-Me niego rotundamente.

-He ganado, son mis reglas.

-Pues será lo que tú quieras, pero no pienso vestirme de príncipe. Lo que pasa es que tú has visto demasiadas películas Disney.

-¿Y qué hay de malo en eso?

-Que hacer esto es totalmente ridículo.

-No lo es. Y ahora entra al baño y cambiate. Ya verás como se pasa enseguida y me lo agradeces.

-¿Te voy a agradecer ponerme en ridículo? No lo creo.

-Callate y entra.

Lo empujó dentro del baño. Buscó a Mary con la mirada. Lo que iba a hacer era un bonito gesto, y de paso le quitaba a Mary de la cabeza que ella quería ligárselo.

-Disculpa-le dijo al encargado-, ¿importaría si pongo un altavoz aquí? Necesito hacer algo importante.

Se encogió de hombros y le dio permiso. Menuda seguridad...

-Estoy horrible.

-¿Qué? ¡Pero si estás monísimo!-se aguantó la risa, no quería enfadarle.

-Cuando te vistas tú con esta mierda, hablamos.

-Ya verás como le hará ilusión. Solo hazlo.

Lo animó con una sonrisa y con su móvil puso la canción romántica/ridícula. Álvaro suspiró y empezó a cantar.

Resultaba cantar bastante bien, lo que sorprendió a todos, pero Mary estaba emocionada. Y el morreo que le metió al amigo cuando la canción acabó no hizo demasiada gracia a nuestra protagonista pelirroja. Lo mismo seguía sintiendo algo por el moreno.

Media hora después...

-¿Tanta gracia te hace?

Rocío llevaba un buen rato riéndose de la canción.

-Sí, tienes que reconocer que ha sido buenísima.

-Lo haría, si no fuera porque he sido yo el que estaba ahí, sufriendo.

-Tampoco ha sido tan malo, hombre...-le dio un empujoncito en el hombro.

-Cuidado, estoy conduciendo.

-Vale, perdona... Si estás enfadado conmigo no sabes disimular.

-No lo estoy, y ahora baja. Hemos llegado.