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#YaLlegué
#NoMeMaten
DULCE O TRUCO; LA ELECCIÓN ES TUYA
PARTE 4
Doy un grito ahogado y tomo las manos que me cubren los ojos para quitármelas de encima. Cuando consigo hacerlo, me giro para ver quién es la persona de la broma. Vivian estalla en carcajadas al ver mi rostro.
—Tienes que ver tu cara, ¡te ves tan asustada! —Sigue riendo como una desquiciada. Su risa no pega en nada con el disfraz de Maléfica que trae puesto.
Me cruzo de brazos, a la defensiva.
—¿Qué pasa contigo? —La observo retorcerse de risa. Creo que está algo borracha, ella no es tan alegre cuando me ve en la sala de la biblioteca—. ¿Has perdido el juicio?
—Era una bromita, Drey...
—No ha sido buena, casi me matas del susto.
—Esa era la idea. ¡Ja, ja, JA! —Ahora se ríe como la villana de una película de Disney— Pero ¡aún no has respondido! Dulce o truco; la elección es tuya.
Vaya elección.
—Dulce —respondo rápido. Claro que me iré por el camino acaramelado, estoy segura de que elegir «truco» me traerá problemas. Bueno, más problemas.
—Ya que has escogido «dulce» —me agarra tras el cuello como dos compañeros de parranda—, vas a tener que acompañarme a tomar un vaso de Lujuria.
La frivolidad me deja claro que no está dentro de sus cinco sentidos, prácticamente está apoyada en mí. Muevo mi hombro para que su brazo caiga, pero es en vano.
—¿Lujuria? —repito.
—Sí, un trago muy dulce y que te deja una sensación exquisita en la boca. —La desconfianza que siento debe percibirse de aquí a China, y Vivian lo nota—. De verdad, si lo bebes vas a tener tu primer orgasmo. Vamos...
Me tira de vuelta a la barra.
—¡Espera! —La detengo, tirando yo de su brazo ahora—. Tengo que buscar a Lucy.
Desiste, confundida.
—La chismosa, ¿eh? —Mira hacia los lados en una búsqueda rápida de mi compañera de habitación. No tarda mucho en darse por vencida y encoger los hombros—. Creo que no ha venido, lo más probable es que esté metida en su cuarto quejándose de lo bien que nos la estamos pasando.
—Necesito saber quién es el chico que toma fotografías en la entrada.
—Ah, ese chico... Lo conozco.
¡Genial!, había olvidado que Lucy lleva tiempo en la academia y también tiene un amplio repertorio de personas que conoce.
—¿Sabes su nombre?
—Por supuesto. Pero ya habrá tiempo para eso, aguafiestas, vamos por el dulce.
Otra vez me agarra.
—¡Vivian! —La freno— De verdad, lo necesito.
—Bien, te lo diré —pronuncia con voz átona, trayendo de vuelta a la Vivian de siempre—, pero primero el dulce. —Frunzo el ceño a modo de regaño—. Prometo que no te desmayarás.
Si lo pienso con cuidado, la idea de beber con Vivian no es tan mala. Es decir, se supone que debo fingir que estoy borracha —o lo suficiente para hablar estupideces o mostrar vulnerabilidad— y Raziel es demasiado perspicaz, se percatará de que no he venido ni una pizca de alcohol.
—Está bien. Pero será solo uno y me das el nombre.
Jamás creí que volvería al bar para pedir una bebida alcohólica. Menos acompañada de Vivian.
Todo sea por una mejor causa.
El barman deja dos vasos pequeños sobre la barra. Su contenido es un líquido verdoso que no refleja ningún brillo... Ni confianza.
—¿Esto es Lujuria? —le pregunto a Vivian y tomo mi vaso para examinar su contenido.
—Así es, mi querida Malaria.
—No tiene mucho aspecto a Lujuria. Creí que sería de un rojo intenso o algo más... armonioso.
—Se ve fatal pero sabe exquisito. —Levanta su vaso al cielo a la espera de que sea chocado por el mío. Quiero un brindis, como si se pudiera brindar en un sitio como este...—. Hasta el fondo.
Nuestros vasos chocando suenan igual que la campanada de medianoche. Yo no soy Cenicienta, pero sí me siento parte de un mundo al que no pertenezco cuando me bebo todo el líquido. El sabor amargo pasa por mi boca, aprieta mi garganta y la quema, recorre lento hasta mi pecho donde crece una calor. Frunzo tanto el ceño que Vivian no pone reparos en burlarse de mí. Necesito sacar la lengua para que el ardor no me moleste más.
—¿Y? ¿Qué tal está?
Odio admitirlo, por mucho que queme, ha dejado un dulzor delicioso.
—Muy cargado —digo, resentida por su burla—. Ahora dime cómo se llama el chico fotógrafo.
Forma una mueca de fastidio, pero se toma su tiempo para hablar, como si tratara de masticar el nombre dentro de su boca:
—Willow Parker.
Con el nombre en mi dominio, me dirijo hacia el escenario donde los presentadores de la fiesta —otros estudiantes de Ciencias matemáticas— dan algunos anuncios o se esmeran en mantener el ambiente animado.
—Necesito un favor —le digo a la chica, quien amablemente baja de la tarima para escuchar mi petición—. Necesito encontrar a Willow Parker, el chico de las fotografías del inicio. Hubo un problema con las fotografías que necesitamos arreglar ahora. ¿Podrías llamarlo?
