6. Sumiso y dispuesto a obedecer

De vuelta al auto y a la carretera, después de la cena, Off iba un poco más relajado.

Las copas de vino hicieron un buen trabajo, aflojando la tensión de su cuerpo lo suficiente, pero sin hacerlo sentir ebrio y notó algo que no había notado antes.

Gun no llevaba guarda espaldas. Iba conduciendo su propio auto y se veía muy cómodo, como si no fuera el tipo peligroso del que todos hablaban.

—¿Sucede algo gatito?

—No hay nadie más con nosotros. Pensé que al ser el tipo de persona que eres, llevarías al menos a tres hombres detrás de ti todo el tiempo y que alguien más conduciría tu auto —dijo Off, curioso.

—Eres observador gatito. Y según tú ¿Qué tipo de persona soy?

Off se llenó de vergüenza. Había, prácticamente insinuado que el hombre hermoso era un maleante. Aunque relativamente lo era. No lo había comprobado de primera mano, pero esa era la reputación que cargaba.

—Este... yo, lo siento. No quise ofenderte.

Gatito tímido. Me gusta.

—Está bien. Sé a lo que te refieres y no me ofende. Es verdad que soy un hombre que hace negocios no tan legales, pero no soy tan malo, como hayas podido escuchar de las personas. Y me sorprende que, siendo tan observador, no hayas notado que si tenemos seguridad a nuestro al rededor. Me gusta la discreción, así que mis guardaespaldas se mantienen a una distancia prudente, pero están ahí. Hay dos autos siguiéndonos desde atrás y uno al frente, un poco más alejado.

Off quiso asegurarse por el retrovisor y vio dos camionetas haciendo juego de luces, a varios metros atrás.

—También me gusta conducir mi propio auto. No necesito un chófer si puedo hacerlo yo mismo y lo hago a la velocidad que me gusta, sin tener que dar instrucciones a nadie, de hacia dónde deben llevarme. Además de que, tengo más privacidad con mis amantes —Gun volteó a ver a Off un momento y le guiñó un ojo, coqueto.

Off no dijo nada más, hasta que llegaron a un edificio de varios pisos de altura. Se veía la elegancia con la que estaba no sólo construido, sino arreglado. En definitiva, los negocios de Gun Atthaphan eran demasiado buenos para que pudiera permitirse un departamento en ese lugar.

Estacionaron el auto y Gun los guió a un ascensor, al parecer privado. Off de pronto se dio cuenta de que todo se volvía más real, mientras más se acercaban a donde sea que iban, dentro del elevador. Las manos comenzaron a sudarle y el efecto adormecedor del vino desapareció de pronto. La brutal realización de que estaba a punto de tener sexo con un hombre se volvía más pesada a cada segundo, pero misteriosamente no era tan desagradable como había esperado. No se estaba volviendo loco por el hecho, más bien estaba algo así como ansioso y expectante. Iba a follarle el culo a un hombre dentro de poco y nunca antes lo había hecho, ni pensado siquiera.

¿Qué se supone que iba a hacer? La dinámica era la misma ¿no? Meter y sacar su polla de un agujero, de un culo, el culo de Gun Atthaphan ¿Y si hacía todo mal y al hombre hermoso no le gustaba? ¿Y si hacía algo imprudente y terminaba con una bala en la cabeza? ¿Y si era un asco de amante y Gun se reía de él en su cara? Tendría que esforzarse por complacer al hombre y evitar una humillación, o la muerte por ser considerado mal follador.

Sospechaba, más que saber, que Gun Atthaphan era capaz de matar o más, pero a simple vista no se veía como un hombre tan aterrador. Intimidante, talvez, pero no aterrador. Probablemente su belleza y porte le valían, su autoconfianza y ese aire de dominación que lo envolvía de pies a cabeza, desde las pulcras zapatillas de diseñador, hasta los mechones coloridos en su cabeza. Él hombre era demasiado guapo para ser real, pero no se veía como una nenita delicada o un muñeco frágil. Era desconcertante el contraste contradictorio, pero a la vez demasiado hipnotizante, atrapante, llamativo. Tenía la figura perfecta y las curvas adecuadas en los lugares adecuados para ser un hombre. Los hombres no deberían ser así de bonitos y sin embargo, Gun Atthaphan era jodidamente, malditamente bello.

