III




Capitulo tres






Yoongi solo conocía al pelinegro por ser el Duque de Durham. Hijo mayor del matrimonio Kingston. Y también, porque Jungkook le ha comentado e incluso dibujado,en algún momento que el menor estuviera aburrido hasta las orejas,como era la apariencia o lo que se decía de su persona.

Tampoco le dijo mucho,pero lo que resaltaba era que,la gran mayoria de mujeres solteras o casadas suspiraban por tener posada la mirada del Duque en ellas. De sus labios escapaban comentarios y suspiros que mostraban su fascinación y encanto hacía el hijo mayor y único hijo.

Porque por las calles de Durham se comentaba que el primogénito del matrimonio Kingston debía de conseguir una esposa y, eventualmente,un heredero puesto que tomar el lugar de su padre estaba cerca y mantener la imagen de su apellido y, quizás próximo  puesto en la familia,era en demasía importante. No se daba mucho conocimiento de lo que ocurría a puertas cerradas en el castillo de Durham,pero simplemente era de conocimiento por el boca en boca que el Rey Leyton padecía de una enfermedad que se estaba llevando poco a poco sus alientos.

La fría y palida diestra del pianista toma con delicadeza la que es tendida,un leve tiron que lo ayuda a levantarse y,de inmediato,se encoge en su lugar siendo resultado de todas las miradas puestas en él. Los susurros que se escuchan a los costados no muestran disimulo,se siente intimidado, Yoongi odia tener atención.

La consciencia y el rápido accionar vuelven en si para tomar rápidamente sus cosas y correr de nuevo al refugio de su hogar. Con movimientos rápidos sus pálidas manos toman sus pertenencias,da medía vuelta y empezar a moverse lejos de esa situación tan humillante.

—Se le está olvidando esto, joven...—La misma voz del Duque lo hace detenerse de espaldas,ladeando la cabeza sobre su hombro y viendo que de la misma mano que lo ayudo a levantarse ahora tendía una roja y fresca manzana. La última palabra siendo suspendida en el aire a la espera de ser continuada por la presentación del mayor.

—Se la regalo.—dijo sin más,volteando y dejando al Duque sorprendido y confundido en iguales partes.

—¡Jimin,vamos! Comenzará a llover en cualquier momento.—Una voz más grave se acerco hasta el Duque, quién no había perdido el rastro de ese joven rubio moviendo los pies más rápido a cada paso, incluso,con el viento fresco chocandole de frente.

—Ya voy, Taehyung.—avisó, bajando la vista a la manzana y acariciándola con el dedo pulgar para así guardarla en el bolsillo de su gran abrigo.

Y no fue hasta que Yoongi se alejó lo suficiente y se encontró finalmente con el pelinegro menor que dejo escapar el aire retenido en sus pulmones. La presión que sintió al ser visto por tanta gente le altero las pulsaciones, siendo víctima de la ansiedad.

—Yoongi,por favor, respira.—escuchó como Jungkook pedía a su lado—. Solo fué un accidente.

—Lo sé.—respondió, cuando se recompuso—. Solo...detesto la mirada de la gente en mi. Me hace sentir juzgado en todos los sentidos de la palabra.

Limpio el sudor de sus manos contra sus pantalones,enderezandose en su lugar y pidiendo en silenció volver a su hogar donde se sentía a salvo de la mirada ajena. En su hogar, Yoongi se sentía a salvo de lo que por tantos años su familia termino inculcandole en la cabeza por ser lo que es.

En las noches era donde más lo atormentaban, en el momento en que se perdía en los brazos de Morfeo y era llevado al paraíso de los sueño. Pero, para Yoongi,era más un infierno de las pesadillas dónde los miedo,inseguridades y barbaries que su propia familia había sometido su alma lo atormentaban hasta que volvía a abrir los ojos. Despertando sediento de aire y una daga clavada en el pecho con un martilleo más fuerte que el anterior.

Y en el camino,mientras Jungkook le comentaba algunas cosas que había visto en diversas tiendas y puestos en las calles del pueblo, el rubio se perdió en la inmensidad de sus pensamientos y reviviendo la vergonzosa escena de estar de rodillas sobre el suelo de tierra,ensuciando su ropa y con una apariencia humillante,un sentimiento de inferioridad golpeandole al instante.

