Los últimos rayos de la luz del día se traspasaban en aquel cristal en forma de cruz que estaba arriba de donde se sentaba la abadesa. La mujer miraba fijamente a Jackson y este dejo de ver la cruz para mirar a la mujer, miro de un lado a otro buscando alguna monja cerca pero solo estaban ellos dos.

—Jackson—hablo Teresa y la miro— Quiero la verdad. ¿Por qué me han mentido? Me han dicho que irían a ver a tu tía que había fallecido y el día de hoy vino tu tía muerta. ¿Qué está pasando? — pregunto con seriedad.

El joven permaneció callado y la miro. Teresa negó con la cabeza sin dejarlo de mirar.

—¿Acaso me estas retando Dawson?— pregunto.

Jackson sonrió de lado, esa sonrisa hizo enojar a Teresa.

—No estoy jugando Jackson, estas castigado. Dormirás en la cocina.

El joven la miro pasar y dirigirse a la puerta, la abrió y Jack se levantó mirándola, camino hacia la salida y encaro a la mujer.

—¿El diablo es nuestro dios? — pregunto mirándola, la mujer abrió los ojos con sorpresa—¿Qué pensaran los padres cuando se enteren del lema de la escuela?

La mujer se quedó callada sin saber que contestar, una voz sonó detrás de Jackson.

—Al menos que no hables

—¿Está amenazándome? — pregunto mirándola.

La monja sonrió.