9.- Venganza.

Se desgarra por dentro, todo su cuerpo desbaratándose en trozos... así es como se siente mientras los brazos de Yoongi le sostienen y le clavan al suelo con tanta fuerza que el mayor tiembla, impidiéndole que se levante y comience a gritar que se detengan, que no les hagan más daño, que por favor, ya no más. Sin embargo, Taehyung duda mucho que pudiese hacer algo por ellos incluso sin Yoongi sosteniéndolo y sometiéndolo. ¿Qué podía hacer para salvarlos? ¿Qué más que sollozar paralizado, estático dentro de su dolor e indignación?

Porque se desgarra por dentro.

Se cae a pedazos.

Porque la imagen de Jungkook siendo humillado y abusado de esa forma le sobrecoge, porque el olor a sangre que impregna el ambiente y se combina con el asqueroso olor a sexo le provocan arcadas y le duelen como si fuese su cuerpo, como si fuese él mismo a quien mancillan sin ningún tipo de piedad o compasión. Ni siquiera puede seguir viendo después del quinto o sexto hombre, así que cierra los ojos y se traga los gritos, se traga todo el dolor que le atraviesa mientras los gemidos de aquellos violadores atraviesan el aire. No quiere ver a Jungkook y Jimin así.

Quiere hacer algo por ellos, algo más que permanecer entre los brazos de Yoongi, mordiendo con tanta fuerza sus labios que la sangre resbala por su cuello junto con las lágrimas de impotencia que no dejan de escapar de sus ojos mientras ruega para que se detengan, mientras le pide al cielo y a Dios que nos mancillen más, que los dejen en paz. Quiere hacer algo más, correr hacia ellos y alejar a esos hombres de sus cuerpos, de sus cansadas almas y matarlos uno a uno con sus manos.

Quiere hacerles pagar lo que les han hecho. Lo que siguen haciéndoles.

Pero sabe que no puede, porque Suga no mentía cuando decía que no podía hacer nada, nada por ellos. Porque es un soñador empedernido que no entiende nada de la vida ni el sufrimiento. Porque Taehyung solo es un chico sin fuerzas que ha creído siempre arreglarlo todo con una sonrisa y ahora sabe que de nada sirve sonreír si Jungkook permanece sobre la tierra con tantos hombres usando su cuerpo como si fuese un simple muñeco, ¿cómo podría pensar siquiera que podía curar las heridas de Jungkook?

Había sido tan iluso.

.- Tae... Tae... - la voz de Yoongi trata de traer de regreso pero Taehyung no quiere, no quiere seguir siendo testigo de esa horripilante escena – Tae, por favor...

Se lleva las manos a los oídos cuando siente que el mayor lo suelta, encorvándose en sí mismo mientras Yoongi le sostiene por los hombros, sigue llamándolo con voz rota y frágil pero Taehyung no se siente capaz de alzar la mirada. ¿Cómo podían vivir en un mundo donde las personas eran capaces de hacer actos tan atroces? ¿No había ningún tipo de remordimiento en sus corazones tras herir de esa manera a otros? El peso de esas respuestas era algo con lo que no estaba dispuesto a cargar.

Incluso aunque lo había sabido siempre, incluso aunque había sido testigo antes de las heridas en aquellos cuerpos. Taehyung se negaba a aceptar que en el mundo existía tanto dolor y tan poco respeto por la dignidad humana. Se negaba rotundamente a entender por qué habían pasado tales cosas en la historia, por qué seguían repitiéndose en cada rincón del mundo y el por qué no parecía horrorizar tanto como debía a los demás seres humanos. ¿Es por qué su color de piel y rasgos eran distintos?

No lo entendía y no lo haría nunca.

Y no soportaba más vivir con esa idea, mucho menos, permanecer en un mundo donde podían herir a alguien que apreciaba tanto de esa forma sin que pudiese hacer algo. La ira colándose entre sus venas con lentitud mientras las lágrimas se detenían y el latido de su corazón se ralentizaba considerablemente. La voz de Yoongi pareció ausentarse en su mente mientras se enderezaba, sus manos y piernas temblando tanto que temió no poder ponerse de pie.