—¿Ansioso, gatito? —ronroneó Gun, haciendo a Off prestar más atención.

—¿Uh?

—Sé te van a salir los ojos o me vas a hacer un hueco en la cara, si sigues viéndome así —Gun sonrió ladino y Off volvió a desenfocar la mirada.

Adorable gatito. Así es como quiero que me veas cuando te monte.

Off no pudo evitar ruborizarse, ni siquiera sé había dado cuenta de que se quedó viendo fijamente a Gun. Intentó balbucear algo, pero nada salió de su boca, más bien algo entró. Gun se había inclinado hacia adelante en el reducido espacio —¿Por qué tardaba tanto en llegar a destino el elevador?— y besado a Off sin pedir permiso o dar aviso. Los calientes labios que ya habían estado en su polla antes, hace dos semanas, ahora devoraban su boca, hambrientos y furiosos. Con Gun nada era suave y con cada acción iba dándose cuenta de eso.

A Off le tomó un momento darse cuenta de lo que estaba sucediendo. Estaba siendo besado por un hombre, ¡un hombre! Y ya sea que fuera normal o no, no estaba enloqueciendo, no se estaba apartando y no se sentía horrible como había esperado, pero de nuevo, ya había tenido esos gruesos y rosas labios en su polla dura y ese aliento caliente sobre sus pelotas antes, un beso no era nada en comparación, pero estaba provocando el mismo efecto. Placer y anticipación creciendo dentro de Off como espuma que aumenta y aumenta.

¿Estaba algo mal con Off? Estaba deseando enterrarse de una vez por todas en el culo de este hombre hermoso.

Trató de seguir el beso después de unos momentos, pero tan rápido como había comenzado, también terminó y Gun volvía a sonreír de esa manera ladina frente a Off.

—Ya quiero tener esos deliciosos labios sobre todo mi cuerpo —declaró Gun y nuevamente la traidora polla de Off cobró vida en sus pantalones y dijo hola, palpitando.

—Aún no me has dicho como vamos a hacer esto. No... no sé si va a estar bien. No sé si pueda.

—¡Oh gatito! Podrás, lo sé. Tú puedes estar en negación aún, pero tu polla me quiere y yo quiero tu polla, dura y firme dentro de mí, cogiéndome sin piedad.

Gun frotó su pequeña mano sobre el bulto en los pantalones de Off y la respiración de Off se enganchó en medio de una inhalación que resultó más dolorosa que si estuviera respirando fuego, no es que Off supiera lo que se siente respirar fuego, pero se hacía una idea.

Demasiado pronto, o demasiado tiempo después, llegaron al loft del último piso. Amplio, elegante y muy... muy Gun —pensó Off—. Con el típico aspecto en cuero de la oficina en el casino Dolly.

Gun se dirigió al mini bar y sirvió un par de tragos, dándole uno a Off y guiándolo hasta la estancia y ofreciéndole asiento en un sofá de dos plazas.

—No eres mojigato, Off. Sabes cómo funciona el sexo y ya te he hecho saber algunas de mis preferencias, así que no le veo demasiado problema —Gun lamió sus labios, después de darle un trago a su bebida— tampoco estás siendo obligado a nada, porque ya comprobamos que tu polla no es indiferente a mí. Te gustará.

—¿Y si es demasiado malo? ¿Si no te gusta?

Gatito está preocupado por complacerme. Tan dócil.

—Bien, basta de charla. Eres tan sumiso que me prende y me estoy poniendo duro y solo quiero que te desnudes y me folles de una buena vez.

Gun apartó ambos vasos a un lado, en la mesita, y se sentó a horcajadas sobre Off, acechándolo y estudiando cada reacción de su cuerpo y sí que reaccionaba.

