34


Okey... he aprendido a no desafiarlos. ¡Llegaron a la meta el mismo día!

Aquí está lo prometido (ɔ◔‿◔)ɔ ♥


CÓMO SER "AGNES"


No soy una ávida para descifrar los pensamientos de las personas a través de gesticulaciones, pero estoy segura que dentro de toda esa determinación demostrada por Raziel ha desaparecido. Una mezcla de culpa, decepción y pesimismo se muestra en su expresión. Es difícil ver que ya ha tomado su decisión, que me está pidiendo disculpas con la mirada, y es tan cobarde que no me lo puede decir a la cara.

—Lo capto —digo en un tono solemne y con el pecho inflado como si un agujero negro me estuviera consumiendo. Trago saliva con fuerza, la garganta se me ha secado y me duele un poco—. Tienes tu prioridad... —Trato de no sonar débil y estoy fallando. Es difícil articular una palabra cuando en mi garganta se me aglomeran un cúmulo de emociones. Pero me niego a cruzar esa línea, así que agarro lo que me queda de orgullo—. Y yo tengo la mía.

A paso acelerado llego hasta el auto de Seth. No veo atrás, no miro por la ventana. Me niego a mostrarle lo mucho que me afecta a la cara. Siempre he rechazado la lástima y la autocompasión. Sé que puedo con esto.

Entonces ¿por qué duele tanto?

—¿Estás bien?

La impertinente pregunta de Seth viene en el momento menos indicado. No lo digo porque esté conduciendo y me perturbe que sea tan distraído; lo digo porque es de esas preguntas que sacan el lado más irritable de las personas, incluyéndome.

—¿Por qué todo el mundo está empecinado en saber cómo estoy? —pregunto en un clamor de paciencia al cielo... aunque frente a mis ojos solo pueda ver el techo del auto.

Seth no se toma a mal mi cuestionamiento, al contrario, lanza una risa escueta.

—Porque traes una cara de culo que te cagas.

¿Disculpa?

Retomo la inspección rápida que hice en la entrada de la academia y no puedo creer el descaro que tiene para decir que tengo mala cara. ¿Acaso este chico conoce lo que es un espejo?

—Y tú qué me cuentas —le cuestiono llena de desdén en mi voz— ¿Ya has visto el aspecto que traes?

Me echa un vistazo rápido mostrando su habilidad de elevar una ceja y arrugar la otra. Su cabello, tieso como si fueran una peluca hecha de cables de cobre, apenas se le mueve pero el movimiento de su cabeza expulsa un aroma bastante agradable.

—Sigo estando bueno —dice con evidente desasosiego—, no sé de qué hablas.

—Las ojeras, el cabello, ese aire hippie... ¿Te has duchado últimamente?

—Sí, no, qué más da —gruñe con impaciencia—. Lo importante aquí es que tú y yo tenemos algo pendiente.

Me impresiona que esté tan animado luego de haber sido expuesto por la página de chismes. Este tipo de actitud despreocupada solo fomenta la idea de que Seth reabrió aquella nefasta página como venganza. No es algo que se pueda confirmar al cien por ciento, pero en estos momentos estoy un 90% segura de que algo tiene que ver con ella. Lo acaban de llamar huérfano y asesino, ¿es que no va a decir nada?

—¿No te sientes mal por lo que pusieron de ti en Happy Little Tea?

Mi pregunta le provoca una mueca de «¿por qué habría de hacerlo?». A continuación, una sonrisa que rebosa diversión hace que mis palabras sean lo más estúpido del mundo. Pero, en mi defensa, nuevamente debo decir que es necesaria para saber su respuesta.

—Creí haber dejado claro que poco me importa lo que opina el resto de mí. Además, todos saben lo que soy un puto mujeriego con atracción hacia las mujeres que me pasan de años —lo dice con tanta naturalidad que le creo. Bueno, haberlo visto en plena acción y luego tratar de flirtear con mamá también lo dejan claro—. Y sobre lo de mis padres... no es algo que trato de ocultar.

—¿De verdad los asesinaste?

La sonrisa se le desaparece. Tal vez fui demasiado directa.

—No literalmente. ¿Su sangre está en mis manos? Sí. Yo fui el responsable de su muerte. Ellos estarían vivos y envejeciendo saludables si no fueran por mí.

