Primero ella.

-13-

Esmeralda Greham.

Desperté a eso de las nueve ya sintiéndome un poco mejor, me levanté y tuve que volverme a recostar al sentir el dolor tan agudo en mi espalda, es desesperante y me agobia no poder hacer que pare aunque sea un segundo.

Espero unos minutos y logre levantarme para poder alcanzar los analgésicos, los tome y salí en busca de agua, caminé despacio para no forzarme mucho y llegue a la puerta la abrí y salí. Ya afuera entre a la cocina busque un vaso y me serví el agua, me tome el analgésico y me prepare un tazón de cereal, me senté con cuidado en el sofá de la sala y comencé a comer mientras veía televisión.

Ya habían pasado más de tres horas y yo no pude moverme del sofá, en cada intento me dolía más la espalda y eso es insoportable.

—Último intento––pienso en voz alta.

Me apoyo de un lado del sofá para impulsarme, ya estoy a punto de terminar de levantarme y el dolor azota mi espalda haciendo que caiga de rodillas encajando así una esquina del sofá en un lado de mi costilla, gemí por el dolor y me desmaye.

Nathan Cooper.

Desde que salí ayer del departamento de Esmeralda se me hizo muy difícil conseguir el sueño, solo quiero estar con ella pero no puedo gracias a su estúpido primo.

Me levanto de la cama y me dirijo al baño para asearme, duro diez minutos bajo el agua, salgo y me coloco una toalla alrededor de mi cintura. Salgo del baño y voy a mi armario a buscar mi ropa, me coloco el bóxer, luego un pantalón desgastado negro y una camisa sencilla cuello "V" negra y mis converce.

Fui a la cocina y me prepare el desayuno, me senté en unos de los taburetes del mesón y comencé a engullir mi desayuno. Termine agarre mis cosas y salí, llegue al campus en menos de diez minutos y frente a los casilleros me encontré a Esteben y Marifer muy, muy juntos.

Alto ¿Qué?

Estos dos como que se traen algo raro, me acerque sigilosamente para que no se dieran cuenta de que los estoy viendo y escuche algo que me dejo con ganas de saber más.

—Esteben...no necesito nada de esto ahorita––dijo Mari––solo no quiero ni busco nada serio y tu...tú no te ves como esos chicos ''que no quieren nada serio''––le recordó haciendo comillas en lo último que había dicho.

—Créeme cuando te digo que no quiero nada serio––nunca había visto a Esteben tan decidido, bueno si cuando me amenazo a muerte si le hacía algo a Esme––Que dices... ¿Aceptas?

—Bueno...bueno está bien––entrecerró los ojos y continuo––pero no quiero nada de enamoramientos, eso ya sería una pesadilla––Eso es tan falso como el cabello de Alicia— bueno toda ella, pero para que entrar en detalles— me preocupa porque ya la han lastimado mucho y no quiero que lo vuelvan hacer, ella es una de las personas más importantes que tengo en mi vida, es como una hermana además de ser la única que me conoce tal y como soy, no la fachada.

Sacudí mi cabeza intentando alejar todos esos pensamientos y salí del lugar donde estaba y me encontré con que se están besando.

Ya va ¿Qué?

¡¿Esteben está besando a Marifer!?

Me acerque dando zancadas y al llegar a donde están ellos carraspee un poco para que se separen, Marifer al verme se puso colorada y abría y cerraba la boca para decir algo pero no podía.

—Ya, no tienen que explicarme nada––mire a Esteben––pero si la llegas a lastimar te las vas a ver conmigo––me voltee y me fui.

Me pase las manos por el cabello varias veces por la frustración y desesperación, tengo unas ganas enormes de ver a Mi novia y este profesor no se apura, solo me falta entregarle un trabajo pero esta habla y habla con un chico que llego hoy de intercambio, ya rebasado me acerque a ellos carraspee, le entregue el trabajo y salí.

No lo soportaba, en serio muero por verla, abrazarla y besarla. Esto que estoy sintiendo jamás lo había experimentado, nunca ni siquiera con mi primera novia y eso me asusta, me asusta el no poder estar quieto si no estoy con ella, esto lo confirme anoche cuando salí de su departamento.

Sentía un gran vacío, no pude conciliar el sueño por ese motivo y me preocupa, me preocupa depender de una persona, me acostumbre a su cercanía, a su olor, a sus hermosas facciones.

Por eso salí corriendo para poder llegar rápido a su departamento, pero como a mi nada me sale bien tuve que toparme con la...con Alicia.

