12
DHAXTON ENFERMO, OPORTUNIDAD A LA VISTA
Con el historial de Dhaxton y el enfrentamiento que tuve con su padre, lo mejor es negarme y volver a la academia para ocuparme de mis asuntos, pero esta es una oportunidad única que no puedo dejar pasar. Dhaxton está enfermo, lo que significa que puedo sacar aventaja y revisar su laptop.
¿Cómo llegaré a su laptop, la cual, probablemente, tiene contraseña? Ese es otro cuento, yo espero averiguar algo.
Por supuesto que no debo mostrarme ansiosa de esta oportunidad que se me está dando, así que pondré a la práctica algunos trucos que aprendí de él.
—¿Ya se te olvidó lo que pasó la última vez que nos vimos? ¿De verdad crees que tu padre me querrá ver contigo?
Al parecer mi cuestionamiento despierta cierta inseguridad que desconocía de Dhaxton, pues se aprieta con más fuerza mi muñeca. Dada su situación no debería tener mucha fuerza, pero se aferra a mí enterrando sus dedos con una entrega alarmante.
Dhaxton odia a su padre, pero también le teme.
¿Qué ha tenido que hacerle esa horrible persona para que alguien como Dhaxton, que infunde tanto respeto y miedo en los pasillos de la academia, pueda ser una masa de nervios?
—Por favor, quédate conmigo.
Creo que es la primera vez que escucho la palabra «por favor» salir de su boca. Dentro de lo que él respecta es educado... Cruel, con la cortesía clara que lo deja por encima del villano convencional que es grosero y sin escrúpulos, sin embargo, jamás se rebajaría a un ruego.
Es como si me pidiera clemencia.
Seré una persona justa y lo dejaré en la incertidumbre.
—¿Cuánto falta para que llegue?
Responde encogiendo los hombros.
—¿Por qué lo has llamado a él si no quieres verlo?
Cierra los ojos, frunce el ceño y, como si asumiera que lo que hizo fue un acto estúpido, se limita a responder:
—Es la única persona que me respondió.
—¿Y Seth? —La pregunta salta de mí al instante, sin meditarlo demasiado.
—Ocupado.
No me sorprendería que esté con Dalia. Últimamente los he visto demasiado juntos, lo que no es raro, pero sí fastidioso. No entiendo la clase de relación que tienen. Sé que el interés de Seth hacia ella no va más allá de una relación por conveniencia sexual, teniendo a bastantes personas detrás de él. Pero ella, aún sabiendo esto, sigue con él aparentando que tienen alguna especie de relación.
Como Raziel y yo.
Es cierto... Casi lo paso por alto lo que ocurrió que Seth nos descubrió.
Debo averiguar si le dijo a Dhaxton algo sobre Raziel.
—¿Ocupado? —repito— ¿Qué es más importante que un amigo?
Ahora Dhaxton debería responder sobre lo que está haciendo Seth...
O así sería si no fuera tan reservado.
Insistiré.
—Parece que su amistad no es tan buena como todos creen... —Dhaxton abre los ojos. Su gris se ve oscuro, incluso aunque la luz de la tarde entra por el enorme techo de vidrio—. No me mires así, es lo que muchos rumorean en los pasillos.
Su mirada se ensombrece aún más.
—Si te ha molestado quizá tengan algo de razón. —No busco meter el dedo en la llaga, solo quiero provocar una herida. Y creo que me está funcionando—. Espero que el motivo de su distanciamiento no sea yo o la persona que llevé a la fiesta de Halloween.
Sus cejas se arrugan al punto de casi unirse en el centro de su entrecejo. No sé si de verdad su cabeza no da para responderme o es que incluso en un estado tan deplorable sigue siendo la persona reservada que solo cuenta lo que quiere y cuando quiere.
Abre los ojos sin apartar la mueca de molestia que ha dejado mi sutil invitación.
