Capítulo 5

—No puede ser...¿verdad?—su mejor amigo sonrió. No se creía eso. Pensó que Sakura le odiaba por apartarlo siempre (y es que realmente no sabía el motivo) y ahora...¿le confiesa eso? Ese día estaba siendo grandioso. Al menos para el rubio.

—B-Bueno y-yo no lo sé...—la pelirosa comenzó a juguetear con sus dedos algo temblorosos. Ren solo miraba como los dos "adultos" hablaban. Pero él también quiso intervenir.

—El corazón de Nee-san hace bum muy rápido cuando él se le acerca—explicó el pequeño—. ¿No es grandioso, Nii-san?

—Lo es, lo es—dijo un rubio pensativo—. ¿Pero con Kakashi-sensei? ¿No sientes nada por Sasuke?

Negó con la cabeza siendo bastante directa.

—No. En el viaje comprendí que... él solo debía de quedar en mi primer amor.

—¿Lo descubriste sola?

Ren y Sakura se miraron apenados pero, la sonrisa del niño la calmó. Parecía que todo pertenecía al pasado.

—Fue gracias a Kibito—le informó—. Él fue mi sensei en la misión.

—Fue mi hermano—declaró el niño orgulloso. Jamás lo iba a olvidar.

—¿"Fue"?—murmuró Naruto dándose cuenta de lo que pasó, o al menos, una pequeña parte de lo que pasó. Al momento dirigió su mirada hacia el suelo—. Lo...siento.

—¡No te preocupes!—le calmó Ren—. A pesar de que fue todo una tragedia...—y pedazo tragedia, desde luego—, mi hermano seguirá sonriendo en alguna parte. ¡Te pareces mucho a él!

El Uzumaki sonrió.

—¿Ah, sí?—carcajeó—. Me gustaría conocerlo—dijo pues no sentía que le afectase. Al menos no al niño. Sakura quería irse—. ¿Me describes como es él?

—¡Por supuesto!—se emocionó el pequeño mientras Sakura se levantó de la mesa.

—Si no os importa... iré a dar un paseo.

"O a verlo a él..." pensó para sí misma. Y eso hizo. Se marchó mientras observó cada detalle de las calles de Konoha: las flores de cerezo comenzaban a caer a la vez que el viento soplaba con fuerza. Ese día hacía frío, maldita sea.

De camino comenzó a pensar en un simple recuerdo: en él.

*FlashBack*

El sensei le entregó aquella carta a su alumna. Querían a alguien fuerte y sabía que si mandaba a Naruto ya sería excederse ya que... ¿por qué siempre se centraba en él? Tenía a más alumnos. Tenía a Sai y a Sakura. Así que, ¿por qué no verlo como una oportunidad/recompensa hacia su alumna? Así que, ahí estaban.

—¿Q-Qué es...?—se sonrojó su alumna. Pensaba que sería una carta de amor así que lo más que hizo fue golpear a su sensei—. No me jodas, ¡pedófilo!

Hatake solo rio en cuanto pudo levantarse del suelo. Su alumna estaba preparada. Y pudo saberlo por la fuerza en la que lo golpeó.

—No es eso...—se rascó la nuca avergonzado—. Es una misión de un año y once meses. Quise que la hicieras tú si aceptas.

La oji-jade lo miró con bastante entusiasmo. Sus ojos comenzaron a brillan de una forma asombrosa.

—¡Muchas graaacias, Sensei!—se abalanzó sobre él para abrazarle con fuerza y con agradecimiento—. ¡Daré lo mejor de mí en esta misión, en serio!

Y el aroma de ambos chocó. Un aroma a cerezo y otro aroma a hombre. Un aroma que... le encantaba sentir a Sakura desde la muerte de sus padres. Parecía sentirse segura.

Al darse cuenta de que el abrazo ya se exageró se separaron.

—¡Muy bien idiota!—rectificó. Por un momento se olvidó de que estaba hablando con su sensei, el ninja copiador—. Dije, ehm... Debo hacer las maletas.

—Sí. Te echaremos de menos por aquí.

Su alumna le dio un codazo.

—No deje que Naruto se deprima, ¿vale, Sensei?

—No.

—¡Y ni se le ocurra seguir con esos libros!

El Hatake rio. No pudo ocultar la felicidad que le daba ver a su alumna de ese modo.

—Está bien, está bien—mintió de forma piadosa. Esos libros le encantaban.

*Fin del FlashBack*

El hecho de que la pelirosa no dejara de pensar en ello hizo que chocara con un cartel de cafetería. Eso hizo que se hiciese daño en el tobillo. Miró por todos lados para ver si alguien le había visto hacer el ridículo y así era: Siempre él.

—Buen golpe—le "halagó" su sensei—. ¿Estás bien?

Lo miró con algo de timidez.

"He cambiado—pensó para sí misma—. Y mucho, me acabo de dar cuenta pero... ¿he cambiado a mejor?"

—Sí.

—El entrenamiento es suspendido—informó—. Pero, en vez de eso, nos encargaron una misión.

—¿De qué trata?

—Tendremos que proteger a un ninja "importante"—dibujo con sus dedos dos comillas al aire—. Tiene un don de hipnotizar—se rio de la nada. ¿Qué le hacía tanta gracia? Su pelirosa solo lo observó—. Bueno, es gracioso que un ninja hipnotice. ¿No sería más fácil usar el sharingan?

—No todos tienen.

