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¡He vuelto, bebes! Después de casi tres semanas sin actualizar, vengo a traermes amorsh.

La verdad es que este mes están pasando un montón de cosas por las que no me he sentido muy cómoda en escribir o incluso responderles mensajes :( ustedes me ven muy gud pero por dentro shoro TnT Pero weno, al mal hay que ponerle buena cara :D

que disfruten el capítulo!!!!


EL GATO


De regreso en la academia, las cosas parecen ir como de costumbre, con la diferencia que todos están más agitados por los exámenes venideros. Yo he tenido la suerte de tener notas decentes en todas mis materias, aunque la exigencia que debo poner en Historia del Arte es mayor, pues el profesor Stan —por mucha buena que parezca tenerme— es bastante estricto. Por mucho que haya quedado seleccionada en el concurso, no ha querido darme la décima de punto que necesitaba para obtener una nota sobresaliente... aunque, lo admito, con todo el rollo de salir con Raziel había olvidado que tenía prueba y podía haberme esforzado más, después de todo, se suponía que ayer tenía el día libre.

Pese a que no soy la peor estudiante, sino que estoy como una de las mejores, siento que me he desviado completamente del objetivo que tenía cuando entré, y no solo eso, también me he alejado de lo que me apasiona. Parece que la búsqueda de venganza es más fuerte que mi amor por el arte y me aterra tener que admitirlo.

Las cosas han cambiado demasiado...

Antes de entrar a la sala de Boceto, me asomo para comprobar si mi compañero de asiento está presente. Ver su asiento vacío me produce cierta preocupación sobre su salud, ya que es bastante exigente si de estudios se trata, en todo el tiempo que he estado aquí jamás ha faltado; sin embargo, un grupo de compañeros reunidos en el mural detrás de la sala es lo que llama más mi atención. Son alrededor de cinco chicos, entre ellos Grey. Cuando me percato de que están observando réplicas tamaño real de mi dibujo y el de Dhaxton, retrocedo con la respiración agitada.

¿Qué hacen ahí?

—Era obvio que iba a ganar —le escucho decir a uno de los chicos. Me asomo para ver de quién se trata; es un chico callado que se junta con otro chico de aspecto hippie.

—Downey no tenía oportunidad alguna —le sigue su amigo—. Es buena, pero Dhaxton es mejor.

Grey se ríe. Su actitud es como la de un pavo real, orgullosa de los logros de su «amiguito».

—Claro que lo es, lleva años perfeccionando su técnica. Es como poner a competir a un artista que lleva años de experiencia en el rubro contra un niño que recién aprende a dibujar.

—Debe sentirse terrible de que te ganen incluso usando tu propia imagen —se lamenta otra chica.

—¿Propia imagen? —le cuestiona, riendo con falsa condescendencia— Dhaxton hizo un milagro con su imagen. Mírala, la transformó por completo, por eso ganó.

—Hay algo en ella que me hace querer gritar «¡mosca muerta!» —se burla otra chica, provocando que la exagerada risa de Grey se escuche por toda la sala—. Dhaxton la usa... Eso de que es su musa parece más una excusa.

Eso hace que mi paciencia llegue a su límite más alto, así que comienzo a avanzar para encontrarme con ellos.

—Por supuesto que la usa —le da la razón la rubia de ojos azules con la que en un punto de mi vida llegué a considerar una amistad, sacando de adentro todo el bilis putrefacto que carga—. Es la nueva Agnes, ¿recuerdan? Alguien como él jamás se fijaría en una bichita rara como ella.

—Pero apostaría que he recibido más atención de la que tú podrás recibir de él jamás —le respondo colocándome de brazos cruzados justo detrás de ella.

Sorprendida, se vuelve en mi dirección, con la boca muy abierta y el rostro tenso. Mi sonrisa, cínica y tan venenosa como sus palabras, la dejan sin habla. Está tan llena de odio que ni siquiera pretendió ser la chica amable que detesta a Seth y Dhaxton, todo con el fin de hablar mal de mí.

—¿Y sabes qué es lo mejor? —continúo— Que yo nunca le he lamido los pies.