—Luces idéntica a ella —murmura tan bajo que por un momento creo que es una alucinación de mi despiadada imaginación, pero entonces añade—: Luces igual que Agnes.
Extiende su brazo en mi dirección y sus manos tocan el costado de mi cabeza. Sus dedos largos y fríos entre mi cabello se deslizan con sutileza y luego se arrastran a mi pómulo, recorren mi mejilla y bajan a mi barbilla rozando mi comisura.
—Como si ella hubiera vuelto... —continúa examinándome. A este punto creo que para él solo soy un delirio o parte de su imaginación y no me está viendo realmente—. Pero ella ya no está.
Deja caer su mano ya sin fuerzas. Cierra los ojos y luego inspira hondo.
¿No pudiste decir un poquito más para sacarme ya de la duda?
Busco si hay alguna manta con la que abrigarlo por los alrededores, pero al mirar hacia la pantalla con la cámara de seguridad que está en la entrada, me percato de que hay un hombre afuera. El sujeto desconocido no tarda en llamar al timbre.
Dhaxton se remueve y mira lo que yo.
—Es él.
Con mi ayuda logra levantarse y abrir la puerta. Lento y conmigo a su lado procurando que no dé un mal paso, baja las escaleras mientras la ruidosa puerta se va abriendo. Para mi sorpresa, al otro lado de la puerta no está el padre de Dhaxton, a quien esperaba encontrar, sino que un hombre alto, delgado y vestido formal. Al vernos avanzar despacio, se apresura a sostener a Dhaxton.
—Permítame ayudarlo.
¿Permítame?
Miro el auto aparcado frente al estudio. Se nota a leguas que es un auto costoso, pues se desencaja con la apariencia gris y sucia de la calle. Tiene los vidrios traseros polarizados, pero corro la suerte de ver que en el asiento del conductor no hay nadie, así que este hombre alto debe ser el chofer.
En cuanto Dhaxton llega a la puerta trasera del auto, el chofer la abre enseñando que en el interior viene Denniro Crusoe.
—¿Qué hace ella aquí? —pregunta nada más verme.
Ser el apoyo emocional de su hijo, al parecer.
Si tengo como meta conseguir la laptop de Dhaxton, tengo que dejar de lado mi orgullo y complacer a su padre. No siempre tendré esta oportunidad, necesito aprovecharla.
Trago saliva preparándome para la mentira:
—Señor Crusoe, quiero que sepa que estoy muy arrepentida y avergonzada de mis palabras en la cena. Entiendo que por la reputación de su familia, han tenido que lidiar con muchas personas interesadas, es normal que haya considerado a mi madre como una. —Llevo una mano a mi pecho, como si tomara mi corazón—. No quiero excusarme con el alcohol que tomé en ese momento, aunque me dio las agallas de soltar eso en público. Sin embargo, quiero decirle que realmente lo lamento.
Una disculpa de boca hacia afuera, porque lo cierto es que no me arrepiento de nada.
—Padre, déjala subir... —le ruega Dhaxton— Ella me hará compañía.
Denniro no luce muy tocado por mi disculpa. Ni siquiera conmovido por la petición de su hijo. Su rostro está tenso, su cuerpo rígido y la mandíbula apretada. Posee ese aire de superioridad que alguna vez vi en Dhaxton. Él sabe que el poder está en sus manos, que tiene la última palabra.
Lo peor es que he tenido que rebajarme; espero que hacerlo valga la pena.
—¿Señor?
El chofer, quien sigue siendo un pilar para Dhaxton, saca a Denniro de su nube de arrogancia y soberbia.
—Déjala subir también.
Con su decisión final, Dhaxton sube al auto. Yo le sigo, pero Denniro pone su mano frente a mí impidiendo que me adentre más.
—Tú ve delante —ordena haciendo un gesto con su barbilla.