—Cómo desees...

—Eh, sensei...—la chica interrumpió aquella "magnifica" charla. Comenzó a hacer rizos con su dedo a su cabello rosa pensando cómo se lo diría. No quiere declararse pero no quiere perder tiempo. Estaba tan confundida...—. ¿Sabe qué?—se atrevió a decir. Ha pasado por mucho. Dejemos que el tiempo sea nuestro enemigo, ¿no?—¿Se acuerda de aquel abrazo de despedida?

—Sí...—y él también se ruborizó apartando su mirada, por supuesto. ¿A qué venía eso?

—Sensei yo... me sent-

—¡Nee-saaaan!—interrumpió un niño interponiéndose entre ellos. Junto a él estaban Sai y Naruto quién sonreía sabiendo que, si Sakura lograba hacerse ver en su sensei podría haber algo. Algo verdadero—. ¿Te has enterado?—siguió hablando el niño—. ¡Nos vamos de misión!

—¿Qué?—le dijo la chica poniéndose de cuclillas para mantenerse a su altura mientras lo miraba—. Es muy peligroso.

—¡Estaremos con él! ¿Qué podría pasar?

Suspiró levantándose y mirando de nuevo al chico que hacía que su corazón latiera tan rápido.

—¿Es seguro?

—Sí. Puede venirse.

—¡Bieeeen Sensei de Nee-san!

—Dije que me llamaras por mi nombre—lo miró revoloteando su cabello igual que su amiga. En el momento vio que serían tal para cual—. ¿Vamos?

—Síp.

***

El ninja hipnotizador de nombre Ryuk caminaba junto al pequeño pues se habían hecho buenos amigos durante el viaje. Estaban llegando a Konoha.

—¿Y cómo lo hace?—le preguntó el pequeñín al mayor.

—Bueno. Es fácil. Ni siquiera necesitas mucha chakra, incluso tú podrías hacerlo.

—¿Cómo? ¿Cómo?—le respondió con entusiasmo.

—Tienes que cerrar los ojos y abrirlos delante de la persona que quieras hipnotizar. Entonces susurras estas palabras al oído—Ryuk le susurra unas palabras al pequeño.

—¿Y qué hace?

—En un principio no puedes manipularlos pero conseguirás que haga algo atrevido. Es como... ¿un estado de embriaguez?

El pequeño pensó.

Sería perfecto para su amiga, así al fin se atrevería a decirlo cara a cara. Además, en él también podía notar algo de... deseo.

—Tomaré nota—murmuró el Hatame—. Prepárate, Nee-san, al fin podrás ser feliz...

***

—¡Nee-san, Nee-san!—el niño se subió al sofá para estar a la altura de la Haruno.

—¿Qué pasa, Ren? No me asustes...

—¿Quieres ver qué me enseñó el señor?

La pelirosa sonrió pensando que sería una tontería del crío. Que equivocada estaba.

El chico cerró los ojos mientras notaba la mirada de la pelirosa. Estaban bastante cerca y eso le venía de perlas. De repente, abrió aquellos ojos avellana tan extraños.

Gijutsu no yobidashi—murmuró y Sakura cerró los ojos al hacer que esas palabras sean procesadas por su cerebro. Luego los abrió como si nada—. ¿Nee-san, estás bien?

—Claro—se extrañó de la normalidad que aparentaba su amiga.

"¿No ha funcionado?" pensó.

—Ren, cielo...—acarició su cabello de nuevo mientras el chico bajó del sofá—. Voy a cambiarme y a salir. No tardes en acostarte, ¿vale?

—¿Salir?

Su amiga entró en su habitación. Mientras, mantenían una conversación a distancia mientras ella se vestía y maquillaba.

—Sí, saldré.

—¿Dónde vas?

—Iré a casa de Kakashi-sensei.

—¿Qué?—se sobresaltó el castaño. Estaba feliz al final su querida protectora podría declarar su amor y...

Sus pensamientos fueron aturdidos al ver una joven que salía de la habitación de su amiga. La joven era distinta: Tenía un alineador cubriéndole todos sus ojos jade haciendo que los retractaran más. Sus labios estaban bañados en un pintalabios carmesí sabor a fresa y sus pestañas parecían delicadas pero a la vez eran largas y rizadas. No llevaba máscara sino, mostraba esa cicatriz que le rozaba la comisura de sus labios como si fuese algo normal en ella. Sus mejillas estaban rojas posiblemente por el maquillaje.

—¿Qué...?—pero no pudo decir más.

Era un niño pero admitía que aún la ropa que llevaba su amiga era demasiado corta: consistía en un top gris que parecía un sujetador mostrando más tetas de las que podía imaginar. Su pantalón era corto y blanco mostrando sus piernas delicadas como si fuese una muñequita de porcelana y su cabello rosa estaba rizado a la perfección.

EL niño se ruborizó.

—No tardaré en venir...—dijo la chica sonriente.

Ren podría ser un niño pero entendía cosas que un niño no entendería a su edad: si Sakura se marchaba de esa puerta vendrá por la mañana. ¡Nadie le diría que no si va tan provocativa!

—¡¡NO!!—y usó su propio cuerpo como escudo para que no saliera de la puerta pero su joven amiga desapareció por la ventana.

Ya era tarde.

"¿Qué diablos he hecho?—dijo para sí mismo en sus pensamientos—. ¡Sakura Nee-san no puede hacerlo ahora con él! Me nieeeego."

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