18. Voy a encontrarlo

Cuando Gun se aseguró de que Ohm llevara al amigo de Off hasta su casa y que Zee se fuera con Mew hacia el restaurante donde se suponía que estarían los hermanos de este, fue hasta el hospital, donde la madre de Off aguardaba por noticias de su hijo.

Apenas habían pasado un poco más de treinta y seis horas entre el sábado en la noche, cuando se suponía que Off había salido a buscar a Gun, pero nunca llegó hasta el casino. Esa mañana de lunes, Gun decidió que la seguridad de Off era lo primordial. Había sido descomunalmente tonto en no prestar más atención a su alrededor y no darse cuenta de que los observaban en las sombras y de que había sido demasiado obvio con su inclinación a mimar demás a Off en público. No es algo de lo que se arrepintiera, pero había convertido en un blanco exponencial al hombre que, sin darse cuenta, se había transformado en algo más que un negocio, un juguete. Había cometido un error al confiarse y no iba a cometerlo otra vez, no ahora y no después de que encontrara a Off.

Iba a asegurarse de que la señora Jumpol estuviera a salvo u Off no se lo perdonaría. Una vez que toda esa estúpida jugarreta de Jeff acabara, una vez que Gun le llenara la maldita boca de plomo y confiara en que no había peligro alguno, hablaría con Off. Gun no era de sentimentalismos, pero tampoco era un cobarde y si había desarrollado sentimientos por el hombre sumiso y dispuesto que conoció apenas un par de meses atrás, los reconocería para sí mismo y para él. Después de todo existía la posibilidad de que los sentimientos fueran correspondidos, si es que lo que el muchacho ese que no se le despegaba a Off había dicho, era cierto. Si Off había ido a buscarlo hace dos noches y las palabras de la señora Dararat eran honestas, entonces había una puerta a algo a lo que Gun no se negaría, como nunca se había negado a nada antes. A ir más allá cada vez, a enfrentarse a nuevos retos, a reducir a los potenciales enemigos, así como tampoco se negaría a la satisfacción de acabar con Jeff Satur y todo su jodido distrito, por el simple hecho de haber tocado lo que es suyo.

Gun entró al hospital y colocó a uno de sus hombres en la puerta de la habitación de la madre de Off, con órdenes de no despegarse de ahí en ningún momento, hasta que no llegara alguien a relevarlo y luego entró al cuarto donde la señora se encontraba siendo revisada por un médico al que Gun conocía, el mismo médico que lo atendía a él cuando era requerido.

—Señor Atthaphan. Que sorpresa verlo aquí. No sabía que conocía a esta paciente —saludó el médico.

Gun se inclinó levemente en saludo y se dirigió hasta la señora Jumpol, que lo veía esperanzada y con un brillo de preocupación en la mirada. Él tendría que ser honesto con ella y explicarle las cosas, aun si toda la amabilidad que había mostrado hacia él, la última vez, desaparecía de golpe.

—Buenos días, doctor. Eh, sí. La señora Dararat es la mamá de un buen amigo —respondió casual.

—Ya veo. —Dijo— Es bueno que esté aquí, de todos modos. Su cita para cambiar el implante era hace cinco semanas. Ya que está cerca, podría pasar a mi consultorio después de la visita y de una vez lo cambiamos por uno nuevo, si es que todavía desea-

—Sí, claro. —Lo cortó Gun— Iré a su consultorio en un rato, justo ahora necesito hablar con la señora Dararat si es posible. —Gun había olvidado el pequeño detalle sobre el maldito implante que llevaba desde hace años, pero no podía ponerse a pensar demasiado en eso justo ahora.

El medico asintió y salió de la habitación luego de despedirse de sus dos pacientes.

»Cuando Gun quedó solo con la señora Jumpol, no encontraba las palabras correctas para hablar con ella, sin preocuparla más de lo que ya se veía que estaba. Sin embargo, ella fue la primera en romper el silencio.

—Dime que llegó hasta ti. Él salió de aquí a buscarte, a decirte que le gustas y le dije que cuando volviera lo hiciera acompañado contigo —Gun solo hizo una mueca y la señora se desinfló totalmente— Él no es así. No desaparece sin avisar. Dirás que es muy viejo para tener que informarme sobre todo lo que hace, pero se preocupa por mi desde que estoy enferma y nunca pasa más de unas pocas horas sin llamar.

—Lo siento. Es mi culpa, pero voy a encontrarlo y traerlo de vuelta con usted —fue todo lo que dijo Gun.

Ella hizo un gesto con su mano y le indicó a Gun que se sentara a su lado en la cama. Cuando Gun lo hizo, ella tomó sus manos entre las suyas y dio un leve apretón. Era como si, por muy preocupada que estuviera por su hijo, también quisiera reconfortarlo a él, y Gun no sabía cómo sentirse sobre eso. Él nunca había recibido muestras de cariño de nadie... nunca.

—No es tu culpa.

—Sí lo es. Él iba a buscarme cuando desapareció y la persona que lo tiene, solo quiere lastimarme.

La mirada de la señora se volvió tormentosa y Gun quiso tragar sus palabras de regreso a su boca. No había sido muy sutil con lo que acababa de decir.

—Yo-

—Ya dije que no es tu culpa. Ni tú ni nadie sabía que eso pasaría. Estoy preocupada por mi hijo, pero no puedo culparte de nada. En el mundo en el que vives, esas cosas pasan, supongo. Pero prométeme que lo vas a encontrar, eso es todo lo que te pido.

