Paso #63: Cumple tu misión
Cuando los estudiantes fueron a desayunar a la mañana siguiente, se encontraron con una de las peores pesadillas que podrían haber imaginado en toda su existencia. Era incluso peor que aquella vez cuando el papá de Clarisse los obligó a ejercitarse, era peor que cuando cometían un error cerca de la reunión mensual de padres y los obligaban a asistir a la charla psicológica con los títeres de la señorita Derry. Esto era catastrófico: Nico di Angelo, vivo, sano, y lo peor de todo, sin collar que restringiera sus movimientos.
Will despertó, como los últimos días, en la cama de Nico, sintiendo aún el sabor de sus labios, pero solo. Estuvo a punto de creer que lo de la noche anterior no había sido otra cosa más que una ilusión, y echarse a llorar de nuevo creyendo que sus ilusiones habían empeorado a tal punto de que incluso podía sentirlas como si fueran de carne y hueso, hasta que Frank, que salía en ese momento del baño, le dijo:
—Nico se adelantó a desayunar —con una sonrisa en los labios, sin embargo, al hacerlo de súbito, Will no pudo evitar dar un saltito—. Dijo que aún no había hablado con Hazel, y que sería brutalmente golpeado por ella si no la iba a buscar ipso facto.
Así fue que, cuando Will y el resto de sus amigos entraron al comedor esa mañana, se encontraron a los dos hermanos, sentados en la mesa de siempre, con sus cabezas inclinadas, hablándose en susurros, como si estuviesen conspirando con respecto a algo: el dominio mundial, o la destrucción de todas las razas, quizá.
Los rumores, por supuesto, tampoco se hicieron de esperar, y mientras los demás espacios alrededor de Nico y Hazel comenzaban a llenarse con todos sus amigos, las voces empezaron a escucharse cada vez con más ahínco, en susurros, sí, pero lo suficientemente ruidosos como para diferenciar las palabras en algunos de ellos:
—Dicen que, como los gatos, tiene nueve vidas —fue uno de los primeros.
—Yo escuché que la única razón por la que no murió, es porque Hazel le prometió a Dimitri que se metería en su cama si lo dejaba vivir —dijo en algún lugar, una chica.
—Hazel ni siquiera estuvo presente cuando se dio el enfrentamiento —le contestó otra— ella estaba revolcándose con Frank, mientras todo pasaba. Yo escuché que di Angelo es medio androide y por eso no se puede morir. Pero Dimitri no lo sabía, así que de todos modos lo intentó. ¡Tiene sentido si tomas en cuenta su collar!
—Pero ya no está usando el collar.
—Porque ahora se lo pusieron debajo de la piel, con tecnología moderna... ¡Lo escuché del mismísimo Andrew! Y ya sabes que es un puto genio.
—¡N-n-n-no es cierto! ¡Yo n-n-n-no dije eso! —chilló Andrew, al tiempo que se sentaba. Estaba justo al lado de Drew, quien miró mal a la bruja que había blasfemado a su chico, así que, quizá, por eso encontró el coraje para defenderse, incluso cuando fue por medio de un tartamudeo.
La intervención de Andrew, sin embargo, ocasionó que Nico levantara la mirada, lejos de su hermana, y mirara en dirección a Will, solo para al segundo siguiente hacerle espacio a su lado. El movimiento, por supuesto, ocasionó que todo el mundo se callara, a causa del terror. Will se sentó obedientemente a su lado, y por un momento le sujetó la mano, luego, en vista de la cantidad de gente que había alrededor, lo soltó.
La cantidad de gente en el comedor, sin embargo, no acobardó a Annabeth, quien, sin pensárselo mucho, casi corrió al ver a Nico, sano y salvo, y se abalanzó sobre él, en un abrazo. Como ella estaba de pie, y él sentado, fue más bien como abrazarle la cabeza desde atrás, pero el efecto fue igualmente poderoso. Ella no tardó ni dos segundos en darse cuenta de lo que había hecho, y se separó de inmediato para luego carraspear e irse a dar la vuelta a la mesa, sentándose, así, al lado de Hazel.
Por un momento, todo se quedó en silencio. Todos la miraban, y ella fingía que no se daba cuenta. Hazel estaba impresionada, pero lentamente, una sonrisa iba formándose sobre sus labios. Al parecer, todas esas tardes de Nico y Annabeth haciendo planes para salirse con la suya en el Instituto, había servido para sembrar una especie de semilla de la amistad. Esta había germinado antes de que cualquiera de los dos se diera cuenta. Hazel podía notarlo, también, en la falta de reacción de su hermano. Es decir, bien podría enviarla a volar, pero no lo hizo.
Cuándo Annabeth se cansó de ser observada como si fuera un bicho raro, y cuando Piper amenazaba con ponerse a llorar si no recibía un abrazo también, Annabeth ordenó a Percy y Jason que unieran las mismas mesas de siempre, para que cupieran todos, y el ruido de los muebles moviéndose, acabó con el silencio incómodo. Aún así, en el momento en que todos estuvieron sentados, Annabeth empezó con:
—Lo siento por eso, fue un lapsus cariñosus —para luego sonreírle a Nico y aclarar—: Me alegra que estés de vuelta.
—¿De qué me perdí? —fue la única respuesta de Nico, lo cual solidificaba la teoría de Hazel de que no estaba enfadado en absoluto—. Hazel dice que Dimitri bajó la guardia.
Annabeth balanceó ambas manos en el aire, para dar a entender su punto, antes de explicarlo:
—Habló amistosamente con Hazel, sin acoso, ni nada —indicó—, pero, también se ha pasado los últimos días alimentando los rumores de que fue él quien te atacó, intentando acabarte de una vez por todas, y lo peor... diciendo que casi lo logró.
—No sabemos si realmente ha sido él quien instiga los rumores —defendió Hazel, para sorpresa de muchos y disgusto de Frank, quien aunque frunció los labios, decidió no decir nada—, ya sabes cómo es la gente. Quizá fue Jesse.
—Jesse dice un montón de mierda, eso es cierto —intervino Isaak, lo cual ocasionó que todos en la mesa miraran en su dirección. Generalmente, Isaak no intervenía demasiado en las conversaciones, su posición en la guerra era mayormente pasiva... Sin juego de palabras—. Pero, Dimitri también lo hace, y mucho.
—Pero ninguno de nosotros lo ha visto hacerlo, ¿o sí? —insistió Hazel, mientras Frank se ruborizaba algo indignado.
—Y ninguno de nosotros vio tu charla amistosa con él, nena —regresó Isaak— solo es tu palabra a su favor, y todos los años de experiencia en contra.
—De cualquier modo... —intervino Annabeth—. No es el mayor de nuestros problemas. En realidad, nos beneficia bastante. Si la gente llega a saber lo que realmente pasó con Nico y las implicaciones de... de su anexo. Bueno...
—La corona se cae al infierno— completó Nico por ella—, lo sé. ¿Sugieres que debemos dejar que piensen que Dimitri casi me mató?
—Sugiero que nos concentremos en que fracasó al intentarlo —dijo Annabeth—, sobreviviste y ahora no tienes collar y volviste al Instituto en tiempo récord. Casi parece como si tu padre estuviera deseando deshacerse de ti. La gente está aterrorizada por ello. Hay que aprovechar el marketing y concentrarnos en los problemas que más nos afectan, como por ejemplo...
—¿Quién mató a Beckendorf? —completó Percy por ella—. ¿Realmente vamos a seguir ignorando que esto ocurrió? Hay un verdadero asesino en el Instituto, ¿cómo podemos seguir tranquilos después de eso?
—¿Y antes pensabas que fue Nico? —Will le contestó, quizá con demasiada brusquedad—. ¿En serio?
—No pensaba que fue Nico, simplemente... —Percy intentó defenderse.
—Está bien, no importa —Nico intervino, no quedó muy claro para los demás, porque ocurrió debajo de la mesa, pero las probabilidades de que colocara su mano sobre la pierna de Will, eran altas. A pesar de que estaban hablando en susurros, no era recomendable arriesgarse a que los demás escucharan—. Si hay que señalar a alguien, yo sigo votando por Dimitri.
—La verdad es que yo también, chicos —intervino Frank, mirando a todos seriamente—. Me da mala espina. Mi padre siempre dice que hay que confiar en el instinto, y mi instinto me dice que fue él. ¿No es así, Clarisse?
—Pues golpeémoslo hasta que suelte la sopa —Clarisse dejó a un lado los huevos revueltos que había estado comiendo, para contestarle.
—No es tan fácil... —empezó Annabeth, pero Hazel la interrumpió:
—No sería justo hacerlo —dijo—. Si vamos a acercarnos a él, hay que preguntarle. Quizá sea completamente inocente e incluso nos ayude a investigar.
—Y quizá mañana lluevan ponis de arcoíris —dijo Drew—. ¡Ese tipo no es confiable! ¿Acaso olvidaste lo que me hizo? ¿Lo que nos hizo? Te desconozco, Hazel.
—Tal vez cambió —Haz levantó ambas manos en son de paz.
—¿Ya no me amas, verdad?— se quejó Frank, parecía estarlo diciendo en broma, pero se descubría cierto grado de verdad en sus palabras—. ¿Acaso estás sintiendo algo por Dimitri? Dímelo ahora y acaba con mi sufrimiento.
—Solo digo... —Hazel soltó un suspiro de agotamiento—, que si mi hermano tenía una historia por detrás, y todos ustedes desconfiaban de él, de igual modo... Dimitri puede estar pasando por una situación semejante.
