Capítulo 12

-Genial. Así que cree que soy rara.

Me tumbé en la cama de mi hermana, frustrada.

-Pau, tienes novio. Dejate de tonterías.

-Cuando tú dejes tus ligoteos con Carlos.

-Vale.

Y se quedó tan pancha. ¿No me iba a discutir eso?

-¿Y eso que has cambiado de opinión?

-Pues que me he dado cuenta de que tienes razón. Es un idiota.

-Y se lo has dicho-apuntó Nair.

-Sí.

-Pues ya está. Carlos estaba llorando por eso. A lo mejor incluso le gustas, y se ha quedado chafado.

-¿Estaba llorando?

-Sí, ha entrado en clase más rojo que un tomate, y no de la vergüenza precisamente.

-Pobre...

-Ni se te ocurra cambiar de opinión. Eres mi hermana y no voy a dejar que ningún idiota se te acerque.

-En primer lugar, ya soy mayorcita. En segundo lugar, mejor me voy.

-¿A dónde? Estamos en tu habitación-se extrañó Sara.

-Me voy fuera. Hay un Starbucks cerca de aquí y me apetece descansar.

-¿Cómo que fuera? ¿Eres consciente de que no puedes salir?

-Vosotras-remarcó esa palabra-no podéis salir. Yo estoy aquí por obligación y tengo permiso especial.

Enseñó la tarjeta y se fue.
Aprovechando que ninguna de las dueñas estaban, nos quedamos las tres allí.

A la hora de que Rocío se marchara, escuchamos un grito horrible.

-¿Qué ha sido eso?

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