13.- Jimin, el tigre.

He vuelto, me tomó tiempo... pero lo hice. 


El jardín a su alrededor rebosaba de amplios y brillantes flores coloridas que Yoongi disfruto de ver mientras la joven que los guiaba por el largo sendero de piedras en dirección a una agradable casa del tradicional estilo sukiya; largos pilares de diferentes tipos de madera que enmarcaban las puertas corredizas de tonos blancos que ocultaban el interior del amplio diseño tradicional y que, con un amargo sabor de boca, reconoció... se parecía a la casa de citas de la madame.

Sin embargo, tampoco podía dejar de pensar que en ese interior donde, en una habitación de amplios paneles blancos, los esperaba Jimin.

.- El señor Tokaro lleva con nosotros varios años – habló la chica mientras abría la puerta principal, esperando que cambiarán sus zapatillas por las suaves pantuflas de estar en casa que, cordialmente, había dispuesto para ellos - Pensamos que no tenía ningún familiar vivo y nos sorprendió mucho su comunicación... él dijo que no había dejado de pensar ni un solo día en usted, señor Min.

Taehyung chasqueó la lengua, tratando de acomodar sus pies en las pantuflas y observando de reojo a su mejor amigo, que se había quedado mudo ante lo dicho por la japonesa, que, al notarlo, se inclinó levemente contra él, sonriendo con sus labios delgados en su rostro ovalado y pálido. Como una luna, no pudo evitar pensar.

.- Así que lo conocías... - fue lo que murmuró desde atrás Hoseok, tan sólo evaluando la situación – Hemos querido encontrarlo desde hace mucho, señorita Aya.

.- Llámeme Aya – chan, van a hospedarse con nosotros y... nos veremos seguido, Hoseok – kun, ¿no? – la joven muchacha se acomodó el cabello tras la oreja, con un suave tinte apoderándose de sus mejillas mientras Hoseok, repentinamente nervioso, sólo atinaba a sonreír y rascarse ligeramente la parte de atrás de la cabeza.

Taehyung volvió a chasquear la lengua, cansado de la situación: .- ¿Y bien? ¿Cuándo veremos al famoso Tokaro o lo que sea? – preguntó en un tosco japonés, ganándose un repentino golpe de Yoongi por su poco respeto.

.- Claro, claro – respondió ella bajando la mirada antes de darse media vuelta e internarse por un estrecho pasillo en dirección a un amplio jardín – Tokaro – san ha terminado de tomar su almuerzo, así que se encuentra reposando en la sala del té, donde los espera. Es su habitación favorita, dice que le recuerda viejos tiempos.

.- Dijo que lleva mucho tiempo aquí, varios años – se adelantó Hoseok hasta ella, caminando a su par - ¿Cómo llegó con ustedes? Tengo entendido que ustedes tienen una política de no aceptar más que supervivientes de la segunda guerra.

Yoongi trató de no acelerar el paso, pero tampoco perderse nada de la conversación. Una sensación extraña y casi asfixiante se había instalado en la boca de su estómago mientras caminaba, por primera vez en meses, por un pasillo que le recordaba tanto a la casa de la madame, esa en donde Jimin y Jungkook habían estado prisioneros por tantos años.

Y así mismo, no dejaba de preguntarse qué podía estar pasando por la cabeza de Taehyung, que tan sólo caminaba en silencio y con la vista clavada en el suelo, como si cuidase cada uno de sus pasos. ¿Pensaba en Jungkook? ¿Tan sólo, siquiera, pensaba en el chico que en sus pesadillas parecía? Porque no había nada más en el mundo que Yoongi quisiera más que eso. Que así fuese en sueños, Taehyung no hubiese renunciado a él.

.- Tokaro – san es sobreviviente de una guerra, una mucho más vieja y que estoy segura, ustedes conocen incluso mejor que yo – alcanzó a escuchar la respuesta de la joven, un atisbo incómoda al reconocer aquello que su pueblo había hecho con el de ellos tres – Sólo he escuchado sus historias en pocas ocasiones, él... no suele hablar de eso, a penas y sé qué perdió a toda su familia y vagó por mucho tiempo aquí en Japón, incluso sobrevivió a Hiroshima... es un hombre que le hace honor a su nombre.