Las miradas juiciosas se posan sobre una incrédula Grey, a quien puedo notar cómo sus enormes ojos azules le brillan bajo las luces de la sala. Está sin habla, probablemente ahogándose en su propia desesperación por responderme, pero sin nada con lo que atacarme de verdad, pues di en el clavo.

Le sonrío una última vez antes de ir a mi asiento para esperar al profesor.

Al finalizar la clase, me junto con Vivian para ponerla al tanto —por fin— de lo que ocurrió en el viaje. A decir verdad, no planeaba contar muchos detalles sobre lo que sucedió, pero mi encuentro con Grey derivó a que le hablara sobre Dhaxton y cuando lo mencioné a él, salió la pregunta sobre las pastillas y de ahí sobre su ataque.

—Ahora me siento fatal... —comenta Lucy luego de darle una calada a su cigarro. Estamos bajo las gradas del estadio, escondidas porque ella deseaba saciar su hambre de nicotina y eso está prohibido en los terrenos de la academia—. Es un maldito, se merece muchas desgracias, pero sigue siendo un ser humano.

La sonrisa maliciosa que tenía antes de que le contara sobre el inesperado ataque de Dhaxton se ha esfumado por completo.

—No te culpes, fui yo la que los robó —trato de animarla, colocando mi mano sobre su hombro.

—Yo di la idea —esquiva, huyendo de mi tacto. Parece que se arrepiente en serio.

—Sí, pero la decisión fue mía —le recalco— Tú diste una idea, perversa, pero la que tomó la determinación de llevarla a cabo o no, fui yo. Pero... basta de eso, dime ¿qué te traes con Lucy? —Mi pregunta la pone a la defensiva, lo que me da una mala vibra sobre todo esto— No me digas que la estás usando para conseguir información o algo por el estilo porque, si es así, yo...

—Relájate un poco. Inhala y exhala, que estás muy alterada —dice como si hubiera actuado como una histérica. Su ceño fruncido hacen relucir los piercing que tiene en la ceja y labio—. No tengo ninguna segunda intención con Lucy —declara. En realidad, me parece una chica atractiva. Chismosa, algo manipulable, pero linda en el fondo. Creo que quiere a alguien en quién se pueda apoyar, y estoy dispuesta a ser la persona que le ceda el hombro o incluso el corazón para reconfortarla.

¿De verdad una relación de odio puede pasar al amor tan rápido? Supongo que para que algo así llegue a ocurrir, las personas involucradas deben tener cierta química o atracción que el odio no les dejaba ver antes.

—Por favor, prométeme que no estás jugando con ella —digo tras un largo silencio en el que llevó a que Vivian fumara todo su cigarro.

—¿Por quién me tomas? —suelta, indignada tirando la colilla al suelo— Yo no soy como esos dos idiotas.

Se acomoda el cabello y luego suspira, poniendo su atención en el campo de entrenamiento de los chicos, como si de verdad le afectara mi cuestionamiento. Yo le sigo, percatándome que entre ellos Seth hace gala de sus habilidades atléticas frente a un par de chicas que se ríen con complicidad.

—¿Y... cómo está?

Nuestra atención vuelve a ser la una con la otra.

—¿Lucy? —replico sin saber por quién pregunta.

—¡Dhaxton! —chilla, exasperada. Su grito es tan alto que las dos tememos que Seth nos haya escuchado. Por suerte, todo indica que no, pues él sigue tratando de impresionar a las chicas.

—Ah, pues... —vuelvo con Vivian— No lo sé, se fue del hotel por la noche, al parecer, y hoy no vino a clases.

—Entonces debió ser algo serio. Él no se permite faltar a clase.

—Sí... es lo que pensé...

Remarcar este hecho provoca que empiece a preocuparme por él, así que después de acabar un trabajo académico me tomo la libertad de ir a visitarlo para regalarle una nueva compañera. Sin embargo, al llegar a su enorme casa en Holly Brand, el jardinero me informa que Dhaxton no está ahí. Pienso en la posibilidad de que esté en el departamento de Devon, pero la idea de que está en su estudio cobra más fuerza.

