Paso #47: No asumas
¿Cuánto tiempo llevo aquí? Probablemente más de dos horas en el mismo lugar. No es que realmente me interese saberlo, pero me doy cuenta que es bastante tarde puesto que ya no oigo los típicos murmullos de las voces del estudiantado que provienen de las habitaciones adyacentes y afuera, en el patio. Me pregunto qué estarán haciendo, seguro inventando nuevos rumores, especialmente ahora que tienen un montón de material nuevo sobre mí para inspirarse.
Miro la mano de Hazel con concentración, ¿su mano siempre fue tan pequeña? Le doy un apretón, teniendo cuidado de no lastimarla y trato de ignorar la sangre que se extiende por el borde del tubito de suero. ¿Cuánta sangre más veré de ella?, ¿se detendrá alguna vez? Y en mi mente salta, sin poder evitarlo, el recuerdo de ella pálida y temblorosa en el suelo mientras la sangre de su hombro manaba libremente como si nunca fuera a acabarse.
Oigo pasos acercarse a mis espaldas, luego un carraspeo antes de hablar.
—Muchacho — dice el señor D, y no necesito girarme para saber que se dirige a mí—. Ya es muy tarde para que sigas en la enfermería. Vuelve a tu habitación y trata de dormir un poco.
No respondo y tampoco me muevo un centímetro de mi lugar. Permanezco sentado, de forma encorvada como un anciano de ochenta años, sobre una silla que había arrastrado horas antes para colocarla delante de la camilla de Hazel y permanecer a su lado. Mis manos siguen sosteniendo una de las suyas mientras ella duerme plácidamente, a causa de la gran cantidad de calmantes que le han proporcionado a través del suero. Lo único que hago es seguir observándola, con una enorme sensación de desasosiego que me mantiene tan callado como una tumba.
Nunca lo había notado, ¿pero siempre luce así de pequeña y frágil? ¿Cómo pudo golpear una vez a Dimitri con estos delgados brazos? Parece que fueran a romperse fácilmente... pero no, Hazel es más fuerte de lo que se ve a simple vista, siempre fue así. Han creído erróneamente todo este tiempo que yo soy el fuerte, el valiente, el líder... Tampoco los culpo, he sido muy bueno fingiendo que no me sostengo de Hazel al caminar. Siempre ha sido ella.
—Ya has oído a la enfermera, Nico, está fuera de peligro y lo único que necesita es dormir. Igual que tú — continúa el señor D, y esta vez, me da una pequeña y tentativa palmadita sobre mi hombro— Estará bien, y mañana por la mañana, la psicóloga ya estará aquí para ayudarla a superar el miedo que pasó. No hay nada de qué preocuparse.
Sigo mudo, y el señor D, suelta un suspiro de agotamiento en respuesta.
La verdad es que, me siento tan tieso que no sé si podré moverme otra vez aunque lo intente, como si al haber perdido los estribos, toda mi energía vital me hubiese abandonado en aquel desierto cual batería de auto viejo. Siento las piernas completamente entumecidas, los dedos agarrotados y la piel alrededor de mi frente dura y tensa, como si alguien estuviera jalando mi cuero cabelludo hacia atrás con fuerza; incluso mi mente permanece adormecida y solo es capaz de hacer lo básico como prestar atención a la tranquila respiración de mi hermana: inhala, exhala, lentamente, una y otra vez.
Eso no significa que los recuerdos de lo acontecido queden completamente silenciados. Todavía puedo oírlo de vez en cuando, soy capaz de oírme gritar: "SÓLO QUIERES DINERO, ¿VERDAD? NO TE IMPORTAN UNA MIERDA TUS ALUMNOS. SOLO QUIERES ENRIQUECERTE COMO EL RESTO DE LAS PERSONAS CORRUPTAS ¡A QUE SI!" Cierro mis ojos, con fuerza, no es lo único que aparece, también le siguen las caras anonadadas de Percy y Jason, y luego... recuerdo la distancia y la frialdad de Will...
