Sudado y sin camisa.

Me desperté, todo se siente apagado y triste, me duele un poco la cabeza seguramente es por la mala noche que pase, me levanté y vi la carta que está en mi mano, la observe por unos segundos, pasando mis dedos por ella, es muy tentador abrirla pero no lo quiero hacer aún, es como un algo que me frena y no me deja hacerlo.

Salí al balcón de la habitación y en el jardín están mis hermanos, mis primos y Nathan, jugando al Béisbol, es bueno saber que aunque sea no se la está pasando mal, no sé porque cuando estoy con él se me olvidan todas las etiquetas que trae arrastras, bueno aunque me imagino que se las ha ganado a pulso.

Él es diferente cuando está conmigo, haciendo aún lado el primer día cuando nos conocimos ahí si se comportó como todo un patán petulante, pero ahora es diferente y eso logra atraerme.

Querrás decir que él te gusta.

No seas estúpida él no me gusta ¿o sí?

Y todavía lo duda la muy...

Calla

Además vino a acompañarte tú también le gustas

Como ¿Yo?, Yo no le gusto a Nathan Cooper estás loca solo somos amigos, solo amigos.

Si. Sí y yo me chupo los mocos... I.N.G.E.N.U.A

¡Ya! Si, puede ser

Nada de puede ser, es así.

Bufé y salí de la habitación, a veces mi subconsciente es muy ¿desagradable? Ya lo creo

¿Fastidiosa? Sin duda

¿Metiche? Un completo y rotundo Sí.

Fui a darme un baño para relajarme un poco, me despoje de toda mi ropa y me metí a la ducha, se sentía bien como el agua recorre cada parte de mi cuerpo, después de unos largos y relajantes minutos decidí salir, me envolví en una toalla y me pare frente al espejo, toque mis ojeras y suspiré, nada nunca sería más difícil, estoy segura. Sali del baño y comienzo a vestirme, me detengo y mi mente no deja de dar vueltas, salgo a la sala y tengo la mirada en un punto ciego, perdida totalmente y sin darme cuenta choco con alguien y al subir mi mirada apesadumbrada me topo con un abdomen muy marcado que me dan ganas de pasar mis manos por él, sigo subiendo y me topo con unos ojos tremendamente bellos y es Nathan sudado y sin camisa.

¡Sin camisa!

No puedo evitar mirarlo de arriba abajo y quedarme fija en sus abdominales que parecen acero, trago seco cuando sus dedos agarran mi barbilla para que le mire, tiene una sonrisa pícara y un poco divertida, siento como un calor sube a mis mejillas y de seguro estoy más roja que un tomate.

Estoy hiperventilando, me muerdo el labio inferior con mucha fuerza, él me está mirando sin una pizca de vergüenza, yo abro y cierro la boca intentando encajar palabras en mi mente y poder hablar pero no puedo todo lo que está en mi mente es que tengo a Nathan Cooper sin camisa, con sus dedos en mi barbilla, su sonrisa, sus hermosos ojos y lo tremendamente sexy que se ve sudado.

—Soy encantador lo sé–– dice y yo ruedo los ojos, recuerdo que también es egocéntrico –– Pero deja de mirarme como si quisieras comerme–– él sonríe y yo no puedo estar más roja en mi vida, me está mirando intensamente como queriendo ver más allá de mis ojos y eso me pone aún más nerviosa.

—Yo, bueno...Yo no––pare fijándome en que no me salía ninguna palabra concreta y que me notaba nerviosa, hiperventilando como nunca antes.

—Ya, no tienes que decir nada–– quito su mano de mi barbilla––mejor hablamos después que me dé un baño–– le hice caso y fui corriendo a mi habitación, tenía mucha vergüenza, busque entre mi ropa una camisa negra ya que hoy vamos a la funeraria, aunque no quiero pero tengo que ir, ya es demasiado haberla dejado sola cuando más me necesitaba, aunque sé que nunca me hubiera dicho lo que tenía, pero si me pidió que me fuera a vivir con ella y no lo hice y por eso más que nada me siento culpable porque la deje sola.

Sacudo mi cabeza y mejor me coloco un vestido negro sencillo que llega un poco más debajo de los muslos y unas zapatillas del mismo color, me recogí el cabello y me lance en la cama, sopesando como seria eso en la funeraria, mi respiración se corta al imaginarla metida en esa caja, no podría verla allí eso me dolería mucho más, ella desprendía tanta luz que verla rodeada de tanta tristeza y oscuridad logra agobiarme.

Me levante y saque todo lo de mi bolso y lo metí en el armario antes de salir agarre mi teléfono y reviso mis redes sociales al no encuentro nada allí me voy a la bandeja de entrada de mensajes y tengo uno de Marifer.

MARIFER: Hola Esme, ¿cómo estás? Bueno sé que es una pregunta estúpida pero quiero saber cómo están las cosas, ¿cómo lo estas llevando?

Sonrío un poco después de tantas horas gracias al mensaje de Marifer, me agrada que se preocupe por mí en tan poco tiempo de conocernos, es una buena persona y creo que seremos grandes amigas, dejo salir un bufido porque no sé qué responderle ¿cómo le digo que me siento la peor persona del mundo y que yo tengo la culpa de que mi abuela no esté en estos momentos aquí conmigo? pienso en una respuesta y escribo.