Sonrío para darle a entender que estoy de acuerdo con él y abro la puerta del copiloto. El chofer no tarda en subirse para poner en marcha el auto. El silencio en el auto es incómodo, algo me dice que yo no debería estar ahí, de camino a la casa de los Crusoe. A mitad del viaje el chofer le pregunta a Denniro si pasa por una farmacia.
—Haz lo que creas conveniente, Harry —le responde con aire desorientado, como si pensara en todo menos en el bienestar de su hijo.
Después de pasar por la farmacia, no tardamos en llegar a esas enormes murallas. Arriba, en un lugar estratégico, la cámara que me delató cuando lancé la primera piedra en venganza.
Cruzamos el portón hacia el interior. Como era de esperarse, el terreno es tan amplio y bien cuidado que de mis ojos podrían salir brillos. Hay un camino pavimentado que da hacia el garaje, una fuente y la enorme mansión. Dos hombres, que al parecer son guardias del lugar, ayudan a Dhaxton a bajar, mientras por la otra puerta su padre baja sin más para adentrarse a su hogar por una puerta doble que ni siquiera abre él. Dos empleadas domésticas sostienen la puerta a la espera de Dhaxton. Soy yo la última que entra y la puerta se cierra.
Para subir las escaleras es un tramo largo en el que me deleito con la decoración del interior. Todo es blanco, gris, dorado, lleno de detalles floreados.
Ahora entiendo por qué a Dhaxton le gusta tanto el estilo Art Nouveau.
Denniro se pierde en un pasillo. Ni siquiera mira atrás para comprobar cómo está su hijo. A Dhaxton lo ayudan a llegar a su cuarto, una habitación amplia, blanca, con una cama doble donde lo recuestan. Yo me quedo de pie junto a la puerta, observando todo; desde el lugar donde está la cama, los veladores, su escritorio y una puerta doble que llama mi atención.
—Pronto le traerán la medicación —me informa uno de los hombres, distrayéndome de mis objetivos.
Sonrío y asiento.
—Gracias.
—Un placer —dice el otro antes de salir de la habitación.
Los empleados aquí son demasiado rectos para mi propia comodidad.
El moribundo Dhaxton y yo quedamos solos en su habitación. Rodeo su cama para comprobar cómo está. Lo han dejado bajo el edredón, tapado hasta la nuca.
—Ya estás en casa —le susurro a su lado.
—Esta ya no es mi casa.
—¿Y el departamento de Devon?
—Lo dejé hace un tiempo. Mi padre me ordenó venir.
—¿Y ahora quién cuidará de Francis?
Forma una sonrisa minúscula.
—Mi hermano y tu madre le dan suficiente amor. Lo tratan como si fuera su hijito. Qué envidia.
—¿Por qué hablas como si jamás hubieras recibido cariño de alguien?
Alguien golpea la puerta.
—Traigo la medicina del joven Crusoe —anuncia una voz aguda desde el otro lado de la puerta.
Me armo los ánimos de ir a abrir, pero Dhaxton saca un brazo por debajo del cubrecamas y me detiene.
—Dile que pase y basta —indica con su voz rasposa.
—¡Pase! —grito con inseguridad, pues siento que es un mandato que no me hace sentir cómoda, sino como una mandona.
Una empleada entra con una bandeja de plata con un vaso de agua y un plato blanco con tres pastillas; solo reconozco una, pues es la que el chofer compró en la farmacia, las demás me son desconocidas. Pero hay una que destaca por su forma de cápsula y su color rojo con blanco. Me recuerda a esas pastillas que son con receta médica. ¿Será que Dhaxton está siendo medicado?
Cuando la mujer se marcha y Dhaxton termina de beberse el agua del vaso, vuelve a recostarse bajo lo que parece su nuevo refugio. Solo es visible su cara pálida y sus labios casi violeta. De pronto siento la necesidad de querer plasmarlo en un lienzo, de hacerlo trazos y practicar la combinación de sus colores pálidos. Creo que algo interesante saldría de eso.