Puedo notar el cambio de voz. Hablar de ellos le afecta tanto como que algo malo le pase a su abuela.

—¿Quieres hablar de eso?

Niega con la cabeza.

—No es un tópico agradable —confiesa y una mueca de disgusto se forma en toda su cara—. Pero sé muy bien que esto despertará tu curiosidad.

No sé si debería sentirme avergonzada por ello.

—Empiezas a conocerme bien.

—Es un rasgo muy claro en ti. Tu curiosidad llevó a que me vieras con Christina en tu primer día de academia.

Su comentario me trae una imagen mental que no deseaba.

—La cuestión es que mis padres trataron de huir de toda la mierda en la que mi familia lleva involucrada durante años para que no me salpicara y, al final, en su huida tuvieron un supuesto accidente. Fui el único sobreviviente.

—¿Accidente?

—Esa clase de «accidentes» que ocurren en extrañas circunstancias —explica—. Como los suicidios de personas poderosas que tienen mucho por ocultar y que si hablaran se joderían a unos cuantos poderosos más.

Otra remembranza me ataca. Es el mismo recuerdo que vino a mí sobre el disparo. Esta vez, el escenario se amplía y puedo ver que estoy bajo un auto, con la mano de mi madre tapando mi boca y su susurro demandante ordenando que me calle. Frente a nosotros, un grupo de personas caminan. Más allá, tirado sobre un charco rojo, un hombre que nos da la espalda. Un hombre de zapatos elegantes y punta brillante, camina junto al auto.

Hay una cartera de mujer. Búsquenla.

Su voz, por alguna razón, me resulta familiar...

¿Por qué esos recuerdos están viniendo a mí tan de pronto?

—¿Ahora entiendes por qué temo decirte más?

La voz de Seth me dice que estoy atada a la realidad, lejos de esos momentos inconexos. Y a salvo... creo.

—¿Así que tus padres decidieron huir y fueron asesinados?

—Esa es la forma simple de decirlo —se encoge de hombros—. Pero sí. Y todo por mí.

—No tienes que...

—Culparte —acaba la oración—. No importa cuántas veces me diga eso, sé que no es así. Fui el principal motivo por el que quisieron alejarse de... todo esto. Sin mí seguirían vivos. Ahora todo lo que me queda es hacerlos pagar de alguna forma.

Sus últimas palabras atraen mi atención.

Seth planea una venganza al igual que Raziel. Los dos tienen más en común de lo que imaginé. Sus motivos, después de todo, son similares e igual de profundos. A los dos la culpa les está carcomiendo la conciencia y necesitan cobrar su venganza para volver a sentirse bien.

¿Será por eso que Seth abrió la página?

—¿Eres tú el que está detrás de la página? —Soy directa, voy de cara a saldar el asunto.

A Seth lo desconcierta un poco mi pregunta salida de la nada.

—Tal vez —responde haciéndose el misterioso.

—¿Sí o no?

—No.

¿No?

—Pero... Habla de cosas que solo tú y Dhaxton saben. Lo de Agnes, las chicas, tu relación con la profesora. Se ve que tiene un resentimiento hacia Dhaxton, por eso creí que...

—Entiendo a qué te refieres —me corta antes de que siga con mis fallidos y vomitivos intentos de deducción—. Tiene sentido suponerlo, pero sigue siendo mi amigo, y como amigo no voy a revelar sus cosas. Ni mis cosas. Al contrario, me las guardo. Hay mucha mierda detrás, soltar una indirecta así es peligroso.

Tiene razón. Ni Raziel ni yo pensamos en ese punto. Con toda la información que maneja Seth y el miedo que posee, jamás revelaría o daría un indicio de manera pública sobre lo que tanto teme. Sería un suicidio.

—Yo pensé en la posibilidad, pequeña posibilidad, de que fueras tú —comenta—. Luego recordé que la odias y que no eres esa clase de persona.

—¿Quién es? ¿Lo sabes?

Una sonrisa torcida me dice que maneja más información.

—Tengo mis sospechas...

—¡Pues dame el nombre!

Frena justo frente a una luz roja, así que se toma la libertad de echarme una mirada de pocos amigos. El entrecejo arrugado, las comisuras hacia abajo, la barbilla arrugada.

—Últimamente estás exigiendo demasiado —se queja—. ¿Dónde están tus modales?