.- ¿Su nombre? – rompió el silencio Taehyung, alzando su cabeza para dejar entrever un brillo extraño en su mirada, mucho más que curiosidad.

La chica se detuvo junto a una puerta corrediza con tema flor, las sakuras estampadas en le tela de la puerta, caían pétalo a pétalo sobre un hermoso lago en el fondo, casi imperceptible. A Taehyung se le antojó un paisaje capturado en pintura de manera magistral pero no tardó mucho en volver la vista la mujer frente a la puerta, que ya no sonreía.

.- Tokaro significa tigre – respondió ella corriendo la puerta para ellos – Y los tigres no dejan nunca de luchar, incluso si se quedan sin una sola gota de sangre.

Y entonces apareció frente a ellos.

La habitación, contrario a la puerta corrediza de entrada, era entera de paneles blancos y de frente a ellos, un hermoso balcón en bambú daba a un lago en el fondo de la propiedad, desde donde un árbol de sakuras se veía. Tal cual el paisaje que los había recibido y que Taehyung pensó, no era más que una copia de tal visión.

Sin embargo, en lo único que Yoongi reparó fue en la figura encorvada en un pequeño cojín negro y que miraba hacia afuera, su cabello canoso por completo, daba un toque nostálgico a la imagen ofrecida frente a ellos. La dulzura de la naturaleza que se renueva con la verdad inevitable del envejecimiento.

.- Tokaro – san, han llegado...

Y con esa simple frase, la joven mujer los invitó a pasar para cerrar la puerta, dejándolos en aquel blanco agotador de las paredes y la imagen abrumadora de un cuerpo viejo y roto, una espalda que no podría enderezarse nunca más y una cabellera sin color, tan opaca como la piel arrugada de su dueño.

.- Cuando ella dijo tu nombre... pensé que estaba soñando.

Yoongi sintió que todo el aire se escapa de su cuerpo cuando esa voz brotó hasta él. Quiso acercarse, casi correr, hasta él y sostenerlo entre sus brazos, girarlos y comprobar que era Jimin, que eran aquellos ojos que se convertían en dos finas líneas cuando sonreía y que brillaban, brillaban como si el mundo entero estuviera frente a él, justo en los ojos de Yoongi. Sin embargo, no pudo moverse, anclado al suelo tapizado también de blanco.

.- No hablo coreano hace mucho tiempo – volvió a hablar el anciano encorvado, sin afán alguno de girarse hacia ellos – Así que espero disculpes si en algún momento me olvido de las palabras... mi lengua, mi hogar... los perdí hace mucho tiempo.

Hoseok observó en silencio el rostro consternado de Yoongi, un sinfín de emociones parecía atravesarlo mientras permanecía con los ojos fijos en la espalda del anciano. Sus ojos se desviaron entonces a Taehyung, que silencioso, esperaba más cerca de la puerta; tanto que, por un momento, temió que la abriera y saliera corriendo.

.- Tokaro – san, mi nombre es Hoseok y soy amigo de Yoongi y Tae... nosotros...

.- Ayúdame, muchacho – le interrumpió el anciano, estirando su brazo delgado y envuelto en un pijama grueso – Mis piernas no me sostienen muy bien y me cuesta ponerme de pie.

Hoseok observó de reojo a Yoongi antes de apurarse a tomar el brazo del anciano, apenas y mirando su perfil regordete pero arrugado. Eran rasgos coreanos con claridad y mientras lo ayudaba a ponerse de piel, sintiendo la piel y los músculos crujir con esfuerzo al tomar el bastón para sostenerse solo, Hoseok no pudo evitarse sentir un cosquilleo de impresión al ver cómo, a pesar de las desgracias y el inevitable paso del tiempo, aquel anciano conservaba un aura única.

Una sonrisa surcó su rostro, casi tan brillante como la del anciano al girarse y ver a Yoongi frente a él.

