17. Película (Sofía)
Clara, su primo Jorge y yo, nos encontramos en el cine Las palmas el viernes de la siguiente semana a las ocho de la noche. No puedo negar que estoy un poco nerviosa, casi cancelé la salida un par de veces, pero Agustín insistió en que debía darle a la gente la oportunidad de conocerme para que se dieran cuenta de que soy divertida.
Me gustó escucharlo decir eso, lo dijo como si yo fuera la que tengo que darle al resto del mundo la distinción de acercarse a mí y no como si tuviera que rogarles compasión para que me mirasen con normalidad y me regalasen un poco de su tiempo. Agustín es una buena persona y me hace sentir muy bien, jamás pensé que fuera así, menos cuando lo conocí, ya que parecía prepotente e insoportable.
Me ha dicho que soy muy sabia, pero en realidad yo pienso que él lo es, pasamos mucho tiempo conversando sobre cualquier tema y nada es aburrido con él cerca, solemos reírnos de cualquier cosa, incluso de nosotros mismos, y esa es una de sus mejores cualidades.
—¿Estoy bien así? —pregunto antes de salir. Me puse un jean, una blusa verde y una campera negra. El invierno se está yendo, pero aún está bastante fresco.
—Te faltan colores —menciona risueño.
—Quiero parecer normal esta noche...
—¿Qué es ser normal? —pregunta.
No respondo, pero me anudo al cuello una pañoleta amarilla que me hace sentir un poco más yo.
—¡No puede ser! ¿No hay otras películas entonces? —se queja Clara ante la ventanilla de tickets.
—Lo siento, señorita —responde el vendedor con poca paciencia. Clara se voltea a mirarnos.
—Este cine tiene fechas especiales en el que ponen películas temáticas —explica—, hoy es día de clásicos por lo que solo hay películas viejas.
—¿Nada de Spiderman entonces? —inquiere Jorge con una sonrisa dulce, es guapo y extrovertido.
—A no ser que quieran ir a otro lado —murmura Clara desairada.
—Yo creo que podemos ver una de estas —dice Agustín y, obviamente, solo yo lo escucho—. ¿Has visto esta? —pregunta y me señala un afiche.
Yo volteo la cabeza para mirar el nombre de la película: Ghost.
—¿Quieres ver esa? —inquiere Jorge que me mira con curiosidad, desde que nos presentamos ha estado preguntándome cosas y obligándome a hablar más de lo que acostumbro.
—No lo sé... —respondo.
—Sí —dice Agustín.
—Yo solo recuerdo que mi madre comentó alguna vez que lloró mucho con esa película, ¿la vemos? —inquiere Clara.
—Yo no tengo problemas —responde Jorge encogiéndose de hombros—. Ya había asumido que si salía con dos chicas terminaría viendo alguna película cliché para enamorados.
Clara le da un golpe en el hombro y él se echa a reír, yo solo espero un minuto a solas para preguntarle a Agus por qué quiere ver esta película.
—Bien... —asiento ante su imagen juntando las manos como si me lo pidiera por favor de pie al lado del afiche de la película.
—Voy a comprar palomitas —menciona Jorge—. ¿Quieres algo en especial?
—No, gracias...
—Este chico te tiene ganas —dice Agustín cruzándose de brazos, yo pongo los ojos en blanco una vez Jorge se aleja.
—Compraré los tickets —dice Clara regresando a la fila de venta de boletos donde ahora hay un par de personas más.
Saco mi celular del bolsillo y finjo recibir una llamada, lo pongo en el oído y me volteo a mirar a Agustín.
—¿Ya la has visto?
—¿Tengo pinta de haber sido de los de la película romántica? —inquiere señalándose a sí mismo, yo sonrío.
—No, tienes pinta de chico malo de novela adolescente —susurro con diversión.
—¿El que termina volviéndose bueno por amor? —inquiere y hace un gesto divertido.
—Ese mismo. Lo que el libro no cuenta es que dos o tres años después de haber enamorado a la chica y del final feliz, seguro le meterás los cuernos y la dejarás rota... Los chicos malos son incorregibles, la gente no cambia por amor.
—Tienes un buen punto —dice y yo sonrío—. Me llama la atención que la chica de la película hable con un fantasma —añade—. ¿No te suena familiar?
—No... —respondo y levanto las cejas con diversión. Él se echa a reír.
—A lo mejor podríamos sacar ideas, ¿no crees? O solo ver hasta dónde llega la ficción...
—Bueno... está bien —respondo.
En eso veo a Jorge acercarse con una sonrisa dulce.
