Una triste confesión.
Un nuevo día daba comienzo y no había otra palabra que lo definiera mejor que hermoso; el sol brillaba a lo alto brindando un calor agradable mientras iluminaba las verdes montañas que había alrededor del reino, una ligera brisa le hacía compañía además del lindo cantar de los pájaros.
Lamentablemente no todos podían darse el tiempo de apreciar algo tan simple. Desde que recuerda, sus días empiezan cuando la luna todavía está en lo alto y como tiene que ir de un lado a otro debido al sin fin de tareas que le son asignadas no se da cuenta de nada hasta que la noche llega.
Vive así desde que era un niño, no conoce nada más que las tres reglas que sus padres no se cansaron de repetirle desde niño: uno, eres un sirviente compórtate como tal; dos, mantén la mirada en el suelo y nunca hables de más y tres, mantente alejado de la familia real. Era solo un chiquillo cuando sus padres querían que aprendiera eso y vaya que le salió caro no entenderlo desde un inicio.
Jamás olvidaría ese día en el que aprendió su lugar como sirviente. Como todo niño curioso Jimin quería conocer el palacio porque sus padres no lo dejaban salir del lugar que era destinado a los sirvientes, Hoseok, un niño dos años mayor que también era hijo de una de las sirvientas, un día lo invito a jugar con sus amigos y el inocentemente había aceptado ya que siempre estaba solo.
A diferencia de él Hoseok era un niño muy alegre y hablador así que no le sorprendió cuando le dijo que tenía amigos, sin embargo, jamás se le ocurrió que se refiriera al principe Taehyung y a su primo Yoongi.
En ese momento el tampoco le vio algún problema, solo eran unos niños jugando; se la había pasado tan bien que no se dio cuenta de la hora hasta que su madre llegó, lo jaló del brazo y se lo llevó a arrastras del lugar pero eso no fue todo, su padre lo golpeó en cuanto entró a la pequeña casita que tenían. Solo de recordar ese día le vuelve a doler todo principalmente sus piecitos que fue donde más le pego su padre para que según él aprendiera a que no debía irse a ningún lado.
Fue así como aprendió que alguien de su clase ni en sus sueños podía compartir nada con aquellos príncipes, solo eso basto para que aprendiera su lugar y nunca más saliera sino era necesario o que sus padres le dieran permiso. Tuvo una infancia muy solitaria hasta que apareció Jungkook su mejor amigo que era como ese hermanito que había elegido.
Esa era su más grande alegría; estar con su mejor amigo a quien siempre cuidaría.
— Jimin, debes ir a la habitación de la reina y del príncipe heredero a limpiar.— decía su madre con seriedad mientras el joven mantenía la mirada bajo como de costumbre.— Encárgate de cambiar las sábanas y las llevas a lavar al río.— él solo asintió.— Por cierto llévate a Jungkook contigo, explícale como debe de hacer su trabajo y que debe levantarse temprano.
— Si mamá.— Ni siquiera había terminado de hablar cuando su madre ya lo había dejado solo como sucedía desde que tenía memoria.
Jimin soltó un suspiro lleno de frustración. Toda su vida había sido así, ya debería estar acostumbrado pero aún así no había día que no esperara una muestra de afecto por parte de sus padres. Jamás había recibido un te quiero, un abrazo o tan siquiera alguna señal de que sus padres le tuvieran cariño.
No sabia cuando añoraba eso hasta que fue testigo de como eran los demás padres con sus hijos; los de Jungkook lo miraba como lo más hermoso que tenían en la vida por el que darían todo, la madre de Hoseok aunque se enojaba con su hijo no dejaba de preocuparse por él y que decir del príncipe Taehyung al que toda la familia real consentían y cuidaban.
Se suponía que todos los padres quería a sus hijos pero ¿por qué con él eso no aplicaba? ¿Tan difícil era quererlo?
Sin hacer ruido, Jungkook, llegó junto a Jimin que estaba a punto de llorar y le dio un abrazo mientras secaba sus lágrimas.
Ninguno habló solo se quedaron así mientras Jimin lloraba con tanta tristeza que le rompía el corazón a su amigo.
Ya ni siquiera quedaban rastros de que Jimin estuvo llorando y todo gracias al pequeño Jungkook como le decía para molestarlo aunque también era para sentirse un poco mejor ya que en comparación de él, Jimin, era mucho más bajo y por eso lo molestaba.