—¿Es porque besé a tu hermano? —Frank se quejó de nuevo, haciendo que Drew, Piper, Jason e Isaak, se vieran obligados a reprimir sus risitas.
Nico se quedó mirando a su hermana por un instante, como considerando lo que decía, pero, al final, cuando se decidió por hablar, solo miró a Annabeth y preguntó:
—¿Qué más hay en la agenda?
—¿Leo? —delegó ella.
Leo, quien hasta ese momento había estado incluso más concentrado que Clarisse en devorar su desayuno, sin levantar la mirada en ningún momento, ni siquiera para observar a Calipso, quien estaba a su lado, y por sobre todas las cosas evitando mirar a Nico, se tuvo que obligar a sacar su libreta del bolsillo, y aún sin mirar a Nico, contestó:
—Aún no sabemos casi nada sobre los chicos nuevos —leyó, casi como si le doliera—, solo que entraron por recomendación del padre de Dimitri, y por lo que parece, se han unido a su banda. —Levantó la mirada hacia Annabeth y dijo—: en cuanto al resto estamos como siempre: ignorantes cual vacas e inútiles cual tu servidor. A menos que alguien quiera proponer otro tema de discusión, no hay nada más en mi cuaderno.
—Entonces es todo... —concluyó Annabeth.
Nico y Hazel se miraron. Hazel abrió los ojos y levantó las cejas, como lo haría una madre cuando espera que su hijo diga lo que le estuvo enseñando a decir durante horas. Nico acabó por rodar los ojos y suspirar, en rendición.
—Hazel dice que si nos unimos todos juntos, quizá podemos averiguar lo que pasó con mi madre —soltó, con sarcasmo. En el mismo tono que Drew había dicho que quizá lloverían ponis de arcoíris—. Y si no, al menos podríamos averiguar lo que mi padre habló ayer con el señor D.
—¿Tu padre te vino a dejar? —preguntó Annabeth. Y entonces Nico procedió a contarles todo lo que había ocurrido desde que le dieron de alta en el hospital, hasta que llegó al Instituto de nuevo, incluyendo el acuerdo al que había llegado con Hades, y las intervenciones de la agente Manganiello. Cuando llegó a la parte de la habitación, Frank dijo:
—Y ahí termina la historia, nadie quiere escuchar sobre tus besuqueos con Will.
—Yo si quiero escuchar, hermanito Frank —dijo Piper—, anda, sigue, sigue.
—Apoyo a McLean —dijo Drew—. Nada más déjame poner mi teléfono en grabación.
Nico no contestó a la puya, sino que miró a Annabeth esperando a que pusiera orden en la mesa, como solía hacerlo. Ella asintió con la cabeza, y en un momento de resolución, dijo:
—¿Divide y vencerás? —se volteó a mirar a Percy, y este asintió una única vez. Quizá había entendido lo que ella quería decir, quizá no, pero la apoyaba y eso era suficiente, así que Annabeth continuó—: Tendremos que separarnos en tres... Un grupo investigará lo de tu padre, otro a los nuevos chicos, y el tercero se encargará de interrogar sutilmente a Dimitri.
—Cuatro —contrarrestó Nico—. Leo y yo tenemos un asunto pendiente en la biblioteca.
Leo prácticamente dio un salto, esta vez no pudo evitar mirarlo, aunque lo hizo con extrañeza, a decir verdad, parecía que quería salir corriendo de un momento a otro. Annabeth también se mostró extrañada, pero fue Piper quien se vio en la obligación de intervenir, quizá porque entre ella y Jason habían tenido conversaciones sobre Leo y las repercusiones de lo que había ocurrido al quitarle el collar a Nico.
—No creo que sea recomendable que estén los dos solos justo en este momento... Jason y yo podemos ir con ustedes, ¿verdad? —fue por el lado conciliatorio, sin dar a entender que tenía miedo de que terminaran peleándose en el camino, uno por culpa, y el otro por forzar las cosas.
—Leo y yo podemos solos —dijo Nico, rotundo.
—¿Tal vez Will? —insistió Piper.
—¡No! —Fue Cali quien intervino, quizá demasiado ruidosamente, luego carraspeó y agregó, fingiéndose más tranquila—: Estuve... ejem... estuve pensando que, para averiguar lo que el papá de Nico habló con el señor D, la opción más segura sería preguntar a Cornelio, pero no es tonto y tampoco quiere que nos preocupemos, así que no dirá nada, por lo tanto, la segunda opción es Cherry. ¿No? Bueno... Entonces Will y yo podemos ir a hablar con él, y averiguar qué sabe.
—Ni loco —contestó Nico de inmediato, antes siquiera de que Will pudiera abrir sus labios para hacerlo—. No vas a exponer a Will a ese sujeto asqueroso. El plan es bueno, pero Will no necesita actuar de carnada humana justo ahora.
—¡Ay! Pero no quiero ir yo sola —se quejó Cali, y miró a Nico directamente a los ojos como suplicándole que no se apoderara de su mejor amigo tan rápido.
—A donde sea que vaya Will —continuó Nico—, estará rodeado de Hazel, Frank, Percy... y Jason de ser posible. Únete a ellos si quieres. ¡Oh! También Clarisse.
—O sea, todo el ejército solo para tu amorcito —Isaak se burló, pero estando de acuerdo con él.
—¿No lo quieres encerrar en una pecera, también? —apoyó Jason—. Quien acabó en el hospital fuiste tú, amigo. Tú deberías llevar más guardaespaldas que Will.
—Okay... ¿Qué tal esto? —Annabeth volvió a tomar las riendas—. Mientras ustedes discutían, ya validé pros y contras de cada posible grupo. Ambos tienen razón. Me refiero a Calipso y Nico: Calipso no puede ir sola con Cherry, y Will tampoco debería ser expuesto a él como carnada humana. Así que, Cali, Jason y Piper, irán con Cherry a negociar.
>>Por otro lado, el grupo que vaya a hablar con Dimitri, deberá ser más grande, porque en caso de que él no nos reciba con los brazos abiertos, acabaremos en medio de una batalla física. Iremos Hazel, para mantener la paz, Frank para que no se infarte; Will, para que no te infartes tú; Percy, para que no me infarte yo, y yo. Tendremos que asegurarnos de preguntarle de un modo sutil, sacar información sobre el lugar en el que estaba cuando todo sucedió. Por sobre todas las cosas, no debe enterarse de que lo tenemos como sospechoso número uno, porque en caso de que sea culpable, eso nos pondría a todos en riesgo. ¿Entendido? De acuerdo.
>>El tercer grupo, se encargará de averiguar todo lo que sea posible sobre los nuevos chicos, así que te lo delegaremos a ti Drew. Sabes cómo hacerlo, ¿no? Usa tu ficha. Lleva contigo a Isaak y Andrew. Y, por supuesto, también irá Clarisse para mantenerlos a salvo a los tres.
—Fabuloso, una Clarisse es como un Frank, Percy y Jason juntos —asintió Drew, satisfecha.
—¡Ah! ¿Realmente Clarisse? —chilló Andrew—. D-d-danos a F-f-f-rank y lleva tú a Clarisse.
—¡Oh! No seas así, jejeje —se rio Clarisse, bastante jovial—. No te voy a hacer daño, ratita. ¿No escuchaste? ¡Mi misión es cuidarlos! Cálmate.
—Ella de verdad no te va a lastimar —dijo Frank despreocupadamente, solo para tranquilizarlo—. Lo prometo.
—Vale, está bien... —contestó Andrew, triste, pero sin tartamudear porque a Frank si podía hablarle normal.
—¿Y qué se supone que hagamos? Compartimos sección con ellos, no quiere decir que seamos sus amigos —dijo Isaak.
—¿No escuchaste? Dijo que usemos mi ficha —le contestó Drew.
—¿Coquetea hasta morir? —se burló Isaak, pero levantó el dedo meñique y lo acercó hasta Drew.
—Coquetea hasta morir —le respondió ella, entrelazando su propio meñique con el de él—. Ya tengo una estrategia. No te preocupes.
—¡Genial! —aplaudió Annabeth, como si ya se hubiera librado de todos sus problemas—. Eso deja a Nico y Leo en el cuarto grupo, y ellos irán a la biblioteca a... ¿qué exactamente?
—Solo es algo que leí una vez —dijo Leo, y por un momento sus ojos viajaron rápidamente hacia varias direcciones, sin realmente mirar nada, su ceño seguía fruncido. Estaba visiblemente incómodo por tener que ir con Nico, pero, al parecer, no encontró un modo de evitarlo—, nos ayudará a entender a los nuevos. Creo.
—Leo y yo lo hablamos cuando me quitó el collar —explicó Nico—. Lo teníamos pendiente.
—De acuerdo, asumo que nos explicarán luego —dijo Annabeth.
—Sip. Es el plan.
—¿Seguro que estarán bien ustedes dos solos? —Annabeth parecía tener dudas a último momento.
—Sí, claro —Nico se levantó, para dar por terminada la reunión—. ¿Qué podría salir mal? La última vez que estuvimos solos casi me muero, así que no puede ser peor que eso, ¿verdad?
—No es gracioso, Nico— se quejó Hazel. Leo, sin embargo, no dijo nada, solo se levantó para marcharse también.
—Frank, si muero esta vez, puedes quedarte con mis cartas de Mitomagia —Nico siguió, ignorando por completo a Haz, o al menos casi por completo—: Te entrego todas, pero jamás a mi hermana. ¿Entiendes?