—Se han ido con mis ganas de vivir —rezongo de mala gana. Lo cierto es que tiene razón, desde que entré a la academia fui perdiendo todos los modales que tanto me esmeré en seguir en el internado. A las monjas les agradaba lo educada que era y ahora... Ahora soy una faltona.

—Dramática —se burla Seth.

—Estoy viviendo mi drama adolescente ahora en vista de que no lo viví en el internado.

Una carcajada profunda se le escapa.

—No te sientas mal. —Me revuelve el cabello antes de seguir conduciendo—. Él se debe estar sintiendo fatal. —Ese «él» me ha llegado al alma. Odio la suspicacia de Seth; pero odio más sentirme tan tonta frente a la opción de Raziel—. Piénsalo: estás aquí, conmigo, él quería venir con nosotros, insistió en hacerlo porque le importas y lo más seguro es que siente algo de celos; pero, al mismo tiempo, debe estar pensando en su hermana, que es la prioridad que se puso, en lo detestable que es salir con alguien que no desea. Tu noviecito sabe que a veces hay que hacer sacrificios.

—Eso... Eso es triste. Retorcido. No me gusta. Pero... maldición, lo entiendo.

—Oh por Dios, maldijiste —se burla. Le doy un golpecito en el hombro para que se calle—. Como sea, ponte feliz de que le importes tanto que debe estar cagado hasta las patas por el cargo de conciencia que debe estar pasando.

Seth tiene razón, tanta insistencia no debió ser en vano, él quería venir. Camille ya me lo advirtió: Raziel tiene como prioridad encontrar a su hermana y traerla de regreso cueste lo que cueste. Es su objetivo, es por lo que ha estado luchando todo este tiempo, dejarlo de lado es demasiado tarde. Lo relevante es que quiso, aunque falló.

—Y sobre las sospechas... Stan. Creo que es Stan el que está detrás de la página.

Su suposición me desconcierta, porque jamás lo tuve dentro de esas posibilidades.

—¿Por qué?

—Ni idea. Pero es de alguna manera el confidente de Dhaxton, sabe muchas cosas, es profesor de Arte, así que está familiarizado con Grey, era colega de Christina antes de que la despidieran. Nadie sospecharía de él. Y...

—¿Y...?

—También forma parte de todo esto.

Dios... Media ciudad lo es, pero...

—Eso tiene sentido. Cuando fui a New York, llegó a rogarle a Dhaxton que se dejara perder. Él sabía desde el principio los resultados del concurso, sabía que yo iba a perder. Estuvo ahí cuando a Dhaxton le dio el ataque. Escuchó todo.

—No sé qué intenta con todo esto, pero lo voy a averiguar. Ahora pongamos nuestra atención en lo importante —propone Seth. Ya casi estamos llegando a su enorme hogar—: Que actúes como Agnes.

Siento como si no hubiera estado aquí desde hace mucho tiempo. El jardín sigue siendo el mismo, la entrada para autos, la puerta principal, las cientos de ventanas... Pero algo me da la impresión de que todo ha cambiado desde la última vez que estuve aquí. El lugar sigue siendo hermoso, con ese olor a casa antigua que alberga un sinfín de acontecimientos guardados entre sus paredes. La sala está tan cual la abandoné aquel día después de la cena de compromiso. Los marcos de los cuadros relucen. Las pinturas llamativas tienen su toque de elegancia y le dan color a la oscuridad de las paredes.

Es en la segunda sala que diviso a una mujer de melena gris sentada en un sofá junto a la chimenea. En sus manos, una enorme copa de vino tinto refleja la luz de la llamas.

—Baba, ya estamos aquí —le avisa Seth. Se acerca a ella para saludarla con un beso en la frente.

Agatha se coloca de pie y camina hacia mí con paso elegante pero decidido. Atrás quedó la anciana con la cabeza perdida pero picante, frente a mí hay una mujer de semblante completamente diferente. Es una actriz grandiosa, pues su mirada es versátil, casi malvada. Es la auténtica Agatha, sin caretas.

—Querida —me saluda con una sonrisa y eleva la cola de vino.

—Agatha —le saludo de vuelta. Es fácil verla ahora que no me recuerda a la abuela y sé de su vil mentira.