—Pareces una oruga —le comento al recorrerlo y notar que es un ovillo. Me agacho junto a él—. Un gusanito que se está preparando para ser una crisálida.
Al escucharme, Dhaxton se echa a reír.
Sí.
Dhaxton está riendo.
Su risa es profunda y seca. Sus labios forman una "D" caída que enseña una dentadura blanca y recta, con colmillos gruesos. Es una sonrisa bonita, varonil y muy inesperada. Creo que me había acostumbrado a verlo serio y formando muecas que jamás esperé que se riera con algo tan absurdo.
—¿Qué es lo gracioso?
Un ataque de tos lo detiene y vuelve a cobijarse como antes.
—Eso es lo que decía mi madre.
Es sorprendente que la mencione, por lo que hace con las chicas pareciera que jamás hubiera tenido una.
—¿Qué eras una oruga lista para convertirte en mariposa?
—Ella tenía una rara forma de ver la vida... —Se estremece—. Decía que ella veía en una gama infinita de grises que se coloreaban cuando sentía aprecio por ese objeto, animal o persona. Pero que esos colores no duraban demasiado, se apagaban cuando ese «algo especial» no le provocaba lo mismo que antes y volvían a la gama de grises. —Toma un respiro en el que su barbilla tiembla—. Pero si ese objeto o persona le hacía daño —continúa—, se convertían en figuras negras.
—Es una forma muy... artística de ver el mundo.
—Su pasatiempo era pintar. —Una sonrisa nostálgica se asoma en sus labios. Sus ojos grises parecen reflejar a su madre, su figura, reproducir el recuerdo que ella le provoca. Hay un segundo de paz, pero no tarda en ensombrecer—. Luego perdió la cabeza y todo lo que hacía eran rayones negros.
—¿Y qué le sucedió?
—La mataron.
De pronto, se destapa.
Está sudando, con su camisa pegada a su torso y su cuello brillando por el sudor. Queda tendido, con los brazos abiertos y su pecho subiendo y bajando en busca de un equilibrio. Si no fuera por esto, creería que le ha dado un ataque y ha muerto.
—Voy a buscar a alguien...
—No vayas... —pronuncia e intenta sentarse— Ayúdame a levantarme.
Sus brazos piden auxilio, los estira hacia mí para lograr apoyarse. Lo sostengo por debajo de los brazos y tiro de él hasta que logra sentarse con los pies fuera de la cama. Abajo están sus pantuflas. En cuanto lo suelto, deja caer sus brazos a los costados.
Está tan débil que me resulta incluso deprimente.
Con sus hombros caídos y la espalda encorvada, lleva mano temblorosa a su cabeza y se cubre. Parece que no puede estar mucho tiempo sostenido por sí mismo, pues busca reposo en lo que tiene más cercano: yo. En cuanto su cabeza golpea mi pecho, mi corazón se agita con fuerza, pero al notar que poco a poco comienza a irse por el costado, paso mis manos por detrás de su cuello. Su calor corporal no tarda en acalorarme; siento la necesidad de apartarlo.
Por suerte Dhaxton parece despertar y pasa sus brazos por mi cintura hasta aferrarme a mi espalda. Puedo sentir su perfil enterrarse en la hendidura entre mis pechos, el olor que desprende su cabello gris... Luego pone su máximo esfuerzo en ponerse de pie. Ahora sus manos están en mis hombros.
—¿Qué vas a hacer?
—Voy a cambiarme.
Se tambalea hasta llegar a un closet enorme junto a la cama. Me quedo embobada viendo cómo abre las puertas y me da la espalda.
Antes de que empiece a desabrocharse la camisa, mira por encima del hombro. Su mirada perdida no tarda en dar conmigo. Enseguida volteo hacia otro lado, pero la curiosidad me gana y termino cediendo a la tentación de ver la espalda desnuda de Dhaxton. Él apenas termina de desabotonar el último botón cuando tambalea y de manera torpe se apoya en el closet.