Will... me había olvidado totalmente de él, sólo tuve ojos para mi hermana y ni siquiera le había dicho un tonto "hasta luego, al llegar aquí". ¿Qué estará pensando de mí ahora mismo? No me sorprendería si decide alejarse y olvidarse de que existo... Mal. Ya estaba empezando a acostumbrarme a su sonrisa... Tal vez esté hablando con Frank para mudarse a otra habitación, seguramente la de Isaak, el promiscuo podría ser una zorra pero no un asesino en potencia, como hoy me había mostrado. Isaak lo aprovechará...
—¿Nico...? — es la voz de Quirón ahora, conciliadora y calmada, aquella que utilizó una vez para apaciguar la rabia de un chico que había intentado apuñalar a una profesora de matemáticas con la punta afilada de un compás. Finalmente, volteo mi rostro, y este se me queda mirando con cautela al igual que el señor D aún a su lado.
¿Piensan que agarraré un termómetro y los apuñalaré con él?
—Sí, ya oí— lo corto, ahorrándole a Quirón la molestia de montar su típico teatrito que utiliza para convencer a los trastornados de hacer lo que le ordenan—. Ya me marcho.
Quirón se limita a asentir en mi dirección, como diciendo: "Excelente, esa es la decisión adecuada, muchacho". Entonces, vuelvo a darles la espalda, para observar el rostro de mi hermana una vez más. Ella parece tener un sueño tranquilo, el color en sus mejillas ha regresado, y las vendas que le han puesto en el hombro ya no sangran siquiera un poco. Así que... supongo que estará bien, pienso deprimido, dándole un último apretón a su mano antes de soltarla.
Finalmente me pongo en pie, con algo de dificultad, como si mis piernas fueran a romperse como ramitas por la fragilidad que siento. Me encamino hacia la puerta de salida sintiéndome fuera de mi propio cuerpo, y cuando estoy a punto de cruzarme con el señor D, este, para mi gran sorpresa: me detiene colocando una mano sobre mi hombro para seguidamente, darme un par de palmaditas pesadas.
—Sí ella despierta a mitad de la noche llamando a su hermano mayor — sonríe y deja caer la mano de vuelta en su costado— enviaré a un guardia de seguridad para que te traiga aquí. ¿Eso te tranquiliza?
"No".
—Sí —contesto, y rehago mis pasos.
Ya afuera, en el pasillo, después de haber cerrado la puerta suavemente, todavía puedo escuchar al señor D y Quirón hablar a través de ella.
—Ahh, qué día de mierda... No puedo creer que nos hayan atacado ¿es que nuestros guardias de seguridad son de adorno? ¿Cómo dejaron que se acercaran tanto? — inquiere el director, su voz suena apagada, no con la típica fuerza jocosa de la que siempre presume—. Y luego lo del niño de Hades... Ah, se había estado comportando tan bien últimamente... que me hizo olvidar de su verdadera personalidad explosiva. Supongo que era cuestión de tiempo. Aunque pensé que el rubiecito podría contenerlo un poco más...
"Rubiecito" está hablando de Will obviamente.
—Así son los jóvenes, Dionisio — le contesta Quirón, oyéndose también bastante desalentador—. Cuando menos te lo esperas... Hacen algo que escapa completamente de tu control...
—¡Adolescentes!, son como pitbulls. Cuanto más intentas controlarlos, más enloquecen— corrobora el señor D, y luego gruñe algo que no alcanzo a oír, sin embargo, sus siguientes palabras son claras—. Esto me recuerda... ¿Qué tal anda tu ahijado? ¿Bien?
—Bien— coincide Quirón, pero su voz adopta un tono reticente que jamás escuché de su parte— Últimamente va en buenos pasos...
