Paso #9: Formular Plan de Escape

-Maldición Amer. No esta funcionando.. Fracasaremos- dice RLkinn entrando en crisis- Ya los hicimos todos. No hay más. Se acabaron los ships

Amer busca entre los papeles del suelo mientras RLkinn llora desconsolada y el rímel se resbala por su rostro. La hija de Hades lanza hojas y cartas por arriba de sus hombros, buscando alguna solución, cuando de pronto, se detiene.

- Seca esas lágrimas y recompón el rimel. - Amer alza un papel con un sello de "clasificado" en medio. - He aquí, la hermosura hecha escritura, Sis.

- ¿¿Qué?? ¿¿¿Qué es eso???- RLkinn se limpia el maquillaje corrido, mira la hoja y sus ojos brillan- Lo encontraste- se lanza contra Amer y comienza a darle besos en la mejilla- Pero hay que preparar el terreno antes de darle vida.

Amer pone una mano contra la cara de RLkinn y la aleja a ella y sus besos. - Hija de Hades, sis.

-Si... perdón, Sis, me dejé llevar.- contesta la hija de Eros, sin embargo, no se escucha resentida, sino que mira con ojos esperanzadores el hermoso ship que tiene frente a sus ojos- Llegó la hora, Amer...

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Amer: Atención atención, prohibido terminantemente leer este capítulo sin ESCUCHAR LA MÚSICA. Así que escuchenla! Los estoy viendo desgraciados delincuentes, háganlo o los perseguire hasta el Hades con una motosierra eléctrica. Todos...

Hey, Tú, sí tú, te estoy hablando a ti quien lee sin oírla aún. Escucha la música. Ahora. Eh, eh, RLkinn allá va otro pejelagarto leyendo sin oír la música. Mátalo...

RLkinn: *Prepara arco y flechas, apunta*

Dentro de poco tiempo
Si no me siento menos amargado
Prometo darme un capricho
Visitar una torre cercana

Mis ojos vagaron, allí, allá y por aquí con deleite, mientras mis oídos se llenaban de una tranquila balada proveniente de los altavoces en el techo, que convertía toda la escena en algo surrealista. Por supuesto, esto era todo lo que necesitaba para subirme los ánimos.

Una sonrisa pacífica y placentera bailaba en mis labios mientras iba caminando por el gran comedor entre todo el gentío alocado, admirando en silencio a todos esos cavernícolas disfrazados de alumnos, que se atacaban los unos a los otros con puñetazos, uñas y tenedores de plástico que al ser utilizadas correctamente como armas, se incrustaban dolorosamente en la piel como púas de puerco espín. La comida volaba por todo el lugar, trozos de pizza, spaguetis, lechuga, los centros de las manzanas, eran lanzados por los aires y caían sobre los rostros de los chicos desprevenidos.

Y subiendo hasta el tejado
Me tiraré

Observé como un chico pecoso se subía sobre de una de las mesas rectangulares de la cafetería, para luego tirarse en picada sobre un montón de otros chicos amontonados en el suelo, que estaban encima de un pobre chico llamado Frank Zhang, sujetándole los brazos entre todos, obligándolo a mantenerse quieto en su lugar. Suponía que habían llegado a la conclusión, de que esta era la única forma de, al menos, dejarlo inmovilizado.

En un esfuerzo por dejar claro a quien sea
Lo que se siente cuando estás destrozado

Estaban destrozando al chico, sus ojos casi se salían de sus órbitas, seguramente por el peso de los otros chicos encima suyo, y su rostro iba tornándose morado y azul rápidamente. Aunque esto bien pudo haber sido, también, por la furia conteniéndose. Esos chicos eran arriesgados. Yo lo había hablado mil veces con Dimitri, Frank bien podría parecer dócil, pero sería un arma de gran escala si se lo proponía.

De todas formas, Dimitri no acató mi consejo de unirlo a la pandilla. Una verdadera lástima. Podríamos ayudarlo en este momento, pero aún así, no me arriesgue a ser también aplastado.

De pie en la estacada
En una iglesia con la gente diciendo:
Señor, qué duro, ella lo ha dejado plantado

Siendo sincero conmigo mismo, esto era tan tranquilizador, todo este ambiente lleno de destrucción y extrañamente a olor a pollo quemado. Hacía que me sintiera como en casa, así es, sabía que la normalidad y las actitudes civilizadas, inevitablemente, pronto llegarían a su fin en la Academia Yancy, tan pronto como se acabaron las hamburguesas "no experimentales" de la Cocinera; ahora ella servía dichas carnes, que se presumía estaban hecha con la carne triturada de los enemigos del asesino Nico di Angelo.

Aunque pensándolo bien, este año debían de estar acabándosele los suministros, porque los dos compañeros de habitación del chico sombra, seguían vivos, casi habían sobrevivido una semana completa. Esto podría comenzar a considerarse un récord. Me pregunto qué le habrán ofrecido a cambio de conservar sus miserables vidas.

No vale la pena que nos quedemos
Lo mismo podríamos irnos a casa
Como hice yo mismo
Solo otra vez, naturalmente

- ¡Ayúdenme! ¡Repito, exijo la presencia de Fuego y tormenta para ayudar a marítimo en problemas! - Gritaba Percy Jackson con desesperación hacia sus amigos, sin embargo, ninguno de ellos se acercó a salvarlo de ser lanzado por la ventana por dos personas y devuelto nuevamente al interior por otros chicos al otro lado de la ventana, tal y como si fuera un saco de patatas muy liviano. Creo que incluso se golpeó la cabeza en el camino porque escuché varias quejas.

Pensar que ayer mismo
Estaba feliz, radiante y contento
Esperando con ilusión, bien, ¿quién no lo haría?

Con curiosidad, busqué a sus amigos, para comprender porque lo habían ignorado. A pocos metros, Leo Valdez estaba envuelto en papel de baño (aunque bien podrían ser servilletas) completamente mojado en huevos crudos y salsa de tomate. Intentaba liberar, al menos, sus pies para poder caminar de nuevo, pero estaba teniendo problemas en soltar sus manos primero.

Y Jason Grace estaba saltando de mesa en mesa para escaparse de las garras de unas intensas acosadoras que querían toquetearlo ansiosamente, en zonas que las señoritas decentes no debían ni imaginarse. Tuvo que dar un salto realmente arriesgado antes de que Kelly surgiera como un tiburón salvaje, saliendo del océano, y le diera un agarrón de nalga, con los dientes.

El papel que estaba a punto de jugar
Pero, como para derrumbarme
La realidad llegó
Y sin más que un mero toque
Me hizo pedazos

Detrás de él, Piper McLean saltó de una silla y chocó contra Drew Tanaka violentamente, antes de que esta pusiera sus manos sobre Grace. Acabando ambas rodando en el suelo mientras se estiraban el pelo la una con la otra, y varias sopas de albóndigas caían sobre ellas como si fuera fresca lluvia en un campo veraniego. A su alrededor, empezó a formarse un grupo de chicas que se unirían a la batalla en el piso, como si de cerdos revolcándose en el lodo se tratasen.