Después de un viaje en el que me llené de cuestionamientos sobre el estado de Dhaxton y en cómo iba a hablarle después de saber lo que ocasioné, me planto invadida de una corriente nerviosa frente al enorme portón del estudio. La distinguible música clásica que Dhaxton gusta usar al dibujar es el indicio que necesitaba para validar mis suposiciones.

Inspiro hondo y toco el timbre.

Tras varios segundos sin que abra, insisto. En vano, al parecer, porque sigue sin responder.

Existen dos posibles opciones: no me escucha o no quiere abrirme.

Dado lo que ocurrió, pese a que no sabe seguramente no sabe lo que cometí, me decanto por la segunda opción. ¿Si no quiere abrirme qué más puedo hacer? Me acomodo la soga de mi bolso resoplando con decepción. Al menos puedo marcharme sabiendo que está haciendo lo que le gusta, ¿no?

Antes de largarme, miro hacia la pequeña cámara de seguridad como un pequeño ruego para que me dé una oportunidad. Entonces, la música cesa y la puerta comienza a abrirse lentamente, emitiendo ese molesto ruido de metal y cadenas. Durante su apertura, logro ver los zapatos bien lustrados de Dhaxton, luego su pantalón de tela gris, su reluciente cinturón, una camisa de color verde y luego, su impasible rostro que me dice «no quiero verte aquí, has interrumpido mi majestuosa hora de dibujo, ¡largo!».

Incluso con ese pensamiento, y sabiendo que no soy muy bien recibida, le sonrío.

—Hola —saludo con una voz airada que ha fallado en ser amable—. Pensé que no me abrirías.

—No planeaba hacerlo.

«Auch», dice mi corazoncito. No esperé que fuera tan directo.

—¿Y qué te hizo cambiar de opinión?

—Tú —admite, volviendo al interior.

—Oh, pues... gracias.

Le sigo detrás mientras el portón se cierra con lentitud. El estudio está más frío que las calles, y eso es decir mucho, además de tener cierto vacío que me impresiona más de lo que debería: todos los dibujos de chicas en la pared ya no están, solo los vestigios de cinta adhesiva han quedado de evidencia.

—¿Qué ocurrió con todos tus bocetos?

—Los quité.

—Sí, eso veo, pero ¿por qué?

—Entiendo tu fascinación por querer saberlo todo —Se voltea con el ceño ligeramente fruncido, mostrando molestia—, pero hoy no estoy de humor para complacerte.

—¿Y cuándo lo has hecho? —le discuto sonriendo por lo irónico que es esto. Él me devuelve la sonrisa, mas no una cualquiera, una torcida y arrogante.

—Buen punto. ¿A qué se debe el placer de tu visita?

Oh.

Es la pregunta que practiqué en el camino.

—Quería saber cómo estás —confieso con sinceridad, aunque esa solo es una media verdad. Como sus ojos parecen buscar en mí esa parte que busco ocultar, prosigo—: No me permitieron verte en el hotel, te fuiste sin que pudiera despedirme y hoy no asististe a clase de Boceto. No es que te eche en falta... —reniego, reticente a creer lo que voy a decir—, pero me tenías preocupada.

—Ya estoy bien.

Su respuesta es tan corta que me deja descolocada. ¿De verdad solo dirá eso? No creo ser una persona chismosa, pero ¡necesito saber más!

—Pero esa no es la respuesta que deseas, ¿verdad? —Se pasea a mi alrededor hasta volver a situarse frente a mí. Esos horribles ojos parecen incursionar sin problema en lo que pienso, y me avergüenzo de que pueda descubrirme con tanta facilidad—. No me tomes por ingenuo, yo sé que estás aquí porque quieres saber qué me ocurrió con exactitud, qué es lo que me acongoja, por qué me puse así...

—Sí, bueno, eso también, lo admito. —Me muerdo el labio con frustración—. Eso no quita el hecho de que me preocupe por tu salud.

Bajo la cabeza arrepentida y me encuentro entre las manos la bolsa de papel marrón con el regalo.