Después de aquella triste realidad, tuvieron que desayunar rápidamente para llegar a tiempo a las habitaciones que tenía que limpiar y para su fortuna lograron acabar antes de que la reina regresara porque sino seguramente los esperaría un gran regaño.
Por lo que ahora estaban tendiendo las sábanas que habían lavado mientras jugaban pero por culpa de Jungkook también tuvieron que colgar parte de su ropa que se había mojado, o mejor dicho, la que su amigo había mojado porque no dejo de molestarlo hasta que ambos terminaron en el río mientras reían a carcajadas.
Estaba feliz de que Jungkook estuviera con él y que sonriera otra vez, ya que después de la muerte de sus padres había quedado destrozado hasta que hace unos meses se tomó la tarea de convencer a sus padres para que lo aceptarán con ellos y a Jungkook de que ya era tiempo de empezar de nuevo; por lo menos así se hacían compañía y ya no estaban solos.
— Jimin deja eso.— dijo Jungkook que estaba sentado en una piedra mientras se soltaba el cabello porque necesitaba secarlo.— No la vas a aguantar.
— ¿Crees que no puedo?.— cuestionó el mayor fingiendo que estaba dolido y aunque también dudaba de que pudiera aguantar el balde lleno de sábanas, intento levantarla pero simplemente no pudo.
— ¿Qué harías sin mí?.— comentó Jungkook burlándose de él mientras su amigo le enseñaba la lengua.
— Ya deja de burlarte de tu hyung y mejor ayúdame.— pidió Jimin que estaba luchando por colgar una sabana que al estar mojada estaba sumamente pesada y se le estaba complicado demasiado pero seguía intentando, provocando que Jungkook riera a carcajadas hasta que...
— Hola Jimin.— saludó el príncipe Taehyung ocasionando que Jimin se asustara y dejara caer lo que estaba a punto de colgar pero aún así no le importó y procedió a hacer una reverencia mientras jalaba a Jungkook a su lado para que hiciera lo mismo.
— Su alteza.— habló Jimin que como siempre mantenía la mirada baja.— Le presento a Jungkook es un nuevo sirviente.
Se suponía que ya le había explicado a Jungkook que debía hacer en caso de encontrarse con alguien de la familia real pero tal parece que a su amigo no diría nada, por lo que le dio un ligero codazo.
— Será un placer servirle, su alteza.— habló por fin Jungkook y Jimin soltó un suspiro.
— Gra- gra- gracias.— tartamudeó el príncipe Taehyung sorprendiendo a Jimin que en todos estos años de trabajar en el palacio jamás lo había escuchado nervioso.— Jimin sabes que no es necesario que hagan una reverencia o bajen la mirada frente a mi
— Pero...
— No es necesario Jimin.— interrumpió el príncipe e inmediatamente Jungkook levantó la mirada.
Por reflejo Jimin hizo lo mismo porque sentía que debía de evitar que su amigo conociera al príncipe pero se olvidó completamente de todo cuando se encontró de frente con un joven guardia que días antes conoció, si embargo, cuando conectaron miradas rápidamente miraron hacia otro lado sonrojándose.
Si había algo que jamás olvidaría Eunwoo sería el día en que había conocido a un joven sirviente. Aunque decir que lo había conocido era mucho porque sólo lo había visto a lo lejos. Ese día fue el mejor y el peor de su vida.
Su padre era uno de los ministros del rey, tenía tres hermanos mayores y todos trabajaban en el gobierno así que todos esperaban que el menor de la familia siguiera el mismo camino, sin embargo, él quería algo distinto; quería estudiar y escribir.
Pero a nadie le interesaba lo que quisiera, su padre ni siquiera se había tomado unos minutos para escucharlo solo le dijo que ya que había terminada su entrenamiento ahora sería el guardia del segundo príncipe. Quiso decirle a su padre que él tenía otros planes pero la única respuesta que tuvo fue una risa llena de burla.
Estaba tan molesto de que no tomaran en serio sus decisiones ¿Tan difícil era creer lo que el deseaba? Quería gritar que solamente el tenía derecho a decidir sobre lo que haría porque era su vida pero ya estaba tan cansado de hacerlo desde hace años que no tenía caso que hiciera tal cosa. Aunque tal vez siendo guardia tendría la independencia que tanto añoraba.
Después de eso su día mejoro demasiado cuando fue a pasear por el pueblo. Asi lograba distraerse de la triste y solitaria vida que llevaba, le gustaba comprar dulces y compartirlos con los niños que no tenía mucho y de vez en cuando escuchaba las anécdotas de los viejitos que quería que alguien los escuchara y él estaba más que dispuesto.