—¡Ya deja de bromear! ¡No es gracioso! —se quejó una vez más Hazel. Sin embargo, una sonrisa resignada se estaba asomando por sus labios.
La primera misión, "Interroga a Dimitri sutilmente", resultó un poco más difícil de lo esperado. ¿Cómo podría esconderse tan bien un ruso de casi dos metros de alto que siempre arrastra a un montón de esbirros como si fuera parte de la mafia? Ese hombre y su equipo hacían tanto ruido como una manada de osos polares hambrientos, ¿y ahora estaban hibernando? ¿Desde cuándo Dimitri y "pasar desapercibido" estaban relacionados? Hazel, Annabeth, Will, Percy y Frank, buscaron por los alrededores de la Academia Yancy, también echaron un vistazo detrás del edificio donde habitualmente los alumnos se escabullían para fumar. Pero estaba vacío.
Debían apresurarse antes de que acabara el receso, de otro modo, sería difícil hablar con ellos y muy probablemente tendrían que buscar otra oportunidad el día de mañana. No obstante, sus largas caminatas, y sus miradas vagando aquí y allá, terminaron por suscitar sospechas en demasiados guardias de seguridad, que no dejaban de detenerlos para interrogarlos sobre sus asuntos. En tales momentos, Annabeth, la más elocuente, los despachaba con algunas excusas como: "Estamos buscando a nuestro amigo que se perdió". "Llevamos a nuestra amiga a buscar piedras para una de tarea Ciencias Naturales".
—Mi novio, el fortachón, no ese, éste, el norteamericano, ajá, dice que cómo hay arena en el desierto, entonces también debería haber caracoles como en el mar.
—Si hay arena, significa que todo esto fue parte del océano alguna vez. ¡Podría haber caracoles fosilizados! —asintió Percy varias veces, dando una buena actuación de parecer tonto con sus ojitos verdes brillando de ilusión.
Al final, se adentraron en el interior del Instituto, primero mirando los baños de los hombres, luego verificando cada clase vacía. Nuevamente, algunos guardias que estaban de pie cerca de las paredes, les preguntaron a dónde se dirigían, pero como adentro había cámaras, láseres, detectores de metal, no fueron tan estrictos y pronto los dejaron seguir su camino. En el trayecto, Annabeth aprovechó para advertirles de la importancia de ser precavidos con sus palabras, dirigiéndose especialmente a Frank y a Percy.
—No importa que tan groseros u ofensivos sean, no vamos a contraatacar, ¿okay? —les apuntó Annabeth con un dedo, mirándolos de forma intimidante, por lo que Frank y Percy tragaron saliva con nerviosismo—. Intentemos con indirectas para tratar de sacarle algo a Dimitri o a sus secuaces —continuó, frunciendo el ceño con dureza—, de hecho, es mejor si nos dejan la conversación a Hazel y a mí...
De súbito, un suspiro de Percy, y un largo brazo rodeando su cintura para acercarla más a su cuerpo la enmudeció. El rubor inmediatamente subió por las mejillas de Annabeth, quien se lo quedó viendo anonadada mientras su novio le decía:
—Ahh, eres tan linda cuando actúas tan mandona. No puedo resistirme —y procedió a darle un enorme beso en la mejilla, muy cerca de la esquina de sus labios.
—¡No hagas eso! ¡Estamos en público y hay un montón de cámaras! —lo regañó Annabeth, pero lo único que consiguió fue que Percy la apretara más contra su costado, al punto de que la levantó sobre la punta de sus pies, ¡sin dejar de caminar!, y le plantó otro beso sonoro, porque a Percy Jackson le gustaba coquetear con el peligro que venía empaquetado en una hermosa figura rubia.
Ambos se distrajeron molestándose un poco. Frank los ignoró, más que acostumbrado a las muestras de afecto de todos sus amigos. Ya hasta había desarrollado una poderosa inmunidad. Will también permaneció en silencio, dejando salir una pequeña sonrisa. Se fijó en que Hazel iba demasiado callada, así que pensó que sería bueno entablar un poco de conversación. Después de todo, se sentía como si hubieran pasado meses desde que había hablado con ella. Sin embargo, en ese mismo instante, una conocida risa grave se escuchó proveniente del interior de la clase de la otra sección. Luego le acompañaron otras carcajadas de tonalidad burlesca, y finalmente, la voz de Chris diciendo algo, confirmó la identidad de las personas allí reunidas.
Frank, Percy, Will y Annabeth se miraron los unos a los otros de inmediato, y parecía que Annabeth estaba a punto de decir algo, sin embargo, antes de que siquiera abriera los labios, Hazel ya se había adelantado y entró en el aula, con un aura resuelto alrededor de sus pequeños pero firmes hombros.
Sorprendidos, y más que nada desesperados por el repentino actuar de la tranquila hermana de Nico, ellos, sus amigos, se apresuraron a alcanzar a Hazel, quien ya estaba a mitad del camino, pasando filas y filas de mesas. Dimitri y compañía, incluyendo a un confundido Chris (que no había sido informado de este movimiento, por lo que debió haberse decidido a último momento), se hallaban sentados en la esquina en el fondo del salón, el lugar predilecto para los alborotadores.
Cuando Hazel se paró delante de Dimitri, con la mesa en medio de ambos, la cual Dimitri estaba usando para apoyar sus pies, y sostenerse sobre las patas traseras de su silla, y la pared detrás de él. Los gemelos feos, de los cuales Hazel no se había molestado en memorizar sus nombres, estaban a la izquierda, sentados lado a lado, y Jesse estaba sentado al lado de Chris, quien a su vez, estaba a la derecha de Dimitri.
Las gruesas cejas de Dimitri se levantaron lentamente con curiosidad, su expresión era mitad incredulidad y mitad divertida.
—Bueno, esto es algo inusual. Supongo que puedo esperar lo impredecible a partir de ahora. ¿Me darán su rendición? —probó Dimitri, sonriendo lánguidamente. Acto seguido, su voz se tornó seria, con un tinte de advertencia—: ¿Qué quieren?
A pesar de que la pregunta había sido formulada para estar dirigida a todos ellos. A la única persona que Dimitri estaba viendo, con esos ojos inyectados con sangre, era a Hazel. Ella tenía a Annabeth a su izquierda, y a Frank a su derecha, a menos de un paso, Percy estaba detrás de ella y de Annabeth. Will estaba al lado de Frank. Cuando Will vio al aterrador Dimitri que antes lo atormentaba por medicinas, por inercia estuvo a punto de sostenerse del brazo de Frank, sin embargo, se forzó a encuadrar sus hombros y mostrar una apariencia formidable, aunque por dentro se sintiera débil.
De todos modos, Dimitri seguía mirando a Hazel como si fuera la única en la sala, lo que a Frank le empezaba a fastidiar e incomodar, porque la misma Hazel le estaba sosteniendo la mirada sin mostrar repulsión o algo. Annabeth también notó que Frank estaba a punto de hablar y probablemente, cagarla en el acto, así que estaba a nada de interferir y tomar el timón de la situación, cuando de pronto:
—¿Tú mataste a Charlie? —le preguntó Hazel a Dimitri, sin más, como si le hubiera preguntado por su club de fútbol favorito.
Los ojos de Annabeth casi lanzaron rayos grises. Miró a Hazel con ganas de estrangularla. Lo que más odiaba era que no siguieran sus planes, hablar al aire, y gastar aliento. ¡Hazel había hecho completamente lo contrario de lo que le había advertido!
—¿Perdón, Katyonak —dijo Dimitri, ensanchando sus ojos con absoluta sorpresa—. ¿En serio acabas de preguntarme eso?
Uno de los gemelos feos se recuperó rápidamente de la impresión, y lanzó una sonrisa sardónica hacia ellos, antes de hablar:
—Deben estar jugando a los detectives, los pobres idiotas piensan que pueden descubrir algo.
—¿Qué tal está tu brazo, por cierto? —devolvió Percy con rapidez, entrecerrando sus ojos con mofa—. ¿Sigue doliéndote mucho por lo de la última vez?
—Mi brazo está más que listo para romper el tuyo cómo debió ocurrir en aquella competencia de vencidas —siseó el gemelo feo, levantándose abruptamente de su silla—, si no hubieras hecho trampa —finalizó, empezando a acercarse.
—Llora, llora, grandullón —Percy lo provocó más, a pesar de que estaba recibiendo duros pellizcos de advertencia por parte de una Annabeth endemoniadamente enfadada.
—Siéntate —Dimitri lanzó un gesto impaciente hacia su esbirro, quien no tuvo de otra, más que obedecer de mala gana.
—Contesta la pregunta, por favor —Hazel volvió a hablar, frunciendo un poco más el ceño ahora, lo que le dio un aire severo.
Dimitri tomó un gran aliento, como si lo que iba a decir fuera a costarle mucho. Sus ojos se cerraron por unos segundos, y cuando los abrió, contestó:
—No lo hice.
Y se rio. Primero había estado tan serio, fingiendo solemnidad. Y ahora su mirada estaba supurando de burla, mientras soltaba una viciosa risa que podría dañar la autoestima de una persona. No obstante, Hazel se limitó a profundizar más su ceño con descontento.
—¿Es eso cierto? —Annabeth se adelantó a preguntar. Ya que todo su plan se había ido al garete, solo le restaba improvisar—. Algunos rumores dicen que te vieron discutir con Charlie unos días antes de su muerte.
—Quizás sí, quizás no —Dimitri movió su cabeza de izquierda a derecha, pero no dejó de mirar a Hazel en ningún momento—. Creo que no lo hice —dijo sonriendo, luciendo absolutamente poco sincero, totalmente sospechoso.