No había más sonido en su cabeza que el de las risas sucias de los hombres fuera.

No había más imagen que la del cuerpo inconsciente de Jungkook mancillado sobre el suelo.

.- Tae, ¿estás bien? – Yoongi seguía sonando lejano y frívolo cuando se giró hacia él, observando su rostro serio contraído por el dolor y la culpa, tal vez igual de devastado que él por todo lo que habían presenciado – Respóndeme, Tae... por favor.

.- ¡Atenlos! – el grito en japonés irrumpió en la habitación, provocando que se girase inmediatamente hacia la puerta y sin importarle el agarre del mayor sobre él, se arrastrase hasta el borde – De los pies, atenlos cada uno a un caballo.

.- Pero mi general, ¿no morirán si los llevamos así hasta donde la Madame? – uno de los soldados que se terminaba de arreglar el pantalón le preguntó con interés, sus ojos fijos en los dos cuerpos que acaban de utilizar a su gusto – Creo que están muy heridos.

.- No me interesa, Hiroto... son simple basura y serán tratados de esa manera, atenlos – la voz sonó autoritaria mientras arrastraba los pies hasta ambos chicos en el suelo - Ni siquiera eran tan estrechos como pensé – comentó el hombre mayor mientras inspeccionaba ligeramente el cuerpo de Jimin, su pie pateándolo en un costado como si se tratase de un perro muerto.

Taehyung apretó los puños.

Los soldados obedecieron sin prisa, sus manos toscas arrastrando los dos cuerpos hasta las carretas en la entrada del jardín casero, los caballos relinchaban con calma mientras la noche se cerraba sobre ellos, solo las estrellas eran testigos mudos de la escena deplorable en donde los cuerpos desnudos eran lanzados contra la madera, sus tobillos siendo amarrados juntos y enlazados a la cola del caballo.

El rostro de Jungkook se rasguñó contra el suelo mientras el solado acariciaba el lomo del animal que se agitó al sentir el peso muerto colgar de su afelpada cola. Jimin ahogó un grito mientras otro soldado repetía la acción con él, su cuerpo quedando inclinado hacia el caballo mientras su rostro se enterraba entre el lodo y la nieve sucia. Entonces, sin esperar ninguna palabra más, los soldados montaron los caballos y arrancaron.

La imagen de los cuerpos de ambos chicos siendo arrastrados como dos simples bultos, fue todo lo que Taehyung fue capaz de soportar antes de alzarse de improviso, la rabia ya no colándose entre sus venas sino nublando su juicio por completo, en lo único que podía pensar en poner sus manos alrededor de los cuellos de esos hombres y apretar hasta el cansancio, hasta que ya no quedara resquicio de vida alguna en esos cuerpos malditos.

Quería cobrarse cada gota de sangre derramada por su gente, por Jimin... por Jungkook.

.- Tae, ¿qué... qué estás haciendo? – Yoongi le gruñó desde la oscuridad mientras el respingo aterrado de la anciana rompía el tácito silencio del miedo – Detente ahí, imbécil.

Pero Taehyung no se sentía capaz de detenerse.

Así que abrió con fuerza la puerta que terminaba por protegerlos de los ojos enemigos y salió apresurado hacia el oscuro exterior iluminado por la luna y las estrellas. La imagen de la sangre coagulada sobre la nieve le produjo ganas de vomitar y fue la forma en como la nieva había cedido bajo el peso de ambos cuerpos, dejando la huella del pecado, lo que terminó por animarlo a lanzarse contra el solado más cercano.

Era en realidad, el único que todavía rondaba por el pequeño jardín.

Los demás habían salido a trote tras los caballos y los altos mandos. Taehyung no era capaz ni siquiera de pensar en por qué ese simple soldado se había quedado atrás o siquiera fijarse en el bote de mimbre donde el olor a gasolina ornamental era prueba del plan de incendiar todo, sólo podía pensar en que necesitaba herirlo hasta que la rabia le abandonara, hasta que sólo sintiese su cuerpo pesado y pudiese largarse a llorar sin importarle nada.