Dejándome en la duda
Hablan sobre la piedad de Dios
Que, si realmente existe,

Una Calipso con expresión furiosa y el pelo tan enredado como un nido de pájaros, chocó abruptamente contra mi hombro llamando mi atención, había sido lanzada, sin cuidado alguno, de un círculo salvaje lleno de mujeres que amenazaban a hombres con cuchillos de plástico y otras metiéndoles bolsas de plástico en la cabeza para dejarlos sin respiración brevemente.

- Fíjate por donde caminas, Rodríguez. - Vocifera apuntándome con un dedo, inmediatamente alzo las manos en señal de rendición.

- Ni siquiera yo, estoy tan loco para meterme contigo... - Apenas había empezado a hablarle, algo en mi izquierda había captado su atención, me empujó con una mano contra mi hombro y fue corriendo en esa dirección gritando como endemoniada. - Loca feminazi...

¿Por qué me ha abandonado?
Y en mi hora de necesidad

Supongo que debería ponerme en la misma corriente con los demás de mis compañeros. Adaptarme y ser uno más, tal vez de esta manera, por fin encontraría el sentido a mi vida en este lugar. Desde hace un tiempo no me siento el mismo que entró a este sitio. La pandilla, nuestros negocios, seguir las órdenes de Dimitri. Todos los días es lo mismo. Cada día se convierte en una aburrida repetición del día anterior. Rodeado siempre de los mismos matones y burdos criminales que tengo la desdicha de llamar "amigos". Pero me faltaba algo, algo esencial que nunca antes sentí necesitar. Lo sabía, estaba en la punta de mi lengua.

Estoy realmente, de verdad,
Solo otra vez, naturalmente.

Siendo franco conmigo mismo, sentía algo de envidia por Percy y Jason Grace. Por la manera en que atraían tan fácilmente a la población femenina. Reflexioné mientras me subía también en una silla y pensaba unirme a cualquier grupo de pelea, pero bien lejos de esos idiotas que habían creado altas llamas en cacerolas y gritaban cual cavernícolas que habían descubierto el fuego.

Uno de los chicos estaba tirando pedos y todos se reían cuando el fuego se ondulaba a causa de esto. Era asqueroso... E impresionante.

Había unos cuantos chicos amontonados en el suelo sobre otro chico, al igual que lo hacían con Frank Zhang, me preparé para saltar, mis pies se posicionaron y toqué el borde de la mesa con las puntas de mis dedos como si fuera el borde de una piscina de los juegos olímpicos e imaginando que el griterío del fondo era para darme ánimos.
-¡Hey, allá les voy, zánganos! - Advertí, entrecerrando mis ojos como muy concentrado profesionalmente en mi tarea de aplastar a otros chicos. - Supongo que esto es lo máximo que conseguiré en este lugar.

Siendo sinceros, no era una persona que creía en el amor a primera vista, o mejor dicho, ¿amor a primera paliza-vista? Como sea, alguien había lanzado un pepino al costado de mí cara, mi mejilla quedó húmeda y olió a vegetal sano. Desagradable... Me enderecé una vez más y viré el rostro buscando a los responsables, no sabía que en mi búsqueda para golpear a alguien, al final, el golpe lo recibiría yo, justo, directo en mi corazón de piedra, con una fuerza tan vigorizante que demolería su dureza rocosa y lo dejaría tembloroso y moldeable en sus poderosas manos.

-Oye, Chris, ¿por qué has puesto de repente una cara de idiota? - Me preguntó uno de los chicos pertenecientes a la pandilla de Dimitri. Apenas y me había fijado en él, mis ojos estaban adyacentes a aquella figura tan excepcional. - Oye, me estás asustando. ¡Quita esa cara rara, Rodríguez!

No podía oírle más, mis oídos solamente le pertenecían ya a esa hermosa fiera que soltaba imponentes gruñidos de satisfacción cuando le hacía calzón chino a uno de esos nerds típicos que había sin excepciones en cada Instituto. Me bajo de la mesa de un salto y me dirijo hacia ella como si de un imán se tratase. ¿Qué es este sentimiento que me está consumiendo hasta lo más profundo de mis intestinos? ¿Por qué repentinamente estoy tan deseoso de dejarlo todo y convertirme en su esclavo más fiel? En un perro que solo busca la felicidad de su ama.

-Ah, necesitaba influir dolor a un nerd para sentirme de vuelta así de bien. - Grazna ella con júbilo, al mismo tiempo que estiraba la pretina de los calzoncillos del chico fuera de sus pantalones y lo dejaba inmovilizado de dolor. - No intentes hacerte del duro, Fort. Sé que te aguantas los lloriqueos. Déjalos salir, cuatro ojos.

-Por favor Clarisse, te juro que no fui yo. ¡Fue otro el que te tiró esa zanahoria en la cara! - Explicaba el chico en tono de suplica, sus lentes estaban torcidos sobre su nariz y tenía las rodillas juntas como si de esa manera fuera a disminuir un poco el dolor infringido a sus adornos de hombre. - ¡Piedad por lo que más quieras!

- Ahí es donde te equivocas. - Refutó Clarisse dándole un coscorrón en su cabeza castaña sin remordimientos. - Yo no quiero a nadie. No conozco esa bazofia llamada amor. Iugh.

Entonces, como si hubiera dado una señal o una invocación para que apareciera el verdadero agresor y pudiera actuar en mi papel de hombre servil. Travis Stoll elevó su cabeza lentamente por encima de la mesa en donde se ocultaba, fijó sus ojos en "mi" Clarisse, y luego su mano salió disparada de debajo de la mesa lanzando una rebanada de pizza en dirección a ella como si fuese un shuriken.

¡No en mi presencia! Eché a correr y me puse enfrente de Clarisse para protegerla, levantando mis brazos cuanto podía. La pizza impactó mi cara; se quedó pegada en mis fosas nasales y en mi boca, que después de unos segundos, picaron por el picante que contenía.

-Hey tú, ¿por qué te has puesto en frente de mí? Fuera de mi espacio, animal. - Me empujó usando una sola mano contra mi espalda, haber tenido la suerte de sentir el brusco toque de sus dedos por primera vez, en la primera vez que la veo y la amé de improviso. Solo me confirmó que estábamos definitivamente destinados a estar juntos para siempre. Porque con ella sentía un montón de cosas que nunca sentiría por cualquier otra chica debilucha con piernas de pollo y brazos de fideos como los de Drew Tanaka.

