Abro los ojos. Tengo a Rocío delante mío, con una sonrisa en la cara.

-Ya estás a salvo. Tranquila.

-¿Quién...?

Yo he oído un disparo, estoy segura. Alguien ha muerto. Álvaro está desatado, y David está junto a la ventana. Al fin, en una esquina veo a Sonia tendida y muerta, con un tiro en la cabeza.

-No la mires más, que la vas a desgastar.

Me desata y me abraza.

-No te imaginas lo preocupada que estaba por ti. No me siento orgullosa de haberla matado, pero me asusté al pensar que te perdía.

-¿La has matado tú?

-Sí. Nadie se mete con mi hermana. Ahora tienes que tomar una decisión...

Ambas miramos a David, que mira la ventana, absorto. Mató a mi novio, a la primera persona a la que le importé. No sé que quiere que haga.

-Es tu decisión si lo entregamos a la policía o no. Vamos, Alv...

Se lleva a Álvaro del brazo y nos deja solos, David, yo y el cadáver de Sonia.

-Lo siento muchísimo. Nunca pretendía hacerte daño.

-Mataste a Dani.

-Lo sé, y aunque ese momento fue genial, me voy a arrepentir toda la vida. Y sé que no debo darte pena, tienes que entregarme como uno de los dos asesinos. Es lo justo por lo que te hice pasar.

Está mintiendo. Él no mató a Dani. Se le nota en el tono de voz. Prefiero no indagar y voy al grano:

-Escuchame bien. No voy a delatarte-me mira, sorprendido-. Pero aún no sé si te voy a perdonar, mucho menos darte una oportunidad... amorosa.

-Es lo justo. Gracias.

-No las des. ¿Quién atacó a Rocío en las duchas? Ninguno tenéis marca.

-Fui yo. Al principio dudé, es tu hermana y en el fondo le tengo cariño.

-Pero no tiene sentido...

-Mira.

Se levanta la camiseta por la parte del hombro. Tiene un morado impresionante.

-Rocío creyó que me dio en la cabeza, pero lo cierto es que me dio en el hombro.

-Oh.

-¿Nos vamos?

-Sí.