14
Danna
—Entonces... —Ricardo estacionó su auto . —¿Te dan miedo los fantasmas? —me miró en la oscuridad.
—Los fantasmas no existen. —dije riendome.
—Pero, ¿Estas completamente segura? ¿De verdad no tienes ni una sola duda?
—Sabes que soy muy escéptica.
—¿Tragiste las lámparas? —preguntó buscando en la parte trasera. Las había puesto en mis pies, le dí una y yo me quedé con otra.
—Pero espero tener suerte hoy —hice un sonidito de emoción que lo hizo reír.
Salimos de su carro.
—Espera. —dije corriendo a su lado. —¿De verdad me preguntaste si le tenía miedo a los fantasmas en el mero estacionamiento? —soltó una carcajada. —¿Qué hubieras hecho si te hubiera dicho que sí? —le sonreí.
—Pues obviamente le cancelo a Quiroz y nos vamos a donde tu quieras mi amor —me agarró por la cintura y me dió un beso en el cachete.
—Ay ajá. —seguimos caminando hasta llegar a la bolita donde estaba Iván, Solín, Quiroz y Gerry, además de unos hombres que no conocía.
—¿Qué onda manix? —dijo Quiroz acercandose a Ricardo para darle un abrazo. —Hola ¿Cómo estás? —me dió un beso en la mejilla. Su calor corporal me dió un escalofrío, en verdad hacía frío.
—¿A quien más invitaron? - preguntó Ricardo saludando a sus otros colegas.
—No más nosotros —dijo Solín para soltar una carcajada.
—Los únicos pendejos que nos animamos —. Iván hizo reír a todos con su comentario. —pero tú no eh —se dirigió a mi.
—Vine por compromiso. —bromee.
—Ay pues ya hay que empezar porque me está dando mucho frío —exclamó Quiroz metiendo sus manos en las bolsas de su chamarra negra de cuero.
—Ándale pues, sobres Gerry tú nos dices.
—Ok... Listo. —dijo Gerry.
—¿Qué tranza muchachos como están? Yo estoy muy nervioso, muy temeroso porque ya estamos en el lugar donde vamos a hacer la expedición fantasmal pero no lo voy a hacer solo porque yo soy un puto de primera entonces necesito otros dos. —todos nos reímos. —Y no podía hacer esto sin mis compañeros de Se Me Subió El Muerto: Solín y Quiroz —dieron un paso acercandose a Iván.
—Con nuestras chamarras de Carlos Trejo —dijo Solín. Y era cierto, todos traían chamarras de cuero negro, incluido Ricardo.
—Si, para que nos pasen cosas o si no darnos en la madre con Alfredo Adame. —Ricardo soltó una carcajada.
—Y si no Gerry va a sacudir mucho la cámara y va a decir "Que miedo, que miedo".
—Esa risa que escucharon es de Ricardo Pérez —caminó para estar a cuadro y me jaló de la mano para que yo también saliera. Abrazó a Iván del cuello. —que también nos está acompañando para que no nos espanten las espiritus viejitas. —. Eso me hizo soltar una carjada junto a Ricardo.
—Bueno, y pues estamos en el lugar de comedia más famoso de México me atrevo a decir, en la Condesa en Nuevo León 139 que nos estaban contando los chavos que esto antes era una cantina en un piso mataron a una mujer embarazada y dicen que en las noches pena su alma y pues vamos a entrar ya. —caminamos en bola hacia la entrada del 139, ya era familiar para mi.
—Pues este es el 139, el lugar donde damos nuestros show y donde casi todos comenzamos. —seguimos caminando en dirección a los baños, que estaban a un lado del escenario. —Y aquí es uno de los lugares que está pesado el ambiente y dicen que en las noches ahí —Iván señaló una esquina —es donde se aparece una persona de cabellera larga.
—Y es Carlos Ballarta —dijo Solín entre risas. —Aquí vive.
—Viene a tallerear sus chistes —dijo Ricardo alzando un poco la voz para que todos lo escucharan. Todos nos reímos.
—Bueno y...
—No mames se prendió la luz de los baños —Alex casi gritaba diciendo aquello. —Ahhh la verga.
Honestamente yo no había alcanzado a ver nada porque estaba dandole la espalda a los baños.
Todos veíamos directamente ese foco prendido. Y se apagó.
—Es muy raro porque esos focos son de sensor, no deberían de estarse prendiendo —expuso uno de los chicos que conocían la historia "paranormal" del lugar.
—Claro. Y la razón es obviamente que hay fantasmas y no que están fallando esos focos —le susurré a Ricardo y él en reacción soltó una pequeña risa y se tranquilizó un poco.
Al final de los baños había una puerta que daba a un cuarto que tenía una bodega, entramos y Quiroz se paró adentro de la misma, habían sillas plegables, paquetes de clamato y cartones de cerveza.
—Bueno pues este también es un lugar importante por que aquí es donde se murió una de las mujeres... —Alex hizo un gesto de susto y se salió de la bodega.
—Sí, ese soy yo.
—¿Qué se siente? —preguntó Ricardo.
—Pues nada. —Alex volvió a entrar. —Pasale —invitó a Ricardo. Me miró antes de decir algo, sabía que no quería o al menos no quería ir solo.
