Capítulo 11

Ya en la última clase, Sara, Nair y yo caminábamos hacia las habitaciones. Había sido un día agotador.

-Pau, ¿y tu hermana?

-Pues no lo sé-dije, seca-. Pero como se ha hecho tan amiguita de Dani, quizás esté con él.

-De donde yo vengo, eso son celos en toda regla.

-¿Sí? Pues de donde yo vengo, las tortas se dan con la mano abierta, Nair.

-Menudo malhumor...-cantó Sara bajito.

Decidimos ir a ver si estaba con Sonia en la habitación, antes de que pegara a alguna de las dos.

Efectivamente, allí estaba, cosa que me dio mucho alivio. Hablaba con Sonia animadamente, aunque la morena parecía tener ganas de tirarla por la ventana.

-Buenos días...-Sara se sentó al lado de la pelirroja.

-Nos hemos visto hace unos minutos-se extrañó.

-¿Y qué? La vida es tan corta...

-Eres rara.

-Gracias a ti, eh...

-Me estáis poniendo nerviosa-y Sonia estalló-. ¿No sabéis estar calladas ni un rato? Al menos, iros a otra habitación, y dejadme. Tengo muchas cosas que hacer.

-Soni, es el primer día. Ni Gango ha mandado deberes hoy.

-¡Me da igual!-sonó exasperada.

-Sonia-esa era yo-, relájate. Lo único que he sabido de ti hasta ahora es que eres una aburrida, nerviosa compulsiva y empollona. Así que si no quieres que me lleve tan mala impresión, yo me callaría.

Se puso roja, pensé que me pegaría o algo, pero sólo salió fuera con un portazo.

-Muy bien, Pau. Ya la has enfadado.

-Tiene gracia-dijo Sara-. Es como Dani, que también se llevó una mala impresión por lo de las escaleras.

No lo entendían, así que Sara tuvo el detallazo de contarles lo ocurrido.

-Ah... Por eso dice que eres rara...-mi hermana asintió.

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