia y sufrimiento.
Así mismo, creí que debería prevalecer, anteponerse al tiempo mismo para dar a conocer que el amor verdadero existe por más difícil, doloroso o escondido que esté. Existen las almas gemelas, hay que buscarlas, esperar con una fuente inagotable de paciencia y recibirlas con todo el amor que se puede dar, el que es incluso más grande que uno mismo, teniendo en cuenta que la perfección es ambigua y para cada cual es distinta.
La muerte no tiene que ser un final, hay algo terrorífico y maravilloso en su sola existencia: lo desconocido. No saber qué se halla del otro lado como tampoco sabemos qué pasará mañana. El misterio es lo que le da sentido a la vida, también a la muerte y ambas se complementan entre sí. La muerte es inevitable pero no por eso debe ser temida, puede verse como un nuevo comienzo, liberación, una extensa gama de posibilidades y que solo entenderemos cuando venga el momento inevitable donde nos consuma la oscuridad... ¿y abrir los ojos en un mundo mejor sin dolor, sin sufrimiento, sin penas?
Le tememos a lo que nosotros mismos elegimos temer y lo superamos cuando decidimos enfrentarlo, somos nosotros quiénes nos limitamos y quienes nos damos fuerza así sea con una motivación extra. Debemos aprender a tener fuerza, valor y voluntad en nosotros mismos, entonces nada podrá detenernos, ni las inhibiciones que otros intentan imponernos porque al final; somos nosotros mismos quiénes decidimos si dejarnos llevar por opiniones ajenas o seguir nuestros ideales y esperanzas, por más arduo que resulte en ciertos casos.
Quizá ésta historia jamás será leída, o que quiénes la lean piensen que ha sido una pérdida de tiempo, un engendro dentro de su propio género. E incluso que otros la amen, la aclamen y naveguen en ella como yo emprendí a lo desconocido al escribir estas páginas, sin saber como será recibida, sin siquiera tener la certeza de que será leída.
Espero que quiénes llegaron de aquí, hayan disfrutado de la ésta historia de amor; uno más grande de lo que soñó que podía ser, donde los amantes siguieron sus deseos y alcanzaron la plenitud.
No ha sido el viaje más fácil o el más grato hacia la felicidad pero, éste camino pocas veces se recorre sin dificultades, pues entre más difícil sea; más gratificante será una vez alcanzado el objetivo. Ya que jamás disfrutaremos la máxima expresión de la alegría si no hemos probado la tristeza, solo tras el trago amargo de la vida podremos embriagarnos con lo más dulce que tiene para ofrecer, de otro modo, sería insípido y sin demasiado sentido.
Todos deberíamos seguir nuestros anhelos y si por algún motivo no llegan a realizarse; viviremos con la certeza de que dimos lo mejor de nosotros para lograrlo, en lugar de consumirnos bajo el remordimiento de lo que pudo haber sido si hubiéramos sido más valientes porque, ¡hey! Fracasar en algo le abre la puerta a probar algo distinto, infinitas posibilidades donde podremos ser grandes si tenemos la fuerza para seguir adelante y abrir distintas puertas porque... ¿qué sería del mundo si todos fuésemos buenos en la misma cosa? carecería de emoción alguna.
Unos nos tardamos más que otros y eso está bien; la vida no es una carrera. Tarde o temprano hallaremos nuestro lugar ideal en el mundo, todos igual de importantes aunque la sociedad nos quiera hacer pensar que unos son más relevantes que otros.
La oscuridad nos ciega pero también enseña, ya que jamás verás los colores con tanta vida como después de haberte sumergido en las tinieblas; tal y como descubrieron HyunWoo y KiHyun.
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