Me aparto de la puerta con pesadez. No me interesa oír la típica charla de viejas hablando sobre sus nietos, pero ahora mismo, es lo único que se me antoja hacer antes de volver a mi habitación. Probablemente me hubiese quedado toda la noche aquí sentado, mirando a la nada, sin embargo, el guardia de seguridad de pie en una esquina del pasillo, no deja de mirarme y me hace saber con certeza, que pronto vendrá a echarme a la fuerza.
Me pregunto si pensará que fui yo el que le hizo daño a su compañero Cherry... quién sabe, tal vez es así.
Suelto un suspiro de derrota, sale de mis labios de forma temblorosa al tiempo que me aparto de la puerta y empiezo a caminar hacia los dormitorios masculinos. Con suerte, mis queridos compañeros de cuarto deberían estar completamente dormidos a estas alturas. Eso espero. Porque no sé cómo demonios voy a enfrentarlos sino. Especialmente, a Will.
Ya en mi habitación, los nervios dejan de apretar mi pecho cuando encuentro mi cuarto semi oscuro y evidentemente, a Will y Frank dormidos en sus respectivas camas; o bueno, esa es la conclusión a la que llego en vista de que ambos están acostados y no han movido un solo músculo, al momento en que cierro nuevamente la puerta detrás de mí provocando un pequeño ruidito.
Entonces, como si caminara sobre plumas, me dirijo en completo silencio hasta llegar a mi cama; en el trayecto echo un vistazo fugaz al rostro de Will, pero no alcanzo a ver nada más que sus pómulos brillando con un tenue color verde a causa de la lucecita del aire acondicionado. (Parece realmente dormido). Me quito los zapatos antes de acostarme, y seguidamente, me acomodo en la cama colocando la sábana hasta mi barbilla. Mis manos tiemblan ligeramente así que las entrelazo por encima de mi estómago como si fuese un muerto en velatorio. Como me gustaría ser uno, en realidad.
No escucho absolutamente nada, al principio, ni grillos, ni ronquidos, ni respiración demasiado fuerte. Incluso mis pensamientos se encuentran inusualmente sosegados ahora, suspendidos de un hilo tenso pero seguro, el cual si se rompe, es completamente inequívoco, que causará un peor caos del que he hecho hoy. Ah. Da igual. Simplemente cierro mis ojos, y finjo que el sueño me invade hasta creérmelo y caer rendido.
No funciona.
Soy consciente de que ha pasado más de media hora. Y entonces: Crash, crash, crash.
Abro mis ojos al instante. Crash, crash, crash. Ahí, de nuevo, crujidos fuertes y sincopados que provienen de arriba, encima de mi litera, de alguien masticando algo como... identifico un aroma parecido a queso que inunda el aire, y de inmediato, se me viene a la cabeza: Cheetos. ¿En qué momento Frank consiguió Cheetos? Abro mis labios a punto de decir algo, pero de improviso, un nuevo y extraño sonido me deja mudo abruptamente y boquiabierto: Sollozos.
Pero, eso fue... eso realmente fue...
Vuelvo a prestar suma atención, y ahora, no solo oigo el sonido de crujidos de algo siendo masticado a la velocidad de una rata comiendo una cañería de plomo, sino que le acompaña un claro lloriqueo y un largo sorbido de mocos bien fluidos.
—¿Frank? — susurro, con voz incrédula en medio de la semi oscuridad— ¿Estás llorando?
No recibo una respuesta inmediata, (presiento que se ha quedado inmóvil del susto al ser descubierto) sin embargo, unos breves segundos después, él responde, con voz sumamente débil y patética:
—No, claro que no — seguido de otro sorbido de mocos.
—De acuerdo— me limito a contestar, puesto que no tengo ganas ni para sostener mi propia cabeza así que mucho menos voy a poder subirle el ánimo a Frank.