Frank bufó, rodando los ojos.
—Esto fue una pérdida de tiempo, deberíamos irnos.
—Sí, váyanse —concordó Chris, haciendo un gesto con la mano como espantando a un pollo—. La próxima vez pueden avisarnos que vendrán y así podremos prepararnos mentalmente para ver sus feas caras.
Will formó un puchero indignado. Quería decirle, "pero no tan feo como tu cara", pero tartamudearía con la mentira seguramente.
—No entiendo —habló Hazel, sin tapujos—, pensé que ya no estábamos en malos términos, que quizás podrías ayudarnos ahora que...
—Bueno, tal vez deberías haber venido sola pequeña, puede que te haya servido de algo, entonces... Aunque probablemente no de la forma que te gustaría, ¿verdad? —soltó una carcajada, satisfecho de ver como la cara de Frank se le ponía roja de ira—. Pero, ¿por qué trajiste a ese doctor debilucho? ¿Qué va a hacerme? ¿Golpearme con un termómetro?
—Si lo rompo en tu cara y hago que te tragues el mercurio, puedes despedirte de tu vida —lanzó Will, encontrando valentía en su enojo.
—¿Mataste a Charlie? ¿Si o no? —intentó una última vez Hazel, apretando sus puños.
—Sí, obvio fui yo, ¿no me ves la sangre en las manos? —dijo, alzándolas para que las viera.
—No es gracioso —devolvió Hazel, y Dimitri le envió un guiño sarcástico.
—Si no vas a creer lo que digo, ¿para qué haces preguntas, katyonak?
Se miraron intensamente por varios segundos. La decepción pinchó en el corazón de Hazel, y no pudo evitar que el desdén se filtrara en sus siguientes palabras, pintándolas como armas que se incrustaron en Dimitri con profundidad.
—Estaba equivocada contigo. Pensé que eras alguien a quien temer, alguien que podría cambiar las reglas de este Instituto —lo miró desde arriba—. Pero eres uno más del montón. No eres otra cosa más que un mocoso abandonado por su padre. Finges saberlo todo, pero realmente no sabes nada, ¿verdad?
>>Desde hace meses, el Instituto está fuera de tus manos, ¿no?
Sus amigos la contemplaron sorprendidos, y ligeramente asustados. Annabeth pensó que ni siquiera a ella podría habérsele ocurrido decir algo tan malicioso. Se dejó una nota mental sobre no meterse con Hazel Levesque en el futuro.
Dimitri, por otro lado, no mostró más reacción que un músculo saltando en su mandíbula. Sus esbirros fingieron no existir, temerosos de ser utilizados como bolsas para descargar su ira. En ese momento, Chris estaba sudando frío, porque era el más próximo a recibir un puñetazo de Dimitri solo por ocupar espacio.
—Mejor nos vamos —Annabeth agarró a Hazel por el brazo, y la jaló para empezar a marcharse. El grupo se movió a consecuencia. Pero antes de que Hazel rompiera el contacto visual con Dimitri, éste le contestó:
—Cuida tu espalda, bonita, y cuídate de las personas más cercanas a ti —su mirada se volvió glacial—. Los homosexuales tienden a ser infieles e inmorales, sin importar a quién pisotean. Cuídate especialmente de ese hermano tuyo. Sería triste para ti que terminara robándote el novio, después de todo, he oído que ya hasta se han besado.
Le envió un guiño a Hazel, riendo roncamente mientras la veía marcharse, jalada por Annabeth y Will, de ambos brazos. Eso era lo que conseguías cuando tratabas de razonar con una víbora, simplemente esperabas que la próxima mordida no llevara el veneno a tu corazón.
Cuando salieron al pasillo y habían caminado hasta estar un poco alejados, los chicos se detuvieron y Percy se recostó contra la pared. Estaban a un metro de los baños de mujeres, por lo que no había guardias de seguridad cerca, ya que muchas delincuentes femeninas habían despotricando que era muy incómodo tener hombres cerca de las puertas de los baños. ¿Qué si intentaban echar un vistazo? Ser guardias no los libraba de ser hombres con pensamientos impuros para llevar a cabo.
—¿Qué fue lo que pasó allí adentro? —exigió Annabeth, mirando a su novio de forma acusadora y aún más a Hazel, quien tenía la cabeza gacha con aspecto pensativo—. ¡Fue un, fracaso, total! ¡¿Qué fue lo que les dije?! —exclamó, moviendo los brazos a los costados como una gallina desesperada por montar vuelo.
Mientras tanto, Hazel no escuchaba nada, ni veía nada. Todo lo que había en su cabeza eran las palabras de Dimitri repitiéndose una y otra vez: "Sería triste para ti que terminara robándote el novio". Se obsesionó con ello. Y su mente empezó a trabajar:
Frank sujetó la delicada muñeca de Nico di Angelo, evitando así que saliera huyendo lejos de él, después de haberle confesado sus más sinceros sentimientos. Se encontraban en la habitación, solos, sin que nadie pudiera interrumpir aquel momento en el que los corazones de los presentes habían deseado ilícitamente, en secreto, desde aquel día en que sus labios se juntaron.
—S-s-suelt-tame —tartamudeó Nico débilmente, mirando el suelo—. ¡Déjame ir! ¡E-esto es... es un error!
—¡¿Cómo puede ser un error amarnos?! —exclamó Frank, lleno de emoción—. Yo sé qué tú también me amas... desde esa vez que... te besé, yo...
—¡Detente! —De un arrebato, Nico se zafó del agarre de Frank, y lo miró con suaves lágrimas en la comisura de sus ojos—. ¡No podemos hacerle esto a Will! ¡Es nuestro amigo! ¡Es mi novio!
—¡Al diablo con ese doctor de paracetamol! —escupió Frank, a lo que Nico, súper indignado, reaccionó:
—¡¿Cómo te atreves?! —gritó, e intentó darle una bofetada a Frank, sin embargo, Frank levantó su propia mano y lo detuvo, apretando la mano de Nico entre las suyas con fuerza, para seguidamente, ¡empujar a Nico contra la pared, y colocar sus dedos entrelazados a la altura de su cabeza—. ¡S-sue-suéltame! —luego Nico soltó un quejido de dolor—, ¡me lastimas! D-denten-te
—Te amo, Nico —suspiró Frank—. Sube al caballo del amor conmigo y galopemos juntos hacia el paraíso de la pasión.
Un olor a flores se percibió en el aire, una tonalidad rosa los rodeó como si estuvieran en un dorama. Música romántica se oyó de quien sabía dónde.
—No... no podemos hacerle esto a Hazel... no puedo hacerle esto a mi hermana —gimió Nico, con las mejillas delicadamente sonrojadas, mientras apartaba la miraba y ponía su mano libre sobre su acelerado corazón.
—Mírame —Frank movió el rostro de Nico con un dedo, muy varonilmente—. Eres mucho más guapo que esa fea, y sosa, y aburrida, Hazel. ¡Y estoy harto de fingir que me gustan sus ositos de goma!
Nico soltó un sonido de sorpresa. Sus ojos dilatados miraron fijamente a Frank, rindiéndose al amor que ya no podía contener. Un suave suspiro levantó el tierno pecho de Nico di Angelo. Se mordió el labio, y gimió indefensamente.
Entonces, sus rostros fueron acercándose, labios a punto de encontrarse, sus alientos se mezclaron y finalmente...
—AHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHH —chilló Hazel Levesque, llevándose las manos contra las mejillas, mientras el horror desfiguraba sus bonitas facciones—. NOOOOooooOOoooooooooo.
Un grito lleno de dolor y terror, se hizo eco por todos los rincones del Instituto y sus alrededores, espantando en el acto a unos cuantos de coyotes y liebres salvajes a un par de metros a la redonda. Incluso unos cuantos guardias corrieron en dirección a los baños, intentando con todas sus fuerzas detener el próximo asesinato, o encontrar el cuerpo antes de que se enfriara ¿Quién podría imaginarse?, que aquel sonido lastimero provenía de la imaginación totalmente hilarante y paranoica de una dulce chica como Hazel Levesque.
—Es todo —dijo Argos después de asegurarse de que nadie había muerto—. Me aseguraré de pedirle al jefe que mañana mismo ingrese al menos diez guardias femeninas, ¡No puedo estar corriendo cada vez que alguna chica chilla por un nuevo par de zapatos, o algo semejante!
La segunda misión inició, también, inmediatamente después de las primeras clases, es decir, en el receso. Cuando Cali se ofreció para ir a sobornar a Cherry en búsqueda de información, lo hizo por el motivo más egoísta posible. Por muy cruel que sonara, a ella no le interesaba lo que había pasado con la mamá de Nico, por el contrario, si pudiera escapar de esa información por el resto de su vida, lo haría.
Pero, si debía elegir entre ir a investigar a los chicos nuevos, o investigar a la madre de Nico, la desconocida era mucho mejor opción, así que la tomó. Había presupuestado que podría hacerlo con Will, pero Jason y Piper no estaban tan mal, ¿verdad?
—Oye, Cali... —inició Piper, acercándose a ella rápidamente y dejando caer un brazo por encima de sus brazos—. Así que estás soltera, ¿eh? Ya casi me olvido de cómo se sentía... No querrás que te dé algunos consejitos para... Es decir, eres la única soltera en el grupo, y casualmente mi mejor amigo Leo es también el único soltero, ¿eh? ¿Qué te parece?