Ese día sin humor para nada solo fue a caminar por el pueblo sin tener un plan solo quería despejar su mente de tantas cosas que él jamás había pedido. Anduvo de un lado a otro hasta que alguien a lo lejos llamó su atención.
Debido a la posición económica de su familia había conocido tanto a hombre y mujeres hermosas pero a quien miraba en ese momento no tenía comparación alguna con ellos.
A lo lejos en un puesto que vendía ropa, se encontraba un joven que observaba con anhelo las prendas; tenía el cabello largo y castaño mientras unos mechones caían sobre su rostro, su piel blanca hacía resaltar sus pequeños ojos oscuros y sus labios color cereza.
Solo verlo sonreír ocasionó que su corazón latiera rápidamente y una sensación de calidez se extendiera por su pecho, no lo pensó dos veces y decidió acercarse pero una carreta le impidió el paso, perdiéndolo de vista.
Después de ese encuentro no hubo día que no estuviera en su mente aquel joven. Tuvo suerte en encontrarse con él días después mientras acompañada a su madre pero esta vez no vio esa esa bonita sonrisa de la vez pasada, se preguntaba que había pasado para que estuviera tan triste que ni siquiera lo había notado cuando le dio algo que se le había caído.
Así sucedió varias veces, lo miraba a lo lejos y cuando estaba a punto de llegar junto a él por obra del destino cualquier cosa se interponía y no podía hablarle. Pasaron meses y EunWoo en ningún momento se rindió solo se burlaba de el mismo porque al parecer la vida le mostrarían lo que más anhelaba pero solo debía conformarse con verlo a lo lejos.
Su último día en casa de sus padres anduvo en las calles buscando a aquel joven porque después de ese día seria oficialmente el guardia del príncipe Taehyung y por lo tanto debía permanecer en el palacio; ya estaba resignado a que no podría compartir una palabra con quien le había robado el corazón con una inocente sonrisa pero esperaba verlo al menos una vez más.
Anduvo hasta la noche rondando las calles y simplemente no apareció.
— ¿Estás listo?.— preguntó su padre que lo esperaba fuera de su habitación.— Es hora de irnos.
Ni tiempo había tenido para que pudiera despedirse por lo menos de su mamá. Todo iba de mal en peor y entrar al palacio solo lo hizo sentirse en una prisión.
Como siempre su padre no hablaba y solo lo llevó ante el rey para que conociera al guardia que estaría cuidando al príncipe que tal parecía era la luz de los ojos del rey.
No podía negar que había sentido envidia cuando escucho al rey hablar sobre sus hijos de los que se sentía orgulloso. Hace años quería lo mismo por parte de su padre pero simplemente nunca era suficiente.
Su primera noche en el palacio estaba siendo horrible, no se sentía cómodo, no podía dormir y extrañaba su casa así que se atrevió a dar un paseo por el lugar.
Y por primera vez en mucho tiempo se sintió en paz con él mismo que sin darse cuenta recorrió todo el palacio hasta que llego al río que estaba a las orillas de este.
Era un paisaje hermoso; el agua se veía cristalina, tal parece que a la familia real le gustaban mucho las flores porque había por doquier, algunas luciérnagas alumbraban el lugar junto con la luna que brilla en lo alto. Pero lo que atrapó su atención fue un joven que estaba sentado a orillas de río mientras metía sus piecitos en el agua.
Decir que se veía hermoso era poco, no tenía palabras para definir lo que estaba mirado y no tenía la intención de apartar la mirada, quiso acercarse pero sentía que no era el momento pero estaba feliz de que ese joven que lo había cautivado viviera en el palacio.
Ahora sabía porque tenía esa idea de mantener a Jungkook lejos del príncipe Taehyung y desea haberse equivocado pero lamentablemente desde que se encontraron ya estaba todo perdido.
Según había puesto un alto desde el inicio cuando Jungkook encontró al príncipe frente al estanque, ese día creyó que ahí había terminado todo pero se había equivocado demasiado porque a partir de ahí no había día en el que su amigo no buscara al príncipe. Pero dentro de todo estaba tranquilo porque Jungkook tenía mucho trabajo y conociendo su personalidad no se atrevería a acercarse al príncipe; solo tenía que mantener las cosas así.