En ese trayecto se condenó con los mayores insultos que su artística mente pudo crear en todo el camino, siendo ridículo el más leve,puesto que con cada paso que daba fué cayendo más en cuenta que habló sin propiedad ni honorificos correspondientes, golpeó su cuerpo por andar despistado y se despidió sin un mínimo de educación frente a tanta gente del mismísimo Duque de Durham.

Si bien el Rey Layton Kingston de Durham padecia de una ya avanzada enfermedad respiratoria no impedia que de su boca salieses palabras que tenian a Jimin un tanto cansado. Su madre,una mujer joven para la edad de Jimin,tenia el deber de apoyar las decisiones de su esposo,incluso,si afectaban el bienestar emocional de su propio hijo.

—¿Cuántas cosas has comprado?

—Todo lo necesario para no volver a salir de mis aposentos por un largo tiempo.

—Aposentos.—Se carcajeó Jimin—. Tu si que aplicas la Ley del menor esfuerzo.

—Sube al caballo y muevete antes de que mi bella madre me maldiga por enfermar a su sobrino.

Alzandose sobre Mimi,a espalda recta,la yema de sus resecos dedos se aferró a las riendas de la yegua y dió indicio de comenzar a andar. El cielo se volvia a envolver en el color grisáceo oscuro, advertencia de tormenta y prohibición de cualquier rayo de Sol dorado que caliente su piel.

Tuvieron que exigirles más rapidez a los caballos para no llegar empapados al castillo Linton. Esta vez, Jimin se dedicó a crear escenarios poéticos en su mente,aquellos que cualquier pintor gustaría pintar en un lienzo blanco para enamorar a toda la gente que visite su obra en un museo.

Se imaginaba pintando el cielo gris y amenazante sobre el manto verde de arboles y las pocas flores que acompañaban el verdoso pasto,aquellas guerreras manteniéndose firmes al crudo invierno. El pelinegro estaba ansioso por llegar a la calidez del castillo de su tía,era muy probable que pasasen esa noche allí,asi que quizás, podía pedir algún capricho como sobrino consentido de algo caliente y algún dulce que sacie su antojo.

Taehyung seguramente le pondría al día sobre diversas cuestiones que no tuvieron la posibilidad de charlar por cartas puesto que no era algo para conversar de ese modo. Un detalle que marcaba la diferencia entre primos,era el tipo de vida que vivían los dos. Porque,si bien pertenecen a la clase alta según la jerarquía de esta época, Taehyung es alguien que puede actualizarte de los sucesos de su vida todos los días con cierta frecuencia.

En cambio,Jimin es una persona que le sucede algo cada tanto y con suerte si es que el universo se acuerda de su existencia. El mayor no lo comprende,como su vida puede ser tan rutinaria,aburrida y sin una pizca de interes en sus acciones siendo que con Taehyung tienen casi la misma edad,salvo que es un año la diferencia que establecen.

—Creo que Hoseok ya ha mandado a preparar la cena—comentó el azabache una vez que ya habían finalizado la vuelta,refugiando rápidamente a los animales con Seokjin—. ¿Tienes hambre?

—Y frío.

—Tu y tu odio al invierno.—bramó,caminando a la entrada del castillo—. Vamos, entonces.

—Yo soy el que no comprende tu fascinación por el clima gélido.—se mofó,el aire calido del fuego abrazándolo al entrar—. Es completamente inhumano ser fanático de tan despiadada estación.

—¡Tú eres inhumano,animal con plumas!

Jimin se divertía de sobremanera discutiendo los gustos  no tan importantes de su primo,verlo enojarse e insultarlo -siempre que Clara no estuviera cerca escuchandolo- era como una  risa en el momento correcto de la decaída. Eso también,se agregaba a las razones de porqué su relación era tan única y significativa para el pelinegro.