Vuelvo a cerrar mis ojos, ignoro el extraño ruido del aire acondicionado en la pared, ignoro los crujidos de la dientes de Frank masticando Cheetos con depresión y logro ignorar el temblor de mis dedos; no obstante... Maldita sea, no puedo ignorar el pequeño lloriqueo de Frank por mucho más que un minuto sin sentir que estoy siendo un imbécil con un cachorrito que solo pide consuelo a su patita lastimada. ¡Demonios!
—Claramente estás llorando, Frank— suelto de golpe, con voz tensa—. Te oigo sorber la nariz como un drogadicto inhalando coca. Y a no ser que estés inhalando el aroma de los Cheetos...
—¡Qué no estoy llorando! — réplica Frank rotundo, pero su voz se rompe en la última palabra— Es alergia, ¿ok? Al... al sol del desierto... y a la arena... O sea, me entró arena en los ojos y... eso.
—Dios Frank, ni que te hubiera golpeado hoy.
—Las palabras duelen más que cuchillazos, Rey de los criminales, especialmente las que disparan con verdad— me responde, para luego llenar el silencio tenso del cuarto con más crujidos de Cheetos.
Decido guardar silencio entonces, primero pienso que solo está exagerando y dramatizando para ahogarse en autocompasión, sin embargo, justo en ese momento, como si mi subconsciente me contestara con reprimenda, un recuerdo asalta mi mente de súbito y se trata del rostro aterrorizado de Frank, mientras le gritaba hoy a la tarde:
"ERES UN MALDITO INÚTIL. NO PUDISTE HACER UNA SOLA COSA FRANK. UNA. SOLA. COSA".
Había sido cruel. Además, no fue lo único que le grité, también le dije otras cosas muchísimas más hirientes y venenosas, del tipo que se aferran como mala hierba en la mente de alguien y crece tanto hasta invadir y pudrir cada pensamiento positivo que pudiera nacer después. No es de extrañar que se esté sintiendo mal ahora mismo. Y en algún lugar de mi ser, aunque no quiera reconocerlo, nace la culpa que trato de mantener a raya para evitarme más conflictos mentales de los que ya tengo. Simplemente lo pongo en mi lista de espera, y finjo que Frank está completamente bien, con sus Cheetos mezclados con mocos y lágrimas.
Sé que debo intentar disculparme, pero no puedo. Decir "perdón" nunca sale de mis labios a no ser que se trate de alguien a quien amo. Especialmente, porque sé que no sirve de nada, que jamás va arreglar nada. Pero si realmente quiero a la persona, entonces sí pronuncio las palabras con franqueza y gentileza (incluso así es difícil). Con las demás personas, trato de enmendarlo con actos que hablen por mí. Y eso me hace replantearme de nuevo, las formas en que le demostraré a Dimitri que mi grupo es mejor que el suyo en una digna pelea al estilo de Las Divinas vs Las Populares.
Un rato después, Frank deja de sollozar y hacer crujidos como una cucaracha, por lo que deduzco que se ha quedado dormido. Y efectivamente, lo está, puesto que un ronquido proveniente de arriba, me da la razón justo en ese momento. De nuevo el silencio se vuelve tan pesado que es casi latente sobre mis oídos, y acto seguido, me pongo de costado para mirar la cabeza de Will. Por alguna razón, ver la piel verdosa de su nuca me causa ternura, y me dan ganas de ir hasta allí y plantarle un beso. Estoy pensando en eso, cuando de pronto, Will se gira hacia mí.
Nuestros ojos se conectan de inmediato, como siempre sucede, desde la primera vez que lo descubrí mirándome a mitad de la noche. Siento que sufro un pequeño respingo en mi corazón, y luego, mi respiración se acelera de irritación cuando no puedo deducir si su expresión es de tristeza, decepción, alegría o alivio. ¿Es por estar a oscuras o porque trata de ocultarlo adrede? Mis dedos se aferran al rodadillo de las sábanas con fuerza, con inseguridad, y entonces, la hago a un lado para enviarle una obvia invitación de venir a acostarse en mi cama.
"Ven".