—Ese parece un buen chico, de esos de las palomitas, los osos de peluche, las rosas y demás —comenta—, y parece que le gustas.
—No entiendo cómo te das cuenta cuando alguien le gusta a alguien al primer vistazo.
—Es sencillo cuando no se trata de uno mismo —explica y se encoje de hombros—. Solo digo que no te cierres, diviértete con tus nuevos amigos, intentaré no molestar.
—Ey, no molestas... —me apresuro a decir.
—Tengo que cortar la llamada —dice cuando Jorge está cerca y yo sonrío.
—Adiós... —añado y guardo el celular.
—¿Con quién hablabas? —pregunta el chico cuando se acerca.
—Un amigo... —respondo.
—¿Tienes novio? —aprovecha para preguntar.
—¡Directo al grano! —exclama Agustín y yo no puedo evitar sonreír.
—No...
—Es bueno saberlo... —dice Jorge y me guiña un ojo.
Clara se acerca con los boletos e ingresamos a la sala.
—Si puedes siéntate en alguna silla que dé al pasillo, así me siento a tu lado sin correr el riesgo de que alguien se me siente encima.
Río ante su comentario y Clara me observa.
—¿Qué pasó?
—Nada... solo... no me hagas caso —digo y ella sonríe.
—Compórtate, Sofía —bromea Agustín y yo aprovecho cuando los chicos se acomodan para susurrarle.
—No puedo si no te comportas tú.
Me siento en una silla que da al pasillo como me pidió Agus y al lado mío se ubica Clara, pero Jorge le pide sentarse en medio de ambas así él sujeta las palomitas que compró y podemos servirnos con tranquilidad.
La película comienza y empieza a desarrollarse. Molly y Sam son pareja, pero él es asesinado y al morir, su espíritu se separa de su cuerpo. Él ve una luz, pero no quiere ir tras ella, se queda en la tierra por no dejar a Molly, a quien visiblemente ama mucho.
Hay todo un enredo alrededor de su muerte, ya que no ha sido por accidente, sino por encargo y por la traición de un tipo a quien creía su amigo. Además, hay una médium que puede oír a Sam, aunque no lo puede ver.
Es entretenida y simpática, aunque sus efectos especiales han quedado un poco desfasados y eso le quita la fuerza que debe haber tenido en los años en los que se estrenó.
Al final, se vuelve muy sentimental, él va a cruzar y se despide de ella diciéndole que el amor interior uno lo lleva consigo.
Clara y yo salimos del cine con los ojos un poco rojos, señal de que hemos llorado, pero Jorge ríe de los efectos especiales y nos pregunta cómo pudimos concentrarnos.
—Tú eres un insensible —reclama Clara y lo golpea.
—No lo soy... —se queja.
Agustín no dice nada, camina en silencio y está pensativo. Yo lo único que deseo es poder estar a solas con él para saber qué piensa, pero los chicos me invitan a comer unas hamburguesas y acepto.
—¿Creen en la vida después de la muerte? —inquiere Jorge.
—Yo sí —dice Clara—. ¿Tú?
—Yo creo que la vida es una sola... —explico—, no hay muerte... solo un paso a otra dimensión... a otro espacio... lo único que muere es el cuerpo, pero el alma es lo que importa y es lo que sigue su camino...
—¿Y crees que la gente puede quedarse así? ¿Rondando a sus seres queridos como lo hizo Sam? —pregunta Clara—. Porque se me hace muy triste, más doloroso... no solo para los que quedan con vida, sino para el muerto en sí... O sea, ¿te imaginas ver como tus seres queridos siguen sin poder llegar a ellos?
—Bueno... ha de ser duro... —comenta Jorge pensativo.
Agustín nos escucha y noto tristeza en sus facciones.
—Voy a ir al baño... —digo de pronto.
—¿Quieres que te acompañe? —inquiere Clara.
—No... voy sola, vuelvo enseguida.
Camino hasta el baño seguida por Agustín.
—Voy a entrar a orinar y cuando te llame ingresas —murmuro. Él sonríe y asiente.
Entro al baño y luego de lavarme las manos me acerco a la puerta y le chisto, él se atraviesa y se mete.
—¿Estás bien? Has estado muy callado —digo y él se encoje de hombros.
—No lo sé, he estado... pensando cosas...
—¿Qué cosas?
—Cosas sobre mí o mi familia, pienso en el momento en que tenga que cruzar y en eso de que todo el amor lo llevas contigo...
—Recuerda que el amor es energía, es todo lo que tienes, lo que te conforma...