Los colores en el cabello de Gun, probablemente se habían trasladado a su cara, uno por uno. Esa señora se dio cuenta de cuál era su ocupación y habló tan casualmente al respecto que a Gun se le erizó la piel y se sintió como un niño descubierto en una travesura, aunque no iba a negar lo que hacía. Podría ser todo ilegal, pero era su vida, su mundo, lo que había aprendido a hacer para sobrevivir cuando se vio en aprietos. Le gustaba ver y sentir todo el poder que había ganado por sí mismo, fuera del modo que fuera. Nadie tenía derecho a juzgarlo por eso y le agradaba que justo esta mujer, la que razonablemente estaba preocupada por su hijo, no lo hiciera, aun teniendo motivos.

—¿Cómo sabe? —se limitó a preguntar.

—Fluke es muy boca suelta, aunque no lo hace con mala intensión. Solo se le averió el filtro entre su cerebro y su boca. El día que viniste a visitarme, me contó muchos detalles y las cosas que te dijo en el pasillo. —Contó la señora— Off estaba furioso con él por eso. Mi hijo no iba a pagarte aun lo que te debía. Tuvo el dinero por un par de días sin atreverse a pagar lo que le prestaste, solo porque no quería que el trato que hicieron se acabara.

Gun no sabía a qué parte de lo que acababa de escuchar, prestar atención. Le importaba una soberana mierda si el hibrido de conejo conocía filtros o no, pero saber que Off se molestó cuando supo que el mocoso dientón le dijo todo aquello, le hizo sentir calor en todo el cuerpo. Aún más, que Off haya tenido el dinero de la deuda en sus manos y no quisiera pagarlo para que no se acabara el acuerdo, era algo que a Gun le resultaba difícil de creer. La gente que le debía, trataba de desaparecer para evitar pagar o procuraban pagar cuanto antes para no tener nada que ver con un mafioso y Off en cambio quería alargar la relación de negocios que tenían para no separarse de él. Eso hizo a Gun recordar.

—¿Cómo consiguió Off el dinero? —Gun pensó que se estaba desviando del tema principal, que era la desaparición de su gatito, pero quería saber todo lo que la madre de este pudiera decirle.

—Él y Fluke compraron un billete de lotería, solo por curiosidad. Off no se considera un hombre con suerte, pero Fluke lo obligó a elegir los números y resultó que ganaron el premio mayor. Lo suficiente para pagarte y lo demás era para Fluke. Off me comentó algo de que la combinación de números tenía que ver contigo y tú le habías dado suerte sin siquiera saberlo.

Gun arrugó las cejas, confundido y la señora Dararat sonrió dulcemente, cuando se inclinó hacía la pequeña mesita junto a su cama de hospital y sacó un papel doblado y se lo tendió para que lo viera. Era una especie de contrato o recibo por el pago del premio de la lotería, pero Gun no entendía porque la señora quería que lo viera, hasta que notó un papel más pequeño, sujetado con una grapa metálica al final del papel más grande. Era el billete de lotería que Off había comprado y en números de imprenta, seis dígitos que Gun conocía bien.

Sacó su pistola de la funda bajo su brazo, escondida tras el saco de su traje y se la mostró a la señora Dararat, que al instante reconoció los números.

—Es la fecha de mi cumpleaños —dijo— 041093. Off no sabe el significado de los números, pero-

—Pero aun así lo tomó en cuenta porque cree que es algo especial para ti, si lo tienes grabado en tu arma.

—Es un recordatorio de que nací con un propósito. De que no importa de dónde vengo, sino lo que vine a hacer a este mundo, sea que lo haga de la manera correcta o no.

La señora Dararat volvió a tomarlo de las manos, antes de decir:

—Lo que hagas —y no es que quiera saberlo— puede estar mal de muchas maneras, pero si es lo que has forjado tú mismo, nadie puede quitártelo. Ahora, ve a buscar a mi hijo para que puedas contárselo tú mismo. Él te quiere y sé que tú a él también, pero ve con el doctor antes, no debes descuidar tu salud. Parece de consideración lo que tienes.

—No estoy enfermo, señora.

—Llámame por mi nombre, querido —interrumpió ella.

Gun solo asintió.

—Es solo un método. Creo que la compañía de su hijo ha hecho que olvide muchas cosas, como tener cuidado de mi entorno —Gun intentó sonreír, pero salió algo como una mueca triste.

—¿Método?

—Eh, sí —¿por qué la señora Dararat sonreía?— Yo... yo puedo, ya sabe-

Gun cayó en cuenta.

¡Mierda! Llevaba cinco semanas usando un implante anticonceptivo vencido. Era la situación más inoportuna que Gun hubiera enfrentado jamás. Por una razón usaba la puta cosa debajo de la piel desde los diecisiete años y nunca se había olvidado de cambiarlo, hasta ahora.

El tono de llamada del teléfono de Gun cortó sus divagaciones. Era Zee, que se encontraba en el restaurante irlandés y no había absolutamente nada ni nadie en el lugar, a excepción de los hermanos de Mew. Todo había desaparecido en cuestión de horas.

¿Dónde estaba Off?

Gun solo alcanzó a despedirse rápidamente de la señora Jumpol y salió del hospital rumbo al distrito Su-wut.

𝕰𝖛𝖎𝖎 𝕭𝖑𝖚𝖊 ʚĭɞ

Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top