—Es lindo verte sin tener que usar la careta de anciana con demencia —comenta con picardía, como si quisiera hacerme doler de un pellizco.

—Me da gusto no tener que verla con aquella falsa máscara.

Seth chasquea la lengua.

—No es que cambie mucho —se queda dándole una rápida mirada a su abuela—, sigue siendo una vieja amargada.

—Y una amante del buen vino —admite ella y se bebe al seco la copa de vino—. Hay cosas que no se pueden dejar de lado.

Al acabar, saborea la esencia del trago que ha quedado en su boca y nos hace una seña para volver a sentarnos.

—Seth me ha dicho por lo que estás aquí —comienza explicando—. Un reto bastante interesante, Audrey.

Se siente un poco extraño que me llame por mi nombre y no por Agnes, lo que es irónico teniendo en cuenta por qué estamos aquí.

—Estoy dispuesta a aprender —Sonrío con falsa condescendencia.

—Lo harás —afirma ella, y al parecer está convencida de sus palabras—. Prometo ser una profesora ejemplar.

Su egocentrismo saca mi lado más venenoso.

—No lo dudo —asiento y amplío mis comisuras—, es una maestra del engaño.

Los ojos de Seth se agrandan con sorpresa y al instante comprueba la reacción de su abuela. Agatha, por el contrario, da un par de pasos hasta quedar muy cerca de mí. A pesar de que casi somos del mismo tamaño pero a mí me favorece la complexión, debo admitir que es algo intimidante. Luce como si fuera a gritarme groserías en la cara. No obstante, tras un breve silencio, me sonríe de vuelta y me mira con esa clase de orgullo que siente una familia.

—Me gusta tu actitud. —Camina hacia atrás, guardando la distancia y extiende los brazos hacia los lados— Empecemos con la maldita clase.

Basta que diga esto para que una llamada entrante nos interrumpa. Es mi celular el que suena. Es una llamada de Raziel. El corazón se me acelera al ver su nombre en mi pantalla.

—Nada de celulares, querida, por favor, no queremos perder el tiempo —me regaña Agatha.

Obedezco y silencio el celular para que no interrumpa. Me guardo el celular en el bolsillo para luego colocarme frente a Agatha.

—Bien... —Inspiro rápido. Todavía siento la electricidad que la llamada me provocó. Su llamada fue una distracción que me dejó nerviosa—. ¿Por dónde empezamos?

—¿Alguna vez has actuado?

—En obras de teatro de la iglesia.

—Ese es un buen inicio, pero con un público que, aunque cometas errores, te lo perdonarán. Tú vas a hacerte pasar por una persona, un error, una distracción, joderá todo. No hay espacio para los errores porque tu público no lo perdonará.

—Baba, la asustas.

—Solo digo la verdad. Vas a engañar a Dhaxton, querida, la tienes muy difícil. El punto a favor es que supuestamente hace años que no ve a Agnes, así que asumamos que ella ha cambiado con el tiempo. Ahora, vamos a hacer unos ejercicios que te ayudarán a sumergirte en la interpretación.

Agatha como maestra resulta ser un desastre. Las ganas están, la paciencia... no tanto. Tiene un diccionario de palabras hermosas para describir lo que es la interpretación, pero la vocación se le ha perdido. Me pide hacer ejercicios vocales extraños, pronunciar palabras que no sé si son parte de un ritual demoníaco, olvidar todo lo que me rodea y concentrarme en la actuación, cosa difícil teniendo en cuenta que estoy encerrada en la casa del enemigo. O tal vez yo sea demasiado racional como para creerme el cuento de que Dhaxton se tragará que soy Agnes. Ni siquiera la conocí, jamás supe cuál era su personalidad. No sé nada sobre ella además de una supuesta despedida y que con Dhaxton y Seth tenía una especie de triángulo amoroso.

—Necesitas entrar en su papel —me reclama Agatha, sirviéndose otra copa de vino. Parece que su paciencia se ha visto cada vez más débil y necesita entrar en razón bebiendo.

Resoplo, también harta.

—Sería más fácil si me dijeran cómo era ella. —Agatha abre los labios como si recién cayera en ese enorme detalle—. Se supone que para interpretar un personaje, necesitas conocer ese papel, ¿no? Yo no conozco de nada a Agnes.