-Lárgate de aquí, estoy trabajando. - Me dice con voz profunda. Me quito la pizza de la cara y la sostengo con mis dos manos que ahora se posan encima de mí pecho, intentando que mi corazón no saliera corriendo desbocado por toda la cafetería.

-Ayúdame. - Musitó Andrew Fort en voz baja y aguda, mientras sus ojos brillaban por las lágrimas contenidas. - Piedad, a mi descendencia.

Pobre chico, pobre, nerd en desgracia, su mala suerte continuaba día tras día... Me encogí de hombros indiferente, y devolví mi completa atención a la dueña de mi corazón desde hace solo cinco minutos.

-Mi princesa guerrera. - Exclamé a viva voz, tal como Clarisse y Andrew, muchos que estaban cerca, me miraron confundidos y escandalizados. - Te obsequio este pedazo de pizza para que lo utilices en tus siguientes hazañas de bullying contra los nerds de esta institución. - Entonces me agaché sobre una rodilla y la otra doblada como para pedirle matrimonio (cosa que no iba a hacer, claro que no, tampoco estaba tan loco. Primero debía saber su apellido y hacernos novios para, en pocos meses, convertirnos en marido y mujer) agarré una de sus manos, abrí su puño y coloqué en la palma de su mano la pizza que había interceptado.

¿Qué el amor me había dado duro? Pues, ¿saben que? Clarisse era dura, y el amor lo era aún más. Era como un soplo de aire fresco que transforma hasta el ser más duro de la tierra con solo una mirada. Como la lluvia persistente que moldea la piedra.

-¿Quisieras ir a una cita conmigo el sábado? - Pregunté esperanzado, poniendo una mano sobre mi pecho indicándole que hablaba con el corazón. - Soy indigno de tu presencia, pero me atrevo a remover tu solidaridad y amabilidad al pedirte que compartas unas horas de tu tiempo con este infeliz. Porque, cada segundo alejado de ti desde hoy será una tortura.

Y esperé, conteniendo el aliento por la anticipación, ella tenía el ceño profundamente fruncido y los ojos tan penetrantes como balas ardientes de un revólver calibre 44 punta hueca. Tan hermosa. Seguía sosteniendo a Andrew con una sola mano, mientras éste negaba lentamente con horror y lástima. Finalmente contestó.

-Pfff, no. - Bufó casi escupiéndome en la cara y soltando una carcajada seca y corta. - Buena broma, tienes suerte de que este de buen humor y distraída con este nerd o hubieras visto el interior de un retrete.

Solté un quejido de dolor como si literalmente hubiera arrancado mi corazón y lo hubiera lanzado por las apestosas tuberías de un baño.
-Pero gracias por la pizza. Ahora a volar. - Me ordenó dándome una patada debajo de mis mentón y echándome en el suelo. - Fuera, fuera. - Volvió su atención a Andrew quien la observó de vuelta con pesar, segundos después tenía una pizza con extra picante en el interior de sus pantalones.

Estaba tan celoso de que Andrew tuviera toda su atención. Tocando la pretina de sus bóxers y no lo míos.

Aún en el suelo, suspire decidido y con convicción volví a enderezarme y me puse a su lado para apreciar y admirar el empeño que ponía en su trabajo para que Andrew sufriera.

- Hazlo así, oh sí. - Asentía en concordancia. - Es la presión adecuada, tú si sabes usar esas manos.

- ¡¿Qué?!- Clarisse alzó un lado de su nariz en una mueca desconcertada. Oh, cada una de sus expresiones eran únicas a las de cualquier otra. Suspire con deleite al tiempo que sus ojos me fulminaban con odio. Entonces lo supe, ya nunca más habría vuelta atrás, estaba pérfidamente enamorado y mi vida ahora, al fin, tendría una motivación.

*Dos horas antes*

Camino a través de los pasillos lentamente, moviéndome cerca de la pared, aprovechando cada sombra para intentar pasar desapercibido. Voy donde quiero, la oscuridad es mi derecho natural. Nadie en este instituto detiene mis pasos, nadie se mete en mi camino, ni siquiera lo intentan porque saben que no me ando con rodeos. Soy invisible cuando lo deseo, si me muevo por los lugares adecuados.

Pero también, a veces, me divierto escuchando los rumores que se elevan en el aire cada vez que me muestro al mundo. Cada día inventaban cosas más estúpidas, más increíbles y más imposibles de creer hasta que llegados a un punto ya no me sorprendía de nada. ¿Qué más da? Amorío con Madonna, aventuras con las hijas de Barack Obama. Al menos me recuerdan que sigo existiendo y no me he convertido en otra sombra más del lugar.

Cuando estoy frente a la puerta del comedor, me preparo para lo que sé que vendrá, primero, el silencio, tan tétrico como estar en un cementerio abandonado, luego, empezará el palabrerío descontrolado hacia mi persona. Idiotas. Sí, acepto que es divertido, pero, ¿no tienen nada mejor que hacer? Abro las puertas y camino en medio del gran salón, me dirijo rápidamente hacia donde se encuentran los platillos. Tomo un jugo de uvas, una granada, y camino nuevamente apenas levantando los pies del suelo por la fatiga, hasta colocarme en una mesa que está absolutamente vacía.

Listo, paz y tranquilidad. O lo más cercano a eso. La soledad era lo único que...

No han pasado ni dos miserables minutos cuando Will Solace se sienta frente a mí. ¿En serio? Pienso apenas conteniendo mi leve irritación. ¿Qué parte de "Aléjate de mí, no me mires, no me hables y no te fijes en lo que hago porque no es tu asunto" no había entendido? Intento alejarlo con una mirada fulminante pero el muy desgraciado me sonríe como si acabara de ganar mucho dinero en algún casino de mala calaña.

-¿Qué tal tu día...?- inicia a preguntar, sin embargo lo corto de inmediato, mientras menos tiempo tarde en alejarlo, mejor.

-¿Qué quieres?- inquiero con el tono más amenazante y grosero que hay en mi repertorio- ¿Cómo hago para que entiendas que no quiero que te acerques a mí?

-Sí... escucha- Inicia a decir él, extendiendo aún más su sonrisa, como si mi desdén hacia él le resultara divertido. - Necesito que me hagas un favor...

Se queda observándome, esperando mi respuesta. Yo levanto una ceja lentamente. No puedo creer su descaro. ¿Favor? ¿Viene a pedirme un favor? Como si fuéramos los mejores amigos, como si yo estuviera dispuesto a ayudarle en cualquier estupidez que se le ocurriera. Nosotros NO somos amigos, si fuera por mí, ni siquiera seríamos compañeros de habitación. Su tranquilidad al hablarme, al mirarme, al acercarse a mí, simplemente me resulta irritante. ¿Quién se cree que es? ¿Es tan egocéntrico que piensa que puede hablarle a cualquier persona, darle esa brillante sonrisa y todos lo amarán automáticamente? Pues mal, yo era diferente.

