«Jack se encontraba sumido en sus pensamientos, sin nada que hacer más que el aburrimiento más absoluto»

Si, esa es una buena frase para empezar una autobiografía.

Me aburría demasiado. Estaba tumbado en el sofá, mirando una pelusa que había en una esquina.

— A lo mejor podría ayudar a Victoria a cortar el césped.

No había nadie más en casa que pusiera escucharme, pero lo dije porque #YOLO.

Así que, decidido a ser un buen amigo, me dirigí hacía casa de Victoria.

Cuál fue mi sorpresa al encontrarme en el jardín a Héctor, el jardinero.

— ¡Hola, Héctor! ¡Me alegro de que te hayas curado de tu cancer de nariz!

Ignoré su extraña mirada y llamé al timbre de la mansión d'Ascolli.

Abrió Shail.

— ¿Dónde está Victoria? —le pregunté.

— No lo sé.

— Me había dicho que iba a cortar el césped.

— Tenemos jardinero, ¿para qué iba a cortar el césped?

— ¡¿Yo que sé?! Me dijo algo sobre el césped.

— Pues yo no sé nada sobre el césped.

— Ya, ni yo. Por eso te pregunto por el césped.

— ¿Podéis parar de decir la palabra césped? —escuché decir a Zaisei desde dentro de la casa—. Me transfiere mucha energía negativa.

Ambos, Shail y yo, le echamos una mirada que le pedía que se callase.

— Ah, y he oído que Victoria se iba al centro comercial —añadió, asomando su cabeza por encima del hombro de Shail y guiñándome un ojo.

— Vale. ¡Gracias! 

Claro que ir al centro comercial era más fácil decirlo que hacerlo, por lo que acabé llegando tras una hora de perderme más de diez veces y de pedalear por toda la ciudad.

Pero, por fin, aparqué mi bicicleta en su aparcamiento correspondiente para bicicletas (porque soy un tío legal) y fui a tomarme un helado.

Me senté en una mesa de la heladería situada al fondo, en la que podía ver a toda la gente que entraba y salía del local, mientras me comía mi helado de sabor azul pitufo.

Y entonces los vi: a Victoria, mi Victoria, cogida de la mano de nada más y nada menos que Kirtash.

Insertar musiquilla dramática.