6. Reunión de pingüinos

Los pasillos estaban desérticos aquella noche como era de esperarse, los estudiantes ya habían apagado la vela y estaban debajo de las mantas frías que poseían.

—No saben cuánto odio este uniforme gris y apagado— soltó Lilith mientras caminaban por el pasillo y miraban de un lado a otro para no ser descubiertos.

Bajaron con sigilo por las escaleras y se metieron al pequeño armario con olor a detergente, Jackson movió las escobas que estaban recargadas sobre la pared de madera y abrió una pequeña puerta, saco un cerillo e ilumino el lugar.

—Despejado, sin ninguna rata...—miro a Agnes— Espero no te disguste llenarte el uniforme de suciedad— le sonrió.

—Le dará un mejor toque al uniforme— soltó Agnes, Jackson le sonrío y fue el primero en entrar seguido de Agnes.

Lilith hizo una mueca y se adentró al pequeño lugar, una rata paso cerca de ella provocando que soltara un grito.

—Calla, nos atraparan—hablo detrás de ella Cole

Jackson se detuvo haciendo que Agnes la imitara, los cuatro jóvenes se observaron y luego movió con lentitud una manta sucia dejando entrar un poco de luz al lugar, del otro lado se pudo ver a todas las monjas sentadas en una mesa redonda.

—...sin duda no son los mejores estudiantes. Me fastidian los niños— exclamo una de ellas e hizo una mueca— Quisiera matarlos yo misma, pero él se enojaría con nosotras.

La Abadesa miro a la monja y negó

—Hermana Richarson, eso solo provocaría un descontento de nuestro señor hacia nosotros. Somos sus fieles servidoras y ese acto nos llevaría a la muerte misma...Además, no falta mucho para que se completen las lunas de sangre—opino la mujer.

—Falta más de medio año Jane— soltó otra monja— Y no le agrado mucho a quien le dimos, no estaba muy contento con nosotras. Él quiere tener el poder de todo los más pronto posible y se desespera al no obtener lo que quiere.

—Lo se Mary— acepto la Abadesa dándole la razón— Pero si queremos seguir manteniendo lo que nos ha ofrecido debemos buscar el mejor candidato y ofrecerla lo mejor. En lo que llega la Luna de Sangre, ¿A quién proponen?

—Propongo a Sara Connor— hablo otra monja— Se me hace buena candidata para él, además, su familia la desprecia por lo que dudo que lloren por ella.

Las monjas soltaron una pequeña risa.

—Es perfecta. Sin embargo, me temo que, ante el descuido de sus padres, Sara no está como la queremos, recordemos que queremos puras vírgenes pues es de quien se alimenta mejor nuestro Señor— miro a las monjas— ¿Alguien más?

—Max Henderson— opino otra de las monjas.

—Oh Cecilia...—rio una de ellas— El pequeño Max es peor que Sara Connor, así que hay que descartarlo.

—¿Qué opinan de la nueva?

Las monjas miraron a sus compañeras.

—¿Te refieres a Agnes Jones?

La monja asintió.

—Me agrada. Sin embargo, se ha juntado con la pandilla de desastrosos esos y no me impresionara que la niña ya sea como ellos, ponla en la lista, pero tengo mis dudas.

—¿Lilith Anderson? — sugirió otra.

—Nunca, ella ya no está como la necesitamos, descártala...

—No sé si sentirme bien por eso o mal— susurro Lilith hacia su grupo.

Agnes observaba a las monjas hablar. ¿Para que las querían?

—La reunión ya casi debe terminar, debemos irnos ya— ordeno Jackson mirándolos.

Salieron del escondite con sigilo y caminaron por los pasillos oscuros directo a las habitaciones.

—Extraño ¿Para qué quieren a Agnes?

—Tal vez para matarla—soltó Oliver mientras escribía— Y es así como te vuelves la protagonista de la historia.

Agnes lo miro de reojo. Tal y como lo había dicho Lilith, no sabía si aquello debía hacerla sentir bien o mal.

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