—¿Y si no tengo amor, Sofy? Los únicos recuerdos que tengo de mi familia son malos, más bien pienso que lo que sentía era mucho rencor... ¿Eso también se va conmigo?
—No, los sentimientos de baja vibración se quedan si logras atravesar la luz —susurro—, pero no te preocupes tanto, para eso estás ahora en este espacio —digo señalando nuestro entorno, pero refiriéndome a la dimensión dónde él se encuentra—, para purificar esos sentimientos y lograr ascender... Cuando veas la luz serás energía blanca y pura —explico.
—¿Ahora qué soy?
—No veo colores alrededor de ti como me sucede en otros casos —comento—, pero sí puedo sentir cuando estás triste o desanimado, es como si... como si me lo trasmitieras... También siento cuando te relajas y estás más contento...
—¿Cómo lo sientes?
—No lo sé, solo... lo percibo... Y al inicio había mucho de esa sensación de pesar, pero ahora ya casi no es así, salvo cuando te complicas dándole vueltas a las cosas... Ya lo descubrirás, ya lo verás.
Lo veo asentir, pero no lo noto demasiado convencido.
—Vamos a regresar, tienes que compartir más con los vivos —dice.
—Tú estás vivo, Agus... —le recuerdo antes de salir.
—¿Otro día puedo mirarte cuando orinas? —inquiere con diversión para hacer pasar la carga emocional que nos envuelve y yo niego.
—¿No es un poco rara esa petición?
—¿No es un poco raro hablar con un fantasma en el baño? —añade y se voltea—. Siempre he querido entrar al baño de mujeres y lo único que noto es que es más sucio que el de hombres —comenta y yo me largo a reír—. Me da curiosidad lo de orinar sentada...
—Parece que tuvieras seis años —digo y me retoco un poco el brillo de labios—, antes quería orinar parada —añado.
—¿Ves? Es normal tener curiosidad sobre como hace las cosas el otro sexo...
—Sí, en el preescolar —respondo con diversión y él se echa a reír—. Y no, no tienes permitido entrar al baño cuando estoy haciendo mis necesidades ni cuando me estoy bañando —añado y lo miro amenazante a través del espejo.
Él pone los ojos en blanco y frunce los labios en un mohín infantil.
—Deberías haber orinado sentado, dicen que es más sano y, por supuesto, ensucian menos —añado y él niega.
—¡Eso sí que sería raro! —exclama cuando ya voy de salida y me sigue.
Me gusta esa dinámica entre nosotros, el poder saltar de una conversación seria a una curiosidad cualquiera, el poder hablar con él de temas que no hablo con nadie más, que son personales o íntimos. Se siente bien, se siente cómodo y divertido.
El resto de la jornada la paso conversando con Jorge y Clara, nos conocemos un poco y quedamos en volver a salir los tres. Agustín se mantiene callado y se aleja por momentos, es como si buscara darme ese espacio para ser yo misma con mis amigos, se lo agradezco, pero no sé si me agrada, me gusta tenerlo cerca haciendo comentarios que me hacen reír, pero supongo que es eso lo que trata de evitar, que me vea rara riendo sola.
Lo veo mirar un afiche de una película en la que hay un chico en una motocicleta, Jorge sigue mi mirada hacia el cartel y me comenta que trabaja en un taller de motos.
—¿En serio? —inquiero.
—Ajá... ¿Te gustan las motos?
—Nunca he subido a una, supongo que me dan miedo —añado—. ¿Crees que podrías enseñarme a manejar?
—¿De verdad? —pregunta él y yo asiento. Quizá podría darle a Agus lo que tanto desea antes de que se vaya—. Por supuesto —sonríe con emoción.
La idea comienza a florecer en mi cabeza y solo pienso en ver la manera de hacerlo sin que él se entere para darle una sorpresa cuando sea el momento indicado.
—¿Podría ser de madrugada? —inquiero.
—¿Eh? —Jorge me mira con curiosidad, pero la madrugada es el único momento en que tengo seguridad que Agus no aparecerá ya que creerá que estoy dormida.
—Es que no me van a permitir hacerlo durante el día —miento y él frunce el ceño—. Mi madre es un poco... especial, debe ser a escondidas.
—Bueno... podríamos hacerlo temprano un día bien temprano, antes del amanecer, ¿no te parece? Lo aprenderás rápido.
—Bien, me agrada esa idea —digo y él sonríe con entusiasmo.
Espero estén disfrutando de esta relación tan fresca... Se acaba el invierno, veremos qué pasa en primavera :)
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