07

Danna

-Pero tú jamás haces nada para tu cumpleaños -escuchaba la sorprendida voz de David a través de la bocina de mi celular.

-¡Lo sé! ¿No es increíble? -respondí emocionada por saber que hoy haré algo más para mi cumpleaños que comprarme un pastelito del Oxxo.

-Jajaja supongo que sí. Entonces ¿Tu novio te organizó algo? -. Me preguntó con picardía.

-No es mi novio y sólo iremos al Recórcholis con un par de amigos suyos -aclaré con una sonrisa que sabía que él no podía ver.

-Bueno... Después me chismeas cómo estuvo tu cumple hermosa y no te preocupes por el trabajo: yo te cubro, tú sólo disfruta tu día -. Agradecía tanto al universo por tener amigos como David pero al mismo tiempo, desde mi inseguridad una voz en mi cabeza saltó de la nada diciendo que yo no merecía esa clase de personas tan chingonas en mi vida.

-Gracias... En verdad gracias, no sabes lo mucho que significa para mi -.

-Venga, disfruta Danna -. Podía imaginarme su cara diciendo aquello: con una sonrisa que hacía que en su mejilla derecha se formara un holluelo.

-Te quiero -.

-Yo más guapa, nos vemos -.

-Nos vemos -me despedí y terminé la llamada sentandome en el sillón gris, lancé mi celular a un lado de mi.

Sí mis cálculos no me fallaban, aún faltaba una hora para que Ricardo llegara.

Suspiré -¿Qué se supone hace una persona en su cumpleaños? -pregunté en voz alta. «¿Bailar?» me respondí a mi misma.

Así que desde mi celular puse la canción Disco Inferno a todo volumen; los primeros en moverse fueron mis hombros, seguido de mis brazos y caderas, todos esos pasos de baile se efectuaban mientras chasqueaba mis dedos al ritmo de la música, tratando de emanar de alguna manera toda la felicidad que tenía encima.

Repentinamente escuché unos golpes en la puerta que, aunque no sonaron agresivos, me asustaron haciendo que dejara de bailar y que apagara la música. Al abrirla pude observar a Daniel Sosa, el cual tenía en sus manos una cajita con un post-it amarillo encima y una rosa roja envuelta de papel celofán.

-Ho-Hola -dije nerviosa: primero por que tenía a Daniel Sosa enfrente y segundo por la pena que me daba imaginarme que él supiera que estaba bailando sola en pijama en casa de Ricardo.

-Ten -acercó ambos objetos cerca de mí para que los tomara. -Son de parte de Ricardo -dijo sonriendo de lado, gesto que imité.

Tomé ambos, uno en cada mano.

-Muchas gracias -le sonreí.

-De nada, nos vemos -agarró la manija de la puerta y la cerró por mi. Paco subió las escaleras por el ruido.

-Tu papá es una hermosa persona -le dije a Paco.

Tomé el post-it.

"Para la cumpleañera más guapa del mundo.
Felicidades, disfrútalo🖤.

Atte: Ricardo Pérez".

Verga. Lo único que quería en el mundo era verlo en ese instante y darle un abrazo.

Abrí la cajita y dentro había un pan de muerto partido a la mitad de forma horizontal con helado dentro «Este wey se la sabe» pensé. Le tomé una foto y se la mandé a Alejandra.

Danna
📷Foto
Weeeeeeeey
6:37 p. m.

Alejandra
A su madre weeeeeey, la rosaaaaa. Ya anden porfa!
6:38 p. m.

Me comí el pan de muerto viendo la segunda temporada de You con la cabeza de Paco recostada sobre mi pierna. Cuando terminé me metí a la ducha para tener tiempo de secarme el cabello.

Mi outfit era bastante casual: unos jeans azules con un cinturón negro, una blusa de tirantes blanca la cual estaba fajada por abajo de los jeans y un cárdigan gris, todo eso finalizando con unos botines negros.

-Ya llegué -dijo la voz de Ricardo desde el piso de arriba. Subí por las escaleras con un paso rápido pero cuidadoso. -Hola ¿Te gustó la sorpresa? -sonrió al decir aquello.

Me avalancé para darle un beso suave y breve en los labios. -Me encantó -.

-¿Estas lista para divertirte? -levantó una ceja, lo cual me pareció súmamente sexy.

-Por supuesto que si- afirmé con seguridad.

-Genial. Me cambio y nos vamos -. Ricardo caminó hacia su cuarto y yo me quedé en la sala tonteando en mi celular.

No tenía la más mínima idea sobre que esperar de esta noche, pero tenía la total seguridad de que me la iba a pasar cabrón.

...

Llegamos en su coche a un centro comercial grande.

-Creo que Slobo y Charín ya están aquí -. Me abrió la puerta de su carro y yo tomé mi pequeña bolsa negra para pararme del asiento.