La anciana mira a Seth, que se ha aburrido lo suficiente como para dejar de prestarnos atención y ponerse a ver su celular. Frente a nuestro silencio, levanta la mirada y la intercala entre su abuela y yo.

—Seth, es tu turno —le informa la mujer—. Ve a contarle a Audre todo sobre tu amiguita. —Eso ha sonado como si Agatha detestara a Agnes—. Sus manías, las muletillas que usaba, qué le gustaba, qué le desagradaba... Esa clase de cosas.

Seth me indica con un rápido movimiento con la cabeza que salgamos de la sala. Mientras tanto, Agatha se sirve otra copa de vino.

—A tu abuela no le cae bien Agnes —le comento como si fuera una charla casual. Es algo que pensé que también era actuado, la verdad.

—Ya sabes los motivos —responde pasando por un pasillo hacia la terraza desde donde se puede ver la piscina, algunos árboles y, al final de todo, el cielo nocturno encontrándose con el mar. Seth sigue caminando como si se tratara de un paseo nocturno por su enorme patio.

—¿Fue porque ella escogió a Dhaxton? —busco aclararlo.

—Sí. —Su afirmación es corta, seca y tan puntual que me lleva a pensar que darle la razón a mi pregunta le resulta doloroso—. Todas las señales indicaban que yo le gustaba, pero al final, creo que supuse mal. —Sus pasos se vuelven algo torpes al bajar la escalinata hacia la enorme piscina—. Baba cree que Agnes simplemente jugó con mis sentimientos, por eso no la tiene en muy alta estima.

Eso tiene sentido. Esa señora fingió tener demencia para acercarme a su hijo, está claro que lo sobreprotege.

—¿Todavía la quieres?

Seth se gira para verme cuando escucha mi pregunta.

—Por supuesto.

Luego sigue caminando hacia dos reposeras frente a la piscina. Se sienta una, invitándome silenciosamente a que tome asiento en la otra.

—¿Y la amas? —intento escudriñar más en sus pensamientos.

—No.

Su respuesta es más alta que la anterior y se siente más puntual. No tiene nada más que agregar en ella. Es un «no» sin intenciones ocultas.

Me siento en la reposera, mirando las ondas que se forman en el agua. Hace frío, pero por alguna razón me siento a gusto afuera, mirando el reflejo del cielo en la piscina y disfrutando del silencio.

—¿Cómo era ella?

Seth inspira hondo, puedo escucharlo inspirar por la nariz todo el aire que sus pulmones le permiten. Coloca ambos brazos sobre las rodillas, encorvado, y expulsa el aire por la boca, haciendo un silbido.

—Pues la persona más genial que he conocido —dice tras pensárselo demasiado—. ¿Alguna vez te has topado con esa persona que logra cambiar el ambiente solo con su aparición? Esa era Agnes. —No puedo ver su rostro, porque su cabello lo cubre, pero juraría que lo ha dicho con una sonrisa nostálgica. Puedo percibirlo en la forma en que habla—. Era divertida, muy astuta, con la habilidad de convencer a todos de todo, el alma de la fiesta. Poseía una personalidad fuerte, pero también un lado... —mientras parece buscar la palabra adecuada para describirla, forma un «mhmm» sostenido— ...humilde. Para todos se mostraba amable, jamás había un «no» como respuesta si le pedían un favor y ayudaba en lo que fuera. Amaba las fiestas. Todos la adoraban.

Si me la describeasí, también diría que suena como alguien genial. La clase de persona que conoces, congenias con ella a la perfección y siempre recuerdas con unas bonitas palabras.

—Qué desafío más complicado el que tengo, entonces —emito con sarcasmo, pese a que es una realidad: todos los que conozco me odian.

—Busca puntos en común con ella —propone.

—¿Como cuáles? —increpo. Y de pronto recuerdo que hay un punto muy fuerte que tenemos en común ella y yo—. Además de la apariencia.

Seth aparenta pensarlo y se echa el cabello hacia atrás.

—Ambas son geniales —se voltea a decírmelo.

Expulso el aire por la boca provocando que esta haga un extraño sonido.

—No juegues conmigo.

Al parecer, él no está jugando.

—Tú mejoras el ambiente cuando apareces. Tienes tu lado divertido. Sabes defenderte y a la vez logras ser amable con todos, incluso si ellos te han hecho algún mal. Tienes un corazón solidario. Eso es lo que me gusta de ti.

