1. La prisión escolar
El golpe de la puerta del vehículo se escuchó cuando la joven de cabello negro la cerro con enojo, sus ojos oscuros se colocaron en el gran instituto que estaba frente a ella, los cuervos graznaban mientras daban vueltas alrededor de la fachada y el frio aire del mes de septiembre hizo que Agnes se cruzara de brazos.
Una monja de la escuela se aproximó hacia ella y a su padre con una gran sonrisa.
—¿Frederick Jones?— pregunto la mujer sin dejar de sonreír, el hombre asintió y saludo a la mujer— ¡Cuánto tiempo!
—Una eternidad— contesto el hombre de ojos negros, luego su vista se colocó en la menor— Ella es mi hija, Agnes y a ha aceptado con felicidad venir a estudiar aquí su ultimo grado de bachillerato. ¿No es así?
Agnes miro a su padre por algunos segundos con los ojos entrecerrados sabiendo con claridad el circo que quería armar frente a la monja, ser el padre autoritario que quería ser frente a los demás pero que no lo era cuando estaban solos. La menor sonrió y regreso su vista a la monja sonriente.
—Mucho gusto Agnes, sé que seras un gran elemento para la institución y lograras destacar entre todos. Soy la monja Jane.
—El gusto es mío— contesto Agnes con una sonrisa falsa— Como ha dicho mi padre espero ser un gran elemento para el Instituto Wolfworld, será un honor serlo.
Jane sonrio y miro al hombre.
—Tu hija es encantadora, se nota que sabe lo que quiere en todo momento y tiene en mente lo que todos los adolescentes tienen.
Agnes alzo una ceja ante ello e intercambio una mirada con su padre.
—¿Y que se supone que tienen los adolescentes en mente en esta edad? — pregunto el hombre.
—Muerte, suicidio, aniquilación...— comenzó a enumerar en voz baja Agnes logrando que únicamente su padre la escuchara.
—Perseverancia, amor y compresión— contesto Jane con una sonrisa— Estará muy bien con nosotros y encontrará a jóvenes que sean de tu agrado.
Frederick asintió y coloco una mano sobre el hombro de su hija.
—Es por tu bien
—Claro— contesto con amargura la joven y luego le sonrió forzadamente— Todo está saliendo tal y como tu mujer y tu han querido por años.
Frederick negó mirando a su hija.
—¿A qué te refieres?
La chica dio un paso hacia atrás y tomo su maleta, luego volvió a colocar sus ojos en su padre.
—Una familia de tres— negó con la cabeza la chica— Esa bruja lo logro, me aparto de ti. Me ha mandado a una prisión escolar.
—Hey, no te voy a permitir que hables así de Meredith— la señalo su padre— Es una gran mujer y te quiere...
—Lejos de ti, todo es idea de ella— lo interrumpió Agnes, luego bajo sus ojos al piso de mármol y negó con la cabeza— Mama jamás lo hubiera permitido...
Agnes tomo su baúl de madera y dio media vuelta alejándose de su padre en dirección hacia la entrada del instituto, dos monjas del lugar le sonrieron con amabilidad, lástima que la joven no supo corresponderles de la misma madera.
Su padre comenzó a gritar su nombre para que le hiciera caso, pero la joven jamás lo hizo y luego las grandes puertas de madera se cerraron haciendo que Agnes mirara una última vez a su padre.
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