—Te traje esto... —Saco la pequeña planta—. El chico de la florería dijo que es una suculenta a la que llama Rosario, porque cuando crece, parece que fuera uno. Puedes colgarla donde desees.

La recibe con mucho cuidado y la observa en silencio, como si no supiera aprobarla o hacerla a un lado. Finalmente, mueve los hombros, da media vuelta y camina hacia donde se encuentran las otras plantas.

—Oh, ya tienes una nueva —me sorprendo al comentarlo en voz alta. Pero es asombroso que Dhaxton haya hecho caso a mi sugerencia. Me acerco al pequeño ser viviente para verlo con mayor detalle. Su nueva planta es un bonsái muy pequeñito, tanto que luce como uno de plástico—. Es linda. ¿Le pusiste nombre?

Se acerca colocándose junto a mí. Su cuerpo mantiene cierta distancia, pero siento que está más relajado que cuando me abrió la puerta. Digo, al menos ya no está a la defensiva.

—Ese es tu trabajo.

Sonrío poniendo mi atención de regreso en el bonsái.

—¿Qué te parece Florentino? —Busco la aprobación en su rostro.

—No esperaba otro más cautivador que este —dice en una tonada de sarcasmo impropia de él. le sonrío y regreso a la recién llegada.

—Y a esta chiquita la llamaré... Ofelia.

Enderezo la espalda y estiro mis brazos. La mirada pesada de Dhaxton está puesta sobre mí, lo noto observar mis movimientos sin una clase de disimulo.

—¿Ocurre algo? —le cuestiono al voltear para encararlo.

Guarda silencio. Sus ojos se tornan oscuros, su expresión tensa. Da un paso, acercándose, acortando cualquier distancia que lo mantuviera alejado. Por cuestión de instinto, doy un paso al costado para evitar cualquier contacto físico entre ambos, lo que resulta en vano, pues da otro y otro paso. Temiendo que me pueda hacer algo, cambio la dirección de mi huida, pero logra tomar mi mano y tirar de mí; todo mi cuerpo queda frente a él. Me encojo de hombros al notar que lleva una mano a mi mentón, demandando que alce la cabeza. Quiero sacar suposiciones, una hazaña difícil teniendo en cuenta quién está frente a mí.

—¿Qué? —insisto, comenzando a inquietarme.

—Quiero comprobar que eres .

Mi primer pensamiento es apartarlo de un manotazo; el segundo es tomar su mano para ver cómo actúa.

—Claro que soy yo —digo endulzando la voz. Mi mano busca la suya, pero en cuanto mis dedos rozan su piel, quita su mano—. Hazme una pregunta que solo tú y yo sepamos.

Su comisura izquierda se eleva sutilmente en aceptación al desafío.

—¿Dónde nos conocimos?

—Esa la conoce todo el mundo: en la academia Le Groix, clase de Boceto y Dibujo. Hazme otra.

—¿Qué ocurrió la primera vez que viniste aquí?

—Me quedé dormida mientras me dibujabas y prometí regalarte una planta para decorar el estudio. La verdad, no recuerdo mucho de lo que ocurrió... Nada más recuerdo que me sentía ansiosa al principio, pero estar aquí me relajó. —Suspiro y miro a mi alrededor—. Supongo que ocurre lo mismo contigo.

—Este es mi refugio —confiesa.

—Podrías prestármelo de vez en cuando —bromeo, lo que le saca otra peculiar sonrisa.

—Este ya está colapsado por mis recuerdos.

—Vaya, esa es una buena forma de mandarme a freír espárragos —suelto con auténtica impresión, logrando que Dhaxton ría.

Me produce cierta ternura ver esa faceta diferente de él, más relajada y humana.

Él lo nota; sus comisuras decaen poco a poco hasta convertirse en una mueca algo triste.

El ruidoso timbre interrumpe mis pensamientos.

Dhaxton se apresura en subir las escaleras, donde están las cámaras.

El timbre deja de sonar y ahora unos amenazantes golpes en el portón resuenan por todo el estudio.

¡Ya ábreme, hombre! ¡Estoy cagado de frío! No, no, que si cago, serán cubos de hielo, ¡porque no he comido nada en todo el puto día!

