15. Le diable est notre dieu
El silencio entre los cuatro era cómodo, extrañamente no se sentían raros al no intercambiar ninguna palabra. Jackson fue el último en pasar la reja, observo los charcos de lodo en el piso y entro en ellos mojando sus zapatos con toda la intensión de enfermarse para faltar a clases. El trueno hizo que alzara su vista al cielo y observo el letrero.
"Le diable est notre dieu"
El joven frunció el ceño, jamás había prestado atención ese letrero. Saco de la mochila el libro de traducción que encontró en la biblioteca y se sentó en una roca, alzo sus ojos a sus amigos, pero los observo seguir caminando, negó con la cabeza, no iba a detenerlos, pronto llovería. Abrió el libro y comenzó a hojearlo, llego hasta la parte de traducciones, comenzó con la primera parte en donde supo que "Le" significaba "El". El aire estaba en su contra moviéndole las hojas con rudeza, tomo una piedra del piso y se enfocó en la segunda palabra "diable" que significaba "diablo". Las primera gotas de lluvia caían a su alrededor de forma lenta, se enfocó en la tercera palabra "est" y escribió su traducción "es". La lluvia comenzaba a ser cada vez más fuerte cuando descubrió que la cuarta palabra "notre" es "nuestro", sabía que lo normal sería que entrara ya corriendo al instituto, pero algo le decía que tenía que descubrir esa última palabra antes de entrar.
Las gotas de lluvia caían de su cabello negro mojando las páginas del libro. Un trueno más sonó en el cielo y el relámpago ilumino, formo la última palabra y abrió mucho sus ojos.
—El diablo es nuestro dios— leyó. Jackson parpadeo ante aquel enunciado, ¿Cómo podía ser ese el lema del Instituto Wolfworld? ¿Un lugar santo? Alzo sus ojos a la abadía y negó con la cabeza. Ese lugar nunca había sido santo.
Cerro el libro y salió corriendo saltando un tronco para poder alcanzar a sus amigos.
—¡chicos! ¡chicos! — exclamo Jackson pasando al lado de unos estudiantes, los miro mirando fijamente hacia algo que el ignoro— El lema de la entrada, el lema siempre dijo que era lo que ellas veneraban y jamás les prestamos atención.
—Jackson...—hablo Oliver para que pusiera atención.
—¿No están escuchándome? — pregunto Jackson frunciendo el ceño— El lema de la entrada es...
—¿Jackson?— hablo una voz de mujer.
El joven dio media vuelta y sus ojos se ampliaron. Su tía, Apolonia estaba ahí, en el colegio, al lado de la Abadesa, mirándolo. La mentira que habían planeado para abandonar el colegio ese día se había desvanecido, su tía "muerta" esperaba que su sobrino hablara.
—Tía Gertrudis— exclamo Jackson recordando el nombre de su otra tía, esperaba que ella no hubiera dicho el nombre. Apolonia frunció el ceño
—Espera, Jackson ¿Qué no ella era la tía que habías ido a ver por su fallecimiento? — pregunto una de las monjas señalando a la mujer.
Jackson negó con la cabeza, saco lentamente el libro y se lo tendió a Lilith quien lo tomo escondiéndolo detrás de ella.
—Creo que todos necesitamos una explicación de la salida ¿Verdad Jackson? Vamos, a dirección ahora— ordeno la madre Teresa
Jackson se dio vuelta de golpe y hablo con rapidez.
—He descubierto que significa el lema de la entrada. Este lugar no es...
—¡Jackson, ahora! — hablo Teresa alzando la voz.
El joven siguió a la madre y antes de entrar les dio una última vista a sus amigos antes de desaparecer entre los pasillos oscuros.
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