—Aléjate de mí, por favor, McLean —dijo Calipso al tiempo que se alejaba de su abrazo. Iban caminando por el pasillo, hasta la puerta principal del edificio de chicas, donde sabía, Cherry iba a estar cumpliendo su turno—. Jason, mantenla bajo control, ¿quieres? No quiero que tengas que sufrir las consecuencias y cargar con una novia calva.
Jason pasó su brazo por la cintura de Piper, y la colocó al otro lado de su cuerpo, ubicándose a sí mismo en medio de ambas chicas. Era un hombre sabio, que conocía las implicaciones de tener a una Calipso libre, sin Will para detener sus ataques de rabia homicida. No tocó a Calipso, pero se ubicó lo suficientemente cerca de ella como para hablarle con complicidad:
—Pero... hablando en serio, Cali —dijo con una seriedad rotunda—, Leo es...
—No me interesa, no quiero saber —lo frenó Calipso de inmediato—. No me importa si todos ustedes han decidido jugar a los tortolitos felices. El hecho de que ambos seamos los solteros del grupo no hace que inmediatamente nos enamoremos el uno del otro. ¡Déjenme tranquila!
—Pero... —intentó Piper, con un puchero sobre sus labios.
—¡Dije que no! Ahora, presten atención porque solo se los voy a explicar una vez —inmediatamente cambió de tema, antes de darles la posibilidad de continuar jugando a los cupidos—, para convencer a Cherry de escupir todo lo que sabe, tendremos que sobornarlo con algo. Generalmente yo solo le cuento cosas sobre Will, pero es muy probable que nos pida algo más, ya que lo que queremos de él, es un pez bastante gordo. Lo llevaremos con calma, pero no tengan miedo de ofrecerle cosas, ya después veremos cómo obtener lo que quiera. ¿Entendido?
—Entendido —dijeron ambos a la vez, y luego Piper agregó:
—¿Pero qué tal si nos pide una tanga usada de Will o algo por el estilo?— Calipso la miró mal y luego rodó los ojos, por lo cual ella volvió a hablar—: ¡Oye! Los Stoll venden mis sostenes por un precio bastante alto. ¡Puede pasar!
—¿Aún tienen sostenes tuyos? —preguntó Jason, alarmado—. ¿Por qué no me lo dijiste? Tenemos que hacer que te regresen todos, Pipes. ¡Haré que Leo los convenza de...!
—Ni yo tengo idea de dónde los sacan —desestimó Piper con un movimiento de mano—. Sé que les he canjeado un par, pero es imposible que tengan tantos... Aún así, creo recordar ese amarillo que vi la última vez y...
Calipso bloqueó el sonido de sus voces después de suspirar exasperada una vez más. Estaban a punto de llegar hasta el edificio de mujeres y desde lo lejos podía ver la calva brillante y oscura de Cherry. Era momento de empezar a planear su entrada. Cherry no era tonto, no podía simplemente llegar y preguntarle. Ambos tenían que ser discretos. Al final, era muy probable que los dos supieran lo que el otro quería, pero, debían fingir que no, aunque fuera solo para guardar las apariencias.
Cuando estaban a tan solo unos cuantos pasos de él, Calipso se obligó a sí misma a sonreír, sujetó el brazo libre de Jason y fingió que escuchaba lo que los dos estaban diciendo, pero su mano fría tocando por primera vez a un chico al cual jamás se había acercado más de la cuenta, hizo que este reaccionara, obviamente, quedándose callado en mitad de una frase, lo cual, también ocasionó que Piper lo notara y se sorprendiera. Eso obligó a Cali a soltar una carcajada para fingir que simplemente alguno de los dos acababa de soltar un chiste.
—¡Pero qué cosas dicen! Ja, ja, ja —dijo, y deberían darle el Oscar a mejor actriz del año, por su esfuerzo— Pero no es así, no ja, ja, ja... ¡Oh! ¡Hola Cherry! ¡Qué bueno que estás aquí! Quería agradecerte por acompañarme por los pasillos del edificio de hombres el otro día, realmente me ayudaste mucho, pero no había podido agradecértelo apropiadamente.
Cherry, quien hasta el momento había estado mirando con atención a un par de chicas que estaban sentadas en el piso armando origamis, con una extrema cara de aburrimiento, levantó la vista de ellas, y la dirigió hacia Calipso. Poco a poco el aburrimiento cambió a una sonrisa, que luego se borró para dar paso a un ceño fruncido. Cuando contestó, no le dijo a Cali de nada, sino que dijo:
—Oh, es cierto... El mocoso ya está de vuelta —lo cual Cali entendió como un "por eso Will no está contigo"—. ¿Cómo está tu amigo? ¿Mejor?
—Sí, creo que hoy lo vi mejor —Calipso se llevó una mano a la barbilla. Jason y Piper ya se habían recuperado de su estupor, y habían entrado en modo "misión", sin embargo, estaban esperando una señal para entrar a la conversación, así que en ese momento asintieron enérgicamente con la cabeza.
—Me alegro, me alegro mucho —contestó Cherry, sin embargo, sus labios parecían estar más abultados que otras veces, como si estuviera haciendo un puchero—. Lo que sea, mientras sea feliz y sonría de ese modo.
—Por cierto, me estaba preguntando, Cherry... —Cali aceleró el paso, siempre fingiendo que no estaba realmente interesada y, si lo estaba, que era solo por el chisme—. ¿Quién trajo a Nico de vuelta al Instituto? ¿Acaso fue esa señora loca que llegó al hospital?
—No sé de qué señora loca estás hablando —Cherry se encogió de hombros—, pero, lo trajo el señor di Angelo.
—Así que es cierto que ni su papá lo quiere, ¡vaya! —Calipso golpeó la palma de su mano, soltando a Jason de una buena vez por todas, para luego recostarse casualmente contra la pared del edificio—, ¡Bueno ahora me siento un poco más identificada con él! ¿Y qué le dijo al señor D para que lo aceptara de vuelta en el instituto? ¿Lo sabes?
—¡Oh, él simplemente...! —inició Cherry, hablando despreocupadamente, pero se detuvo a mitad de camino, entrecerrando sus ojos hacia Calipso y mostrándose más serio—. ¿Acaso estás intentando sacarme información sobre la conversación del señor di Angelo y el señor D? Porque te lo advierto, señorita, yo...
—No la quiero con ninguna mala intención, te lo prometo —lo interrumpió Calipso, dejando que su plan de sutilidad se fuera al garete y dispuesta a empezar, ahora sí, el soborno—, además, te daré lo que quieras a cambio, solo tienes que pedirlo.
—Yo no...
—Ya sabemos que no eres fácil de comprar, Cherry —intervino Jason—. No te preocupes, tu integridad no está en juego. Puedes confiar en que mantendremos la boca cerrada.
—Completamente —apoyó Piper—. ¡Vamos! Solo dinos qué quieres a cambio de la información, y será completamente tuyo. ¿Un calzón de Will? ¡Hecho!
—Chicos, esperen... —Calipso intentó detenerlos.
—No solo eso —dijo Jason—. Un outfit completo de Will. ¡Y lo mejor! Una fotografía de él usándolo, ¿qué tal?
—Esperen, esperen... Yo no... —Cherry intentó hablar, pero Piper lo interrumpió de nuevo.
—¿No es suficiente? ¿Aún quieres más? —asintió con resolución—. Entonces aumentaremos la oferta, ¿qué tal esto? Todo lo anterior, pero la foto en calzones. ¡Nada más de ropa! ¿Lo tomas o lo dejas?
—Chicos, no creo que Will vaya a...— intentó Cali una vez más.
—Si no es suficiente, podemos hacer que la foto sea sin calzones —Jason levantó la voz, emocionado, como si se tratase de una subasta. Parecía que se habían olvidado de por qué estaban aquí—. Y además un abrazo de Will.
—¡Un abrazo y un beso! —dijo Piper—. Nos encargaremos de que Nico no se entere. Y además, fotografiaremos el beso para que puedas recordarlo y enmarcarlo para siempre.
A Cherry le temblaba un ojo, ya casi no podía resistirse con solo imaginar todas esas cosas que le estaban ofreciendo. El tic en el ojo de Calipso, era un poco más nervioso, incluso, pero ella estaba sufriendo porque no había modo en la tierra de convencer a Will de hacer todo eso. Además, ¿no era para evitarle la incomodidad que Nico le había prohibido venir en primer lugar?
—Si todo eso aún no te parece suficiente, entonces —Jason estaba dispuesto a continuar con la apuesta, pero Cherry lo detuvo al zapatear el piso y cerrar sus manos en puños.
—¡Basta! ¡Deténganse! —sus ojos estaban brillantes, parecía a punto de echarse a llorar. Aún así, tendría que ser el hombre con la voluntad más fuerte del mundo, si se negaba a lo que le ofrecían, sabiendo lo mucho que lo quería—. Aunque ofrezcan todo eso, no puedo aceptarlo.
—¿No? —Calipso preguntó, atónita. ¿Realmente tenía la voluntad más fuerte del mundo?
—¡Porque yo no sé de qué hablaron! —soltó Cherry, con el dolor de su alma mostrándose en su rostro—. Solo sé que se reunieron para discutir, pero no sé qué se dijo en esa reunión. Creo que ni el mismo Cornelio lo sabe.
Luego se dejó caer en la silla que había a su lado y enterró su rostro en sus manos, si estaba llorando o no, no podía decirse con seguridad, pero si se notaba bastante deprimido, por lo cual Cali no pudo evitar acercarse a él y poner una manita sobre su espalda para consolarlo:
—Ya, no te pongas así, tranquilo —le dijo con dulzura—. Te conseguiré una foto de él de todos modos, ¿está bien? Pero será solo una selfie.