-Y en tu brillante cerebro- Inicié a decir- ¿Por qué crees que yo estaría dispuesto a ayudarte? ¿Por qué piensas que puedes dirigirme la palabra siquiera?

-Somos amigos ¿no?- afirma él, más que preguntar. Ahí va de nuevo su egocentrismo disparando.- Además no será de gratis, si haces esto, te deberé un favor... También puedo darte una manzana, es mejor que comer solo una granada y un jugo. Necesitas empezar a cuidar tu dieta, antes de que sufras por desnutrición. - Ofrece con toda la caradurez del mundo, ¿Por qué mierdas querría yo una manzana? Siento como empiezo a sulfurarme cada vez más. Tengo la irremediable tentación de querer agarrarlo por los hombros y comenzar a zarandearlo hasta que me explique por qué rayos no me tiene miedo.- Es fácil, solo necesitamos la llave de la oficina del señor D, Annabeth cree que tú puedes hacerlo.

¿Annabeth? Desvío la mirada hacia la mesa en la que se encuentra la rubia. Todo el grupo de idiotas miran hacia acá, expectantes. Mi hermana esta también ahí. Sus ojos brillan con ilusión. Toda ella es pureza e inocencia. ¿Por qué tenía que venir a meterse aquí? Es mi culpa supongo, quizá debí haberle dicho... o contestado alguna de sus cartas... pero ¿tan difícil era para ella aceptar que yo necesitaba tiempo a solas? Muy cerca de ella se encuentra Frank Zhang, entrecierro los ojos al notarlo, no me agrada... No me agrada nada su cercanía.

-Entonces... ¿aceptas?- pregunta Solace haciendo que mi atención vuelva a él, y extendiendo la manzana hacia mí, como si yo realmente fuera a aceptar solo por una estúpida fruta. En un arrebato, tomo la manzana y la empujo nuevamente contra él, golpeando la mesa de paso, y levantándome para marcharme del lugar. Su presencia me disgusta, su buen humor me saca de quicio, su simple existencia me resulta inquietante y su modo de dirigirse a mí, sencillamente perturbador.

Camino hacia la salida sin voltear atrás, estoy completamente decidido a dirigirme a la azotea, ese lugar pacífico y relajante en el que puedo desaparecer de vez en cuando, sin embargo, antes de llegar hasta las puertas, una idea comienza a entrar en mi cabeza.

La lista de personas importantes para mí, en el mundo, es realmente muy limitada, pero una sola de esas personas se encuentra aquí, ahora, y a pesar de mi comportamiento con ella, a pesar de que le exigí que se mantenga alejada de mí... No puedo simplemente dejarla sola, a su suerte en un lugar como este. Y definitivamente no puedo estar tras ella, vigilándola las veinticuatro horas del día, sobre todo porque, en el remoto caso de que mi padre realmente la haya enviado a espiarme, no la quiero controlando cada uno de mis movimientos.

Me detengo al darme cuenta de que tengo a mano una muy buena oportunidad para protegerla y mantenerme lejos... Si robo esa llave, Solace me deberá un favor, y él ya está lo suficientemente cerca de mi hermana como para protegerla, o al menos evitar que se meta en problemas. Después de todo el rubio ha sobrevivido en este lugar a base de esa estúpida sonrisa. Además, también esta Belladona, esa chica es tan peligrosa como cualquiera de la pandilla de Dimitri, puede que incluso más, y ella por alguna extraña razón está casi completamente ligada a Solace. Si pido protección para Hazel a cambio de la llave...

¿Pero cómo consigo la llave? Si Dionisio la lleva en su bolsillo, será difícil conseguirla. Doy media vuelta y regreso sobre mis pasos. Será difícil, sí, pero no imposible. Voy caminando, con el mentón ligeramente agachado, no miro en ninguna dirección en específico, ni mucho menos a nadie. Hay una mesa libre al final de la cafetería contra la pared que tiene colgada un reloj con forma de Delfín. Es la mesa que suelen utilizar los profesores.

Tal y como lo esperaba, el director esta junto a Quirón, disponiéndose a sentarse para comer. Tengo que actuar de forma rápida, algo que no llame demasiado la atención. O... Aún mejor, algo que llame la atención hacia otro lugar, una distracción. Con cuidado de que nadie me vea, tomo un flan, que tiene más pinta de caca de mono, que de postre, y espero el momento adecuado. Tal es la disposición de los dioses porque mi plan salga bien, que Jesse (el perdedor de la pandilla de Dimitri que empujó a Hazel), aparece en el lugar. Cuando está lo suficientemente cerca, dejo caer el flan. Tal y como lo esperaba, Jesse se resbala y cae a los pies de Dionisio.

El rostro del director se torna de un color morado, muy parecido a las uvas, completamente molesto por la interrupción de su conversación a causa de Jesse. Puedo anticipar los gritos que lanzará, pero entonces Quirón ayuda a levantarse al pobre idiota, haciendo que el señor D, se relaje un poco. Es entonces cuando la segunda fase de mi plan entra en acción.

-Señor D- digo a modo de saludo acercándome inmediatamente.- Me parece que su zapato se ensució, hay mucha basura cayendo al suelo hoy.

Jesse me fulmina con la mirada, entendiendo al instante mi sarcasmo, pero el señor D, se inclina lo suficiente para sacudir sus pies. Quirón se distrae preguntándole a Jesse si está bien. Es el momento adecuado. Me acercó aún más al director y hablo en un susurro.

-Por suerte fue Jesse, si hubiera sido Dimitri su zapato habría quedado completamente inutilizable por la suciedad- mis palabras tienen el efecto deseado, Dionisio tiene una especie de risa que no dura más de dos segundos, pero que, al estar inclinado, causan que la llave salga por sí misma de su bolsillo, me agachó junto a él, pretendiendo actuar de forma amable, y la tomo en el aire, antes de que toque el suelo. Luego de "limpiar", los caros mocasines del viejo gordo, ambos nos levantamos y yo me retiro tranquilamente. El muy idiota nunca se dará cuenta de lo que pasó.

Con la llave encerrada en mi puño, me dirijo nuevamente hacia la mesa donde se encuentra Solace. No puedo echar a perder mi incógnito, así que tendré que actuar también. No confío en ellos. Sea lo que sea, lo que planeen hacer, existe un 98% de probabilidades de que terminen fracasando. Por lo tanto, no permitiré que me relacionen con ellos. Ni siquiera que puedan declararme como cómplice.

Sin pensarlo demasiado, tomo a Solace por el cuello del uniforme y lo obligo a levantarse, nuestros rostros están tan cerca que por primera vez me fijo en lo relajados que se muestran sus ojos azules, incluso cuando lo estoy amenazando de muerte.