Ese descaro para hablar no puede ser otro que Seth.

La puerta se abre demasiado lento para Bellish y la impaciencia lo lleva a darle palmaditas para que se apresure.

—Oh, vamos... —se queja y gruñe exasperado. Al borde del colapso, se agacha y pasa por debajo, arreglándose el cabello en un moño al entrar. Solo entonces se percata de mi presencia, y su ceño fruncido pasa a ser uno de sorpresa—. Tú...

—Yo.

—Ella —dice Dhaxton, asomándose desde arriba.

—¿Qué demonios hace aquí? —le cuestiona a su amigo.

—Vine a verlo —respondo aventajándome de la situación— ¿Algún problema?

—Ah, carajo... se arruinó la tarde de chicos.

—Como si fueran a hacer cosas tan importantes. Pero, está bien, ya que es solo de chicos, los dejo.

—Ya quédate, te estás haciendo la víctima.

—Tú me estás echando.

—Dije que arruinaste la tarde, no que te fueras. Aunque, pensándolo bien, si insistes, yo mismo abriré la puerta.

—Está abierta, ¿qué no ves?

—Por supuesto que no, estoy de espaldas a ella.

—Date la vuelta. Y ya que estás en eso, da un par de pasitos y te vas, porque yo llegué primero.

—Ah, ¿sí? ¡Pues que decida Dhax!

Ambos buscamos al dueño del lugar para que nos dé la razón.

—¿Por qué mejor no se van los dos a discutir afuera y me dejan en paz? —sugiere, acentuando su mal humor.

—Oh, vamos... —reclama Seth, haciendo un puchero como niño berrinchudo—. Me necesitas más que a ella.

—En realidad, ella sería de más ayuda que tú en estos momentos. —Tal declaración no le sienta nada bien a Seth, a quien se le desfigura la cara de la incredulidad—. No te ofendas, es la verdad.

—¡Me voy! —suelta indignado.

—Hablamos luego —se despide Dhaxton, sin una pizca de remordimiento.

—Ay, mi Dios... —Alcanzo a Seth del brazo y lo tiro antes de que salga por la puerta— ¡Cómo te haces de rogar!

—Es un niño mimado —se burla de su amigo—. No caigas en sus artimañas.

—Eso jamás —reniego, dejando libre a un amurrado Seth al que le han comido la lengua los ratones.

—Putos todos —dice, finalmente. Coloca ambas manos en las caderas, dando por acabada la absurda discusión y levanta la cabeza en dirección a su amigo—. Bueno, y ¿dónde rayos está ese gato?

—¿Gato? —Mi interés se despierta al instante.

—Aquí, durmiendo —responde Dhaxton.

Seth y yo no tardamos a llegar junto a él, encontrándonos con un canasto de mimbre en el que su interior alberga un par de mantas y a un pequeño gatito negro del tamaño de mi mano. De inmediato me acerco para examinarlo.

—Es tan lindo... —emito con una sobredosis de ternura.

—Es horrendo —dice Seth, agachándose junto a mí—. Parece una rata mojada.

Creo que Seth se está empeñando en fastidiarme, así que hago lo que debería haber hecho desde que lo vi: omitir su existencia.

—¿Lo adoptaste? —Me dirijo a Dhaxton, que también se ha puesto de cuclillas para mirar al minino.

—Lo encontré hoy en la mañana y no pude resistirme a quedármelo.

—Un hecho impresionante teniendo en cuenta lo escrupuloso que eres —comenta Seth, evadiendo la tranquilidad de su amigo. Una simple mirada de recelo le es lanzada desde el otro lado de la canasta.

—Tengo debilidad por los gatos —confiesa, llevando su largo índice hacia el felino para recorrer con cuidado su lomo. El pequeño animal ni siquiera despierta—. Culpa de Francis.

Oh, mi pequeño Francis, cómo lo echo en falta. Abrazarlo cuando todo iba mal era tan reconfortante...

—Lo traje aquí porque mi padre jamás permitiría tenerlo en casa, mucho menos con los preparativos para la boda.