En el trayecto de el coche de Ricardo hasta las puertas de el centro comercial caminamos cerca el uno del otro, tan cerca que los dedos de nuestras manos rozaron unas cuantas veces, como queriendo ser unidas pero negando ese deseo por un muro construido con bloques de inseguridad, nerviosismo y principalmente: por que Ricardo y yo no eramos absolutamente nada. Así que ambas partes nos limitamos a mirarnos, reírnos en silencio y hacer como si nada hubiera pasado.

Slobotzky y Charín estaban sentados en una banca, al lado de lo que por a fuera parecía una tienda de zapatos de dama.

-¿Qué pedo? -. Slobo se incorporó y se acercó a Ricardo para saludarlo dandole la mano, acercandola a su pecho y darle unas palmadas en la espalda. Se dirigió a mi con una sonrisa, me abrazó y pasando sus brazos uno por encima de mi hombro y el otro por debajo de mi brazo, me dijo: -Feliz cumpleaños -. Yo le agradecía en su cuello, debajo de su gorra negra. Tenía un penetrante aroma a loción masculina, la cual disimuladamente aspiré. Se separó de mi pero Charín llegó en su lugar.

-Feliz cumple -. Me sonrió, haciendo que sus ojos se hicieran más pequeños de lo que ya eran. Puse mis manos sobre su hoodie blanco abrazandola y sobre su cabello que, aunque seco, era fresco, con olor a manzana verde.

-Gracias -. Su abrazo se sintió sincero, lo cual era difícil de describir por que sólo era un abrazo, pero sentía esa calidez que sólo sentía cuando Alejandra de abrazaba.

Caminamos sobre las lozas grises; estaba al lado de Ricardo, quien estaba al lado de Slobo, quien estaba al lado de Charín. A menos de cinco minutos de ir caminando y platicando, un par de chicos de aproximadamente dieciocho y veintidós años se dirigieron hacia nosotros, bueno, hacia ellos.

-Hola ¿Nos podemos tomar una foto con ustedes? -. Slobo y Ricardo dijeron que sí. Charín se limitó a asentir. Uno de los chicos caminaba con dirección a mí extendiendo su brazo con celular en mano, pero antes de que mínimo tomara aire para pedirme que le tomara una foto Ricardo soltó con un tono bastante amable: -En selfie brother -. Fue un detalle bastante lindo de su parte. Sin embargo, me recordó que sí lo nuestro iba en serio, estaba teniendo un compromiso con el chico del podcast más escuchado en México y hablando con honestidad, definitivamente era algo que debía pensar muy bien, pero hoy no era ese día.

Luego de subir por las escaleras eléctricas y caminar con rumbo a una esquina llegamos a nuestro destino; tenía unas grandes paredes de vidrio y unas letras en color plata sobre la negra pared que decían «¡Recórcholis!» con una fuente parecida a unas burbujas.

No podía negarlo, estaba bien pinche emocionada.

Entramos al inmueble; todos juntos fuimos al mostrador para comprar un par de tarjetas. Fue algo raro estar ahí dentro a punto de jugar por que habían bastantes niños y adolescentes, «A la mierda» pensé.

-¿Puedes creer que Ricardo es más verga que Jose en los videojuegos? -. Me preguntó Charín diciéndolo con una risa burlona.

-¿En serio? -pregunté a Slobo, él asintió con una sonrisa. -Yo hubiera pensado que el teto eras tú fíjate -. Todos estallaron en carcajadas. -Quiero decir... -expliqué apenada aún riendo -Por qué coleccionas funkos y ese pedo -.

-Pero este wey colecciona pikachus -señaló a Ricardo con su pulgar.

-Pero no tiene setecientos -refuté pacíficamente.

Slobotzky se quedó en silencio por unos segundos. -Eso sí -admitió en voz baja.

-Gracias por defenderme -. Ricardo me abrazó pegando su mejilla con mi mejilla.

Todos reímos.

-¿Cómo le saben a las de baile? -propuso Ricardo caminando a un par de máquinas de baile que estaban a un lado de un grupo de mesas.

-Órale -dijo Charín.

-Vamos a recordar mi nada de coordinación -exclamó Slobo, cosa que me hizo reír en silencio.

...

-Ponte una leve Charín -.

-Wey... Todas están bien intensas -dijo Charín cambiando de canción pisando una flecha con su pie.

-Todas parecen perreo intenso japonés -riéndose pronunció Slobo.

-¿Cuál quieres bailar? -. Me preguntó Ricardo quien a su vez, también estaba buscando una canción.

-No... Ponme un duranguenze -contesté tratando de imitar su voz de tío. Ricardo se rió.

-Ponme una de Juanga -remató Ricardo haciendome reír de regreso.

Al final, Charín y Slobo eligieron Bad Apple y Ricardo y yo Don't Bother Me.

