Lo observé sin dar crédito a lo que mis ojos veían; aquella sonrisa que a pesar de estar siendo forzada me demostraba lo afortunada que no solo él había sido, sino yo.

Era capaz de ver aquellos ojos negros nuevamente; de deleitarme con el sonido de su respiración calmada.

Mis ojos cansados de tanto llorar, se cerraron suavemente al son de la sonrisa tímida que esbocé; hacía mucho tiempo que no tenía la sensación de poder perder a alguien en cuestión de tiempo, aquella sensación agobiante de ser totalmente inútil de poder hacer algo al respecto.

Sus padres sollozaban con alegría, luego de dos intensas semanas aguardando por verle despertar.

Él estaba bien.

Y yo ahora también.

—Mi bebé...-La Sra. Jeon apretujó a su hijo desesperadamente entre los pequeños tubos que este tenía conectados en sus antebrazos.- ¡No sabes lo asustados que estábamos!

Contemplé la escena del pequeño Kook siendo regañado por sus padres, sonreí satisfecha de tenerlo nuevamente.

—¿En qué demonios estabas pensando, Jungkook? ¿Eh?- Alegó su padre con una mirada mortífera elevando su tono de voz, erizándome la piel incluso a mí.- ¿Sabes lo peligroso que fue? ¿Se puede saber por qué te embriagaste de esa forma?

Noté lo tensó que su cuerpo inmediatamente se había puesto debajo de las sábanas.

—Lo siento, yo...-Miró a un punto lejano.- Necesitaba aclarar mis ideas, para poder declararme a la chica que todo este tiempo me ha importado.-Armándose de valor, me observó sin vacilar.

Me gané la mirada de ambos padres, quienes compartían miradas de complicidad y sonrisas sospechosas.

—No podría estar más feliz de que sea ella, y no una de tus novias pasajeras.-Sin esperar un solo segundo, su madre me atrajo a un gran abrazo de oso-quita-oxígeno.

- Haz feliz a mi hijo, ___.-Solicitó su esposo con una gran sonrisa.- Y regáñalo si es necesario.-Gruñó con molestia.

Ambos caminaron a paso rápido hasta la puerta, aparentemente intentando darnos un tiempo a solas.

—¿Era eso necesario?-Suspiré en el momento que la puerta de la habitación se cerró.

Sonrió blancamente, enderezándose en la cama y palmeando un costado del colchón junto a él. —Ven un momento.

Arqueé mi ceja con algo de rabia.

—Por favor.-Me miró suplicante, su brillante pero cansada sonrisa atravesó mi alma.

Caminé los metros que nos separaban hasta finalmente sentarme en el sitio previamente señalado.

—¿Tus padres aprueban que su hijo multimillonario salga con la niña pobre que ellos han acogido luego de la muerte de su padre?- El sarcasmo goteó de mis palabras. Como si fuera posible, su sonrisa se ensanchó más.

—¿Me estás invitando a salir?

Antes de darme tiempo a levantarme y huir de vergüenza, su mano sujetó la mía rápidamente obligándome a permanecer en mi sitio.

—No...-Se escuchó más como una pregunta antes que una afirmación.

—Sí, ____, acepto ser tu novio.-Ignoró mi comentario anterior, inclinándose rápidamente sobre mi succionando mis labios.
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