Preparativos, ¿eh? Yo ni siquiera estoy enterada de cuando es.

—Espero que tu madre tenga conocidas interesantes —El codo de Seth se entierra en mi costilla—. Quiero conocer gente nueva.

—No se admiten animales —se apresura en decir Dhaxton, justo en el preciso momento en que planeaba responder que ni siquiera estoy invitada—, así que olvídalo.

—Bueno, bueno, ¿y para qué carajo me querías?

Ojalá todo fuera tan rápido como los cambios de tópico de Seth.

—Para que lo alimentaras, pero supongo que Audrey tiene más experiencia con eso. —Me da una mirada de complicidad—. ¿Me ayudas?

Asiento de inmediato.

En realidad, mi experiencia para alimentar gatos recién nacidos es nula, la que se ocupaba de eso era la abuela o mamá, yo solo me divertía acariciando a Francis. Supongo que no debe ser tan complicado...

—Eres un desastre —me increpa Seth después de mi fallido intento por batir el pequeño biberón para el gatito. Resulta que la he cerrado mal y salpiqué leche por todos lados.

—Pues felicidades, te has ganado el trabajo de alimentarlo tú.

—Dame las cosas, vas a ver a un experto... —De manera lenta el biberón resbala por su mano y cae al suelo, vertiendo toda la leche en el piso.

—¿Decías?

—Calla.

—Ustedes dos —nos llama la atención Dhaxton con el gato maullando entre sus manos—, guarden silencio y limpien su espantoso desastre.

De mala gana Seth agarra un par de papeles para limpiar mientras yo me ocupo de preparar el biberón, esta vez asegurándome de que lo he cerrado bien. Una vez listo, lo acerco al hocico del gato.

—Según recuerdo, ellos, por instinto, son atraídos por el aroma de la leche y abrirán sus pequeñas boquitas para beber —le indico a Dhaxton—. Ahora solo es cuestión de sostener bien el biberón y procurar que no beba demasiado.

Con cierto nerviosismo, Dhaxton toma la iniciativa de sostener el biberón por su cuenta. Me pongo de pie para tener una mejor visualización de la espectacular escena que veo y sonrío. Se ve tan tranquilo y humano...

No obstante, mi efímera felicidad se esfuma al recordar sus gritos desesperados hecho un ovillo en aquella oscura habitación de hotel.

¿De verdad alguien como él podría haber ocasionado o ser testigo de la muerte de Agnes? Dhaxton es calculador, muy perfeccionista y orgulloso, con una forma de manipulación sucia. Tiene muchas características que podrían ser consideradas para definir a una persona malvada, pero llamarlo asesino o cómplice... Es demasiado. No quiero blanquear su imagen, porque las acciones malas sobrepasan las buenas, sin embargo, está en su derecho de ser visto como inocente hasta que nuestras sospechas se confirmen. Quizás en el fondo él es una víctima más de todo esto.

—Me dio hambre.

Seth se acaricia el estómago.

—Odio tener que darle la razón a Seth, pero a mí también me ruge la tripa —admito entre dientes.

—Aquí solo tengo café, si quieren algo más encarguen por internet. —Dhaxton nos habla con la misma autoridad que lo haría un padre a sus desobedientes hijos.

—Hay un restaurante de comida rápida cerca, no voy a pagar más por algo que me queda a un par de pasos —se queja Seth.

—Pues ve.

—Qué flojera... —finge bostezar.

Si Dhaxton está ocupado y Seth no quiere ir, soy la única que tiene la misión de ir a comprar. Además, no me puedo fiar al cien por ciento de Bellish.

Resoplo.

—Yo iré, luego nos repartimos los costos.

Pasan unos siete minutos en los que Seth se ocupa de convencer a Dhaxton que la comida que venden en el restaurant, a pesar de ser fritura, es comida limpia, que si fuera un sitio sucio el inspector de sanidad los habría cerrado y un sinfín de argumentos que dejo de escuchar al salir del estudio.

En el camino, escucho mi nombre por toda la calle. Seth corre hasta dar conmigo.