Me agarré con ambos brazos del tubo que estaba detrás de mí para evitar caerme. Pisaba las flechas con tranquilidad e inlcuso algo de ritmo, sin embargo, veía de reojo a Ricardo dándolo todo: saltando con velocidad para alcanzar a pisar las flechas a tiempo. En los resultados Ricardo sacó una F y yo una S.

-¿Qué pedo? ¿Cómo eres tan buena en esto? -preguntó Ricardo agitado con su frente sudada.

-En la secundaria apostabamos y así ganaba dinero -respondí con una leve sonrisa.

-¿Es neta? -. Se unieron a la plática Slobo y Charín.

-No -negué con la cabeza ríendo por su ingenuidad. -Creo que sólo tengo muy buena coordinación -expliqué.

-Pues vamos por un Icee ¿no? -propuso Slobotzky suspirando rápido y sonoramente por el cansancio.

Pedí uno de mora azul y Ricardo uno de cereza.

-¡Vamos a esas cabinas! -señalé una estructura en forma cuadrada con dos asientos y una pantalla en frente de ellos.

-Uy clásico -soltó Ricardo para luego absorber Icee con su popote rojo.

Entramos a la cabina de Jurasic Park Ricardo y yo, y Charín y Slobo se metieron a la de The Walking Dead.

Sosteniendo "la pistola" con ambas manos comenzamos a dispararle a todos los dinosaurios que veíamos en la pantalla.

-No mames -exclamó Ricardo luego de que lo comieran los dinosaurios.

-Chingada madre -dije con algo de ira en mis palabras.

-No mames... ¡Sobrevive Danna! -gritó para buscar la tarjeta y poder seguir jugando.

-¡Eso hago! ¡Yo te cubro! -grité de vuelta ríendo por la seriedad con la que nos lo estabamos tomando. Volvió al videojuego y luego de unos cuantos minutos más ganamos.

-¡A huevo! -dijo victorioso Ricardo.

-Ahí nomás -. Me giré para verlo.

-Ganamos -. Me miró. -Somos una verga -extendió su palma abierta para chocar nuestras manos. -¿Quieres un peluchito? -preguntó parandose de la cabina no sin antes agarrar su Icee para seguir tomándoselo.

-¡Si! -. Le sonreí emocionada -Jamás he podido sacar ni verga de esas máquinitas -. Caminé hasta donde él estaba esperandome. Slobotzky y Charín se habían metido a otra cabina.

-A ver... Yo te digo cómo -. Se movió hacia la parte derecha de la máquina. -Más para atrás... Un poquito a la izquierda... Casi nadita para atrás... Ahí -. Seguí sus instrucciones, la garra tomó a Peppa Pig pero se calló antes de que pudiera llegar al cilindro donde podría recogerla.

-Yo te saco la Peppa -dijo serió y luego me miró como buscando mi permiso de reírse por el albur que me acababa de soltar. Ambos nos carcajeamos.

Y en su primer intento la atrapó y la sacó.

-¿Qué pedo? -dije sorprendida por su gran agilidad.

Se agachó para tomar a la Peppa e hizo un bailecito para celebrar su victoria.

-Vamos al hockey de mesa -dije y ambos fuimos en camino. Nos encontramos a Slobo y Charín.

-¿A dónde van? -preguntó Charín.

-Pa' allá -respondió Ricardo haciendo su voz más aguda señalando la mesa, ríendose.

-Va pues -me acomodé tomando el empujador y poniendo el disco en medio de la mesa. -Tú primero -.

-Va -respondió Ricardo inclinando su pecho hacia la mesa para tener un mejor ángulo. Con su empujador le pegó con fuerza al disco, hizo un sonido agudo y salió disparado directamente hacia mi portería. Antes de se metiera le dí un golpe tan fuerte que hizo que Ricardo no pudiera pararla y así empezó un vaivén competitivo pero demasiado divertido.

-Ay wey eres buena portera. A que no te sabes esta -. Ricardo colocó el disco a media mesa y dejó ir el empujador haciendo que la clavara sin esfuerzo. Me empecé a reír por su creatividad.

-A que no te sabes esta -tomé el disco con la mano y con un movimiento rápido de muñeca la lancé sin dejar que él pudiera reaccionar metiendola a su portería.

Se carcajeó -Buena buena buena -dijo aún carcajeandose. -Bueno... Eh... -dió de las últimas risitas. -¿Vamos a buscar a Charín y a Slobo? Creo que se nos va a hacer tarde -soltó de lo más natural del mundo.

-¿Tarde para que? -. Mi pregunta era genuina, no tenía la más mínima idea de lo que Ricardo tenía planeado.

-Vamos a ir al ciento treinta y nueve -. Su sonrisa fue creciendo conforme terminaba su frase.