Espero con los nervios chillando en la punta de mi lengua, y gracias al cielo, Will no es un hombre cruel al que le guste jugar con el suspenso, ya que rápidamente, se levanta de su cama y de un salto tan suave como el de una nube sobre otra, se deja caer sobre mi colchón a mi lado. No pierdo el tiempo y lo tapo completamente con las sábanas hasta la coronilla, en parte jugando, en parte porque necesito unos segundos para mentalizarme de que está aquí compartiendo mi almohada sin haber esperado realmente que sucediera.
Will baja las sábanas hasta la altura del puente de su nariz, dejando entrever solamente, sus grandes ojos azules como el cielo sujetándose sobre la orilla del horizonte. Yo imito su gesto, y ahora tengo pelusas tratando de entrar por mis fosas nasales mientras lo observo. De forma inconsciente, mi rodilla busca la suya, hasta crear un pequeño contacto entre nosotros. Mi cuerpo tiembla un poco, aunque no quiero admitirlo, más por miedo que por otra cosa.
—Hey— dice finalmente luego de un rato, saliendo su voz amortiguada por la sábana.
—Hey, tú — devuelvo, casi inaudible.
—¿Cómo te sientes?
—Bien. Tenías razón, solo fue una herida superficial y un gran susto — dejo salir una exhalación temblorosa— Le quedará una cicatriz pero conociendo a Hazel, lo amará y lo presumirá más adelante como si fuese la persona más Badass del mundo.
—Bueno— inicia Will, y aunque no lo vea, sé que ha sonreído un poco— ella realmente es muy badass, debes serlo para lanzarte a proteger a tu amiga en medio de un tirote...
—¿No estás asustado de mí? — las palabras brotan nada más de mis labios, sin que pueda detenerlas.
Will se calla abruptamente ante eso, y de nuevo, no puedo hacer otra cosa más que mirarlo fijamente con miedo haciendo temblar mis extremidades. Pasan unos segundos que me parecen tortuosos, pero finalmente, él responde:
—¿Por qué lo estaría? No, Nico, no estoy asustado— baja la sábana, para revelar una pequeña sonrisa dulce sobre sus labios, la cual como un interruptor, hace que mis temblores cesen abruptamente—. ¿Crees que me metería en la cama de alguien a quien temo? No creas, no soy tan audaz, sombritas. Además, se necesita más que una pistola y una cara terrorífica para ahuyentar a tu acosador número uno.
Estoy anonadado mirándolo, y cuando creo que ya nada puede sorprenderme, él se incorpora de repente y se acerca mucho a mí, colocando sus labios, a centímetros de los míos, tanto que cuando habla, los roza con suavidad.
—Por cierto, ya es más de medianoche — la palma de su mano sostiene mi mentón—. Y ahora exijo mi habitual cuota de besos.
Entonces me besa, de forma larga y tendida, el tipo de beso que llega hasta lo más profundo del corazón de una persona para no volver a salir nunca más. Y yo me aferro a sus hombros, con fuerza, como si fuera el bálsamo que evita que me caiga hasta el fondo del abismo mientras le devuelvo el beso con fervor. Siento su cuerpo cálido sobre el mío, su mano ahuecando un lado de mi mejilla, dándole suaves caricias con su pulgar. Mis manos suben hasta su cuello, y luego mis brazos lo rodean en un abrazo sin dejar de besarnos. No quiero que se vaya nunca, no quiero arruinar lo único lindo que tengo.
Un momento después, él se aparta, pero no se aleja sino que se acuesta sobre mi hombro, donde intuyo permanecerá durante toda la noche otra vez.
—Pero... — comienzo, en voz bajita— casi mato al señor D hoy...
—Estabas en shock— me interrumpe Will, con voz segura—. Todos reaccionamos distinto frente a las situaciones de mucho impacto. Algunos lloran, otros se echan la culpa, otros... prefieren dramatizar... Además, sabía que no ibas a hacerlo. Por qué sé que no eres un asesino.
