-¿Qué tal?-le puso la mano en el hombro.

Antes de que el rubio le respondiera, miró por encima y lo vio.

-Felicidades. ¡Sabía que lo lograrías!-lo abrazó.

-Supongo que todo es gracias a ti. Algo se me habrá quedado para haber sacado un seis.

-Da igual la nota, has aprobado y estoy muy orgullosa.

-Chicos, la clase está acabando. Dejad el examen encima de mi mesa y podéis salir.

Me levanté para dejar el mío y felicité a Carlos.

-¿Te importa que lo mire?

-No, tranquila. Yo me voy. ¿Hablamos luego sobre el beso?

-Claro-él le dio un beso en la mejilla y salió de la clase.
Rocío cogió su examen mientras iba leyendo el de Carlos. Todos salimos, mientras ella avanzaba con lentitud hacia la mesa. Su rostro se ensombrecía.
-Álvaro...
-Dime.
-¿Qué demonios es esto?-le tiró el examen a la mesa.
-El examen de Carlos, que sorprendentemente ha aprobado.
-Ya, y una mierda. La mitad de las cosas que le has contado están mal. Debería haber suspendido. ¿Por qué lo has hecho? Carlos puede que no se haya dado cuenta, pero yo no soy tonta.
-No sé de que hablas. Yo no he hecho nada.
-Claro, y por eso le has puesto un seis, cuando probablemente no hubiera llegado ni al cuatro. ¿Me has dejado ganar?
-¿Qué? ¡No! Yo quería ganar. ¿Crees que tengo algún interés en ponerme en ridículo?
-A mí no puedes mentirme. He llegado a conocerte bastante.
-¿De qué hablas?-se extrañó-. No nos conocemos casi.
Se puso roja. Olvidaba que él no la conoció cuando ella estaba enamorada.
-Olvidalo. El caso es que le has aprobado porque has visto que iba a perder por un examen.
-Yo...-y se rindió-. Está bien, sí. No me parecía justo para ti, con lo que te esforzaste... Perder así...
-Bueno-se cruzó de brazos-, no diré nada. Ahora, si se supone que has perdido, tienes que pagar.
Asintió lentamente. La cogió del brazo y salieron de la clase.
-Gracias-le susurró, dándole un dulce beso en la mejilla-. Por ilusionarle.
-De nada Ro.
Y todo esto, sin darse cuenta de que Carlos los observaba.