—¡Si! Vamos —lo agarré de la mano y entramos. Efectivamente no se sentía nada, supongo que sólo era el morbo de la situación.
Nos salimos de ahí y entramos a la cocina, había un par de hornos, un mueble donde gurdaban los cubiertos y sobre éste estaba una secuencia de ollas muy grandes acomodadas sobre la pared y un refrigerador. No estaba encendida la luz, así que solo veía lo que mi lampara y la de Ricardo aluzaba.
—Y dicen que cuando están lavando cosas afuera aquí se escucha como mueven las ollas —relataba Solín agregando efectos de sonido. Y de verdad no pude evitar soltar una carajada.
—Perdón —me disculpé al ver que atreaje la atención de todos.
—Nos van a matar por tu culpa —susurró Ricardo para mi y yo seguí evitando reírme.
Subimos al segundo piso
—Éste es el camerino principal —explicó Iván. —Y nos contó un comediante que estaba solo en el camerino y fue al baño para cagar pero la puerta estaba cerrada —se acercó a la puerta del baño para recrear la escena —y tocaba y preguntaba "¿Está ocupado?" pero nadie contestaba y nos contó que la puerta se abrió, o sea, se aventó sola.
—No mames —dijo Alex.
—¿Cómo explicas eso? —me dijo Ricardo al oído.
—Callate —respondí al haberme quedado sin respuesta.
Llegamos al escenario del 139, yo me acerqué a las ventanas, se podía ver parte de la ciudad gracias a los muchos focos de las calles, respiraba aire frío porque la ventana que estaba enseguida estaba rota. Escuchaba la explicación de Iván de fondo, a Solín y a Alex ríendo, además de algunas aportaciones de Ricardo.
Me giré para regresar y al ir acercándome vi la sombra de un hombre que parecía tener un sombrero y un abrigo y me estaba mirando; estaba a la derecha del grupo, donde las luces casi no llegaban, mi cuerpo se paralizó un momento, sentí que sudaba fría, con la miraba busqué a Ricardo pero al volver a donde estaba el hombre ya no había nadie.
«¿Fue real?» me pregunté, porque, a decir verdad se sintió muy real. Decidí no decirles nada, al recordar un dato que había visto en Tiktok sobre que alucinamos más de lo que creemos.
Subimos al tercer piso del lugar y entramos a un cuarto sin puerta.
Alex, Solín e Iván iban por delante de nosotros y de Gerry. Esquivando sillas volteadas y fierros enpolvados hasta llegar a un lugar donde estaba más desocupados.
—Se siente pesado el ambiente aquí ¿no? —dijo Ricardo para todos.
—Si —coincidió Iván. —Creo que también mataron a alguien a...
—La ventana está abierta —interrumpí y todos se rieron.
—¡No mames! —. Solín se agachó tras decir aquello y abrió el féretro negro que estaba en el piso. —¿Por qué hay un pinche ataúd aquí güei? —rio.
—Raulito lo usó para su Roast —Ricardo se acercó a verificar que sí haya sido ese el ataúd del que estaba hablando.
—Aquí vive el cuidador, aquí en esta puerta —platicó Iván saliendo del cuarto y señalando una puerta que estaba cerrada. —Obviamente no lo vamos a molestar pero nos dijo que en varias partes de este piso se aparece un hombre oscuro como yo.
—Afrodescendiente —dijo Solín haciendonos reír.
—Con un sombrero y un abrigo. —cuando lo describió sentí el calor de un suspiro justo atrás de mi hombro, no quería voltear, yo estaba al final de la capa de gente que estaba haciendo un círculo atrás de Gerry, mi corazón se aceleraba y mis manos sudaban, quería gritar pero el mismo miedo me detenía. Hasta que sentí el tacto caliente de la mano de Ricardo en su mano, le abracé su brazo.
...
—¿Estás decepcionada de que no viste lo que esperabas? —preguntó Ricardo abrazandome. Ya habíamos llegado a la casa y haciendole honor a la fecha vimos una película de terror en Netflix.
—No diría que estoy decepcionada, sentí bastante miedo cuando Iván describió a la misma persona que yo había visto pero...
—Pero...
—Creo que simplemente estaba muy sugestionada, con el ambiente y el nervio grupal. —sonrió y cuando apenas iba a decir algo escuchamos el sonido de unos pasos y una de las puertas de abajo cerrandose con fuerza. Ambos miramos hacia las escaleras por unos segundos y las luces de las mismas parpadearon.
—¿Hay alguien? —. Le susurré.
—Si, tu experiencia paranormal. —dijo casi en un reclmo.
—Eso no fue nada. —dije tranquila. —Seguro es Paco.
—¡Paco! —gritó Ricardo y saltó al sillón desde el balcón.
De pronto la televisión de apagó, asustando a ambos.
—No pienso dormir abajo —dijo Ricardo abrazandome. Lo miré.
—Si te duermes te mato.
———
Holi crayoli. Pues ese fue el especial de Halloween, espero que no les haya dado miedo porque si alguien no duerme hoy me voy a sentir muy mal jajaja.
Feliz cumpleaños a todos los Escorpio de me leen (que son un chingo por lo que me han dicho).
Disfruten el puentecito sabroso, por mi parte le voy a huevonear a gusto.
Cuidense mucho, gracias por leer y vayan sacando las cobijonas de Tigre.
—Xoxo.
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