Capítulo 3

Capítulo 3: Federico y Leia

-Princesa Hayden- el sonrió y empezamos a caminar por el pequeño bosque que esta detras del castillo.

Un celular interrumpió nuestra charla, mi celular.

-¿Hola?...- estaba confundida, era numero desconocido.

-Cuando por fin contestas imbecil, ¿Estas bien? Sana, oh mierda te secuestraron, escucho el help me, no te mueras yo te amo.

-Leia...

-Pensé que esos hombres te secuestraron, luego te vi en las noticias, luego me doy cuenta que me silenciaste en las llamadas.

-Leia...- dije canturreando, esta en altavoz y Federico muerde su labio para no reír a carcajadas.

-Ahora mismo estoy llorando, no se porque creo que estoy embarazada, que digo soy ultra virgen como el aceite, oh por Lord Vader, me estoy meando hija de... de.., tu sabes.- Federico no soportó mas y estalló a carcajadas, estaba rojo y lloraba, yo le seguía porque su risa es muy pegajosa- ¿¡Quien es el que ríe como asno!?-

-Oye..., río maduramente- se defendió Federico, haciendome estallar de risa a mi.

-Leia, ya estoy en el castillo, no te preocupes bebe yo estoy bien y tengo que contarte muchas cosas, aquí esta el risa de asno, es el principe de España.- la línea quedo en un profundo silencio.

-Ups ¿La cague verdad?- Federico asentía como niño pequeño, ya agarre cierta confianza con este Principe.

-No te preocupes, heriste mis sentimientos machistas, pero todo bien- agregó Federico.

-Leia, nos vemos luego no tengo credito- ella hizo un sonoro ruido como asentimiento y corte la llamada suspirando por las locuras de mi mejor amiga.

-¿Leia? Como... ¿Leia Organa de Star Wars?- yo asenti, ahora tendre amigos especiales fantasiosos.

-Cambiando de tema ¿Sabes andar en Skate?- el asintió freneticamente y corrió hacia la entrada de este gran lugar, donde se encontraba una limusina blanca muy pulcra con tonos grisescos.

-Pablo, ¿Puedes abrir la cajuela porfavor?- habló en español, cosa que solo entendí Por favor gracias a las clases de español en mi instituto. El chofer le entro una skate limpia y muy nueva, quiero decir, que esta nueva y es como si fuera que no tiene uso- gracias Pablo- eso si que entendí también.

-Se que es una pregunta estúpida pero ¿Tu la usas?- el rió roncamente y luego dejo en el suelo la tabla con ruedas para subirse arriba.

-La llevo a todos lados, solo que nunca la suelo usar gracias a que tengo que ser serio y derecho según mi padre- yo asenti y la skate comenzó a moverse de la nada, sin el empuje del principe- Oh, por tu cara veo que no entiendes, es electrica- esta vez aclaró mis dudas.

Veo con colores.

Subí rapidamente hacia mi recamara para buscar mi patineta, por suerte no me encontré con los reyes y mi abuela.

Comenzamos a andar vueltas en vueltas por todo el castillo, encontre pasillos que no conocía, limpios pero sin uso.

-¡Federico!- llamó la madre del Princeso, solto un insulto y paró su skate mirandome con una sonrisa.

-Fue un gusto Hayden pero ya me debo ir, vivire aqui de mi abuela por tramites de estos reinos ya sabes- yo solo asenti y escuche las finas pisadas de un tacón caminando hacia nosotros.

-Hijo ya vamonos, me encanto haberte conocido, eres una señorita muy linda y educada- si claro.

-Gracias, a mi también me gustó verla, nos veremos otro dia- ella asintió y con un abrazo se fue de la mano con su hijo y esposo, quién me saludó con un asentimiento y una sonrisa.

Tomaré un baño de burbujas.

-¿Adonde iras niña?- preguntó mi abuela amenazante, me vio con la skate.

-Lo siento, volverá a pasar- ella asintió y subí sin más preámbulos.

Me fije en la gran bañera, es preciosa, sin un solo uso. Hay una habitación cerca de mi cama que sería el baño. Prepare todo, ropa, maquillaje, lo necesario para luego de mi hermoso baño.

Esto es genial.

Antes de que entrase una mujer muy linda, parece de unos 40 años, estaba en mi puerta sonriendo.

-Hola princesa, mi nombre es Sonia y me encuentro aquí para ayudarla- sonrió, entro sin mi permiso y empezó a acomodar ropa tirada que estaba en el suelo, que verguenza.

-Siento el desorden yo..- ella me interrumpe, debo estar roja.

-Oh no te preocupes, mi labor es ayudarla y trabajar para usted- creo que su sonrisa nunca desaparecerá.

-Oh esta bien, yo... me iré a bañar- me descambie en el baño y ya se encontraba la toalla y los jabones hiper aromatzantes.

Jugaba con las burbujas, esto es vida, estoy aquí desde hace 10 minutos y todavía no me moví del agua.

-señorita, en 20 debe de ir a cenar con el intendente- al escuchar eso de un guardia terminé de bañarme y decidí ponerme, la ropa interior seguro, un vestido negro pegado al cuerpo, largo hasta los talones y zapatos de punta fina, la verdad no decidí ponerme esto, ya se encontraba prepardo en mi cama.

Debo asegurar que esta es mi primera cena y... que hare un tremendo desastre, ya me conozco.

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