Capítulo 27
P.O.V. Jungkook
Mis lecciones de teatro recreativas y mi suplicio por libertad de aquella agobiante clase dada por un profesor de dudosa sexualidad, habían terminado. Mis pies estaban adoloridos por la danza hilarante y retorcida que mi personaje debía hacer en el centro del escenario.
Mi cabeza daba vueltas aún.
La persona que había lastimado a ___ había tenido una intencionalidad detrás más que el mero placer de frotar su miembro contra una chica en lugar de sus manos callosas.
"— ¿Por qué lo de David? —Uno de ellos preguntó. —¿Por qué le ordenaste que la lastimara de esa forma?
—Sabiendo que Jungkook sacaría su lado protector y sensible al ver que su amiguita es violada, se nos da la oportunidad de que la relación entre ambos crezca, que el vínculo se profundice.
Luego de un largo silencio, el otro sujeto habló. —¿Por qué demonios quieres acercarlos tanto?
—Querido Tae... —Escuché una risotada silenciosa. —La caída duele más, mientras más alto se este, ¿No crees?
—¿Entonces tú...
—Quiero destrozar a Jeon."
En mi cabeza no revoloteaba más que la repetición constante de la inmundicia escuchada, y el leve alivio por haber hallado mi celular luego de una extenuante búsqueda.
¿Quiénes eran esos imbéciles?
Escuché "Taehyung"...
Aquel bastardo sangrón que no sorprendía en lo más mínimo que esté involucrado en un plan para inmortalizar su propia miseria en mi vida. Sin embargo, ¿Quién demonios era el otro imbécil?
Jugueteé con el dobladillo de mi chaqueta de jean mientras observaba a las pocas personas restantes del lugar abandonar el auditorio; me les uní de inmediato.
—No tan pronto, Jungkookencio....
Ese jodido apodo de nuevo. Me detuve sintiendo una brisa helada recorrerme como una manifestación de repugnancia. Apreté mis ojos resignadamente antes de voltearme con la mejor cara que pude.
—¿Sí...?
Unos pantaloncillos de mezclilla que le llegaban por encima de sus no-muy-afeitadas piernas flacuchas. Su joroba por más de no ser muy pronunciada estiraba toda la tela de su camisa rosa pastel, con una barriga redondeada haciéndole compañía.
Contemplé su calvicie reluciente, los aretes brillantes que llevaba en ambas orejas, y su pañoleta de ceda roja enroscada en su cuello inusual para aquella época del año.
Tragué saliva en el momento que su sonrisa reveló una dentadura blanca e inmensa. —Kukencio...
Hice una mueca al escuchar aquel apodo que su intento por fraternizar con alumnos me había brindado. —Claude...- Contemplé a aquel hombre que a menudo se jactaba de individuos haciendo el ridículo en su clase.
—Será breve, ¿Tienes unos minutos?
No...
—Seguro.- Me encogí de hombros intentando convencerme a mí mismo que intercambiar unas pocas palabras con el hombre no sería demasiado incómodo. —¿Cuál es el asunto?
—Bien, ya que lo mencionas...-Dio un fuerte respingo de aire entornado los ojos.- Es sobre la obra que habrá en unas semanas.- Se cruzó de brazos ladeando su cabeza con una sonrisa apretando los labios. —Tendrás el estelar...
Apreté los dientes con molestia. —Oh... yo no actúo realmente...-Me excusé intentando no hacer demasiado contacto visual con el hombre. —Verás, estoy aquí por créditos extra...
—No era una pregunta de todas formas, Kukencio...-Sonrió fingidamente, achinando sus ojos buscando simpatía.- Serás el joven Edward en el musical..
—Yo no act...
—Solo es cantar Kookie...
No sabía que era más repugnante, si la idea de usar unas mallas de baile y cantar canciones extremadamente cursis, o escuchar aquel sobrenombre de sus labios agrietados por el tabaco.
Dio una palmada sobre mi hombro entusiastamente haciéndome exaltar y mirarle. —Me encargaré de hacerte llegar el guión.
Y como una nube de humo, el hombre se encontraba ya del otro lado de las puertas de vidrio que separaban al auditorio del pasillo central.
Realmente iba a perder la cabeza, ese hombre estaba demente.
Yo...yo debo...
____....
¡____!
A grandes zancadas cogí mi mochila del respaldar de una silla al recordar ante el recuerdo de mi compromiso de quedar con Henderson.
Exhalé desesperación; era toda una mezcla de sensaciones agolpadas: furia por haber escuchado a dos imbéciles maquinar un plan contra mi bienestar mental, molestia por saber que en la obra que aparentemente protagonizaría debería besar a una chica que no era precisamente mi novia, y preocupación por no haber atendido ninguna de las llamadas de ___.
Iba a matarme.
Tomé el pomo, escuché un silbido al salir al corredor desierto.
Es el día de joder a Jeon.
—Sabes...- Alguien habló a unos metros de distancia. –Conocí a ___ en la biblioteca, fue amable conmigo.
Esa voz.
—M-Mark....-Titubeé al divisar su silueta contra unos casilleros. —¿Qué...?
—Es tal como me la describiste.
Me abalancé sobre su cuerpo, de inmediato sentí sus manos palmearme la espalda de forma entretenida. Lo abracé luego de años sin verle. Me devolvió el gesto.
Sonreí por primera vez en todo el día ante la cálida sensación que de pronto recorría mi cuerpo.
Se separó suavemente, tornando su semblante a uno serio. —Tenemos mucho de qué hablar, ¿No crees?
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YYYYYYYYYY ANTES QUE ME PUTEEN TODA.... Ahora sí voy a poder actualizar más seguido, terminé el colegio ^u^
Decidí actualizar esta historia en particular cuando alcance los 90 votos (les doy mi palabra) xD y como sé que demorarán en hacerlo tendré más tiempo para actualizar otras fics por el momento :D
Las extrañeeeuuuuu!! <3<3<3<3<3<3<3<3<3<3<3<3<3<3<3<3<3<3<3<3<3<3
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