Cherry levantó su rostro y la miró con agradecimiento, aunque sus labios aún formaban una "u" invertida perfecta. Se rascó la nariz con el puño por un momento y después dijo:
—Lo único que sé, es que habrá incluso más seguridad que hasta ahora en los próximos días —luego cambió su tono a uno más oscuro y lúgubre—. Y si yo fuera ustedes, no me acercaría demasiado a ese mocoso ahijado de Quirón, el tal Hércules... No me da buena espina.
—Vale... seguiremos tu consejo —dijo Cali, y le dio dos golpecitos más en la espalda—. Si te enteras de algo sobre esa conversación, ¿nos lo contarás?
—No creo que me entere de nada, pero... lo consideraré —contestó Cherry, y después de eso tuvieron que alejarse de él, porque tres guardias más se acercaron hasta él, quizá para darle instrucciones de Cornelio, o tal vez para pedir reportes de actividad.
—La oferta seguirá en pie —susurró Piper, antes de que Calipso la arrastrara lejos, a la fuerza, y Jason las siguiera a ambas, corriendo.
—¡Sabes que Will jamás cedería ante todo eso, tonta! —la regañó Calipso— ¿Por qué le ofreciste tanto?
—¡Oye, no pensaba cumplir! ¿okay? —se defendió Piper—. Iba a decirle a Andrew que hiciera un montaje. O a Leo, Leo es bueno con ello.
—Por cierto, con respecto a Leo... —inició Jason, al alcanzarlas.
—¡Ahhhhh! Sólo déjenme en paaaaaaz! ¡Dioooos! —gritó, ya cansada de ellos, y dirigiéndose al que sería el punto de reunión con los demás chicos.
Para la tercera misión, Clarisse, Isaak, y Drew al cuadrado, dieron una vuelta a todos los edificios hasta que finalmente, encontraron a ese raro tipo llamado Humbert, de pie debajo de un árbol, haciendo gestos con las manos como si estuviera en medio de un caluroso discurso, haciéndole lucir como algún profesor de catequesis o algo así. Cuando más se acercaban, y escuchaban algunas cosas que decía, más se confirmó la idea de que estaba enseñando al grupo de hombres que estaban sentados sobre el césped sintético, algunos con expresiones somnolientas y otros, dormitando en posición sentada, con la barbilla llena de baba.
Andrew contó a cuatro chicos, y los reconoció como los hombres que supuestamente Dimitri había pedido a su padre para reforzar su pandilla. Refuerzos para, probablemente, intentar aplacar la próxima vez que hubiera un enfrentamiento con Percy, Frank o Clarisse. Hablando de Clarisse, Andrew le echó un vistazo, con mucho miedo, temeroso de disgustarla por la más mínima cosa y terminar siendo lanzado a un basurero como en los viejos tiempos. Por lo que trataba de ni siquiera respirar tan fuerte, para que ella se olvidara de su presencia.
De todos modos, Drew estaba con él, así que no debería ocurrir nada peligroso, ¿no? Definitivamente Drew lo protegería.
—De acuerdo, Clarisse, quiero que finjas lastimar a Andrew mientras Isaak y yo hablamos con el rarito de Humbert —dijo Drew casualmente, sin ninguna emoción—. Oh, ten cuidado con no lastimarlo de verdad. No quiero que mi bonito muñeco esté demasiado adolorido y no pueda moverse en nuestras noches divertidas.
—Iugh —Clarisse hizo una mueca de asco, pero luego sonrió con entusiasmo—. Está bien, haré mi mejor esfuerzo —se tronó los nudillos, las muñecas, el codo y el cuello—. Pero no prometo nada.
Andrew sufrió un ataque de hipo en el acto. Trató de recuperarse rápidamente aguantando el aliento, al mismo tiempo, miró a Drew con un poco de agravio. No tuvo tiempo siquiera para preocuparse por lo de "noches divertidas" siendo que él le había hecho prometer a Drew que respetaría su castidad de nerd hasta el matrimonio, pero no podía ponerse a desmentirla mientras estaba aterrorizado por ser golpeado en un futuro próximo.
—Tranquilo, tengo una razón para esto, ¿sí? —continuó Drew en tono divertido, y entonces sacó el pequeño celular que siempre escondía entre sus exuberantes pechos. Le tomó la mano y colocó el celular entre sus dedos—. Necesito que lo grabes todo. Y debes pasar desapercibido mientras lo haces. O sea, siempre eres invisible para las personas pero es mejor asegurarnos de este modo.
—Eso me dolió un poco —susurró Andrew, a lo que Drew lo consoló con un besito sobre su nariz.
—¿Estás lista? —le preguntó Isaak, mientras se desordenaba un poco el pelo al estilo de recién levantado después de follar.
Drew se ató el dobladillo de su camiseta debajo de sus pechos, mostrando así su cintura delgada y curvilínea. Se levantó un poco más la falda para realzar sus esbeltas piernas, junto con sus muslos y su trasero que quedaría expuesto si hubiera el más mínimo viento juguetón para levantar la falda. Una sacudida a su pelo lacio y negro, y estaba lista. Ya se había pintado los labios y ahora lucían carnosos y jugosos.
—Un poco más lista y ascendería al Olimpo, como la mujer más bella, nene —se jactó Drew. Acto seguido, entrelazó su brazo con el de Isaak, y así, caminando con el mismo pie al mismo tiempo, comenzaron la marcha hacia su misión que no brillaba más que un éxito rotundo.
—¡Hey, hey, heeyyy! —saludó Isaak con voz cantarina, en el momento en que se encontraron delante de ellos. Los chicos que estaban dormitando se despertaron al instante, los que estaban aburridos encontraron algo más interesante que observar la cara de un hombre. Una hermosa mujer asiática había aparecido para salvarlos. De rasgos finos y mirada seductora y piernas que parecían no tener fin. De pronto, el día se había puesto más emocionante para ellos. Isaak sonrió complacido y orgulloso por esto—. Solo pasábamos por aquí pero ustedes llamaron nuestra atención. ¿Qué están haciendo aquí afuera, eh? ¿No tienen calor?
—¡Sí, sí, sí! ¡Tenemos demasiado calor! —saltó a responder uno que había estado semi acostado, y ahora parecía que estaba a punto de ponerse de pie para abordar a Drew—. Nos encantaría estar debajo del aire acondicionado ahora... Es solo que nuestro... compañero aquí —envió una mirada gruñona hacia Humbert, quien seguía sonriendo suavemente, como si el sol no lo molestara en lo más mínimo—. Tenía algo que... decirnos...
—Oh, ¿en serio? ¿Qué podría ser tan urgente para hablarlo aquí? —Drew finalmente habló, utilizando su mejor voz, la que decían podría hacer que las personas siguieran sus deseos—. Ah, por cierto, ¿ustedes son los nuevos alumnos que llegaron hace unos días?
En ese momento, un chillido masculino, aunque casi podría hacerse pasar por los chillidos de una ratita aterrorizada, se escuchó provenir de sus espaldas. Los cuatro chicos presentes, y Humbert, echaron un vistazo al unísono hacia el sonido, para ser testigos de cómo una enorme mujer, más parecida a una bestia salvaje, estaba levantando a un pobre hombrecito por encima de su espalda, y procedía a estirar sus brazos y piernas como si lo fuera a romper como a una ramita. Hasta donde estaban, se escuchaban sonidos de una espalda quebrándose.
Drew e Isaak no cambiaron sus expresiones alegres ni un segundo. Ni siquiera cuando Clarisse empezó a lanzar a Andrew al aire y luego atraparlo y rodear su cuello con su brazo, jugando con ahogarlo.
—Eh... ah, ¡sí! —respondió otro del grupo tardíamente. Pestañeó un par de veces y luego se concentró mejor en la belleza que tenía enfrente. Pasada la sorpresa inicial, no era para nada raro ver a una bravucona hacerle la vida imposible a un nerd, por lo que pronto los ignoraron. Drew sonrió más ante esto. Su plan había funcionado. Sólo esperaba que su chico listo pudiera lograr grabar algo mientras hacía acrobacias en el aire.
—Saben, ustedes no lucen tanto como chicos malos —Drew los halagó, soltando unas risitas—. La mayoría de delincuentes que llegan aquí son sucios, apestosos, con olor a requesón. ¡Puaj! ¿Cómo es que ustedes terminaron aquí?
—Oh, nada tan serio, muñequita —Drew se erizó al oír aquel apodo, sin embargo, rápidamente formó una sonrisa seductora aunque tuviera ganas de patearle los huevos al tipo—. Robo de autos, esto y aquello, ya sabes. ¿Y tú? ¿Encarcelada por ser ilegalmente hermosa?
—Qué lindo —musitó Isaak entre dientes, forzando la misma sonrisa que su amiga. Sus dedos apretaron el brazo que estaba entrelazado al suyo, Drew sabía que estaba a punto de tirar toda la farsa y escupirlos.
Drew le devolvió el apretón a su mejor amigo. Ambos tenían la misión de "coquetear hasta morir" después de todo, tratando así de conseguir un poco de información de la personalidad de estos sujetos, algo que pudiera ayudarlos en el futuro. No podían arruinarlo después de veinte segundos de intentarlo. No cuando Andrew estaba haciendo tal sacrificio por ella, pensó inspiradoramente, mientras un Andrew de cabeza trataba de grabarlos al mismo tiempo que su sinusitis empeoraba.