Sin embargo, tal parece que el destino lo ponía a prueba cuando Taehyung y Jungkook se conocieron, ese día quiso tomar a su amigo para alejarlo del príncipe pero en cuanto ambos jóvenes intercambiaron miradas supo que sería difícil mantenerlos separados.
Pero aún así no se rendía, debía mantener a su amigo lejos del príncipe por su bien ya que si el rey se enterara sabía que estarían en problemas. Para su mala suerte como en toda historia de amor había alguien que ayudaba a la pareja y eso solo lograba sacarlo aún más de quiso; Cha EunWoo era quien complicaba todo.
Algo más que no lo ayudaba era el hecho de que al llevar Jungkook más tiempo trabajando y que veían sus padres que hacía un buen labor, los mandaban a hacer tareas por separado, justo como sucedía ese día, Jimin debía ordenar la habitación del príncipe heredero mientras Jungkook ayudaría en la cocina.
El plan era simple debía terminar lo más rápido posible para ir con Jungkook a la cocina y no despejarse de él lo que resta del día y la noche.
— ¿Por qué tiene que haber tantos libros?.— se preguntaba Jimin que pasaba una mano por su frente para quitarse el sudor.
Nunca había trabajado tan rápido como aquel día, es más se había levantado antes que sus padres para hacer el desayuno y para salir lo más rápido de su casa. Sin embargo, eso fue lo único que pudo hacer pronto porque al llegar a la habitación del futuro rey resultó que este todavía estaba ahí y por lo visto no tenía intención de salir pronto, así que no le quedó de otra que esperar para poder limpiar todo.
No importó el tiempo que había perdido antes, anduvo de un lado a otro limpiando y sacudiendo todo que la habitación quedó perfecta antes del tiempo establecido. Pero su gran error fue cantar victoria antes porque apenas iba a poner un pie afuera de la habitación cuando él mismo príncipe heredero le pidió amablemente y con una linda sonrisa que limpiara su biblioteca.
Había sido tan tonto en decir que si aunque tampoco podría haberse negado, ¿que tanto sería limpiar unos cuantos libros? Jamás debió de preguntar eso porque no se imagino cuantos libros podían caber en ese cuarto.
— Seguramente ni a leído todos.— murmuró mientras quitaba unos libros del estante.
— Por tratarse del príncipe heredero seguramente ya leyó todos.— de inmediato Jimin se volteó para hacer una reverencia pero cuando vio que se trataba del guardia del príncipe Taehyung regreso a hacer su trabajo.
— Que tonto soy.— se notaba que Jimin estaba molesto y este fue mayor cuando EunWoo entró.— Debí de suponer que tenias algo que ver.
Debió de sospechar desde el principio, todo era obra del príncipe Taehyung que hacía hasta lo imposible con tal de estar aunque sea un momento con Jungkook y por lo visto ese día tenia la ayuda del heredero al trono y de aquel guardia que cada que podía lo ayudaba.
Jimin volteó discretamente a ver a EunWoo que mantenía sus manitas atrás de él y observaba a todos lados con nerviosismo.
Él estaba igual pero no dejaría que lo notará, todo había cambiado desde aquel encuentro porque aunque Jimin pareciera molesto la mayoría del tiempo la verdad era que se ponía muy nervioso al estar cerca de EunWoo y si este lo miraba se sonrojaba así que se escudaba manteniendo la mirada en sus piecitos..
Quería separar a Jungkook del príncipe pero a pesar de que no quería admitirlo lo entendía y lo envidiaba un poco porque ese guardia que tanto lo hacía enojar también hacía que su corazón se acelerará además de que cada que se acordaba de él por las noches le robaba una sonrisa. Estaba igual de perdido que su amigo.
— Entonces debo ayudarte.— dijo EunWoo que se sonrojó pero lo ocultó de inmediato porque se volteó hacia otro lado.
Jimin fingió ignorarlo y siguió quitándole el polvo a los libros, creía que sólo estaba bromeando pero claramente se había equivocado porque EunWoo llegó junto a él y empezó a quitar los libros que estaban en la repisa de arriba de donde él limpiaba.
— ¿Qué está haciendo? No puede hacer eso.— balbuceó Jimin que le quitaba los libros de las manos.— Si alguien...
— Nadie se enterará.— el guardia continuo sacando los libros.— Así que te ayudare.
— No es...
— Digas lo que digas no voy a cambiar de opinión.— añadió EunWoo y Jimin solo lo miró con seriedad tratando de intimidarlo pero el guardia solo sonrió.