-TE LO ADVIERTO UNA ÚLTIMA VEZ, SOLACE- digo, intentando no distraerme. Estoy seguro de que todo el mundo nos está mirando, incluso hablo más fuerte de lo que normalmente lo haría, para llamar la atención. Todos deben estar viendo nuestros rostros, así que aprovecho la oportunidad para introducir la llave en su bolsillo, intentando, por supuesto, no tocar más de la cuenta. Lo cual es básicamente imposible, ya que estos asquerosos pantalones naranja que nos obligan a utilizar, tienen la tela tan delgada como una hoja de papel de baño. De inmediato puedo sentir la calidez de su piel, es como estar frente a una estufa e incluso, aunque sonara ridículo, tocarlo o mirarlo era como sentir los primeros suaves rayos del sol luego de una tormenta voraz.- DÉJAME EN PAZ, SI NO QUIERES TENER UNA MUERTE HORRIBLEMENTE LENTA.

Dicho y hecho mi objetivo, lo empujé de vuelta en su asiento como si me diera asco y él cae desparramado, pareciendo que sus piernas se habían convertido en gelatina, sin dejar de mirarme en ningún momento, como si quisiera abrazarme y alzarme dando giros por toda la cafetería.

Me alejo de él, caminando con pasos apresurados de nuevo hacia mi mesa solitaria, que ahora unos chicos están ocupando. Sin embargo, cuando me ven acercarme, ellos se levantan atolondrados cogiendo sus cosas para huir e incluso uno saca unas servilletas y limpia la mesa que han ensuciado, rápidamente para luego largarse de allí como alma que lleva el Hades.

Cuando estoy en mi asiento, solo una vez más, me doy cuenta que estoy conteniendo el aliento y lo dejó salir de forma imperceptible por mis labios entreabiertos. Había pasado mucho tiempo desde que había sentido una sensación tan fuerte como aquella, como si estuviera bajando por una colina sobre una tapa de basura con la adrenalina recorriendo mis venas.

Miré de soslayo en dirección a Will Solace, y su pandilla de locos. Estaba allí, con su puño cerca de su corazón e imaginé que en su interior estaba la llave protegida y oculta de sus amigos. Suponía que estaba utilizando la negociación para lograr también ganar algo de provecho en el acto. Por supuesto, Solace no era totalmente desinteresado, tenía sus negocios oscuros que fácilmente los ocultaba tras una sonrisa deslumbrante y abrumadora que lograba que olvidarás todo lo que habías estado meditando y reflexionando hace horas.

-¿Se enteraron? Dicen que los Di Angelo tuvieron que dar todos los ahorros de la familia para poder pagar los gastos que Nico causó a la Casa Blanca. - Susurró en voz alta, un chico que estaba en una mesa al costado de la mía. - Dicen, que incendió la oficina presidencial porque el presidente le negó poner su nombre en un nuevo billete que pronto saldrá.

-según mis cálculos, considero que algunos de esos rumores podrían ser falsos. - Dijo Andrew ajustando sus lentes, movía y apartaba los ojos de mí frenéticamente por temor. - Está allí, puede escucharte.

-Claro que no, dicen que perdió el oído derecho probando una nueva Granada que explotó a su lado. - Le respondió despreocupado su amigo pecoso, a la vez que se hurgaba la nariz disimuladamente. - Estamos a salvo.

Los rumores no me molestaban del todo, en realidad, silenciosamente me divertían de sobremanera y eran una buena distracción en los días más aburridos. Nunca podías imaginar lo que estarían diciendo de ti en este momento, y algunos rumores son tan disparatados que de verdad deberían ser utilizados para escribir un libro. Tal vez, un libro llamado... "Instituto de Delincuentes Juveniles", solté una resoplido incrédulo, como si esas cosas llegaran a suceder...

Supongo que lo único que quedaba por hacer ahora es esperar, y mantenerme atento a cualquier locura que se desatara en este lugar. Porque definitivamente con el trío de idiotas incluidos en el plan, algo tenía que salir muy mal o de lo contrario sería atentar contra las leyes del universo y el equilibrio existencial.

Así que, para hacer más divertida la espera, pensé en hacer una apuesta conmigo mismo. Apostaba que en "una hora y media", pronto estaría viendo a los idiotas siendo llevados en una fila India a la dirección con sus manos esposadas y miradas agachadas por la derrota. Entonces cada uno de ellos se levantaron de sus asientos y el plan se puso en marcha, esperé desde lo más profundo de mi interior que Hazel permaneciera sentada, pero como suponía, ella se levantó de su asiento y caminó muy de cerca del chico Zhang. Por supuesto, ella debía también meterse en problemas, era tan típico de ella.

Una hora y media, y todo estaría ya fuera de control, esa era mi apuesta.

1:30 Más tarde

Como odio tener razón siempre... de acuerdo, no lo odio, pero detesto tener razón cuando es mi hermana quien se ve afectada. Cuando el grupo de idiotas (más Hazel) entraron de golpe nuevamente al comedor, ella se mostraba completamente aterrorizada, sus ojos estaban atentos, mirando hacia todas direcciones, como si estuviera intentando escapar de algo muy peligroso. Su cuerpo estaba completamente tenso. Con uno de sus brazos, abrazaba una bolsa, como si la vida se le fuera en protegerla, la otra mano... ¿Está tomada de la mano de Frank Zhang? Entrecierro la mirada en dirección a ese intento de bebé fortachón.

¡¿A que cree que está jugando?! ¿Quién se cree para acercarse tanto a Hazel? Por un momento se me pasa por la cabeza que tal vez deba cumplir alguno de esos rumores con Frank Zhang. ¿Qué es lo que dicen? ¿Arañas mientras duerme?

Podría levantarme, justo ahora y machacarlo hasta que aprenda a no volver a acercase tanto a mi hermana, sin embargo, no es eso lo que me hace ponerme de pie, sino la crisis en la que Hazel parece estar entrando. La conozco, ella quiere correr ahora. Pero, ¿por qué? ¿Qué estupidez hicieron para que se asuste tanto? De pronto lo entiendo, cuando miro hacia ambas salidas del lugar y me doy cuenta de que el comedor esta completamente rodeado por profesores. Sea lo que sea, lo que hayan hecho, están a punto de atraparlos.

Sin pensarlo demasiado, ya tengo un plan para sacarla de este apuro, me pongo de pie y me acomodo en una esquina del lugar, donde estoy seguro de que nadie me observa. Eso era lo bueno de ser el chico sombra, cuando entraba en un lugar la gente me miraba y los murmullos empezaban, pero tan pronto como me camuflaba en los lugares más oscuros pasaba completamente desapercibido. La mayoría del tiempo nadie me miraba... Excepto por Solace-me recordó mi conciencia- El parece estar observando cada una de mis acciones. Cada minúsculo movimiento".