ESMERALDA: Hola Marifer, bien y ¿tu? No te preocupes no importa, es difícil pero todo va bien gracias por preocuparte.

Aunque sea no todo es mentira porque de verdad es muy difícil saber que si yo hubiese estado con ella la hubiese podido ayudar u obligarla a ir al doctor pero no todo es lo que se quiere igual eso es algo que nunca se va a poder cambiar.

No pasan más de cinco minutos cuando ya tengo un mensaje de Marifer.

MARIFER: Bien bien, me entere de que Nathan está contigo allí ¿es eso cierto?

ESMERALDA: Si, él fue el que me trajo, y ¿cómo te enteraste? Los chismes vuelan en la universidad, claro ya, es que estoy con Nathan Cooper el chico más "popular" según algunos de la universidad como no se van a enterar.

Siempre se me olvida que él es el chico ''tengo todo lo que ustedes no'' quizás exagero pero quien no pensaría eso con solo verlo con sus ínfulas del rey de la universidad y su alto nivel de arrogancia y egocentrismo, el sonido del teléfono me saco de mis pensamientos.

MARIFER: jajaja si bueno, te escribo luego ¿está bien?

ESMERALDA: Si, sí claro.

Salí de la habitación y me topé con mi hermana mayor bajamos juntas a la sala en donde están todos esperándonos, nos dispusimos a ir al funeral de mi abuela, nos repartimos en equipos porque en un solo auto no íbamos a entrar todos. Amanda, Carlos y Alexis van conmigo y Nathan en su auto, mis padres y mis tíos van en el de mi papá y Esteben con Fabiana, Benjamín y su hermano.

En menos de quince minutos ya estábamos en la funeraria, yo no quiero pasar pero tengo que, avancé al lado de Nathan y me quede pasmada viendo el lugar todas las paredes tienen un color verde pasto, tiene también pequeños sofás cafés y al fondo tiene como una mini cafetería, a la izquierda tiene dos separaciones me imagino que es donde ponen las urnas, camine despacio y vi que mi mamá se encuentra en el primer cubículo que parece más un cuarto pero sin el amueblado, mientras más me acercaba sentía que tenía menos oxígeno en los pulmones, llegué y ya no podía respirar me acerque a la urna y ahí está mi querida abuela acostada sumergida en un profundo sueño, mi pecho se comprimió y mi cabeza comenzó a doler, tengo la vista borrosa gracias a las lágrimas que comenzaron a salir sin control, ya no sentía ni una gota de oxígeno en mis pulmones.

Salí corriendo de allí ya no soportaba la presión en mi corazón, me pare detrás de la puerta en la calle y me derrumbe en el suelo llorando frenéticamente no puedo verla así jamás me la imagine de aquella forma, hundí mi rostro entre mis manos ya no quiero estar aquí, ni tampoco en esa casa donde todo me recuerda a ella y eso me hace mal, la simple imagen de ella sola sin nadie que la ayudara me duele me duele mucho porque yo tenía que estar ahí con ella y no estuve, por eso todo es mi culpa.

Sentí una mano en mi brazo, subí mi mirada seque mis lágrimas y ahí esta Nathan dedicándome una sonrisa cálida que me transporta a otro universo, que me brinda seguridad, le intente sonreír pero me salió una mueca y esté soltó una risita que me derritió por completo.

—Nathan... sácame de aquí por favor–– y no tuve que decirle más nada, me ayudo a levantarme subió al auto y comenzó a conducir. Primero nadie hablo todo estaba en un silencio aturdidor creo que me quería dar un poco de espacio pero ya no podía más nunca me gustó tanto silencio.

—Gracias en serio muchas gracias–– le dije sonriendo ya me siento mejor, solo necesitaba tomar aire, igual yo no voy a volver a ese lugar sombrío.

—No hay de que–– me miró y mi corazón se paró–– haría lo que fuera para que estuvieras bien–– mi boca se secó ¿que acaba de decir? ¿Escuche bien? Ay Dios mío no lo puedo creer.

— ¿Co-como dijiste?––pregunté tartamudeando este sonrió paro el auto y se echó hacia atrás en su asiento.

—Que haría lo que fuera para que estuvieras bien––mi corazón dio un vuelco y los murciélagos empezaron a revolotear en mi estómago–– desde aquella noche en la fiesta siento una gran necesidad de protegerte––y eso fue suficiente para que actuara sin pensar y me lanzara a él y lo abrazara muy fuerte.

Él al darse cuenta me envolvió en sus brazos y me apretó más a él, haciéndome sentir segura entre sus brazos, nos separamos poco a poco y nuestros labios quedaron a centímetros de tocarse, nuestros ojos se miraban fijamente sin pestañear, su mirada bajo a mis labios y yo trague seco mordiéndome el labio inferior.

—No deberías hacer eso–– dijo formándose una sonrisa pícara en sus hermosos y apetecibles labios.

— ¿Po-porque?

—Porque me orilla a hacer esto–– y se aproximó a mislabios y cuando estaba a punto de besarme alguien toco la ventana del auto.

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