El hombre le acertó un golpe en el hombro pero sin mucha fuerza, aun reponiéndose del sorpresivo ataque. Y Taehyung, que nunca en su vida había estado inmerso en una confrontación física, se echó para atrás mientras trataba de pensar en qué hacer. Fue entonces que vislumbró la daga colgando de la cinturilla del soldado, que ahora se lanzaba contra él con el propósito de encajar su antebrazo sobre su cuello y tirarlo al suelo.

Tae fue más rápido y antes de que el hombre pudiese doblegarlo, alzó la daga contra él sin pensarlo demasiado. El hombre retrocedió mientras un siseo de dolor cruzaba el aire y Taehyung terminaba por enterrar hasta el mango la afilada hoja plateada, justo entre el cuello del hombre y su clavícula. La sangre salió a chorros hacia él mientras lo alzaba y volvía a encajarlo una segunda vez.

Fue entonces que la mano fuerte de Yoongi se cerró en su muñeca y le detuvo.

El soldado cayó, llevándose una mano hacia las heridas que sangraban profusamente mientras la daga caía al suelo con un ruido seco. La rabia desapareció y una extraña sensación de alivio se apoderó de su mente mientras la sangre del japonés se regaba por la nieve, cubriendo las manchas anteriores donde la sangre de Jungkook y Jimin habían estado atormentándolo.

.- Lo mataste, lo mataste – Yoongi le miró aterrado mientras se agachaba contra el cuerpo caído del soldado y revisaba su pulso, cada vez más débil a medida que la sangre seguía esparciéndose, no había nada que hacer por el hombre – Taehyung, lo...

.- Lo maté – susurró entonces alzando sus manos, observándolas como si fuese objetos ajenos a él, las manos ensangrentadas de otra persona; de alguien que si era capaz de tomar venganza por las atrocidades que habían cometido.

De pronto, entendió al fin a Jungkook.

No lo disfruto, sempai pero si no lo hago yo, alguien más lo hará; la voz de Jungkook le inundó como un bálsamo de calma; ellos nos han hecho cosas peores, ¿por qué no puedo yo hacerles lo mismo? Jungkook tenía razón, la había tenido siempre aunque Taehyung se había asustado de la frialdad en su voz al hablar de la muerte de otros bajo sus manos y sin nada de emoción en su mirada. Había sentido miedo, sin embargo, al fin podía entenderlo.

Siempre se había considerado alguien pacífico y en contra de toda muestra de violencia pero el calor abrazador en la boca de su estómago mientras observaba morir al hombre frente a él se mezclaba perfectamente con la rabia que seguía habitándolo tras la escena de Jungkook y Jimin siendo violados por tantos hombres. ¿Cómo podía perdonarles la vida cuando ellos habían usado a dos chicos para su placer sin importarles nada?

¿Cómo podía Taehyung perdonarles?

Yoongi no tuvo ni tiempo de ponerse de pie antes de que Taehyung comenzase a correr hacia el camino de salida, su respiración errática rompiendo con premura en la silenciosa noche mientras el mayor trataba de entender qué era todo lo que estaba pasando. No perdió tiempo en irse tras su mejor amigo, su cuerpo poco acostumbrado a la actividad física tratando de resistir el paso de Taehyung.

No tenía que ser un genio para imaginar hacia donde se dirigía y Yoongi no pensaba permitir que Taehyung se expusiera de esa forma a una muerte segura. Ni que Jimin y Jungkook se viesen nuevamente perjudicados por algo así. La imagen todavía grabada en su retina mientras sentía la cálida sangre del soldado secarse en sus manos mientras las calles se estrechaban y los caminos se llenaban de basura del día.