Sacudo mi cabeza para no pensar demasiado en eso, sin embargo tanto mi mente como mis ojos me traicionan, y antes de darme cuenta ya estoy echándole un vistazo, casi doy un salto al cielo cuando descubro sus ojos fijos en mí. Por un momento se muestra inquieto, como si quisiera esconderse tras Chase, que está a su lado, pero luego sonríe nuevamente, una sonrisa que bien podría dejar ciego a cualquiera. ¿Por qué parece tan nervioso? ¿Nunca se cansa de mostrar una sonrisa tan brillante como si todo fuera genial y espléndido? Era como si Will Solace no tuviera ningún tipo de problemas en el mundo, irónico, teniendo en cuenta donde estaban parados, incluyéndolo.

Sin desviar la mirada, tomo una hamburguesa de una mesa cercana, tengo muy pocos minutos para actuar y desatar el infierno, o no podré sacar a mi hermana de todo este embrollo. Finalmente, me alejo de esos zafiros escrutadores para buscar una víctima, la encuentro de inmediato. ¡Hola de nuevo, Jesse! Lanzo la hamburguesa hacia su dirección y le pega de lleno a la parte trasera de su cabeza. Él se lleva una mano hacia el lugar afectado y su mano queda llena de salsa de tomate, voltea a mirar al suelo, y observa los restos de pan y carne. El resto se lo dejaba a los Stoll.

-GUERRA DE COMIDAAAAAAA- grita Travis Stoll, y entonces todo estalla, cuando tira su plato sobre la cabeza de Charlie Beckendorf. - DESCONTROL INTENSOO.

Platos, cucharas, bolsos, piezas de pollo, carne de hamburguesa, albóndigas, todo vuela por los aires en sincronía, mientras los gritos de los reclusos rompen el silencio como si alguien hubiera alzado el volumen al máximo. Observo el rostro de terror de mi hermana al ver la barbarie que se desencadenó de pronto. Su pequeño grupo aún se mantiene unido, pero no sería por mucho tiempo, porque un grupo de estudiantes, que parecen pigmeos caníbales del Amazonas se acercan hacia ellos y se apoderan de Percy Jackson antes de que cualquiera pueda evitarlo. Grace y Valdez intentan seguirlos, pero el latino es empujado contra la pared, algo en el golpe que le dirigen, provoca que, de algún modo, los parlantes en el techo se enciendan, y una canción pacífica comienza a sonar.

Grace, por otro lado, le entrega la bolsa que tiene en manos a Solace y tiene éxito por unos pocos segundos, hasta que varias chicas hambrientas (y no de comida precisamente) se colocan frente a él, relamiéndose los labios, pasando una nueva capa de pinta labios y algunos enviándole besos al aire seductoramente, que resultaba sumamente vulgar desde mi punto de vista.

Lo siguiente que sé, es que mi hermana está sola, recostada contra la pared con gesto de pánico reflejado en su rostro, y abrazando la bolsa contra su pecho tal y como si fuera un bebé al que un grupo de hienas quieren secuestrar. Después la perdí de vista durante unos minutos, pero no demasiado. Caminé a través del gentío, esquivando la lluvia de muslos de pollo, cuando llegué finalmente junto a ella, la tomé del brazo, sin que ella me notara antes. Gran error. Recibí un golpe contra mi nariz, digno de cualquier boxeador de las ligas mayores.

-¡Merda, Hazel!- Exclame al tiempo que me llevo una mano hacia mi rostro para comprobar que no esté sangrando.

-¡Nico! Perdón- ella contesta y se lanza contra mi cuello. La alejo de inmediato, no es momento para abrazos. Veo el dolor reflejado en su rostro, pero se amortigua un poco en el momento en que la tomo de la mano y comienzo a guiarla para salir de este lugar. - Los profesores estaban a punto de atraparnos- dijo ella- ¿Dónde están?

-Siempre desaparecen cuando pasa algo así. Son unos holgazanes y cobardes de primera.- le contestó, pero de pronto ella se detiene en seco, tan fuertemente que siento incluso un jalón en el brazo. Me volteo a mirarla de nuevo- ¿Qué?

-¿A donde vamos?- pregunta ella.

-A salir de aquí- le contesto con tono obvio. Mierda, ya está empezando a pegársele la estupidez por tener malas juntas. - Ahora mismo.

-¡Pero tenemos que encontrar a los otros!- exclama ella, abriendo mucho sus ojos brillantes- No podemos abandonar a mis amigos.

-Oh sí... Sí que podemos- le digo y vuelvo a tirar de su brazo para continuar caminando. Una manzana pasa en medio de nosotros y me doy cuenta de que estamos en medio de una zona de pelea.- Tenemos que irnos ya, Haz...- me detengo al mirar sus ojos llorosos y sus labios formando un puchero. Inhale con fuerza exasperado al darme cuenta de que no puedo luchar contra eso- Tú y tu estúpida manía por ayudar a todo el mundo.- Es lo último que digo antes de llevarnos nuevamente hacia un lugar seguro, para poder localizar al resto de "los compañeros" de Hazel.

Teniendo la ventaja de ser yo, pude salvar y sacar de problemas fácilmente a algunos de los tarados amigos de mi hermana. Por ejemplo, con Percy Jackson, solo había bastado con crujir mis dedos enfrente de ellos y dejaron al azabache tirado en el suelo mareado y tembloroso por ser lanzado y devuelto a través de una ventana por un largo rato.

Hazel para ayudar a Leo, primero había intentado conversar con los agresores de Valdez, utilizando una voz calmada y amigable. No había logrado nada... Pero cuando ella adoptó una expresión de estupefacto total y chilló escandalizada apuntando en una dirección detrás de ellos.

-¡Oh por los Dioses! ¡¿Aquella chica que solo va en sostén y braguitas, no es Silena Beauregard?! - Prácticamente la mitad de los chicos de la cafetería al oír eso, miraron en la dirección que Hazel apuntaba y usando esa distracción rápidamente ella ayudó a Leo a escapar.

Así que ahora debía ayudar a Zhang, quien estaba siendo aplastado por un montón de chicos encima suyo que dejaban su rostro azul y casi sacándole las tripas.

- Quitense. - Gruñó Frank haciendo un gran sobreesfuerzo para soltar aquella sola palabra, parecía un volcán a punto de estallar. En verdad tenía una expresión intimidante, sin embargo, todos estaban al tanto que el chico era tan violento como un peluche de oso panda.

Me acerqué y me paré delante de ellos cruzandome de brazos y dando golpesitos con mi pie izquierdo con impaciencia. Se fijaron primero en mi pie y luego todos al unísono estiraron sus cuellos para encontrarse con mi mirada oscura y prometedora de cosas sumamente dolorosas.

- ¿Se puede saber quien les dio permiso de aplastar a mi próxima víctima? - Les interrogué con voz de ultratumba. - Largaos. - Bajé mi mentón y altura un poco hacia ellos. - ¡ahora!