Ambos eran como aliens en un mundo de humanos,distintos a todo y todos,tan únicos en su manera de ser combinados. El complemento de cada uno para que su vida no sea, generalmente,un desvalance constante que amenaza con caer en la punta del precipicio. A veces,Jimin pensaba que podían ser almas gemelas,porque comprendía que las almas gemelas no iban ligadas si o si a lo romántico. Eventualmente,de que no sería -bajo ningún tipo de circunstancia- el amor entre dos hombres,Jimin lo entendía.

—Madre. Tia.—saludó el de orbes oscuros ante la presencia de las dos mujeres.

—¡Al fin!—bramá su tía—. Pensé que les habían robado o algo, Taehyung.

—Madre,solo nos hemos entretenido viendo un par de tiendas de más.

—No fué su culpa, tía.—intervino—. Fué también mi culpa,yo tuve un accidente y por ello nos demoramos un poco.

—¿Un accidente?—bramó su madre con exasperacion,la preocupación en toda su garganta—. ¿Les han robado? ¿Están heridos? Jimin ven y muéstrame.

El instinto de maternidad que tenía la Reina Kingston,a veces,le generaba una calidez gratificante en el corazón a su hijo. Como una fogata en pleno invierno,el calor recorriendo su cuerpo y sintiendo el amor auténtico de una madre viajar por sus venas, así como por las mismas viajaba su sangre. 

Jimin fué bendecido con el amor y aceptación de una madre,algo que algunos otros no poseen y son capaces de sacrificar hasta lo imposible por tener aquel amor. Ese es un amor de los envidiosos,aquel qué quien no lo tiene siente la envidia tomar parte de todo su ser solo por saber que el significado de ese vinculo en primera persona. Y Jimin no posee ningún conocimiento de que,un poco mas alla del sur del centro de Durham, un pianista refugiado en la prisión de las melodías más lamentables jamás escuchadas.

Toma las manos de su madre con las suyas frías por el clima de fuera,acariciando el dorso de esta con cariño y una sonrisa de labios cerrados. Viendo el rostro de la Reina lleno de preocupación queriendo comprobar que su hijo no posee ni un raspón,queriendo cuidarlo cómo sí fuera un niño de solo cinco años que fué alguna vez y no un Duque proximo a Rey.

—No me ha pasado nada,madre.—sercioró—. Solo iba distraído y choqué con un joven.

Cómo un pequeño click de su cerebro,recordo el fruto rojo brillante que le aguardaba en el bolsillo de su abrigo ,esperando ser degustado en el paladar de algún desconocido. Su gelida diestra se movió hasta allí,sintiendola al instante y sacandola a la luz,como si en su mano reposara la pieza de arte más admirable de todos los tiempos.

—Me ha regalado una manzana.—Una sonrisa perlada dibujada en sus palidos belfos,sintiendose un infante mostrándole un nuevo descubrimiento del mundo a su madre—. Parecía un buen hombre,pero se fue y no supe su nombre.

La mueca que se preciono en sus labios fué de desánimo, pidió disculpas por su torpeza,pero eso no saciaba el gusto amargo en su paladar sobre la incógnita de aquel joven de mechones rubios claros,sus ojos iguales a los de un felino que le intimidaron por lo sin vida que parecían estar. Recordo verlo  marcharse como si estar cerca de otro ser humano le diera pavor y sea sinónimo de la peste negra. 

—Esta bien,debes estar más atento a lo que haces,hijo.

—Lo haré,madre.—asintió—. ¿Puedo preguntar dónde se encuentra mi habitación? Estoy algo cansado de montar a Mimi.

—Ah,que hermosa yegua,te ví irte con ella hoy y debo decir que no la recordaba tan hermosa.

—Seokjin es admirable en el cuidado y amor que le entrega a los animales,querida tia.—Taehyung sonrió cortamente,meneando la cabeza en dirección al segundo hombre allí—. Ven conmigo,Jimin. Yo tambien necesito de un descanso.

_Tomen un baño caliente,llamaré a Hoseok para que se los prepare y ordenaré que hagan la cena.

—¿Hemos tardado tanto que ya es casi hora de la cena?—La sorpresa del azabache hace que una risa se ahogue en la garganta del Duque.