.- Jimin... - no había nada más que pudiese decir, nada más que confirmar.

.- Nadie me ha llamado así desde hace tantos años... tantos... - el anciano se soltó de Hoseok, sus pies envueltos en tela negra, adelantándose con lentitud hacia a Yoongi – Es increíble... no has... no has cambiado nada.

Yoongi quiso llorar, sus ojos detallando las arrugas en ese rostro y en cómo sus ojos se convertían en dos finas líneas mientras sonreía para él. Una sonrisa que, durante tantos meses, había pensado nunca volvería a ver y ahora, ahora estaba frente a él, con muchos años y sufrimientos encima, pero con la sonrisa intacta.

Tan hermosa y cautivante como la primera vez.

.- Jimin... Jimin... - sólo consiguió decir mientras avanzaba hasta él y con todo el cuidado que le fue posible, lo tomó entre sus brazos, sintiéndolo más pequeño y frágil que la última vez, cuando era sólo un adolescente – Jimin... te busqué tanto, tanto...

El anciano acarició con suavidad su espalda, dejando que las lágrimas del más joven cayeran sobre su hombro mientras buscaba estabilizar su cuerpo, mucho más pequeño debido al encogimiento de la ancianidad, contra ese cuerpo fuerte y caluroso que, en el pasado, le había abrigado. Quería decirle muchas cosas, pero se limitó a dejar que su cuerpo, frágil y viejo, hablar por él.

.- Llevó sin llorar desde que tenía 18 años – susurró contra él, su voz raposa – Pero por ti, Min Yoongi, puedo volver a llorar océanos enteros.

.- Jimin, te encontré... te encontré.

El anciano sonrió, separándose tan sólo unos centímetros para tomar su rostro entre sus manos frías y arrugadas, sus ojos encontrándose con los inundados en lágrimas de aquel hombre de carácter fuerte que, cuando se vieron por primera vez, no tuvo ningún temor de dudar de él, de temer de él.

.- Lo hiciste, Yoongi – le susurró, sólo para él – Me encontraste y te lo agradezco.

Hoseok dejó que las lágrimas corrieran también con libertad mientras observaba el increíble cuadro frente a él: Min Yoongi tomando con delicadeza aquel anciano que lo miraba como si todo el universo se concentrara en él, como sí... como sí, alguna vez, había existido entre ellos algo mucho más profundo que un simple universo y sus estrellas.

Por su parte, Yoongi tan sólo trataba de calmar su respiración y el río de lágrimas que se había desbordado, sin entender todo el cúmulo de emociones que había en su pecho. No había conocido a Jimin por mucho tiempo, tan sólo unos días y tampoco habían cruzado muchas palabras... pero lo había visto luchar, lo había visto sonreír en la oscuridad y nunca rendirse.

¿Cómo no podía sentirse unido a alguien así?

.- Aún no lo sabes, Yoongi – susurró Jimin para él, sus ojos brillantes sólo... sólo para él y conservaría esa imagen el resto de sus días – Pero ya me habías encontrado antes.

La frase lo desconcertó, pero no le dio tiempo a reaccionar antes que los brazos de Jimin le dejarán ir y los ojos del anciano se clavarán directamente en la figura de Taehyung, que, agazapado contra la puerta, miraba al suelo y su cabello, cubría ligeramente sus ojos. La mirada de Jimin ensombreció mientras apoyaba el bastón de madera oscura y se encaminaba hacia él.

.- Tae...

Taehyung se sobresaltó al escuchar su nombre con aquella voz raposa. La había escuchado antes, pero por más que hurgara en el baúl de sus recuerdos, no conseguí ubicar dónde ni cómo. Aquel anciano, ¿dónde lo había visto? Por qué... ¿por qué quería correr hasta él y sólo acomodarse en su regazo, llorar a su lado y preguntar? Pero, ¿preguntar qué?

.- Tae... no has cambiado nada tú tampoco – volvió a escuchar la voz mientras una fría mano tomaba su mentón y lo obligaba a alzar la vista, a fijarse en el rostro regordete que, más allá de las arrugas, se le antojaba joven y vivo – Sólo tu cabello y tus ojos... tus ojos lucen igual a los de él.