Cada uno de ellos se levantaron como un resorte y tropezándose los unos contra los otros huyeron despavoridos lejos del lugar. Frank tragó saliva con consternación, apenas empezó a arrastrarse por el suelo en dirección opuesta a mí, pise una de sus pantorrillas y le advertí que se quedara cerca de mí.

- Sí, señor. - Asintió con fuerza casi pegándose la frente contra el suelo.

Había un círculo alrededor de personas que alentaban la pelea de Piper y Drew en el suelo, los sonidos de desgarros de ropa no tardaron en llegar y había hebras de pelo negro y castaño volando por el aire al ser arrancados por manos furiosas de la una contra la otra.

-Jason Grace ni siquiera te soporta, estúpida. - Le grito Drew mientras zarandeaba a Piper de su cabello. - Apenas y te mira porque aparte de insoportable, estás tan fea como un chimpancé mojado.

-No dejaré que le pongas una sola mano a mi objetivo favorito número 1, ¿entendiste? - Refuta Piper con la misma fuerza demoledora en la que insertaba puños en el abdomen de la asiática. - Sí él no quiere ser violado por mí, no será violado por ninguna otra y punto final.

-¡Deben separarlas! - Demandó Annabeth, la rubia estaba con su pelo ensortijado de ramitas y hojas de los árboles. No tenía idea de donde había aparecido aquello. - Jason! Tú eres el causante de todo esto. ¡Sé un hombre y haz algo! ¡Ayuda a Piper!

- ¿Por qué debería hacerlo? - Exclamó de vuelta el rubio indignado. - Ni siquiera somos amigos, ella sola se ha metido en esto.

La rubia le contestó con una mirada tan fulminante y recriminatoria que pensé que estaba a punto de insertarle un cuchillo de plástico en los ojos azules de Jason.

- Eres un imbécil, no la mereces ni un poco. - Lanzó con un tinte de dureza en la voz y se alejó de él. - Eres tan perspicaz como un ladrillo.

-No seas un mal agradecido, Grace. - Le dice Percy dándole un empujón a su hombro. - Sí no fuera por Piper, Drew en este momento ya te hubiera estado tocando el paquete.

-¿Había necesidad de ser tan explícito? - Inquiere mi hermana soplando su rostro sonrojado con una mano.

Desde la comisura de mis ojos observé que Jason se acerca a las chicas que están pateándose y mordiéndose los brazos ahora, y busca un hueco donde pueda meter las manos para así lograr desenredar a esas dos sanguijuelas. Cerca de mí, las siguientes palabras de Leo llaman mi atención y una chispa de irritación nace en mí.

-Ni tan inocente nuestra Levesque, eh, eh. - Canturreo Valdez alzando y bajando las cejas con un doble sentido implícito en toda su cara pícara. - ¿Cómo sabes de que paquete estaba hablando mi querido amigo Jackson?

-¡Leo! - Le dirigió Annabeth una mirada censuradora. - ¡¿Tú solo quieres morir verdad?!

-¿Por qué...? - Antes de que pudiera terminar su oración, yo ya estaba delante de él agarrándolo de la camisa de su cuello. - ¡Auxilio, auxilio! ¡Piedad, te juro que mi carne sabría horrible transformado en carnes de hamburguesas!

-¡Respeta a mi hermana! - Le grité en su cara, dándole un zarandeo fuerte. - ¡Mejor mantén una distancia de diez metros, para que no se le pegue lo idiota como paso con McLean! Le haces algo y voy a matarte sin dudarlo.

-Te juro que Piper ya estaba así de loca cuando llegue. - Gimoteo Leo apresuradamente mientras temblaba de miedo. - Lo juro, ella puede que sea peor que yo.

-Oí algo sobre matar a Leo. - Calipso apareció a mi lado como si se hubiera materializado en el aire, estiró una bolsa de plástico en sus manos y clavó los ojos en un aterrorizado Leo. - Sigue sujetándolo, lo haré rápido y preciso.

-¡Vuelve aquí, sabandija! - Escuché el grito furioso de Clarisse y al siguiente momento Andrew pasó en medio de mí y Leo.

- Lo lamento. - Se disculpó con nerviosismo, luego cuando giró a ver a quienes había empujado, pensé que se había meado de miedo cuando se dio cuenta que era "YO". - Oh por Dios, Di Angelo triturador de nerds. - Susurró pareciendo que estaba entrando en crisis. - Perdón. Perdón. Perdón.

Andrew chocó contra la espalda de Jason con fuerza mientras retrocedía lejos de mí, al mismo tiempo que Drew se incorporaba del suelo y empujaba a Piper por la espalda con ímpetu.

Lo que sucedió a continuación dejó prácticamente al 99.9 por ciento de estudiantes completamente mudos y absortos por lo que presenciaron en vivo y en directo. Los labios de Piper y Jason se encontraron en medio camino creando el beso más extraño y espontáneo que haya visto en mi vida. Un beso, un pico, un toque directo entre sus labios.

Pestañeo un par de veces mientras que Andrew Fort susurraba una y otra vez nuevamente"Lo siento, lo siento" (este chico era exasperante) para luego volver a salir huyendo lejos de Clarisse y Chris que la seguía muy de cerca.

-Oye, vuelve aquí, víctima favorita de mi futura novia. - Ordenó Chris indignado, sin inmutarse de la mirada furibunda que le envío su supuesta futura novia.

Piper se separó y retrocedió un par de pasos hacia atrás de Jason. Llevándose las puntas de sus dedos sobre sus labios húmedos, tenía las mejillas ruborizadas y una mirada completamente dócil y tímida frente a Jason Grace.

Todas las miradas se posaron entonces sobre Jason, el chico se veía pálido y con los ojos abiertos de par en par como platos. Todos lo miraban expectantes de lo que haría o diría a continuación. Pero lo que nunca nadie espero ni de cerca que sucediese fuese... ver a Jason Grace, en el suelo...

Para ser más específicos, Jason Grace se desmayó. Como lo vieron todos, se desmayó instantáneamente, cayendo al suelo de espaldas con el cuerpo rígido, como si fuese un pino al que han talado y dejado caer. Su cuerpo rebotó un poco contra el suelo y se oyó nada mas que un golpe sordo.

-¡Mató a Jason Grace! - Chilló Kelly despavorida llevándose las manos contra sus mejillas. - ¡Piper tiene el beso de la muerte!

- ¡Jason! - Lo nombró Piper cayendo de rodillas junto al rubio, luciendo un rostro aterrorizado.

-Cárgalo. - Ordene con voz cortante a Frank a mi lado, y este no dudo más de un segundo.

Cargó a Jason como un saco de patatas sobre su hombro con sus brazos colgando detrás de su espalda.