Después de esa conversación el silencio se hizo presente aunque más bien fue Jimin el que se encargo de mantener el ambiente así porque por más que el guardia se esforzaba porque le hablara, nada funcionaba. Por otro lado Jimin se tenía que morder la lengua para no responderle aunque se moría de ganas de hablar con él; era algo que no admitiría frente a él ni ante nadie.
El tiempo seguía pasando y los planes habían cambiado completamente, ambos hacían todo lo posible por alarga más el encuentro hasta que solo les quedaba una repisa por limpiar.
— Jimin, yo los bajo.— habló EunWoo mientras acomodaba algunos libros.
— Yo puedo.— respondió e hizo varios intentos por alcanzarlos pero ninguno con éxito así que no le quedó de otra que pararse en puntitas algo que lo avergonzaba porque el guardia era mucho más alto que él.
En cuanto terminó EunWoo con lo suyo quiso ayudar al castaño que le dio un golpecito en el brazo para que lo dejara.
— Ya entendí, no tienes porque ser agresivo.— el guardia se recargó en la pared con los brazos cruzados mientras Jimin hacia un gran esfuerzo por alcanzar los libros que faltaban pero nada más no podía así que se subió a la orilla del estante, solo necesitaba un poquito de altura y alcanzaría.
EunWoo se cubría la boca antes de que soltará una carcajada por lo que estaba haciendo Jimin que se veía muy tierno. Eso era una de las cosas que más le encantaba de él, le gustaba que fuera mucho más pequeño porque le nacía ese sentimiento de protección.
Jimin se estiró un poco más para bajar los libros pero simplemente no podía, sin embargo, no se rindió y logró alcanzarlos pero justo cuando estaba por tomarlos se resbaló y tuvo que bajarse. Hizo un puchero porque estaba seguro que EunWoo se burlaria de él pero cual fue su sorpresa cuando se encontro frente a frente con el guardia que lo tenia aprisionado entre él y el estante, protegiéndolo de que lo golpearan los libros.
— ¿Estás bien?.— preguntó con preocupación EunWoo que seguía muy cerca de su rostro.— Jimin...
— Oh.— el joven parpadeo varias veces para salir de su ensoñación.— Estoy bien EunWoo.— era la primera vez que se atrevía a llamarlo por su nombre ocasionando que sintiera cosquillas en su pancita y sus mejillas se tiñeran de rojo al igual que EunWoo que estaba feliz.— Gracias.
Desde aquel día EunWoo y Jimin no se separaron, ninguno se atrevía a decir lo que tanto quería gritar su corazón pero con cada mirada que compartían era más que suficiente.
Todo marchaba de la mejor manera; Jungkook y el príncipe Taehyung mantenía una bonita relación a escondidas, algo que se había logrado con ayuda de EunWoo y con Jimin que en un inicio se oponía rotundamente.
La relación entre ellos mejoro notablemente desde aquel día que estuvieron en la biblioteca, ahora Jimin ya no le huía y aceptaba hablarle, algo que para EunWoo era como si hubiera ganado el mundo entero aunque había algo que le hacía falta; adoraba observar sus lindos ojos que era muy expresivos pero hasta ahora eran contadas las ocasiones en las que tuvo la fortuna de verlos pero esperaba que ese mismo día tuviera otra oportunidad.
Ver la linda pareja que formaban Jungkook y Taehyung lo hacían desear tener lo mismo con Jimin, compartir esa complicidad, esas miradas llenas de amor, hacerlo reír, ser él que ocasionará cada uno de sus sonrojó; quería todo eso y estaba casi seguro que Jimin sentía lo mismo así que, ese día se arriesgaría no tenía nada que perder y todo que ganar.
Se había levantado temprano con el propósito de darle una sorpresa a Jimin y lo había logrado, sabía que ese día estaría en la habitación con la reina, lo espero en el camino y lo sorprendió cuando le regaló una rosa blanca.
Jamás olvidaría su linda sonrisa cuando le dijo que era para él la flor. Seria un buen día, había iniciado bien y en la noche le confesaría su sentimientos.
— Ya es hora.— murmuró el príncipe Taehyung cuando salió de su habitación.
El príncipe camino delante de él y como decia el protocolo EunWoo lo siguió a cierta distancia.
Tenia que confesar que en un inicio llegó a pensar que sería difícil trabajar para el príncipe pero obviamente se había equivocado porque a diferencia del resto de su familia él era una persona sumamente expresiva que era quien que llenaba de risas el palacio además de que tenía un buen corazón y ayudaba a quien lo necesitará.
