El profesor tragó saliva, recogió el maletín y se sentó en su mesa. Rocío seguía en shock, yo no entendía nada.

La clase transcurrió rápida. Nair tenía razón, sus clases eran amenas, entretenidas... Era distinto a cualquier profesor.

Hacia el final de la clase, mientras teníamos que hacer un ejercicio, Álvaro paseaba por la clase y se detuvo al lado de mi hermana. Creyó que no lo oía, pero...

-Quédate al final de la clase. Tenemos que hablar.

Sonó la campana y recogimos nuestras cosas. Rocío recogió lentamente, para poder quedarse.

-¿No vienes?-le preguntó Sara alegremente.

-Termino de recoger y voy.

-¡Vale!-sonrió y se fue saltando, conmigo detrás.

Preferí no meterme, pero me moría por saber que pasaba.

Rocío se dirigió a la puerta y la cerró. Álvaro miraba a la mesa, bastante serio.

-Esto es increíble...-dijo por fin.

-No sé que quieres que te diga. Yo tampoco me esperaba esto.

-Ya, pero yo creía que tú eras mayor de edad-le recriminó-. ¡Y resulta que sólo eras una niña! ¿Tú sabes los problemas que puedo tener?

-¿Más que los míos por haberme acostado con mi profesor?

-Sí, porque eso ocurrió antes de lo otro. Yo sí puedo tener verdaderos problemas.

-¿Qué problemas vas a tener? Eres mayor, haces lo que quieres.

-¿Sabes que pueden meterme en la cárcel por pederastia?

-¿Pederastia? Álvaro, no fue una violación. Yo también quise.

-¿Y ellos que saben? Cualquiera podría pensar que no fue así.

-No sé que sugieres.

-¿Se lo contaste a alguien?

-No, tranquilo, es mi secreto. Además, no me iban a creer.

-Eso es genial... Por favor, Rocío, prometeme que jamás le contarás a nadie lo que pasó entre nosotros.

-Lo prometo-se puso nerviosa, Álvaro estaba muy cerca.

-Bien-sonrió-. Espero que todo vaya bien, y podamos ser amigos.

Ella asintió y se levantó de la silla.

Salió para dirigirse a su clase, cuando vio algo que la echó hacia atrás...