-¡No! -. Llevé mis manos cubriendo mi boca de la impresión por la noticia que ese muchacho me acababa de dar. -No me digas que vas a dar show -dije con una sonrisa.

-Voy a dar show y tú -. Ricardo tocó la punta de mi nariz con su dedo índice -vas a estar en primera fila -sonrió bajo su bigote.

No lo pensé demasiado para lanzarme a sus brazos. Sentí sus manos en mi cintura, cerré mis ojos y simplemente me dediqué a sentir la energía tan hermosa que sólo junto a él sentía.

Me separé de Ricardo y me percaté de que Slobo y Charín nos estaban viendo.

-¿Listos? -. Slobotzky vió la pantalla de su celular y lo guardó en la bolsa de sus jeans.

Asentí rápido presionando mis labios por la emoción y ambas parejas salimos del centro comercial hacia nuestros respectivos coches.

Ricardo y yo estabamos adentro, suspiré y con una sonrisa me giré para verlo; a pesar de que había poca luz podía apreciar sus facciones.

-Eres increíble -solté al mismo tiempo que me acercaba con un movimiento rápido a su rostro, tomando con mi mano su mejilla y parte de su cuello. Incliné mi cabeza cerrando los ojos, lenta y suavemente lo besé, Ricardo no tardó mucho para reaccionar y acompañarme con ese beso.

-Vamos al ciento treinta y nueve -dijo luego de separarnos.

-Vamos al ciento treinta y nueve -imité para que Ricardo manejara a dicho bar de comedia.

Al llegar estaban unas cuantas personas pero estaba segura que pronto llegarían más porque esa misma noche también se presentaría Slobotzky, Mau Nieto y Ricardo O'farrill, además quien los hostearía era Iván Mendoza.

-Les reservamos una mesa -dijo Slobo. Codé a Ricardo para luego abrazarlo de lado.

-No falta mucho para que empieze el show -dijo Ricardo obvservando el reloj de su muñeca. -Eh... Píde lo que quieras y... -exhaló y después esbozó una sonrisa -disfruta -. Empezó a caminar con pasos lentos a un pasillo con una luz bastante tenue.

-Suerte -levanté mis cejas sonriendole y él me agradeció guiñandome un ojo.

Charín y yo nos fuimos a sentar a una mesa que estaba al frente del escenario con un letrero pequeño que tenía impreso un «RESERVADO» en negro. Llegó un mesero y ambas pedimos una cerveza.

Cada uno de los comediantes que dieron show esa noche me hicieron reír demasiado, pero Ricardo, además de sacarme muchas carcajadas, me hizo sentir admiración porque verlo sobre ese escenario, con un micrófono en la mano haciendo al público estallar en carcajadas que parecían infinitas fue mágico.

Al terminar el show Charín se paró de su asiento.

-¿Vamos con los muchachos? -dijo poniendo pegando sus lentes a su entrecejo con el dedo medio de su mano.

-Vamos -. Tomé mi bolsita y caminamos entrando a un pasillo que daba a una especie de bodega, había una escalera, una mesa y unas cuantas sillas apiladas entre sí en una esquina; pasamos por el marco de una puerta negra que estaba abierta, dónde estaban todos los comediantes que se habían presentado hace unos minutos pero Cocóm se había agregado.

Era un cuarto con una luz cálida, las paredes tenían varios pósters a blanco y negro de comediantes.

Ricardo estaba sentado cruzando las piernas en un sillón negro con un carajillo sobre su rodilla sosteniendolo con su mano.

Apenas lo vi, troné mis dedos y lo señalé haciendo que él me mirara y se acercara a mi con una sonrisa dejando su trago en una mesa.

-Wow... Estuviste muy increíble -. Me empecé a reír abrazandolo, manteniendo el olor a cigarro de su ropa en mi nariz.

-Ay muchas gracias -dijo riendo levemente.

-Oye Ricardo... -soltó O'Farrill, quien estaba recargado en la pared con una botella Corona en su mano, apenas nos separamos de ese abrazo. -Y ¿Qué pasó con la chica que habías invitado la semana pasada? -preguntó levantando sus cejas constantemente para luego darle un trago a su cerveza.

«¿Qué?» pensé y volteé con Ricardo. Quiero decir, sabía que no eramos nada pero no podía negar que sentía un poco de celos dentro de mi.

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Holaa! Sé que me dí un meeega breake pero ya estoy aquí AJUA, algunes ya saben qué tengo planeado pero cuando lo tenga listo se los diré oficialmente. ❤️
Ya tengo instagraaaaaaaam, buscame como @ladelfanfic en instagram y twitter, ahí les estaré publicando algunos spoilers o contestando sus preguntitas.

Gracias por leer, comenta, pícale a la estrellita, guarda este fanfic en tu biblioteca y sígueme.
Los quiero mucho, cuídense demasiado.
Besitoooos.

Xoxo.

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