Sin embargo, ese príncipe parecía que se había quedado escondido en su habitación porque en ese momento se veía muy nervioso y no dejaba de jugar con manitas. Jamás lo había visto así de preocupado pero tenía una idea de que lo tenia así y deseaba que todo saliera muy bien porque a pesar de tener poco tiempo conociéndolo lo apreciada mucho.
Llegaron a la habitación del rey pero Taehyung no dejó que lo anunciarán de inmediato. Le sorprendió verlo tan nervioso pero lo entendía tal vez si él le decía a su padre que estaba enamorado estaría igual, pero ese no sería su caso porque a diferencia del rey que seguramente daría todo para que Taehyung siguiera igual de feliz su padre lo mataría antes de verlo con un hombre así que por eso el plan era escapar en cuanto tuviera oportunidad y sacar a Jimin de ahí.
El príncipe seguía sin entrar y caminaba de un lado a otro mientras se repetía algo que nadie alcanzaba a escuchar, respiro profundamente y pidió entrar a la oficina de su padre.
EunWoo permaneció afuera pero estaba igual de nervioso que Taehyung y también sentía un poco de preocupación pero todo saldría bien, ¿no? El rey adoraba a su hijo. Sentía que el tiempo pasaba lentamente, no se escuchaba absolutamente nada y como siempre los sirvientes y guardias del rey parecían estatuas; que bueno que no era su guardia.
Por un momento se relajo, pensó que solo era cuestión de tiempo para que el príncipe saliera pero...
— ¡Amo a Jungkook!.— gritó el príncipe y en ese momento supo que no había salido como deseaba pero no esperaba que después de eso se escucharan golpes y varias cosas caer al suelo.
No lo pensó y abrió la puerta para encontrarse al príncipe en el suelo mientras el rey le daba de golpes en la cara y donde cayeran. Empujó al rey e intento ayudar a Taehyung pero nuevamente se abalanzó sobre su propio hijo, tanto los guardias como los sirvientes entraron y lograron detener al rey que para nada era ese amoroso padre que había conocido, ahora solo miraba con desprecio a su hijo.
— ¡Llévenselo!— dio la orden el rey a los guardias mientras EunWoo lo ayudaba a levantarse.
— Es...esto no cambia nada.— señalo el príncipe con firmeza.— Podrás golpearme cuantas veces quieras pero no cambiará lo que sentimos.— el rey estaba a punto de golpear a Taehyung pero los sirvientes rápidamente detuvieron al rey.
— ¡Llévenlo a su habitación! No tiene permitido salir de ahí, tampoco puede entrar nadie ni siquiera el príncipe heredero o la reina y ustedes tiene prohibido hablar sobre lo que pasó aquí.
Nada había salido como hubieran querido. El príncipe había sido despreciado por su padre, después de eso Jungkook se encargo de romperle el corazón y aunque Taehyung no lo notará el menor estaba sufriendo pero entendía que lo hacía por protegerlo.
Debido a ello el plan de EunWoo se cancelo, para nada era el momento adecuado para decirle a Jimin cuanto lo quería además que después de lo sucedió se preguntaba si sería lo correcto hablar de sus sentimientos cuando a hace unas horas alguien había sido golpeado por decirlo.
No dejaría que Jimin pasara por algo así, le diría y lo sacaría lo más pronto de ese lugar. Nadie lastimaría a su Jimin prefería morir antes de ver algo semejante, nadie se merecía eso solo por no amar como el resto lo hacían.
En su caso jamás se lo había dicho directamente pero cada acción y mirada lo decía por ellos; como la vez que Jimin se arriesgo por él. Nunca olvidaría ese gesto.
Solo una ligera lluvia había bastado para derrotar a EunWoo. Pensaba que su madre exageraba cuando era pequeño y no lo dejaba mojarse pero como sucede con todos tuvo que pasar por ello para que se diera cuenta que su madre tenía razón.
El día anterior el día había estado soleado y para su gusto estaba perfecto, le había pedido permiso al príncipe Taehyung para cortar algunas flores y dárselas a Jimin.
Hasta ahí todo había salido perfecto excepto porque no le gustaba como quedaba el ramo que le daría, que sino fuera por Jungkook solo llegaría con Jimin con una sola flor como acostumbraba.
Amablemente Jungkook le ayudó y no pudo estar más feliz del bonito ramo que le regalaría.
