II
Lo escuché, como se abrieron paso por la ciudad. Siempre estuve a la sombra de Krauff y así me gustaba estar, pero ahora tenía que enfrentarme a esos fenómenos.
Mi padre me metió a la política desde joven, eran tiempos tranquilos, la seguridad recaía en los llamados héroes, así que tipos como yo no teníamos preocupación por amenazas a la seguridad, sin embargo les tenía gran envidia, ah ese sentimiento irracional, si tal vez lo hubiera calmado.
La corriente de Krauff me cautivó y la usé en mi beneficio, aquellos idiotas que no soportaba fueron los primeros que mandé ejecutar y todavía mis camaradas me daban palmaditas en la espalda por ello, incluso decían que era alguien ejemplar, que merecía mi puesto como la mano derecha de la lideresa.
y ahora, simplemente prefiero tragar una pastilla de cianuro y esperar que esos malditos no me alcancen...
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