—Nathan, cariño ¿Dónde has estado?––Su voz me produce repugnancia, esa voz chillona es fastidiosa.

—Apártate Alicia que no estoy para soportarte––la aparte de un empujón y volví a correr.

Llegue al departamento, subí y gracias a que Mari me prestó su llave abrí.

— ¿Esme?––la llame pero no respondió, camine despacio y llegue a la sala, caminé un poquito más y lo que vi me dejo con la piel erizada, esto no puede estar pasando, me acerque rápido––Esme, amor–– no pude evitar que se me rompiera la voz.

Acaricie su mejilla y una punzada se hizo presente en mi pecho, verla débil me causa dolor, sentirla así es algo que no soporto.

Con la desesperación a flor de piel la cargué con cuidado y abrí la puerta dispuesto a llevarla al hospital, el verla así me rompió el corazón, salí rápido y llame un taxi, en menos de diez minutos ya estaba parado en frente de nosotros, me subí con Esmeralda y le di la dirección al taxista.

Se me estaba dificultando respirar y tengo que controlarme.

Primero ella.

Era lo única que en mi mente se repetía, solo ella.

El camino parecía eterno y solo repitiéndome eso pude tranquilizarme un poco, al llegar al hospital corrí por el pasillo de emergencias y me encontré con el mismo doctor que la atendió la última vez, al vernos se acercó a nosotros preocupado.

— ¿Qué le paso?––preguntó al llegar a donde nosotros.

—No sé––tomé aire––cuando llegué al departamento la encontré desmayada a un lado del sofá y temo que se haya lastimado ––al decir eso último se me quebró la voz.

—Está bien ¡traigan una camilla rápido!––gritó el doctor y la trajeron, me la quitaron de los brazos y la recostaron en la camilla, él la reviso y me miro preocupado––llévenla al quirófano.

— ¿Qué? ¿Por qué? ¿Qué tiene?––pregunté hecho un manojo de nervios.

—Me imagino que la caída provoco que impactara con algo, ya que tiene una parte de las costillas rota, tiene pulsaciones muy lentas y un ritmo cardiaco preocupante––dijo eso y se fue dejándome más nervioso que antes.

Y ¿Si le pasa algo? No, eso no puede ser, es ella...es Mi novia, ella no puede estar pasando por eso.

Me senté en la sala de espera y le mande un mensaje a Marifer, esto me tiene al límite ¿cómo pude dejarla sola? ¿Por qué no me apure para estar con ella? ¿Por qué no solo evite a Alicia? Quizás si hubiese llegado a tiempo esto no hubiera pasado.

Sin darme cuenta una lágrima rebelde cayo por mi mejilla, esto es al extremo preocupante, no quiero pensar en nada que no sea en que ella está bien, sí.

Ella está bien.

Ella está bien.

Ella...un sollozo se escapó de mis labios dándome a entender que he comenzado a llorar, apoye mis codos en mis rodillas y me tape el rostro con las manos.

Comencé a llorar, siento un vacío en mi pecho.

¡Dios nunca pensé en sentir esto por alguien!

Pero esto me rebasa ella...en tan poco tiempo se ha metido en mi ser para quedarse allí para siempre, lo sé lo siento.

Escuché que llegaron Marifer y Esteben, este último comenzó a gritarme sandeces y yo solo podía pensar en ella, en mi novia.

Pasaron dos horas y no tenía noticias, esto me está matando no puedo soportarlo, me sentiría perdido si a ella le pasa algo, a la que me devolvió las ganas de ser quien soy de verdad.

Me levanté y vi que el doctor venia en mi dirección y me preocupo no verlo sonreír como la última vez.

— ¿Qué pasó doctor?––le pregunté más angustiado que antes.

—Ella está bien, las pulsaciones volvieron a su normalidad, le regulamos el ritmo cardíaco y en efecto se había roto una costilla pero es una ruptura muy pequeña que pudimos solucionar rápidamente, ahora se encuentra dormida por la anestesia.

— ¿Podemos verla?––preguntó Marifer.

—Sí, pero no la despierten, tiene que descansar y no la hagan agitarse mucho.

—Muchas gracias––le dije un poco más aliviado.

—Ese es mi trabajo muchacho––sonrió y se fue.

Camine rápido hacia su habitación y al abrir la puerta y verla, todo el aire volvió a mis pulmones.

—Esmeralda...cariño.

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