-Espero que todo le haya quedado claro y que disfrutéis la estancia en Neverhood.

-No creo que eso sea posible, director...

-Torras, Magí Torras.

Se dieron la mano, Rocío había rellenado los papeles de las dos.

-¿Y su hermana?

-Ha preferido visitar el internado-se encogió de hombros.

-Bien, ahora puede dirigirse al tablón. Allí se le informará donde dormirá el próximo trimestre.

-Genial. ¿Algo más?

-Eh... Sí. ¿Eres Rocío o Paula?

-Rocío. Paula tiene el pelo rubio.

-Pues perfecto. Como bien sabe, aquí la mayoría son problemáticos, ese fue el comienzo de Neverhood.

Rocío asintió. Lo sabía de sobra.

-Pues hay una pequeña minoría que no tienen ningún tipo de rareza y están aquí por obligación. Como es su caso. Por eso tengo esto.

Magí le tendió un colgante con una tarjeta.

-Esta tarjeta permitirá la salida del internado para comprar, visitar la ciudad o a su familia, siempre con límite a las once de la noche. El resto no tienen ese privilegio. Ahora sí, puede retirarse.

Rocío salió con una carpeta llena de papeles, pero se chocó inmediatamente con un chico.

-¡Pero mira por donde...!

Se quedó embobada mirándole. Era rubio, de ojos verdes y con chupa de cuero.

-Perdona... Iba un poco despistado-parecía nervioso, se rascó la nuca.

-N-no importa, yo no iba mirando y eso...

-Soy Carlos-le tendió la mano.

-Yo Rocío-se presentó con una sonrisa boba.

-Espera, que te ayudo.

Le recogió las carpetas del suelo.

-Vaya, supongo que eres nueva.

-Sí...

-Anda, ven. Te enseñaré un poco esto.

Rocío asintió y ambos caminaron por el instituto mientras Carlos le hablaba del mismo.

Miraron en el tablón la habitación que ocupaba con Sonia y se dirigieron ahí.

-Bueno, me ha encantado conocerte.

-Y a mí. Muchas gracias por enseñarme esto. Supongo que ya nos veremos.

Le dio un pequeño beso en la mejilla y entró a su nueva habitación.

-Dani es...-Nair hablaba, pero yo prestaba atención a lo que acababa de suceder entre mi hermana y el de la moto.