-¡Necesitamos un doctor!- exclamó Piper con su voz temblorosa, como si fuera a ponerse a llorar en cualquier momento, en el momento justo en que todo el combate de comida continuó.

-No puedo hacer nada aquí adentro- esta vez sí que doy un salto al escuchar la voz de Will Solace a mi lado, tan solo unos cuantos centímetros a mi derecha. ¿De donde diablos salió? ¿Por qué no me di cuenta de que estaba cerca?- Hay que salir.

-¿Y tu dónde carajos estabas?- pregunta Calipso furiosa- ¿Y por qué no te ha pasado nada? ¿Acaso eres impermeable a la suciedad y la comida chatarra?

Lo observo y me doy cuenta de que es cierto. El rubio se mantiene en perfectas condiciones, tal y como si no hubiera estado en una bola de cristal que impedía ser tocado. Sostiene tres bolsas iguales a las de Hazel. Él simplemente se encoge de hombros antes de contestar.

-Nadie ataca al doctor sin diploma que deberá curarlos más tarde- dice simplemente en modo de explicación.

-¿Y por qué moluscos no me ayudaste cuando estaba gritando?- preguntó Jackson visiblemente molesto. -Cuando suplicaba por ayuda mientras era lanzado y devuelto por la ventana y casi se me caen los pantalones en el acto, debo agregar.

-¿Y arriesgar las medicinas? Que dos de ustedes abandonaron sin el menor cuidado, tengo que decir- dice esto también molesto- Estas bolsas valen más que tú, Jackson.

-No es momento para esto- interviene Annabeth- Hay que largarnos de este lugar.

Eso me hace reaccionar de nuevo. Tomo el liderazgo de la situación antes de que alguno de ellos lo haga. Estoy seguro de que si lo hace cualquiera de estos imbéciles, exceptuando tal vez a Chase, nunca saldremos de aquí. Sin decir ni una sola palabra tomo la mano de Hazel y tiro de ella al tiempo que me dirijo hacia la cocina. Una vez que estamos ahí, salir no es difícil. Simplemente utilizamos la ventana hacia el jardín.

Luego de una agotadora caminata, a lo largo del patio, llegamos hasta una mesa rectangular que estaba en medio del jardín para sentarnos y descansar un momento. Entonces, me doy cuenta que es la misma mesa de aquella vez en donde había traído a Hazel aquí y le había gritado como condenado para asustarla y que se largara de este cuchitril. Le envío una mirada de soslayo, como si esperara que estuviera pensando lo mismo que yo en este momento. Sin embargo, ella solo está sentada con los brazos cruzados sobre la mesa mientras mantiene los ojos cerrados con fatiga.

-¿Qué están haciendo aquí sabandijas?- la voz del señor D nos sorprende a todos, pero Will se mueve lo suficientemente rápido y sigilosamente como para dejar las bolsas bien ocultas tras Frank Zhang. - Y ni siquiera lo intenten. Ni pretendan que han estado aquí todo este tiempo. Los tengo en la mira... No sé que hicieron, ni cómo... pero fueron ustedes.

-¿Qué estaban haciendo exactamente?- pregunta Quirón con voz dócil- ¿Por qué no están en el comedor?

-Solo socializamos- contesto antes de que cualquiera de ellos meta la pata, mi voz suena, como siempre, tranquila- ¿Ustedes querían que socializara, no? Eso hago... Conozco a los amigos de mi hermana...

-¿Y por qué Valdez está mojado?- pregunta el señor D acercándose a mi rostro, si levanta la voz, sé que quedaré bañado en saliva, pero por el momento se limita a usar su tono amenazante. Intento pensar rápido una excusa, pero está vez el elfo se me adelanta.

-Estaba haciendo ejercicio- dice moviendo sus brazos como si levantara pesas- Esto es sudor de macho pecho peludo como gorila.

-Exacto- apoyo de inmediato (no puedo creer que este apoyando a ese idiota)- Solace le enseñaba a hacer yoga.

-Sí, eso- intervine Frank- El saludo al sol de Will es impresionante y abrumador, ¿cierto, di Angelo?

Por alguna extraña razón siento mi cara arder ante ese comentario. De inmediato recordé el momento en que lo hizo en la habitación, justo en frente de mí. El rubio se levanta de la mesita y le sonríe al señor D al tiempo que se coloca frente a él y por lo tanto a mi lado.

-¿Quiere que le muestre, estimado director?- dice con voz jovial y levantando una pierna, recargando todo su peso en la otra- Solo tiene que...

-Nadie quiere ver el saludo al sol ahora, Solace- lo detengo apresuradamente antes de que lo haga- Ya entendió.

-Bueno... los dejaremos seguir... Socializando- dice Quirón sonriéndome y se aleja poniendo sutilmente una mano en la espalda del señor D, para que lo siga. El director nos fulmina con la mirada durante un rato más, pero al final se da por vencido... Al menos por ahora.

- Los estoy vigilando. - Advierte. - Nadie se burla de mí, tengo ojos por todas partes y oídos en cada pared.

Ellos se dirigen en otra dirección alejándose de nosotros para seguir haciendo cosas de directores y profesores.

Lanzo un suspiro de alivio en ese momento y Solace se deja caer contra el suelo para empezar a reír como el imbécil que es. ¿Quizá ya este drogado de nuevo? Este chico no pierde el tiempo. Miro a mi hermana y niego con la cabeza. ¿En serio? ¿No podía juntarse con criminales de mejor categoría?

Ella se encoge de hombros tímidamente, poniendo un rostro tierno y regalandome una sonrisa dulce. Suelto un bufido para ocultar una risa divertida. Vaya, fiasco de día.

Paso #9: Formular un plan de escape: completamente exitoso. No gracias a estos idiotas, tengo que añadir.

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RLkinn: Hola delincuentes!! Esperamos que les haya gustado el capítulo, dejen sus suculentos comentarios. Los amamos.

Amer: Y... El otro día entre en crisis y casi deje de escribir de por vida. Pero gracias a mi sis, decidí que escribir era parte de lo que soy y no puedo abandonarlo. Pero... Imagino que no me entrañarían, idiotas. Después de todo la historia la continuaría RLkinn.

RLkinn: y lo haría llorando día y noche con mi corazón completamente roto :(

Amer: 9000 palabras, dónde esta mi pinche premio?? eh whisky whisky whisky! Ah no era. Premio premio premio.

RLkinn: ¿Quien dijo Whiski? Yo quiero mi cóctel!!! Exijo mi cóctel.

Amer: Psd: Lamento publicar por error dos veces :'v no mentira, les removi la paciencia JAJAJAJJAJA... Además es el castigo a los lectores fantasma por no comentar ni votar.

RLkinn: Así es, si quieren suculencia necesitamos ser sobornadas con comentarios y votos jajaja así que... Ya saben qué hacer.

Besitos, nos leemos pronto, love u

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