.- ¿A los de él? – el menor en la habitación tragó saliva, sus ojos yendo de un lado al otro menos al hombre frente a él - ¿De quién habla? No... no entiendo, Yoongi hyung... quiero irme a casa, vámonos. Vámonos.

Yoongi se adelantó, apenas y secando sus lágrimas mientras sentía el nudo de la preocupación subir por su cuerpo al notar como Taehyung miraba sin mirar, sus ojos moviéndose con rapidez y su cuerpo tensándose casi de inmediato al agarre de Jimin. Su mejor amigo no lo entendía, no lo sabía... desconocía que el anciano frente a él era ese amigo que había cuidado por meses, por quien había recolectado comida en latas y por quien había llorado.

Sin embargo, antes de que Yoongi pudiese llegar hasta ellos, Jimin ya lo había soltado y con una expresión nostálgica, tomó la mano de Taehyung hecha un puño entre las suyas.

.- Lo siento mucho, Taehyung – habló de nuevo Jimin mientras sus dedos deshacían el puño en la mano del menor – Lo siento por no cumplir mi promesa...

Tae negó enfáticamente, sintiendo su corazón a punto de salirse de su pecho: .- No sé de qué habla...

La cabellera canosa se movió mientras en la palma de su mano, un pesado anillo de plata era depositado y Taehyung sintió que, contrario a unos segundos atrás, su corazón se detenía por un momento mientras todo daba vueltas, su cabeza sumiéndose en un profundo dolor y su garganta secándose por completo.

.- Él no consiguió llegar hasta ti... no pudo esperar y yo no conseguí retenerlo.

.- P-por favor... deje de hablar... no sé, no sé de q-qué habla – consiguió decir el menor, los ojos del anciano parecían atravesarle, buscar algo que no podía darle.

Jimin negó, alejándose unos pasos pero sin soltar su palma abierta donde el anillo descansaba, como una joya olvidada pero atesorada al mismo tiempo: .- Lo sé pero necesito que sepas, Kim Taehyung... que todavía hay tiempo para cambiar las cosas y que sea él quien te lo entregué.

Las manos lo soltaron y su brazo cayó laxo a su lado, el anillo rodando en el suelo hasta el borde del balcón, perdiéndose al caer fuera de la habitación, pero sin que ninguno se girara a ver su destino final, ni siquiera cuando el chapoteó del agua sonó como música de fondo.

Jimin retrocedió, haciéndose del bastón colgado en su muñeca, pero sin dejar de mirarlo.

.- Jungkook... ¿habla de Jungkook? 



Esta es una nota que publicaré en todas las actualizaciones de mis historias. Por favor, leer hasta el final:

No voy a pedirles disculpas por la gran cantidad de tiempo que me he tardado en volver a actualizar no sólo esta sino todas mis historias. No lo haré porque no crea que las merezcan sino porque, más que quedarme en un simple "lo siento por la tardanza", quiero tratar de brindarles algo, así sea chiquito, por toda la espera y apoyo que me han brindado a lo largo de las últimas semanas.

No tengo palabras para decir lo mucho que este pequeño mundo, donde ustedes, las historias y yo estamos, significa para mí.

Sé que no he contestado aún los mensajes internos, los comentarios en la nota de Calle Abajo donde explico más o menos todo lo que ha sucedido ni las notas de mi perfil, pero lo haré poco a poco. Me ha costado mucho (porque la primera vez que escribí esta nota fue hace más de un mes) regresar a mi vida "normal", y tal vez, nunca lo haga.

Eso ha sido difícil de aceptar porque estoy aprendido a vivir de nuevo, a amarme... 

Muchas gracias por esperar, de verdad.

Ahora sí, respecto al capítulo de hoy cuéntenme qué les pareció, qué creen que significan las palabras de Jimin. ¿Fue cómo se lo imaginaban? ¿Qué tal ese encuentro y lo que da a entender?

En fin... Gracias, otra vez...

Nos leemos más tarde.

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