—Seré bueno y te acompañaré.

Mi ceño se frunce con exageración.

—¿Qué pasa contigo? —le cuestiono.

—¿Ah?

—Estás actuando como si me odiaras. ¿Se te olvidó la charla en el auto?

—¿Cuál de todas? —inquiere con un tono de picardía y esbozando una sonrisa que rebosa lascivia.

Suprimo un grito de desesperación.

—Definitivamente no puedo contigo, voy a adelantarme.

—Espera, solo bromeo. —Apresuro el paso, mas logra alcanzarme con facilidad—. Tengo que actuar como de costumbre para que Dhaxton no sospeche.

—Pues estás exagerando un pelín. En lugar de querer ayudarte, tengo ganas de matarte.

Lanza un grito ahogado... actuado, por supuesto.

—¡Pecadora! Mira que matarme..., pero hay un Dios que todo lo ve.

—Guarda silencio —le ordeno—. ¿Puedes dejar de ser tan dramático?

—Nah.

—Eres uno de los seres más insoportables que he tenido la desgracia de conocer. Lo peor es que no puedo entenderte, eres tan complicado de descubrir cómo eres, porque un día actúas como A y otro actúas como B.

—¿Y esos quiénes son?

—¡Dios!

—Ese es mi segundo nombre, cariño. —Este es mi punto límite. Aquí empiezo a correr para deshacerme de él—. Drey... ¡Drey! ¡Audrey! Oye, es importante. Hay algo que necesito decirte...

En el restaurante, antes de que puedan atenderme, recibo un mensaje de parte de Vivian preguntándome si vi la publicación en la página nueva de Happy Little Tea.

¿Nueva página?

Probablemente Lucy se ha creado una nueva...

Otro mensaje llega. Esta vez, Vivian advierte que Lucy no ha creado la página, seguido de un enlace hacia la publicación. Accedo sin pensarlo dos veces.

¡Bienvenidos de vuelta a esta bella página!

¿Nos extrañaron? Porque nosotros a ustedes sí, mis puercos chismosos. Oing, oing 🐷 🐷 🐷 🐷

La razón de nuestro regreso es simple: queremos revelar jugosos secretos , ya saben, la porquería de siempre... 🤠 Peeeero, alto ahí, aquí se viene la parte interesante~ 😈😈

Los secretos pertenecen a nuestro dúo favorito: Dhaxton Crusoe y Seth Bellish .

Estén atentos, porque esto recién comienza. 👁 👅👁


_________________________

Baia, baia, volvió la página de chismes...

Tengo que confesarles algo... a mí me encantaría hacerme una página de chismes y ponerle Happy Little Tea xD Aunque sin exponer cosas íntimas como esta. Lo sé, igual es un poco creepy de mi parte decirles, pero me gusta el chisme :X

Hablemos del capítulo :O

Fue uno tranquis, capaz la calma antes de la tormenta, pos quién sabe... Yo solo les diré que resumiendo los siguientes capítulos me di cuenta que la cagué porque olvidé poner algo y ya no sé como arreglarlo... en fin, pasan que cosas

¿Ustedes se imaginan a Dhaxton mamá luchona alimentando a un gatito? me meooo sfghj

¿Qué onda Grey? Esa mujer no aprende... aún :o

¿Quién está detrás de la nueva página de HLT? ¡Hagan sus apuestas!

¿Extrañaban un capítulo donde interactuaran los carajitos Sy D? porque yo shí :C no sé, pueden ser los más odiados, pero me gustan como trío

Y hablando de trío... 7u7

Nah, mejor no digo nah

¿Qué será de R?

¿Creen que S debería enterarse que A está muerta?

¿Ustedes se lo dirían?

Y la pregunta random es:

¿Qué prota masculino les gusta más?

los chicos mujeriegos que cambian por la chica

los que son un misterio andante

los que son muy lindos de principio a fin

los psicópatas que no saben que es el amorsh pero que sienten una extraña atracción por la prota (ejem, Aeron, ejem)


Se cuidan mucho, pofavoh, y recuerden: cuando se bañen, se lavan detrás de las orejas :D

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