Capítulo 26
-Este sería el trato, o si quieres, llamalo apuesta: Tienes que conseguir que toda la clase apruebe el examen de la semana que viene. Sin trampas.
-No creo que sea tan difícil.
-Toda es toda. Hay gente que no ha aprobado un examen en su vida.
-¿Cómo quién? No hay nadie tan idiota como para...
-Carlos-se quedó pasmada-. No me mires así, no ha aprobado un examen nunca. Es difícil.
-Bueno, pues le gusto, así que usaré mis encantos.
-¿Qué encantos?
Rocío abrió los ojos y le pegó de broma.
-¿Aceptas?
-Pero, ¿qué gano yo si gano, y que ganas tú si pierdo?
-Pues... Si yo gano, admitirás delante de todo el internado que estás loca por mí.
-¿Qué? ¡Ni de coña!-dijo roja como un tomate.
-Ya he elegido. Te toca a ti-la ignoró.
-Vale...-miró a Mary y se le escapó una sonrisita-. Si yo gano le dedicarás una canción romántica y ridícula a mi elección.
-¿A quién?
-A mi abuela, Álvaro-la miró raro-. ¡A tu novia, burro!
-No, por favor... Eso no, menuda vergüenza.
-Lo siento. Ya he elegido-lo imitó.
Él resopló y extendió la mano. Se dieron un buen apretón. Rocío se levantó.
-¿Y tú a dónde vas ahora?
-Al internado.
-Pero si acabas de llegar... No me dejes solo...-puso un adorable puchero.
-Lo siento, pero no he hecho los deberes y con el cabreo que llevaba no me los he llevado. Ya nos veremos, Alv...
Salió decidida. Llegó al internado y buscó a Sonia.
-Dime, cielo-era la única persona que parecía ver su lado bueno.
-Necesito tu ayuda. Tengo una apuesta entre manos... Y pienso ganarla.
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