—¿Quieres que te ayude?
Siento que me dirá «para eso estás aquí, para ayudarme», pero, en su lugar, niega con la cabeza. Eso lo puedo tomar como un nuevo rechazo de él hacia mí.
Ya van dos.
Me encojo de hombros y finjo hacer lo mío, pero de nuevo mis ojos curiosos tienen la necesidad de contemplar su figura. Con disimulo lo veo quitarse la camisa, exponiendo su piel. Pero lo que veo no es algo sexi, músculos o una espalda bien formada, sino que un montón de cicatrices de todos los tamaños y direcciones, alargadas y circulares.
Al instante evito mirar, no porque pudiera descubrirme; lo hago porque es una escena grotesca. En los hogares comunitarios a los que fui a ayudar tuve que ver multitud de personas que habían sido marcadas, ya sea por accidentes, mordeduras de animales o asaltos, por lo que estoy familiarizada con las marcas de maltrato.
Trago saliva, la garganta se me ha cerrado, mis ojos picas y mi pecho se comprime. Cierro los ojos recordando los gritos de papá, a lo que dijo Seth sobre la infancia de Dhaxton, vuelvo a la vez en que se había escondido en mi habitación, en lo fuerte que me agarró en su estudio pidiendo que me quedara.
—¿Ya te vestiste? —pregunto, rehusándome a ver tan horribles cicatrices.
Dhaxton se arrastra por la cama y se cubre, de nuevo temblando por el frío.
—Nunca dije que no pudieras mirar —pronuncia con sus muecas castañeteando. Me observa un momento, pero yo solo puedo ver a un Dhaxton más niño siendo golpeado—. Fueron hechas hace mucho —les resta importancia.
—¿Por tu padre?
Su silencio me da la razón.
Sus ojos se van cerrando como si fuera cayendo inevitablemente en el mundo de los sueños.
Observo su cicatriz y la toco.
—¿Él también te hizo esta? —pregunto bajito.
Pero ya no responde.
Ya no hay ceño fruncido, labios tensos o barbilla temblorosa. Parece que al fin Dhaxton ha caído en un sueño profundo, y no podría verse más hermoso. Recorro su cicatriz desde su inicio a su fin y luego cubro el otro lado con mi mano para contemplarlo. Luego subo a su cabello para despejar su frente.
Poco a poco voy cayendo en una verdad irrevocable:
—Luces como el chico por el que podría haber caído rendida de amor si tan solo me hubieras mostrado esta cara —le murmuro.
No reacciona.
Asumo que ya está dormido y yo no tengo nada más que hacer aquí.
Excepto dar con la razón por la que vine a este encuentro con los lobos.
Me aparto de la cama para hacer un recorrido silencioso por la habitación. A diferencia de Seth, Dhaxton es mucho más organizado y ordenado, sin ningún aparato tecnológico que rompa con el estilo que está construida toda la mansión. Hasta el más pequeño rincón goza con alguna decoración.
Me muevo hacia el escritorio, donde debería estar su laptop. Pero no hay nada más que un libro sobre arte, papeles en blanco y la fotografía de una mujer sonriendo que sostiene a un niño con la cara rayada de negro.
Esto es raro... Según lo que él contó, existen más posibilidades de lo que lo haya hecho su madre, pero... ¿por qué? ¿Qué hizo él para que ella lo viera negro? ¿Y por qué Dhaxton conserva esta foto? ¿Es que no tiene otra?
Tal vez no.
Sigo con la puerta doble.
Aquí definitivamente debe haber algo...
—Te dije que no puedo dormir más de tres horas —la voz áspera de Dhaxton provoca que salte en mi puesto.
Volteo y me percato de que está justo detrás de mí, que si tuviera la fuerza podría acorralarme contra la puerta y no dejarme ir.
—Debes guardar reposo —le regaño sin que nada en mi defensa pueda excusarme de lo evidente.
