Platica de hermanos

A la mañana siguiente y con una horrible resaca por el licor barato, México y Perú acompañan a España a desayunar, Argentina y Chile se fueron antes del desayuno, al parecer ya tenían otros planes para ese día y no pensaban posponerlos, prometiendo que si les alcanzaba el tiempo volverían para despedirse en la tarde antes de tomar sus vuelos de regreso a sus respectivos hogares.

- Ay canijo, me duele la cabeza bien carbón.

- Bájale el volumen, causa, que estas gritando muy fuerte.

- Ambos ya tranquilizaos, eso les pasa por andar de borrachos, tómense sus cafés y descansen en lo que resta del día, se sentirán mejor. A todo esto ¿Por qué tardaron tanto?

- Nos íbamos a regresar antes, pero México termino chapando con un travesti – Pronuncio Perú de forma totalmente burlona.

- ¡¡¿Cómo que travesti?!! – Exclamo España totalmente indignado.

- Claro que sí, Jefe ¡Premio doble! – Respondió el tricolor con una amplia sonrisa.

- ¡Y la tenía más grande que tú!

- ¡Para más placer!

Ambos hermanos estallaron de risa, quedando en silencio a los pocos segundos mientras sujetaban sus cabezas, quejándose de un terrible dolor. El mayor no tuvo otra opción que calmarse, hace mucho que sabía de la preferencia sexual de su hijo mayor y México no se molestaba en ocultarlo, esa fue una de las razones por que se fue de la casa en primer lugar, si bien un no podía aceptarlo, no había nada que pudiera hacer al respecto, sabía muy bien que México no tenía ningún problema en cortar sus lazos si la situación se complicaba entre ellos, al no tener ningún poder sobre él, no le quedó otra opción que aceptarlo y resignarse.

El desayuno termino rápido, México decidió acostarse en el sofá y seguir descansando, su dolor de cabeza había disminuido, pero tenía un terrible dolor de espalado para la mala posición en la que durmió. Mientras, Perú fue a su habitación a descansar, siendo observado por su hermano de reojo mientras subía las escaleras de esa enorme casa estilo colonial, su hermano estaba particularmente vestido esa mañana, generalmente Perú nunca dejaba sus brazos o piernas expuestas, pero ahora llevaba un bóxer azul y una polera sin mangas, color rojo oxido.

España decidió acompañar a México en el sofá, se sentó a su lado y comenzó a darle masajes en la sien para calmar su dolor de cabeza, el tricolor no se opuso a esta acción y simplemente cerrar los ojos mientras su padre tarareaba una vieja canción de cuna.

- ¿No te ha dicho cuándo piensa irse? – Pronuncio México aun con los ojos cerrados.

- En una semana, exactamente en una semana.

- ¿Eso no coincide con tu viaje con Italia y Portugal?

- Sí, pero ya he cancelado todo, no puedo viajar dejando las cosas así.

- Sí que estas preocupado – México se incorpora y toma asiento, el rostro de España era de alguien realmente angustiado.

- Habla con él, explícale que allá afuera las cosas no son tan simples como se ven en internet.

- Tampoco tan malas como se ve en la televisión... Creo que te estas preocupando por nada, a mí me parece muy bien, anoche en la fiesta fue muy divertido, todos la pasamos genial.

- Si y termino cayéndose de borracho, lo bueno es que estaban vosotros, imagínate que pase lo mismo solo en un país en el que no habla el idioma.

- De las caídas se aprende y yo caí muchas veces, lo mismo le paso al Chilito y Arge.

- Pero no son iguales, vosotros tenéis muchísima más experiencia y comprensión del mundo que los rodea, mientras Perú... Es demasiado tímido, no logra conectarse con la gente como lo hacen vosotros, nunca tuvo amigos mientras crecía, ni uno solo, tenía que pagarles a los críos de su escuela para que asistieran a sus fiestas de cumpleaños.

Ya cansado de la insistencia de España, el tricolor decide ponerse en marcha y acabar con todo eso de una vez, sube aquellas elegantes escaleras y avanza por aquel impresionante pasillo adornado con hermosos cuadros de los antepasados de España, hasta al fin dar con la tercera puerta a la Izquierda, una impresionante e intimidante puerta de cedro, hecha a medida y tallada a mano se impedía vigorosamente frente a él.

- Siempre tuviste las mejores cosas, mientras nosotros solo recibíamos las sobras – Se dijo para sí mismo mientras daba tres toques a la puerta y esperaba una respuesta.

- Pasa, México. – Se escuchó del otro lado.

- ¡Hey! ¿Cómo supiste que era yo?

- Porque papá simplemente hubiera entrado – Respondió Perú con una cálida sonrisa – Ven, estoy alistando mis cosas, si ves algo que quieras puedes llevártelo.

Aquella lujosa y excéntrica habitación se veía totalmente distinta a como México la recordaba, para empezar, no había cama, ni siquiera un colchón, tampoco muebles, ni los cuadros o los adornos, ni siquiera tenía cortinas, el suelo estaba completamente ocupada con pequeños montones de cosas que no podía identificar, toda la ropa estaba en el suelo, apilada de forma desordenada.

Perú se levantó y busco entre los pequeños montículos algo en lo que México pudiera sentarse, hasta que entre lo que parecía escombros y restos de ropa sucio desenterró una silla, acomodándola al lado el montículo de donde estaba sentado para continuar con su faena.

- Wey... ¿Qué paso aquí?

- ¡¿Eh?! ¿A qué te refieres?

- ¿Y todas las cosas, los muebles?

- ¡Ah! Los muebles, los vendí, vender las cosas fue más sencillo de lo que creí, las piezas que tenían oro y mis aparatos electrónicos fueron lo que más rápido se fue.

