RAZIEL
La tarde del despido.
Odio a Peter. Es mi jefe, pero sobre él hay muchas cabezas más que lo mandan. Aun así, actúa como si fuera el rey de la academia, tuviera un sueldo decente y un millón de personas bajo su mando. Su oficina en un cuarto con olor a humedad, su escritorio una mesa de metal con las puntas oxidadas. A su alrededor hay un montón de archivos, detrás una pizarra blanca con anotaciones y un mapa de los terrenos de la academia. Es un sitio que siempre percibí frío, sobre todo en estas fechas.
Es un lugar desagradable al que no me gusta ir, más ahora que tengo ganas de mandarlo todo a la mierda. Pero hay peores.
Antes de entrar a la oficina, golpeo la puerta y espero a que me dé permiso de pasar. Su voz de viejo se escucha desde el otro lado. Es un escabroso «entra» que me da mala espina. Es una corazonada similar a la que tuve cuando vi a Audrey acercarse.
¿Mentirle? ¿Ocultarle cosas?
Aquí cada uno juega su papel en esta historia. Tengo que formar el mío.
Empujo la puerta y a quien veo primero es a Seth Bellish. Me mira por sobre el hombro y sigue mis pasos hasta que me sitúo frente al escritorio, junto a él.
—¿Me llamó? —Me dirijo a Peter. Hacer caso omiso a la presencia de Bellish es parte mí, pues todo el tiempo he sido una mera sombra a la que él jamás prestó atención.
Hasta ahora.
Tenernos a ambos en una misma oficina no es una casualidad.
—Sí —responde mi jefe, apático. Es un viejo frío y de respuestas cortas, eso me gusta. Pero esta vez, continúa—: Estás despedido.
Mierda.
—¿Puedo saber la razón?
—Acosar a una estudiante.
—¿La palabra «acoso» se debe a qué exactamente? Porque no recuerdo haber cometido ningún acto de esa clase —comienzo a alterarme. Que no me venga a decir que estoy despedido por algo así de fuerte—. Llevo tiempo trabajando aquí, jamás he llegado tarde o cometido alguna falta.
—Lo primero no te lo niego. Eres uno de los auxiliares más responsables que he tenido el agrado de tener bajo mi mando. Sabes que soy disciplinado y eso lo cumples.
—Entonces ¿cuál es la razón para que me mandes al carajo así de fácil?
Peter y Bellish intercambian miradas. Es este último el que deja su celular con la pantalla encendida sobre el escritorio. La galería de imágenes está abierta y enseña una foto en la que Audrey y yo aparecemos, tomada hoy en la mañana, a la distancia, claro, como una sucia rata.
Así que esa es la razón por la que Bellish está aquí.
El maldito quiere sacarme de su camino.
—Soy yo con una estudiante que conozco. ¿Cuál es el jodido problema?
—Hay más —habla Bellish. La mofa le cuelga en el tono de voz. Debe ser consciente de que me estoy cabreando. El bastardo no solo se está riendo en mi cara, también actúa con una lentitud que incita a mandar al carajo mi paciencia—. Saqué muchas fotos y fui testigo de lo que ocurrió. Sí, es cierto, ella se acercó a hablarte a ti, pero era una charla normal, quizás buscaban resolver alguna duda. Pero tú, luego la agarras y no le permites ir... —desliza su dedo por la pantalla, enseñando todas las fotos que sacó. Fuera del contexto de la conversación, parece una discusión que me deja como el malo de la historia, tal cual él me está dejando.
—Y si para ti era un acoso, ¿por qué mierda no interviniste? —espeto para desafiar sus argumentos. Sin esperar respuesta, me vuelvo hacia mi jefe— Este sujeto está mintiendo. Se la trae contra mí porque ese es su pasatiempo.
—Es mejor que acosar a estudiantes...
Lo agarro de la ropa y lo estampo contra la pared, amenazándolo. Podría golpearlo en el puto careto de niño mimado.
—No me des una razón para desfigurarte la cara.
—¡Raziel, ya basta! —grita mi jefe, colocándose de pie.
Bellish carcajea.
—Hazlo y te demando —advierte contra mis palabras—.Tengo los medios para hacer de esas fotos, algo más grande —susurra, divertido—. Tienes todas las de perder.
Le doy un golpe en la mejilla que le voltea la cara. Lo suelto, me alejo y le veo con repulsión.
—¡No juegues conmigo! —El cabrón sigue riendo con la mano en la zona del golpe que ahora está roja.
Respiro rápido, con los puños apretados, ahorcando mis dedos, conteniendo las ganas de darle otro para que se calle. Peter me retiene por la espalda y lo impide.
—Cálmate o tendré que llamar a seguridad —me dice con la voz pastosa. Es más pequeño que yo, más delgado que yo y le falta más fuerza para que pueda intimidarme. Me libero de su agarre y me aparto—. ¡Acabas de golpear a un estudiante!
—Ahora ambos tienen una verdadera razón para sacarme de aquí.
Les doy una mirada de advertencia a ambos antes de salir.
Miro mi uniforme y más rabia me da.