La mirada de Dhaxton ahora es pesada y oscura.
—¿Buscabas esto? —Me enseña un papel doblado que dice su nombre.
La carta de Agnes.
—No en realidad —confieso—. Solo curioseaba.
Guarda silencio mientras analiza mi respuesta y todos los rasgos que podrían delatarme. Ni siquiera pestañeo, quiero que sepa que estoy siendo sincera.
—¿Quieres leerla? —Mira la carta y vuelve a mí.
Asiento.
Me cede el papel y yo se lo quito en un movimiento rápido. Con torpeza intento abrirla mientras Dhaxton vuelve a la cama.
Cuando la hoja está abierta, comienzo a leer:
Dhaxton,
TE ODIO.
Quiero que lo sepas desde ya. Odio la forma especial en la que me haces sentir, en lo diminuta que soy a tu lado. Odio tu sonrisa, tu voz, tus pinturas... Odio haber sido la primera. Pero, por sobre todo, odio que no podré olvidarte.
No puedo escribir una carta amorosa como la de Seth. Tú tienes mi odio sin más, porque entre los dos, serás la primera persona que me llevaré en este viaje y la última que recordaré cuando mis días se agoten.
TE ODIO. TE ODIO. TE ODIO. TE ODIO. TE ODIO. TE ODIO. TE ODIO. TE ODIO. TE ODIO. TE ODIO. TE ODIO. TE ODIO. TE ODIO. TE ODIO. TE ODIO. TE ODIO. TE ODIO. TE ODIO. TE ODIO. TE ODIO. TE ODIO. TE ODIO. TE ODIO. TE ODIO. TE ODIO. TE ODIO. TE ODIO. TE ODIO. TE ODIO. TE ODIO. TE ODIO. TE ODIO. TE ODIO. TE ODIO. TE ODIO. TE ODIO. TE ODIO. TE ODIO. TE ODIO. TE ODIO. TE ODIO. TE ODIO. TE ODIO. TE ODIO. TE ODIO. TE ODIO. TE ODIO. TE ODIO. TE ODIO.
Odio haberte elegido.
Odio esto.
Ya no puedo más.
No me busques.
Agnes
—No entiendo... —murmuro tras leer— ¿Ella antes de irse te dejó esta carta?
—Me dejó muchas más, y todas empiezan igual: odiándome.
«No es la única», pienso.
Antes de regresar la carta, aprovecho que Dhaxton está distraído para sacarle una foto.
—Pues estoy decepcionada —confieso, doblando la carta—. Esperaba algo mejor... Me pregunto si ella se arrepiente de haberte escrito algo así como despedida.
Dejo la carta junto a la cama.
—No fue una despedida —murmura Dhaxton, observándome— Tal vez fue un «nos veremos luego».
—¿Por qué lo dices?
—Porque tú estás aquí.
___________________
piriso de pariowa~ oh~ *canta en intento de coreano*
Lo siento, mientras escribo esto está sonando Pied Piper *-*
Holaaaaaaaaaaaaaaaaa, ¿cómo les baila?
Hoy vendo a dejarles un poquito de amorsh con este capítulo.
Les confieso que estuve a nada de poner que D acorrablaba a D en la cama y se comían 7u7 Lo siento, creo que a esta historia le falta un poco de delicioso~ Digo, para que ese "contenido para adultos" sirve pa algo, no?
En fin.
Hoy tengo flojera de ponerles preguntas, así que, qué les parece que ustedes hagan las preguntas y las demás les responden? :o A ver qué cosas locas salen de eso...
Ya me las imagino escribiendo cualquier vaina xdddd
Ahora me surgió una duda, ¿esta historia la leen hombres? :O
Con esta nueva duda existencial me retiro.
Besos en el siempre sucio 7v7
PD: No me quedó claro algo... Al final Agnes odia a Dhaxton o cómo? sdfghjkjhgfd okno
Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top