Estaba atardeciendo cuando fue en busca de Jimin que estaba por terminar su trabajo pero no contaba con que su madre llegaría y le diera mucho más trabajo, sin embargo, no se rindió y estaba dispuesto a esperarlo así fuera toda la noche hasta que una ligera lluvia cayó y ahora estaba resfriado.
Ese era uno de sus peores días. Se quedó en la habitación que compartía con los demás guardias y esperaba que eso bastará para que se recuperará.
Jimin se había dado cuenta que EunWoo estuvo mojándose durante la noche y aunque se moría por salir su madre no lo dejaba ni mirar a otro lado que no fuera su quehacer. Al día siguiente fue a buscar al guardia antes de empezar sus tareas pero el príncipe le había dicho que estaba enfermo, por ello ahora se encontraba escondido entre los árboles mientras se aseguraba de que no hubiera nadie cerca.
Afortunadamente los demás guardias no estaban ahí así que discretamente entró a la habitación donde estaba EunWoo.
Le partió el alma verlo enfermo; el guardia estaba recostado durmiendo y temblaba un poco, rápidamente se acercó y puso su mano sobre su frente para confirmar que tenía fiebre.
De inmediato corrió por un poco de agua y busco un paño para colocarle un poco en la frente, así estuvo un rato poniéndole paños de agua fría para bajarle la fiebre.
— ¿Jimin?.— murmuró Eunwoo que entreabría los ojos y sonrió un poco.— No...seguro estoy soñando pero es un lindo sueño.— el guardia volvió a cerrar los ojos y soltó un gran suspiro y esperaba su sueño fuera mucho más largo de lo que normalmente era porque siempre se despertaba en el momento más importante así que está vez no intentaría nada.
— Creo que la fiebre ya bajo.— comentó Jimin que puso su mano sobre su frente para verificar pero EunWoo tomó su mano y abrió los ojos.— ¿Qué pasa?.
— ¿De verdad estas aquí?— cuestionó mientras se sentaba pero no saltaba la mano de Jimin.— ¿No estoy soñando?
— No.— respondió Jimin con un ligero sonrojó pero no esperaba que el guardia lo abrazara.
Cada día junto a Jimin era el mejor de su vida.
Solo basto un día para que todo se todo se fuera al diablo.
Jimin no dejaba de llorar mientras veía a su mejor amigo guardar las pocas pertenencias que tenía, le partía el alma verlo sufrir. La noche anterior lo había encontrado tirado en la puerta de su casa después de la golpiza que le habían puesto pero lo peor para el menor ya había pasado al haberle roto el corazón al príncipe Taehyung.
No quería perder a su hermanito pero entendía perfectamente su decisión porque él haría lo mismo por EunWoo.
— Te voy a extrañar.— decía Jimin que intentaba no llorar pero le era imposible.— Cuídate mucho.
— Yo también te voy a extrañar mucho hyung.— el menor corrió a abrazar al mayor que no paraba de llorar y él hizo lo mismo.
— Prométeme que te vas a cuidar y no te separes de Hoseok hyung y Jin hyung.— pedía Jimin sin soltarlo. Desde que se conocieron lo consideraba su hermanito al que debía cuidar y proteger, lo intento pero por momentos sentía que le había fallado jamás debió poner sus ojos en un príncipe pero también le agradecía que haya echo tan feliz a Jungkook.
— Te lo prometo.— el menor se separó de Jimin y con delicadeza limpio sus lágrimas.— Ya debo irme y por favor no le digas a nadie a donde voy.
— Y si Taehyung...
— Mucho menos a él.— le dio un último abrazo a su amigo y salió de la pequeña casita.— Solo te pido que lo cuides.— Jimin asintió y se limpió unas cuantas lágrimas.— Nunca te arrepientas de nada, haz todo lo que desees sin importar lo que opinen los demás. Vale la pena arriesgarse.
Le dio un último abrazó a Jimin y se fue corriendo hasta que lo perdió de vista. Tenía razón pasara lo que pasara era mejor decir todo a arrepentirse después, en su caso llevaba toda la vida reprimiéndose y no quería terminar como sus padres.
Si bien las cosas no siempre salían como uno quisiera era eso mejor que esconderse a tal punto que ya ni se reconocía.
Era el momento, le diría a EunWoo que lo amaba apostaría todo a eso. Si lo aceptaba estaría más que feliz de tener a una persona tan maravillosa en su vida pero si sucedía lo contrario por lo menos se quitaría un peso de encima, se sentiría liberado.
