Unos minutos antes...

-Carlos, ¿qué haces aquí?

Carlos se sobresaltó. Lo cierto es que llevaba dos horas sentado en la cama de la pelirroja. La había visto irse con el profesor, pero esperaba que hablaran igual.

-Habíamos dicho de hablar del beso.

-Cierto.

Se acomodó a su lado en la cama. Lo miró, como esperando que hablara.

-Mira, te he visto irte con Gango-a Rocío le cambió la cara.

-No es lo que parece, en serio.

-No hace falta que me expliques nada.

-Debo hacerlo. Escucha, Álvaro y yo nos conocemos desde hace unos años. Él trabajaba para mi padre y yo solía ir por ahí. Es una especie de amistad, pero no siento nada por él. Lo juro.

-¿Lo dices en serio?

-Sí-y no mentía del todo. Salvo en el hecho de que hasta el internado Álvaro jamás había prestado atención a la pelirroja.

-En ese caso...

Rocío volvió a besarle. Carlos se quedó algo paralizado, pero le respondió con gusto. Sus manos se entrelazaron.

-Me gustas mucho, Ro. Creo que nunca había sentido algo parecido.

-Yo tampoco. Esto es muy fuerte.

Se rió, pero Carlos volvió a enganchar sus labios.

-¡Hola, Roci...! ¿Interrumpo?

-Sara, por favor, marchate.

-Vale, ya me voy...-dijo cuando le tiró un peluche.

Negó con la cabeza cuando se marchó. Cogió el pelo rubio de Carlos y volvió a acercarle a ella.

-Entonces... ¿eres mi novia?

-Menudas maneras de pedir. Pero sí, quiero.

Unieron sus labios, explorando sus bocas, profundizando. Y volvieron a abrir la puerta.

-¿Cómo qué estás con Carlos?

La pillé, no me faltó tiempo para llegar a su habitación.

-Pues sí. ¿Y os importaría dejar de interrumpir?

-Ten cuidado. Solo digo eso.

-Bla, bla, bla... Cállate y encargate de Dani.

-Como si no lo hubiera intentado-susurré antes de salir y cerrar la puerta.

Caca de vida.