Avanzo rápido para quitármelo y salir de esta academia de mierda.
Una vez me cambio, salgo de la academia por la puerta principal, la misma por donde entré alguna vez junto a Agnes, acompañándola sin saber lo que pasaría con ella. Éramos dos estúpidos ingenuos.
Afuera, enciendo un cigarro.
Nunca se me dejó fumar en el interior, pero siempre quise hacerlo en algún punto en que mi paciencia y la espera se acoplaban a los deseos de ir contra Crusoe y Bellish para sacarle todo lo que esconden.
—Pensé que serías más astuto.
Bellish se sitúa junto a mí en la calle. Tiene todavía un lado rojo de la cara por el golpe que le propiné. Me satisface saber que tiene su merecido por jugar con Agnes, pero el cabro que tengo por dejarme como un puto acosador es más fuerte.
—Vete a la mierda.
—Ya estoy en ella, igual que tú.
Es un ser extraño.
—¿Qué quieres? —interrogo— Dudo mucho que te acerques a consolarme o ver cómo estoy.
—Ah... —sonríe, enseñando sus colmillos sobresalientes. Agnes encontraba su sonrisa encantadora; yo creo que es un asco— Así que ya conoces como actúo.
—Todo auxiliar de aseo, cocinero o profesor que trabaja en la academia sabe quién eres, Seth Bellish. Te lo volveré a preguntar: ¿qué quieres?
—Quiero proponerte algo. —Sus palabras me sorprenden, pero no permito hacerlo notar.
—¿Por eso has hecho que me despidan?
—Lo haces ver como si tooodo fuera mi culpa. —Señala su mejilla—. Antes de que me golpearas tenías una probabilidad del quince por ciento de quedarte. Lo que lo decidió fue el puto golpe.
—Golpearte es una de las cosas que menos me arrepiento. Y no quieras poner excusas, fui llamado por tu culpa. Borra esas fotos.
—Nah, me pueden servir para algo. El punto es que tú y yo podemos ayudarnos.
Me tomo mi tiempo entre la calada al cigarro y buscar algún indicio que confirme que se ha vuelto loco y no lo dice en serio. Bellish, que hace un momento sonreía, tiene la expresión seria.
Se echa el cabello hacia atrás y prosigue:
—Quieres respuestas...
—Quiero que vayas al grano —zanjo.
—Yo sé cosas que tú no; tú puedes averiguarlas si te guio por el camino correcto.
Suelto una risa nasal.
—¿Guiarme, tú? Por supuesto que sí, campeón.
Cansado de sus absurdeces, sigo con mi camino. Tendré que volver a casa, pensar en mis próximos movimientos y ser rápido.
—Sin mí no van a conseguir nada; tanto tú como Audrey han sido demasiado imprudentes, si le digo a Dhaxton lo que sé lo vas a lamentar en serio.
—¿Y cómo sé que no se lo dirás?
—Te lo prometo por el dedo meñique —bromea. Al no darle el gusto, continúa—: Sé cosas, sí, pero no todo. Sé que Dhaxton me oculta algo... Algo que no puedo averiguar. Pero tú sí —concluye—. Te facilitaré las cosas. Voy a darte un nuevo trabajo...
—No necesito tu dinero —farfullo, tirando la colilla al suelo para aplastarla sin piedad.
Bellish se carcajea por lo alto.
—No trabajarás para mí, trabajarás para gente de mi mundo. —Alza las cejas—. Eso sí, vas a tener que sacrificarte un poco...
Finjo pensarlo y respondo:
—No. —Sigo caminando.
—Es una oportunidad única. Solo tendrás que suplir los caprichos de cierta gente, saber moverte entre ellos y ya. Fácil, sencillo. Ni siquiera enseñarás tu rostro. Y la paga es buena sin que te partas el culo limpiando la mierda de chicos malagradecidos.
—¿Y qué ganas tú con todo esto?
—Lo mismo que tú: respuestas.
Me detengo y lo confronto. No nos llevamos por más de tres años, pero es unos centímetros más bajo que yo y tiene el semblante de ser alguien peligrosamente cambiante. No confío en él por más que su respuesta suene honesta. Pero, aunque no parezca ser sincero, estudio las posibilidades que tengo.
—¿A qué? —insisto.
—Quiero saber qué ocurrió con una vieja amiga.
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Me siento como los youtuber que hacen clickbait xd una, porque no fue capítulo y dos, porque lo de la historia en ig es una vil mentira AJAJAJJA solo quería alborotarlas un poco :P
En el próximo capítulo sigue narrando Drey, solo quería mostrarles las charla de S y R hace tiempo.
Chicas del grupo de wsp, ya pueden sacar las conclusiones sobre las 2 mentiras y 1 verdad~
Intentaré traerles el siguiente capítulo lo antes posible, si es que no muero intoxicada el lunes xd
Un besote en las remolachas :*
Juguemos a besar, casar y matar con los chiquis. Comenten sus opciones <3
Por sherto, miren la placa que encontré en mi viaje a Florida hace dos añitos 🥺🥺
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