La ciudad permanecía sola debido al toque de queda y sus pasos eran lo único que resonaban en medio de las casas que permanecían apeñuscadas una contra la otra, como si se sostuvieran mutuamente para no caerse a pedazos en cualquier momento. De alguna manera, aquello le resultó irreal a Yoongi, nada similar a las acostumbradas calles de la Corea moderna, repletas de luces y ruidos estrambóticos que rompían con la noche como si ya fuese algo normal.

Ahora eran solo ellos y la solitaria callejuela.

.- ¡Tae! – gritó, tratando de alcanzar en vano el ágil cuerpo del menor, que parecía volar lejos de él y cada vez más cerca del peligro – Detente – se animó a vociferar en coreano, importándole poco si con aquello el murmullo de las calles de desataba.

Prefería ser acusado de hablar una lengua prohibida a ser juzgado por atacar soldados.

Pero Taehyung no se detuvo y Yoongi tuvo que reconocer que también sentía la necesidad de cobrar justicia en la punta de sus dedos pero era más lo abrumadoramente angustiante de la situación que la rabia ciega que su mejor amigo sentía. Era tal vez también, debido a que el vínculo entre Taehyung y Jungkook era tan fuerte que ahogaba, y Yoongi podía entenderlo, podía imaginar cómo se sentía mínimamente su mejor amigo porque sentía algo similar por el sufrimiento de Jimin.

Y es que en su cabeza solo podía repetirse que ambos eran tan jóvenes que no merecían sufrir de ninguna manera. Que ni Jungkook ni Jimin debían tener que pasar por algo así, nadie en el realidad. Jimin era una especie de ángel de sonrisa dulce que no imagina corrompido y humillado como lo había visto en esa tortura que habían presenciado y había producido en él un sentimiento visceral de odio. Pero arriesgarse así... estaba seguro que ninguno de los dos menores lo consentiría.

.- ¡PARA! – volvió a gritar desesperado, aumentado la fuerza en sus piernas mientras Taehyung doblaba en un esquina con él cada vez más cerca - ¡Kim Taehyung! ¡No!

Era, sin embargo, ya demasiado tarde.

La puerta de la casa de la madame los recibió iluminada por pequeños arreglos ornamentales con velas japonesas, la música y las risas rondando la periferia desde el lugar mientras los cantos en lengua japonesa parecían convertir el lugar en algo mágico. La luz de la luna, que coronaba el cielo, era el máximo reflector del paisaje al que Taehyung estaba tan empeñado en irrumpir.

Yoongi le alcanzó en el mismo instante que la mano de Taehyung se cerraba con fuerza en el picaporte y jalaba de él hacia su cuerpo, la pesada puerta de madera abriéndose con un rechinido bajo. Se lanzó contra él, sus cuerpos abriéndose paso dentro del edificio donde la luz de la una de coló. Entonces, la puerta se cerró tras ellos y los absorbió la oscuridad.

Una absoluta y abrumadora oscuridad.

.- No, no – el lamento bajo de Taehyung le hizo girarse desesperado por encontrar a su amigo mientras los sollozos se hacían más y más fuertes – No...

.- Tae, Tae...

Su cuerpo fue jalado hacia el de Taehyung, la mano del menor cerrándose en su muñeca mientras la luz volvía a filtrarse y ahora sus ojos observaban estupefacto el roído pasillo, las telas descoloridas en el suelo, escombros y basura de un tiempo pasado, y los sollozos desconsolados de Taehyung tras él.

.- ¡NO!



Hola... 

¡Uff! No se imaginan lo que me costo escribir este capítulo. NO SE LO IMAGINAN. 

Y tienen todo el derecho de odiarme, adelante. Peor cuéntenme: ¿qué opinan?

Es que ni siquiera sé bien qué preguntarles, para mí fue un capítulo bastante intento por los sentimientos de Taehyung y su desesperación. Creo que hace mucho tiempo no escribía algo tan, no sé, así. Ni siquiera el capítulo anterior. 

En todo caso, cuéntenme qué opinan y qué creen que pasará ahora. 

¿Podrán volver por ellos? 

Gracias, por todo. <3

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