Off estaba jadeando entre respiraciones y su polla ingrata, palpitaba caliente y dura contra el trasero de Gun por debajo de toda la tela que los separaba, como si quisiera cavar un hoyo y encontrar su camino al apretado culo de Gun. Se quedó inmóvil y esperó lo que sea que Gun quisiera hacer, mientras escuchaba su pulso latir en sus oídos y respiraba el dulce aliento de Gun sobre su cara.

—Vamos gatito. Tócame.

Off levantó las manos tentativamente y acarició la cintura de Gun, sobre la seda de la camisa. Sintiendo el calor de la piel por debajo y ahogando un gemido, cuando Gun molió sus caderas contra su polla.

—Más fuerte gatito. No tengas miedo de hacerme daño, apriétame tan fuerte que queden marcas sobre mi piel.

—¿Estás... estás seguro? ¿Y si te duele?

—Me gusta el dolor. Vamos, no tenemos toda la noche. ¡Hazlo! —demandó.

Off no era capaz de resistirse a ese tono autoritario y menos a la sedosa voz sobresaltada. Enterró con temor los dedos en la pequeña cintura con un poco de fuerza y Gun gimió de gusto contra su oído, moliendo más rápido su trasero contra la entrepierna adolorida de Off.

—Más fuerte gatito —exigió Gun y chupó el lóbulo de la oreja de Off, apretándose más contra él y mordisqueando fuerte la piel de su garganta.

Off gimió ronco por la descarga de placer que sintió al escuchar la orden y puso más fuerza en su agarre, empujando a Gun hacia abajo y hacia adelante para que se frotara más cerca de él, más duro contra su polla desesperada.

¡Puta madre! Se siente bien, muy bien, una voz repetía una y otra vez dentro de la cabeza de Off.

Gun le devoró los labios y Off se encontró a si mismo amasando todo lo que se encontraba al alcance de sus dedos, con tanta fuerza que sabía, dejaría moretones a la mañana siguiente, pero le gustaba, le gustaba que a Gun le gustara y le gustaba que se lo haya pedido, o más bien exigido. Apretó cintura, caderas y nalgas como un desesperado hambriento, como un ladrón aferrándose a un botín.

—Sí, eso es. Así. Eres bueno gatito, muy bueno.

La aprobación en las palabras de Gun, encendió el fuego dentro de Off y gruño con fuerza, mientras mordía la mandíbula cincelada de Gun y respiraba el peculiar aroma dulce de su piel. Quería más, necesitaba más.

Besó con más fuerza y apretó hasta rayar en el dolor de sus propios dedos.

—Chúpame Gun. Chupa mi polla, ahora.

—Pídelo, ruega por ello y te lo daré. Sé un buen chico y suplica por mi boca y cuando termine, estarás rogando por mi culo.

Off guardó silencio. Estaba demasiado ido, respirando con dificultad para poder juntar dos palabras juntas. Algo en cómo Gun exigía, en cómo le ordenaba y en como sonaba su voz hacía a Off querer obedecer y el hecho de que obtendría una recompensa por su obediencia lo hacía todo más excitante, más alucinante.

Off se sentía suave frente a este hombre y no le disgustaba sentirse así. Sumiso y dispuesto a obedecer y obtener un premio como una buena mascota.

—Por favor Gun. Quiero mi polla en tu boca, haz que me corra, quiero correrme y déjame llenar tu boca con mi corrida.

Desde ahí todo fue un borrón. Gun mamó la polla de Off hasta que sus dedos de los pies se curvaron y sus ojos giraron hacia atrás en sus cuencas y se corrió, manchando con cremoso semen los rosados labios de Gun.

Cuando Off volvió de la bruma del orgasmo, Gun estaba totalmente desnudo y al parecer, él también, sobre una cama, un poco demasiado grande y con las manos atadas al cabecero.

𝕰𝖛𝖎𝖎𝕭𝖑𝖚𝖊 ʚĭɞ

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