Esa misma noche estaba decidido a decirle la verdad a EunWoo, pasará lo que pasara tendría que saber que era causante de que su corazón se acelerará, de sonrojos y de sus sonrisas.
Como de costumbre lo esperarían junto al río donde se veían cada noche, Jimin no dejaba de jugar con sus manitas por los nervios, caminaba de un lado a otro y repasaba en su mente las palabras que le diría a EunWoo.
El tiempo se le estaba haciendo eterno y el guardia simplemente no aparecía pero no se iría de ahí hasta que hablaran; tenia una cita, el mismo se lo había dicho en la mañana que ya era tiempo de que platicaran.
Ya había esperado mucho podía aguantar unos minutos más. Desde un inicio se había enamorado de EunWoo y jamás olvidaría ese hermoso día.
Como siempre andaba por todo el palacio y con la mirada en el suelo que no se había dado cuenta que había alguien unos pasos delante de él hasta que chocó contra la espalda de un joven lanzándose unos traste sucios que acaba de recoger.
No se percató que estaba ahí que terminó estrellándose y manchándolo con los restos de comida, después de eso ni siquiera se levantó solo se arrodillo y espero recibir el primer golpe pero solo se encontró con un apuesto joven que estaba arrodillado a su lado preguntando si estaba bien.
Solo de recordarlo una gran sonrisa se apoderó de su rostro.
En ese momento EunWoo apareció y como siempre le regalaba una bonita sonrisa mientras lo saludaba con su manita, el guardia se acercó y Jimin también dio unos pasos a su encuentro pero por alguna razón ambos se detuvieron; Jimin escuchó como un silbido y luego vio desplomarse a EunWoo frente a él.
No dudo en correr a su lado y se encontró con que el joven estaba lleno de sangre en la espalda y el pecho debido a una flecha.
— No, no, no.— Jimin se sentó en el suelo y acostó al guardia en su regazo mientras sus lágrimas se hacían presentes.— EunWoo, to-todo va a...estar bien.....— el joven no paraba de llorar.
— Ji-jimin...te...— la sangre no paraba y Jimin no paraba de llorar mientras acariciaba su cabello.
— Tranquilo. No digas nada.— soltó un grito lleno de frustración. No puede terminar todo así, se decía Jimin que no entendía porque la vida les hacía esta jugada.
Jamás había pedido nada en su vida pero ahora solo quería estar con Eunwoo.
EunWoo llevó sus manos a las mejillas de Jimin y lo acarició, no aguantaría más pero estaba feliz de que lo último que viera sería a su amado Jimin a quien había prometido solo hacerlo sonreír pero ni siquiera pudo cumplir eso.
Te amo.
— ¡No, no lo hagas! ¡Tú no me puedes dejar!.— suplicaba Jimin pero no había nada que pudieran hacer. Estaba perdiendo a la persona que más amaba y no podía hacer nada solo llorar.— Perdóname...— Lo había perdido.— Te amo... te amo...
Se había tardado demasiado en decirle, había tenido tantas oportunidades y justo ahora que lo perdió esas palabras salían.
Solo eran unos jóvenes que a ojos de alguien habían cometido un grave error al querer ayudar al príncipe escapar. Ya se había desecho de Jungkook solo faltaba EunWoo que a ojos del rey había traicionado su confianza.
Había perdido todo en un instante, ya no tenía nada. Había perdido a su mejor amigo y al amor en su vida, tuvo que llorar ambas perdidas casi al mismo tiempo.
No había noche que no llorara por EunWoo y no había día que no lo fuera a visitar a su tumba a la que siempre la llevaba de flores como las que él le regalaba.
Después de aquella trágica noche no solo él cambio, el palacio completo tuvo un cambio radical, ya para nada era aquel lugar bonito y alegre parecía que hasta el mismo lugar representaba el ánimo de todos.
Jimin se enfoco completamente en su trabajo, solo hablaba lo necesario parecía un fantasma que iba de un lado a otro manteniendo todo en orden. Cumplía al pie de la letra las reglas que le habían impuesto sus padres; aquel jovencito que sonreía pero se cubría por timidez se había terminado y sus ojitos perdieron cualquier rastro de alegría.
Todo se había terminado para él, solo vivía porque tenia que hacerlo pero sin nada que lo motivará aunque de vez en cuando pensaba que algún día se encontraría nuevamente con EunWoo aunque fuera en un sueño.
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