—¡Pero si has estado una hora para elegir los pinceles!—protesto,en su lugar.

—¡Son prioridades,cosas importantes por las cuáles tomarse su tiempo!—contrataco,su ceño fruncido sin ningún gramo de seriedad—. ¿Como dibujas si necesitas un pincel más grande del qué comenzaste el boceto,uno mediano para rellenar y uno más pequeño para los detalles?

—Te daría la razón si estuvieras hablando de lápices.

—Puedes utilizar cualquier lápiz para escribir un poema,Jimin.—Su primo se burlo,siendo que Jimin adoraba su pasatiempo de poeta—. No es lo mismo.

—Callate,no me faltes el respeto porque negare ser familia tuya de aquí hasta el día de mi muerte.

Una carcajada abandonó,por fin,las cuerdas vocales de ambos hombres. Sintiendo sus estomagos tensarse por aquel agradable momento. A su costado,las hermanas los observaban con una mirada complice y una sonrisa mostrando sus dientes levemente,sintiendose tan agradecidas de tener a esos dos jovenes como sus hijos y siendo el cable a tierra de ambas. Viendolos subir las grandes escaleras del castillo para tener un momento de descanso indivual cada uno,se preguntan internamente, ¿en qué momento sus pequeños principes habian crecido tanto?

En el momento en que la Luna abraza el norte de Durham,el aire es mas frío que  el de la mañana y la tarde. Jimin tiene la punta de su naríz roja por ello y su odio hacia el frío solo aumenta en demasía. La camisa larga de algodon y los pantalones cubrian su cuerpo del gelido clima,a la misma vez, que no lo agobiaban del calor del fuego.

Compartiendo la cena con las dos mujeres y Taehyung le causó una cierta melancolía,una que no sabe explicar su causa porque su padre nunca fue alguien de familia. La corona importaba más que el amor de un ser humano para el Rey Leyton. Jimin no recuerda haber compartido una cena con su padre en la misma mesa que él y Jane. 

En su memoria,nunca hubo un momento de padre e hijo digno de adorar en un baul de recuerdos,la corona dorada siempre fué una prioridad. Sus únicos momentos compartidos se debian a disciplinar a Jimin para su futuro como Rey,nunca existieron consejos sobre la vida,sobre los miedos,sobre el futuro ni mucho menor sobre el amor. 

Jimin Kingston es un ejemplo de como todos tenemos una mascara tapando nuestro verdadero yo,ocultando nuestras verdades al mundo y mostrando solo lo que nosotros queremos que vean. Eventualmente,nadie puede conocer a una persona al cien por ciento,nadie es genuinamente autentico al final del día porque hasta quien aparenta una vida sin ninguna complejidad y vínculos adorados por mucho,es quien,quizás,esconde muchas más cosas de las que nos podemos imaginar detras de una fachada.

Despidiendo a su madre con un beso en la frente,sus orbes se deleitan mirando el fuego de la chimenea. Tan cálido ,pero tan peligroso a su misma vez. Su paladar se siente extraño y duda que sea por el pollo que cenó,no,hay algo más que no sabe poner en palabras.

—¿Quieres beber y hablarlo?—El habla del Marques le toma por sorpresa,pero se alegra con todo el corazón que este ahí.

La suerte acompaña a Jimin entregandole a un familiar como Taehyung,porque con solo leer el gesto en su rostro pueden saber lo que sucede con el otro. Tener a alguien que sepa descifrarte aunque le des mil vueltas al rompecabezas es un vedadero privilegió que no muchos son capaces de tener,ni mucho menos valorar.

El whiskey se desliza en su vaso como cuando las olas chocan contra las priedas,el olor del licor irrita aún más su nariz rojiza,pero no se queja. Dejando que la amargura del alcohol le golpee la garganta,Taehyung espera mirando repisas del comedor con un vaso que toma a pausas. El mundo tranquilo y entretenido que habia hechizado a Jimin ese día se desploma como un sueño,irreal y terrorifico.

—No se si quiero ser Rey—comienza—, pero debo serlo.

—Jane podria ocupar la corona en caso de que Leyton...