Y lo dice como si estuviera hablando tranquilamente sobre una película que acaba de ver.

—Yo te gusto por mi parecido con ella —le corrijo.

Voltea rápidamente y queda con el cuerpo en dirección hacia mí.

—Para nada —niega con vehemencia—. Tú me gustas por todo eso que las diferencia.

Eso es... lindo.

Desde que llegué a la academia he recibido he estado bajo la sombra de ambas Agnes, que es agradable escuchar por parte de alguien que somos diferentes. Son esas diferencias las que hacen especiales a las personas, y a todos nos gustaría serlo en algún punto. Me gusta que Seth piense así de mí.

—¡Eso es, carajo! —exclama de pronto. Sus ojos se han iluminado como una ampolleta en la oscuridad—. Pensemos en los puntos que las diferencian —propone—. Si actúa como no eres, tal vez se te haga más simple. —Me acomodo para ponerme en modo «te escucho»—. Agnes no creía en la lealtad a la familia, le parecía una chorrada del tamaño de un buque. Mentía mucho, y muy bien. Le encantaba sacar su lado más misterioso; si le hacías una pregunta que ella no deseaba contestar, la lograba esquivar haciendo preguntas o cuestionamientos interesantes. Le encantaba la moda, cosa que tú...

—También me gusta la moda —le freno, frunciendo la expresión a modo de reproche—. Una cosa es no tener el dinero suficiente para comprarme las prendas que deseo todo el tiempo.

—Eso es triste.

—Eso es una realidad de muchos —admito y pienso en decirle que no todos nacemos en «cunas de oro», pero entonces me detengo a pensar en lo que Raziel dijo: yo también vengo de una familia adinerada.

Seth hace frente a mi silencio, retomando con las características de Agnes:

—Agnes no se disculpaba si creía tener la razón. Si alguien la hería, fingía que estaba bien, que no había problemas, pero en el fondo planeaba en silencio cómo hacerlos pagar.

—¿Y dónde está la humildad que mencionaste antes?

—Rencor y humildad son dos términos muy diferentes —dice. Actúa como un sabelotodo fastidioso, de esos que no caen bien a nadie—. Agnes poseía ambos, aunque mucho más del primero.

Anotado: Agnes era muy rencorosa.

—¿Qué más?

—Le encantaba la cerveza, hacer el tonto, ser el centro de atención, codearse con los adultos como si fuera la nieta del año. Los deportes extremos y algunas locuras.

—Genial, cuando finja ser ella me pasearé desnuda entre los invitados —bromeo, sacándole una sonrisa a Seth. Una sonrisa de esas que a él tanto le encantan.

—Bueno, yo estaré encantado de verte si lo haces.

Atrevido.

Levanto la mano para darle un golpe, pero él me detiene por la muñeca en un movimiento veloz.

—Ah, y a diferencia de ti, ella no temía vivir su sexualidad al máximo.

—Si crees que preguntaré si tú y ella alguna vez lo hicieron...

—Nunca lo hizo conmigo —confiesa, dejándome sin habla—. Supongo que no quería arruinar la amistad, como pone en la carta.

Me pone algo triste que hable de eso con cierta melancolía, como si extrañara los momentos que vivió con ella, como si la añorara de regreso y, al mismo tiempo, deseara que nunca hubiera pasado. A Agnes le gustaba Dhaxton, no él. Lo entiendo, desde cierto punto. Entiendo ese sentimiento que aparece cada vez que recuerdas que eres la segunda opción para la persona que quieres.

—¿De verdad crees que esas cartas fueron escritas por ella?

Seth se levanta encogido de hombros y se acerca a la piscina para acariciar desde el bordo el agua.

—Es su letra —dice, asintiendo con seguridad—. Pero ahora, si la leo con detalle y sabiendo que ya no está, siento que no son sus palabras.

—Podría ser que Dhaxton o alguien más la obligó a escribirlas.

Mi desconfianza le es contagiada igual que una enfermedad dolorosa. Puedo ver la aflicción en su rostro

—Eso suena tan despiadado que me hiela la sangre —formula con dificultad y traga saliva—. Me gusta creer que no la obligaron y que ella está bien.