- ¿Incluso la cama, carnal? ¿Dónde duermes?

El más joven señalo muy orgullosamente el montículo de ropa que estaba separando. – Algunas veces aquí y otras veces en el sofá.

- ¿Me imagino el grito en el cielo que dio España cuando vendiste todas sus cosas?

- Son mis cosas, no de papá. Él dijo claramente que todo lo que estaba en esta habitación lo había comprado con el dinero de la herencia que me dejo mi madre y por eso ya no quedaba nada, así que tengo derecho sobre todo lo que este aquí.

- Jejeje, me hubiera gustado estar aquí para ver cómo le explicas eso. – México tomo asiento y volvió a inspeccionar con la mirada el lugar, le llamo la atención las paredes, en un principio no lo noto, pero mirando con más atención pudo notar que el elegante y colorido papel tapiz había sido arrancado. Desde niños, México recordaba vívidamente como Perú hacia todo lo posible para llamar la atención de su padre, llantos, pataletas, ni siquiera era fácil jugar con él, siempre robando la atención de España, siempre obteniendo todo lo que quería, siendo consentido hasta el punto de que él, junto con el resto de sus medios hermanos, se sentían menospreciados. Por ello México no entienda con qué derecho su medio hermano podía decir que se sentía "miserable".

México volvió la vista a su Perú, este continuaba en su tarea de doblar y separar su ropa en tres pequeños montones, parecía realmente animado y concentrado en su labor, entonces México lo noto, aquellas cicatrices en las muñecas y en muslos que su hermano siempre ocultaba y que ahora lucia orgullosamente como marcas de victoria.

De un momento a otro, México estiro su brazo y levanto un poco la polera de su hermano, dejando expuesto su vientre, había pequeños cortes de aproximadamente 10 centímetros de largo, algunos eran viejos, de una o dos semanas, pero otros eran mucho más recientes, quizás se los hizo esa misma mañana ya que la sangre no había coagulado de todo, ahora entendía él porqué del color de su polera.

- Je. Anoche estaba tan borracho que supongo que me corte sin querer. – Pronuncio Perú totalmente sereno, inmutable en todo momento. – ¿Querías decirme algo? No es muy común que quieras entrar a mi cuarto.

- ... No es nada, Solo curiosidad por tu viaje, el jefe está realmente paranoico con esto de que te vas de la casa.

- Ah, bueno, no hay mucho que contar. No es algo que se me ocurriera de la noche a la mañana, en realidad es algo que he querido hacer desde hace mucho tiempo, pero nunca tuve el valor.

- ¿Y qué te dio el valor para hacerlo? ¿Acaso fue por el regalito de España?

Por primera vez desde que México llego a esa casa pudo ver un cambio en la expresión de Perú, este lo veía sorprendido e incluso algo avergonzado al entender a lo que el mayor se refería.

- Veo que te conto de eso... Pues, en parte sí. – Respondió el bicolor esbozando una tímida sonrisa, se veía claramente incómodo.

- ¿Fue tan malo? No me lo tomes a mal, a mí me hubiera encantado, pero... Tal vez para ti no fue lo que esperabas.

- No sabía que esperar, fue... Yo no quería estar ahí, aunque tampoco me reúse, simplemente me quede quieto y deje que esa chica hiciera su trabajo sobre mí, fue... Confuso...

- ¡Míralo por el lado bueno! ¡Al menos ahora no morirás virgen!

Perú no dijo nada, simplemente regreso a lo suyo, retomando esa actitud calmada de antes.

- Y volviendo a tu viaje ¿Estas alistando la ropa que llevaras?

- No. Solo estoy separando lo que puedo vender y donar, lo que quede simplemente lo tirare, también he separado el resto de mis cosas que quiero vender y que voy a regalar.

- ¿Y dónde estás acomodando las cosas que te llevaras?

- No te preocupes por eso, pienso viajar ligero.

- Supongo que es lo mejor para el tipo de viaje que piensas hacer. Supongo que me enterare de como te fue el próximo año en la reunión familiar.

- No volveré.

- ... Ahora entiendo porque España esta tan al pedo con todo esto.

- Jejejeje ¿Crees eso?

- Su consentido le dice que se ira para siempre y España activa su modo de "mamá gallina". Ya estas grande para que te digan lo que tienes que hacer, si ya estas decidido, simplemente hazlo, solo quiero saber si sabes en lo que te estas metiendo.

- Estuve buscando ayuda en internet... Hice amigos que me enseñaron como hacerlo bien, hay muchos foros que te dan consejos, la verdad me animó mucho, realmente me dieron el valor para por fin hacerlo sin cometer errores.

- Mmmmm... Bien, supongo que ya está todo decidido, supongo que será mejor que me vaya – México se pone de pie y camina hacia la puerta, había tenido suficiente y no era su trabajo hacer que su hermano se quedara, simplemente lo dejaría hacer lo que quisiera.

Unos pocos minutos más tarde y tras una acalorada discusión con España, el tricolor se encontraba en fuera de la casa de su padre, su taxi llegaría pronto y no podía esperar para volver a la tranquilidad de su casa, alejándose por fin de todos esos líos que no le competían.

El viaje en auto fue tranquilo, decidió no pensar más en ningún asunto familiar y concentrarse exclusivamente en su gira que sería en un par de meses, la oportunidad que había esperado toda su vida al fin había llegado.

Para sorpresa de México, las cosas no serían tan simples como él pensaba, al llegar a su casa se dio con la sorpresa que esta estaba totalmente inundada. USA lo esperaba furioso con el contrato de alquiler en mano y listo para quitarle hasta el último centavo por los daños a su propiedad. 

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