—No puedo,debo de seguir la jerarquía establecida y como se me ha ordenado desde que soy un niño.—Un nuevo vaso de licor reposa en sus digitos—. Tengo que ser como el mundo espera que sea,tengo que ser igual a los otros reyes.

—Deberiamos adquirir el coraje de no ser como todo el mundo.—Se mofa,la naríz arrugada en disgusto,bebiendo del vaso.

—Quiero saber qué es la vida, me llama la atención conocer el mundo más que solo leyes,mandatos y relaciones con reinos externos.—Se lamenta—. Quiero saber lo qué es sentir.

Los ojos de Taehyung estan parados en su figura y Jimin se obliga a no mirararlo porque nunca hicieron referencia a los setimientos. Nunca hubo una charla puntual sobre ellos, quizás solo un nombramiento breve y fugaz del mismo.

—¿Quieres enamorarte?

—No sé lo que quiero.—responde—. No conozco nada que no sea relacionado a la corona,supongo que solo la poesía y los libros.

—Tienes veintiseis años,Jimin.—remarcó,el vaso cristalino casi vacío—. Vé y conoce el mundo por tu cuenta,no dependas de lo que los demás quieren de ti.

—No puedo hacerlo.

—Puedes hacerlo,pero lo que tu padre decidió para ti te vuelve un cobarde.—señalo—. Nunca nadie ha muerto por intentar vivir,morimos por vivir la vida como nosotros elegimos.

—Me da miedo el futuro.

—A todos nos da miedo,pero si comienzas a pensar en el futuro te olvidas del presente y ahí es donde te pierdes la vida.

Las conversaciones con Taehyung siempre terminan con Jimin replanteandose cada punto de su vida,pensando posibilidades que nunca hara porque es un cobarde de no querer desafiar a la corona. Allí vuelve el punto de que nunca aprendió nada de la vida, fué diseñado para la corona desde antes de nacer,nisiquiera tuvo elección en las clases que le dictaban desde pequeño. 

Recuerda haberle pedido a su madre clases de piano,su padre se lo prohibió con la excusa de que seria una distracción de su futuro como rey. Entonces, ¿cómo Taehyung podía decirle que viva y rompa millones de leyes si siempre tuvo la sombra del poder raspandole los talones y haciéndolo su temeroso prisionero?

—No puedo.—repitó,un recuerdo diario que esconde en el oceano de sus poemas y el recuerdo de los cielos en la noche.

—Puedes,pero no quieres.—corrigió el azabache de ojos avellana—. Porque si quisieras harías lo que sea por tenerlo,los que soñamos somos asi,peleamos por lo que anhelamos.

—¿Por qué siempre tienes palabras que me hacen replantear cada gramo de oxígeno que respiro?

—Es un don.—bromeo—. Yo planto las dudas, tú las explayas en los poemas. 

La sonrisa del Duque se ensancha, sintiéndose somnoliento y saciado de alcohol. Mira a su primo,apoyado contra el borde de la mesa,su vaso ya vacío y dejado a un lado con un gesto de cansancio,pero gracia en el rostro.

Entonces,Jimin se levanta y se coloca frente a el,su mano se deja caer en el hombro contrario conjunto a un silencio que dice más de lo que las palabras pueden. Un brillo en sus iris siendo testigo de todas las verdades de ambos secretamente guardadas entre ellos y nadie más.

—A veces me gustaría que hubiéramos sido hermanos.—Jimin confiesa,con parsimonia y una verdad que se le entierra igual que un puñal en el corazón.

—Si,a mi tambien.—concuerda Taehyung—. Pero luego recuerdo que roncas al dormir y se me pasa.

—¡No ronco al dormir!

—Claro,como tu quieras.

Un par de risas más acompañaron ese salón silencioso hasta que el brillo de la Luna los obligo a ir a dormir,queriendoles entregar un mundo donde todo era mas facil y perfecto. 

Y,en la soledad de su habitacion,Jimin deseó con todas sus fuerzas encontrar respuestas al mar de preguntas que era su mente. Se entregó al universo que le regalaba la Luna esa noche,aferrandose al anhelo de una coma y no un punto final en su corta vida. 

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