Su expresión me dice que está a punto de llorar, por lo que doy un salto fuera de la reposera y me acerco a él. En cosa de segundos, ambos quedamos sentados en el borde de concreto de la piscina.

—¿Cómo se conocieron?

—Nos conocimos en la misma reunión en que conocí a Dhaxton, después de que me lanzara al agua. Ella lo vio todo, peeero era amiga de él, así que no me acusó. Lo único que hizo fue darme un par de toallas para que me secara.

—Vaya forma de iniciar una amistad. ¿Y cómo se conoció ella con Dhaxton?

—En la reunión.

—¡¿Es que todo pasó en esa bendita reunión?!

—Fue una reunión con muchas personas.

—Ya veo.

—Y cosas raras que... —mira hacia los lados— es mejor no repetirlas.

«¿Ellos?», le digo sin emitir sonido. Responde asintiendo y pide, con un movimiento con el dedo, que me acerque.

—Las hacen una vez al año.

Eso suena a que muchas personas se reúnen una vez al año, lo que es un problema porque si esas personas son las mismas que asistirán a la boda de mamá, estoy perdida. Estará lleno de familias y conocidos de Agnes, incluso sus padres...

¡Sus padres!

—¿Y los padres de Agnes?

—Murieron cuando era pequeña. Toda su enorme herencia fue puesta a su nombre. Imagina todo eso a cargo de una niña —una sonrisa torcida y algo incrédula decora su rostro—. No sé qué pasó con todo ese puto dinero ahora que ya no está.

Una herencia sin dueño, ¿eh?

—Oye... Esa vez, en la cabaña, estaba desesperado —confiesa en un tono bajo. ¿Acaso está avergonzado? ¿Se arrepintió de todo lo que planeamos?—. No pensé en lo que a ti te conviene y tal vez esto sea demasiado para ti. Si no quieres hacerlo...

—Es bastante responsabilidad —asumo con un pesimismo que trato de quitarme de encima suspirando—. Y es ir demasiado lejos.

—No tienes que hacerlo, de alguna forma, la verdad siempre sale a la luz. —Encoge los hombros—. Yo no quiero que pases un mal rato —declara.

Una opción. Había olvidado que tengo la opción de decir que sí o que no. Que puedo hacer lo que se me dé la gana. Que puedo negarme a las cosas sin sentirme mal. Y que puedo hacer lo que quiera sin sentir culpa. Había olvidado que tengo esa pequeña y efímera opción sin condiciones. Dhaxton me dio la opción de posar para él y Raziel la de vengarme; pero ambas opciones estaban atadas a algo más. Seth, por el contrario, está dejando que yo elija por mí, sin ninguna condición a cambio.

—¡Mierda! —le escucho decir al arrebatarme de mis pensamientos— Va a llover, vamos a dentro.

Se coloca de pie y me ayuda a levantarme. La lluvia se precipita con rapidez.

—Seth... —le llamo antes de que suba las escaleras. Cuando se gira hacia mí, me tomo el atrevimiento tomar su rostro entre mis manos y besarlo igual a como lo hice la primera vez.


___________________________

Yeiiiii, arriba el team Seth :D

Bueno, ya conocemos más de Agnes, la pregunta es ¿quién realmente es/era? :O 

Pronto lo sabremos...

De hecho, en el siguiente capítulo, así que denle muuucho amorsh a este capítulo porque el que viene será muy interesante en varios aspectos ~

Les dejaré un mini adelante próximamente en mi instagram @vhaldainomas para que estén pendientes de mis stories :D

Por cierto, en el siguiente capítulo se celebrará NAVIDAAAAAAAAD JOJOJOJ

Yo amo Navidad, me encanta, lo que es irónico porque en la vida real celebraremos Halloween xD

¿Alguna sale a pedir dulces todavía? :3 ¿O prefieren ir a fiestas? ¿Se van a disfrazar de algo?

yo hace tieeeeeempo dejé de hacer todo eso, estoy viejis, jee

Volviendo al capítulo:

¿Será cierto que es Stan el de la página?

¿Qué opinan sobre el "accidente" que le ocurrió a los padres de Seth?

Yo quiero apapacharlo :(

¿Raziel? ¿Alguien todavía le reza?

¿Será que Drey sigue con el plan?

Nos leemos en el próximo capítulo, bbs <3

Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top