—¿Cómo adivinaste? —respondió Drew juguetona, dándole un guiño—. Y bien, ¿de qué estaban hablando?
Sin embargo, esta vez, fue el mismo Humbert quien habló:
—Ah, ¿cómo podría responderte a eso? —dijo, mostrando una expresión enigmática—. Solo unos pocos tienen el privilegio de conocer mis charlas. Me temo que ellos tendrán que desilusionarte. Y yo también.
Tanto Drew como Isaak se quedaron algo sorprendidos, y se lo quedaron viendo. Este tal Humbert, con eterna expresión serena, como si siempre estuviera cerca del nirvana, tenía el pelo como la tinta y en general, era bien parecido. Tenía rasgos suaves, como los de una muñeca de porcelana, con finos labios y brazos delgados, aunque Drew notó que eran fuertes y estilizados, haciéndole saber que no tendría ninguna dificultad de someter a alguien si se lo proponía.
Tardó más de un segundo en recuperarse, pero fue tan inmediato que pasó desapercibido. Drew se apartó de Isaak, y se acercó a Humbert meneando las caderas y las manos entrelazadas detrás de la espalda, como una niña juguetona.
—¡Oh! Entonces, ¿puedo ser una de esas privilegiadas? —susurró Drew seductoramente. Ahora estaba al lado de Humbert, y se atrevió a colocar su barbilla sobre su hombro, como una chica bastante segura de su belleza como lo era ella—. Siempre me gusta aprender nuevas cosas. Lamentablemente, en este lugar todo es tan monótono. ¡Pero tú pareces un buen profesor! —exclamó con emoción, y agarró la mano de Humbert entre las suyas. Su pulgar acarició el interior de su palma suavemente, lo cual era, una clara indirecta de sus supuestas intenciones—. ¿Qué dices? ¿Me adoptas como tu nueva alumna? Te prometo que conmigo en el barco, será mucho más divertido.
Sin dejar de sonreír, Humbert apartó educadamente su mano de las suyas. Su mirada serena, se mezcló con una de lástima mientras contemplaba a Drew.
En ese instante, Drew sintió un mal presentimiento.
—Lo siento, pero ya estoy comprometido —contestó Humbert, con un tono increíblemente indulgente—. Soy totalmente fiel a mi elegida. A mi promissionen —añadió con un susurró soñador, para luego acariciar el extraño tatuaje que tenía en el brazo, con amor—. Estamos separados por el momento, pero pronto volveremos a reunirnos. Y juntos alcanzaremos finalmente el camino prometido.
Un escalofrío corrió por la espalda de Isaak, y luego sintió como si estuviera cayendo por un precipicio. La forma en que hablaba Humbert, sus extrañas palabras... le provocaron un extraño deja vu. Uno que le dijo que huyera ya mismo.
—¿Ella? ¿Quién es ella? —Drew rápidamente pensó en todas las chicas del Instituto, hasta que de repente, un nombre saltó en su cabeza, junto con su inusual comportamiento desde un día en particular en el que éste sujeto apareció. El mal presentimiento no hizo más que agravarse, pero Drew volvió a sonreír, usando la sonrisa que incluso a los más fuertes había hecho sucumbir—. Da igual, ¿puedes estar tan seguro de que es mejor que yo? —finalizó Drew, poniendo toda su seducción en sus ojos rasgados.
—Ah, desafortunada mujer, ¿crees que puedes siquiera competir contra mis preferencias? —La sonrisa que le dio Humbert, activó todas las alertas de Drew que sin darse cuenta, dio un paso atrás—. Yo, aspiro a nada más que la grandeza. A lo divino. A lo beatífico. Tu belleza solo es material y pasajera. No... —levantó una mano, y movió un mechón detrás de su oreja, con una dulzura que contrarrestaban abismalmente a sus palabras—. Hay más que eso en la vida. La gentileza de un corazón. La amabilidad. La paz que puede emitir un cuerpo que ha sido cuidado por dentro y por fuera. Tú jamás has sido así, y jamás lo serás. Ni siquiera si buscas la redención.
Drew estaba boquiabierta, apenas escuchó las risitas de burla que lanzaban los chicos sentados en el césped. De lo único que era consciente, era de esos ojos penetrantes, sus pestañas extrañamente cobrizas, y su sonrisa, su maldita sonrisa infinitamente pacífica.
Una mano la estiró del brazo y la hizo retroceder hasta estar a su lado. Fue Isaak. Tenía la mandíbula apretada y le temblaba un poco la mano.
—Vámonos de aquí, Drew —dijo, y luego, en voz más baja—: al diablo con la misión. Nunca lo lograremos con él.
Drew tragó saliva, y asintió de forma distraída. Empezó a darse la vuelta para irse, sin embargo, Humbert pronunció su nombre.
—¿Drew? ¿Eres Drew Tanaka? —sus ojos ahora brillaban como cometas, su felicidad era palpable—. Entonces, eres compañera de cuarto de Calipso, ¿verdad?
Ella no contestó, pero no hizo falta.
—Ah, dime, ¿cómo está ella? ¿Duerme bien? ¿Come todas sus comidas? ¿Está sana? —juntó la palma de sus manos frente a su pecho, como si la emoción se desbordara de su cuerpo—. ¿Puedes hacerme un favor? Dile... dile que la extraño... y que pronto, muy pronto, volveremos a estar juntos, como siempre debió ser.
Drew simplemente se dejó arrastrar por su mejor amigo. Su mente estaba como embotada. Y apenas escuchó a Andrew preguntarle si estaba bien cuando volvieron a reunirse. Parecía que le estaba tocando el rostro pero Drew no lo sintió. El mal presentimiento solo hizo más que aumentar. Esto iba más allá de Dimitri.
La cuarta y última misión, que había sido catalogada como ultra secreta, fue, por mucho, más tranquila que las demás. En un inicio, tanto Nico como Leo habían caminado en silencio hasta la biblioteca. Hasta llegar allí, ninguno de los dos había mirado demasiado al otro. Annabeth tenía razón: no estaban listos para compartir tiempo a solas. Todo era, aún, demasiado reciente.
—Por allá —dijo Nico, con voz suave, tan pronto como entraron a la biblioteca, al tiempo que ponía una mano gentilmente contra el codo de Leo y lo empujaba para sentarse en una mesa cercana a uno de los estantes. Después, él mismo se fue a traer un par de libros, y se sentó a su lado, lo suficientemente cerca de él como para parecer amistoso, pero no tanto como para que se volviera incómodo—. Este es un diccionario de latinismos y este un libro de derecho romano. En alguno de los dos debe estar lo que necesitamos, pero si no, entonces buscaremos en otros.
Se acomodó con toda la disposición del mundo, y cuando levantó la cabeza para mirar a Leo, incluso sonrió. Se quedó mirándolo un instante, con suavidad, esperando por instrucciones de Leo, pero Leo estaba aterrorizado. Un Nico amable, era diez veces más horrible y aterrorizante que el Nico normal. Como Leo no dijo nada, él volvió a hablar:
—Entonces... ¿Cuál era la frase que querías traducir? —preguntó. Nico lo recordaba bien. Todas y cada una de las palabras que había tenido con Leo antes de atentar contra su propia vida. Sabía que Leo quería una traducción sobre una frase en específico y que esta estaba en latín. Sabía que Leo no quería preguntarle a Annabeth y que Calipso estaba relacionada.
—Quizá debería simplemente buscarlo yo solo —dijo Leo, frunciendo el ceño. No aguantaba mirar demasiado directo hacia los ojos de Nico. Su pierna estaba rebotando sobre la punta de sus dedos, sin control. No se había dado cuenta de ello, pero incluso si lo supiera, no tenía forma de detenerlo—. ¿O sabes qué? Mejor ni siquiera hay que buscarlo. No debe ser tan importante después de todo, ¿verdad? ¡Vamos a buscar a los otros!
Nico aplastó su pierna, utilizando la suya, contra una pata de la mesa, inmovilizando, antes de que se levantara. Su sonrisa había desaparecido de sus labios, pero seguía sin emitir esa aura de muerte que había sido súper común en él antes. Su ceño se había fruncido, pero ni siquiera era demasiado potente, más bien parecía empático en lugar de molesto.
—Escucha... —empezó Nico de nuevo—, podemos hacer esto del modo difícil, o del modo fácil. Nada de lo que pasó fue tu culpa. Yo fui quien te pidió quitarme el collar. Fue completamente mi culpa, y si no me lo hubieras quitado tú, habría hecho otra cosa para quitármelo solo —levantó la mirada hacia su rostro y lo miró a los ojos con tanta intensidad que Leo tuvo que desviar la mirada—. ¿Quieres que hablemos de esto toda la tarde? ¿O que busquemos lo que significa esa frase?
—La frase —contestó Leo sin dudarlo, porque ignorar los problemas era definitivamente más su estilo que enfrentarlos—, pero realmente es posible que no sea tan importante como lo hice sonar.
—No lo hiciste sonar importante —devolvió Nico—, de hecho te esforzaste bastante en hacerlo sonar como algo sin importancia, que es obvio que es importante.
—¡Cómo quieras! Da igual —Leo rodó los ojos, y de pronto se dio cuenta de que parecían haber intercambiado personalidades, así que se obligó a relajarse—. ¡Ya! Está bien. La frase es: "Amor omnia vincit" y el idiota de Humbert lo tiene tatuado en la muñeca.