La chica se toma un momento para contemplar mi rostro, por lo que propongo fruncir todavía más mi expresión. Cejas inclinadas hacia arriba, entrecejo arrugado, labios rectos... soy la frustración hecha persona.
—Está bien... ¿Cómo dijiste que se llama?
—Willow Parker.
La chica sube a la tarima, le pide al sujeto encargado de la música que le baje un poco porque debe dar un anuncio importante. Frente a algunos abucheos de los chicos por sacarlos de su trance de movimiento, llama al chico de la fotografía pidiendo que venga al costado del escenario.
Entre las sombras del auditorio, la figura delgada de Willow Parker se asoma con paso torpe. Para mi sorpresa, no está solo, Raziel viene detrás de él, con paso imponente y su rostro inmutable, aparentando ser su guardaespalda personal o quizás asegurándose de que el chico no escapará a ningún lado.
Al llegar junto al escenario, el rostro pesimista de Willow lo dice todo.
—Borra la foto —le ordena Raziel. Está enojado, su entonación lo dice.
—No puedo...
—Hazlo —carga la voz.
Willow niega con la cabeza, retrocediendo asustado.
—Me pidieron que no borrase ninguna...
Raziel da un paso y yo puedo deducir lo que pasará luego. Pero mis precipitados pensamientos son erróneos: Raziel no golpea al chico ni lo agarra del disfraz para zamarrearlo, sino que lo toma por los hombros dejando de lado todo enojo.
—Escúchame: yo sé quién te mandó a sacar fotos —intenta razonar—. Seth Bellish. Yo sé que no quieres borrar la foto porque él te ha amenazado. Le temes, es algo normal. Y admiro tu persistencia. Pero debes entender algo —la voz ligera de Raziel se transforma en una ronca y rasposa—: tú le temes a Bellish, pero Bellish me teme a mí.
El horror se plasma en todo el ser de Willow.
—Pero puedes elegir —continúa Raziel—: tenerlo a él en contra o tenernos a los dos.
Cielos..., eso ha sido fabuloso.
Sin escape alguno, Willow obedece, aunque mientras busca la foto mira hacia los lados al borde de la paranoia. Es triste verlo, sobre todo al saber que no es más que una herramienta para que Seth se salga con la suya.
—Listo —nos dice con desánimo, enseñando la galería de fotos—. Ya la borré.
Abatido por la amenaza, se dispone a marcharse lentamente. Sin embargo, antes de que se marche, Raziel lo detiene del hombro.
—Vamos a darle una sorpresa al bastardo —se dirige a mí.
No entiendo bien qué quiere decir con lo último, mucho menos cuando me toma por la cintura y me apega a su cuerpo.
—¿Q-qué haces? —pregunto. Me ha tomado desprevenida.
—Darle donde más le duele. —Dicho esto, se inclina hacia mí colocando una mano en mi espalda. Ambos cuerpos perpendiculares al suelo. Entonces, se acerca hasta que el borde de su capucha roza mi mejilla y su perfil se entierra en la curva de mi cuello—. Cierra los ojos —susurra. Su aliento cosquillea sobre mi piel—. Finge que lo disfrutas.
Muerdo mi labio inferior y cierro los ojos. Pauso mis pensamientos un momento y me concentro en su respiración chocando contra la curva de mi cuello. Se siente bien. Se siente... seguro.
Creo que no es necesario fingir...
El chasquido de la cámara suena. Raziel me suelta y va con Willow para ver la foto que ha tomado. Yo me acerco luego, curiosa. En la foto parece que Raziel me está devorando el cuello; su rostro no se ve, solo sus manos sujetando mi cuerpo, mi perfil apuntando hacia el cielo y mis labios conteniendo el gusto culposo de tenerlo enterrado en mi cuello. Es como un beso hollywoodense antiguo.
—Nada mal —me felicita. Luego se dirige al chico—. Cuando Bellish pregunte por nuestra foto, enséñale la que acabas de sacar.
Sin más que decir, me toma de la mano para alejarnos del escenario.
Supongo que ha llegado el verdadero momento de fingir.
—Espera..., más despacio —me pido cargando la voz—. No me siento muy bien...
Se voltea para examinarme.
—¿Qué tienes?
—Me siento algo mareada. —Me froto la sien para darle más credibilidad a mi inexistente estado.
—¿Quieres volver al departamento?
Asiento.
—Por favor...
—Bien... Hemos terminado aquí.
___________________
Y bueno, gente, procederé a reírme de las personas que creían que la persona misteriosa era Dhaxton. xDD A ver, yo sé que lo extrañan y todo, peeero ¿de verdad creen que el pelo de anciana iría a una fiesta de Halloween? Demasiado terrenal para él.
Ya sé, ya sé, lo extrañan, pero habrá un capítulo dedicado a él. Recuerden tiene que hacer un trabajo con Drey 7u7
La próxima semana se viene mi capítulo favorito hasta ahora. No diré mucho, solo que
Drey + Raziel + habitación = ?
Raziel da miedito enojado, no? Pobre Willow :(
Reeeeeeecuerden seguirme aquí, en mis rrss (soy @vhaldainomasen toahs) Estoy organizando todito para explicar mis universos, así no están tan perdidos :D
Recuerden x2 que CTR se va el 30 de enero, corran a leerlaaaaaaa!
En fin, los jamoneo un montón. Gracias por sus comentarios en el cap. anterior, me reí muchos leyéndolos.
Se las cuidan 7u7r
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