—¿Quién diablos es Humbert? —preguntó Nico, y luego se burló—: ¿Por qué está aquí? ¿Mató a sus padres por ponerle un nombre tan patético? —luego sacudió la cabeza y agregó otra pregunta—: ¿Qué tiene que ver con Calipso?
—Yo no dije que tuviera que ver con Calipso —intentó Leo.
—Y de todas las preguntas que hice, ¿es esa, justo, la que decides contestar? —contestó Nico, levantando en alto una ceja, así que Leo se dio por vencido, de mala gana. De todos modos, no era como que sus amigos no supieran que estaba muerto por Calipso, simplemente, jamás lo había dicho en serio en voz alta. Es decir, lo había dado a entender, sí... Pero, no habían sido aceptaciones verbales. De algún modo, decírselo a Nico, le hacía sentirse un imbécil e inútil bueno para nada.
—Solo empecé a contestar en reversa —se defendió, fingiéndose inocente—. Aún no había terminado de contestar. Yo no dije que estuviera relacionado con Calipso, pero de todos modos, no estás mal. Humbert, es uno de los chicos nuevos. El imitador de idol y Jesucristo, que se dedica a predicar en los recesos y leer la Biblia por la noche. Es el ex novio de Calipso. El que aparece en su ficha.
Nico no dijo nada, pero sus ojos reflejaban que no había visto venir eso. Así que, realmente les ayudaría a entender un poco más a los chicos nuevos, no solo era un modo de acosar a Calipso hasta que ella se enamorara de Leo por obra y gracia del espíritu santo.
>>Tengo claro lo que "amor" significa —continuó Leo— pero, "omnia vincit" es un poco más difícil y confuso.
—Bueno... —empezó Nico—, tampoco sé que es "omnia", pero "vincit" puede traducirse como "victoria" en Italiano. Así que debe ser algo como "el amor triunfa". ¿No está prohibido por la Biblia tatuarse? Bastante contradictorio por su parte.
Leo se encogió de hombros, pero no agregó nada más. Por un rato, se dedicaron solo a buscar la traducción de "omnia" en el diccionario de latinismos, y, cuando la encontraron unida a otra frase, Leo dijo:
—"Todas las cosas" —soltó un suspiro—. Entonces en realidad lo que dice es: "El amor conquista todas las cosas", ¿no es así?
—No, no realmente —rechazó Nico, con resolución—, supongo que es casi lo mismo, pero tu traducción no es exactamente correcta: "El amor todo lo vence".
—Es lo mismo —se quejó Leo.
—Realmente no es lo mismo— Nico seguía mirando el libro de latinismos, como si ahí estuviera su fundamento inquebrantable para el debate— "El amor conquista todas las cosas" tiene un contexto que te hace pensar en "estamos juntos y podremos con todo". "El amor todo lo vence", suena más como a: "haz estas cosas por mí, si realmente me amas".
—¿Le pidió la prueba de amor? —jadeó Leo, sorprendido, para luego reírse al respecto.
—No seas idiota —lo regañó Nico—, tiene sentido si lo relacionas con la ficha de Calipso. ¿No robaron el dinero de su padre? Se supone que realmente lo amaba y por eso se fue con él. Will suele llamar a la ficha de Cali como: "Fuga de enamorados" o algo así, pero si lo miras desde la perspectiva de su padre, fue una completa traición.
—Supongo que sí, pero eso nos deja justo donde empezamos —Leo renegó—, no sabemos nada nuevo, más que ese idiota embaucó a Calipso para luego romperle el corazón y dejarla bien perra descorazonada como es ahora.
—Eso suena a insulto.
—En mi mente suena a elogio —se defendió Leo—, pero con gusto insultaré a Humbert si me das la oportunidad.
—Nos quedan cinco minutos —dijo Nico, al tiempo que negaba con la cabeza—. Intentemos buscar la frase completa en algún contexto en específico. Quizá incluya alguna referencia o algo por el estilo, que nos haga entender mejor.
Leo asintió rotundamente con la cabeza, sin embargo, después de que el tiempo se acabara, tuvieron que tomar los dos libros y guardarlos en sus mochilas para llevárselos y seguir investigando más tarde. Por el momento, a pesar de tener éxito en la traducción, su misión no había sido exactamente exitosa, por lo cual, fueron a buscar a los demás, esperando que ellos hubiesen tenido mejor suerte.
Sucedió que mientras Nico y Leo salían de la biblioteca y empezaban a caminar por los pasillos, fue en el mismo momento en que Hazel soltaba su grito de condenada, alarmando a los guardias y a todo aquel que estuviera lo suficientemente cerca como para escucharla, y entre esas personas, se encontraba Calipso, quien al escucharla corrió, apartándose de Piper y Jason rápidamente, cual osa sobreprotectora, ya con las garras listas para proteger a su bebé de cualquier peligro.
Cali se sorprendió un poco cuando la alcanzó y la encontró con la mirada perdida pero sin tener ningún rasguño. La zarandeó un poco, al lado de un Frank preocupado al que estaba regañando a la vez, pero al ver que no respondía, decidió llevarla consigo al baño para que se refrescara el rostro. Quizás se había insolado un poquito y había perdido la cordura momentáneamente.
Annabeth, Percy, Frank, Will, Jason y Piper, se quedaron afuera, esperando a los demás. El siguiente grupo en aparecer, fue el de Drew. En un principio no dijeron nada, pero parecía que la misión no había ido muy bien porque Andrew renqueaba un poco al caminar y los demás, incluida Clarisse, lucían bastante desanimados y cansados. Al prestar mayor atención, Annabeth notó que Drew lucía un poco pálida y se preocupó.
—¿Estás bien? —le preguntó— ¿Ocurrió algo malo con los nuevos?
Drew compartió una mirada con Isaak, luego hizo una mueca.
—No exactamente... y sobre la misión... —su rostro se llenó de incomodidad—. Solo puedo decirles que... ese tal Humbert... es un maldito chiflado. Quizás incluso peor que Dimitri.
—¿Por qué dices eso? —preguntó Percy, curioso. Se había recostado contra la pared con los brazos cruzados, haciendo que sus bíceps se abultaran. Annabeth estaba intentando concentrarse en Drew, pero los ojos se le desviaban de vez en cuando—Solo créeme, no necesitas oír las estupideces que me dijo, ¿okay? —se limitó a contestar Drew, recibiendo el apoyo de Isaak en forma de asentimiento —Aunque, incluso si las quieres escuchar, Andrew lo grabó todo. Aún así. El lunático simplemente se negó a hablarme de cualquier cosa, solo utilizando palabras raras para rechazarme. No conseguimos nada importante.
—Por nuestra parte, descubrimos que Cherry no sabe nada de lo que hablaron el señor D y el papá de Nico —comentó Jason, al lado de Piper quien parecía debatirse entre si quería darle alguna palabra de apoyo a Drew, o burlarse de ella por fracasar. Siendo que ellos fracasaron también, mejor no dijo nada—. Nos dijo que nos avisaría si se enteraba de algo pero... —suspiró—. Lo dudo.
—Ya veo —dijo Annabeth, decepcionada—. Quizás Leo y Nico hayan...
—Tampoco —la voz de Nico les llegó antes de que apareciera en el pasillo, luego él y Leo caminaron hasta parar delante de ellos—. Tuvimos poca suerte, pero Leo y yo seguiremos investigando. Por cierto, hablan muy fuerte. Bajen la voz, ¿quieren? ¿O acaso quieren que les traiga altavoces? ¿Y así nos aseguramos de que nadie se quede sin escuchar?
Mientras Nico los regañaba con su sarcasmo, Frank se dirigió calmadamente hacia uno de los bebedores que estaban contra la pared. Jaló la palanca y el agua empezó a salir en un pequeño chorro. Alcanzó a tomar dos largos tragos frescos, cuando de pronto, la puerta del baño de al lado se abrió abruptamente.
—¡FRANK! —gritó Hazel, con los ojos desbordantes de enormes lágrimas—. Si amas a mi hermano yo te apoyaré. No importa si nos rompes el corazón a Will y a mí, ¡si tú eres feliz yo también! ¡PUEDO SOPORTAR QUE SE AMEN! —exclamó, y luego se echó a llorar desconsoladamente.
Frank escupió toda el agua que estaba tomando sobre la cara de Will, quien, al haberse quedado con la boca abierta por la sorpresa no alcanzó a mirar hacia otro lado y terminó tosiendo como si una ola lo hubiese sacado del mar.
—¡Jesús!, no había visto a mi hermano temblar tanto desde la última vez que vio a un jabalí —dijo Clarisse, y luego se echó a reír. Luego se detuvo de súbito y con gesto más serio preguntó— Esperen... ¿Ahora no son tres novias sino además un novio? ¡¿Pero qué está pasando contigo, Frank?! Ni mi papá cambió tan rápido de una esposa a otra, con nuestras madres.
Nico, por su parte, levantó los dedos para masajearse el puente de su nariz. No cabía duda, pasar demasiado tiempo con estas personas, era una mala influencia para su hermana que siempre había sido más lista. Pero, en este Instituto, no era como si hubiera muchas opciones para elegir amigos de calidad.
Paso #63. Cumple tu misión: Fracasado. Total y completamente misión fallida. A veces, por más que lo intentes, y hagas cientos de planes, terminarás fallando en tu misión. Está bien, no importa. Levántate, podrás conseguir tus objetivos más adelante.
💞💀
Debate:
¿Quién creen que es más fuerte? Percy o Jason?
Es más fuerte Poseidon o Zeus?
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