No le digo a Will, que en cierto momento, realmente había decidido disparar... Él no necesita saber eso, y aún así, no creo que se lo crea.
Mientras me acerco más a Will, para abrazarlo y colocar mi mentón sobre su cabeza, recuerdo que hubo una época en la que realmente odiaba a los doctores, enfermeros y hospitales. Me parecían las personas más desagradables por su condescendencia al responder cuando les hacías una pregunta "simple" al no haber comprendido algo. "No estoy aquí para darte clases de medicina" —una vez me había dicho una doctora, en tono de superioridad— "No voy a perder mi tiempo en explicar algo que de todos modos no entenderías".
Pensaba: Qué asco. ¿Quién se creen? Llamándose así mismos dioses o semidioses. Siempre los había visto como lacras... Y entonces conocí a Will, y me di cuenta que podían ser cálidos y amablemente desinteresados al ayudar; que podían utilizar una voz calmada para explicar: "Es superficial. La bala ni siquiera entró al hombro, lo rozó nada más. Pero sí se llevó una buena porción de piel. Por eso sangra tanto". Los doctores también pueden ser gentiles, para nada egocéntricos, y también muy guapos.
Will deposita un pequeño besito sobre el interior de mi cuello, y luego echa un largo suspiro de felicidad en tanto se acurruca tanto como lo es posible contra mi costado. Y por hoy, soy yo el que lo rodea como un pulpo, sintiendo poco a poco, que la calidez inunda mi pecho hasta eliminar cada gramo de ansiedad. Ojalá siempre fuera así de sencillo.
Comer siempre ha sido un buen refugio para ahogar las penas. Muchas personas dirían que lo ideal es el alcohol, que un buen par de cervezas son todo lo que se necesita cuando alguien se siente depresivo y un completo inútil en el mundo. ¡Pero yo no tengo cervezas! Los Stoll no dan nada gratis y a diferencia de Piper y Leo yo no tengo sostenes de encaje o habilidades mecánicas para conseguir licor. Tal vez no debí haber compartido la botella que me obsequió mi padre...Como sea.
Así que, aquí estoy yo. Sentado al lado de mi hermana en una solitaria mesa del comedor del instituto, devorando mi tercer desayuno, mientras ella mueve la comida de su plato, y suelta una que otra sonrisilla de enamorada de vez en cuando. ¡Asqueroso! ¿Cómo fue que llegué hasta aquí? ¿Eh? Mi crush está en la enfermería a causa de mi estupidez y descuido, mis únicos amigos posiblemente culpándome por ello, el chico al que se suponía que tenía que impresionar para que se convierta en mi cuñado, ahora odiándome... Mi hermana besuqueándose con el esbirro de mi principal enemigo.
¡Ah! La vida es un infierno.
Me meto otro trozo gigante de pancake bañado en miel espesa de quién—sabe—qué—cosa—dulce—que—no—es—de—abeja y luego dejo caer mi cabeza contra la mesa mientras mastico con auto desprecio. ¿Cómo? ¿Cómo pude permitir que pasara?
La voz de mi padre que aún reluce en mi consciencia como si hubiese sido grabada ahí con metal, me ha acribillado durante toda la noche, y no parece estar cerca de callarse. Me parece escucharlo decir: "¿De qué te sirve tanto músculo, Frank, si no puedes cuidar a tu chica? Bah, no eres más que el bebé llorón que eras a los tres años". Y eso no hace otra cosa más que recordarme lo inútil que ha sido mi absurda existencia a lo largo de mi vida.
¿Por qué? ¿Por qué no pude proteger a Hazel? Estaba literalmente a mi lado, pero es que todo pasó tan rápido. En un momento la estaba ayudando a levantarse, luego me giré porque escuché que Annabeth se quejaba de su tobillo y cuando me giré de nuevo... ¿cómo la perdí de vista? ¿cómo fue que consiguieron lastimarla? ¿Por qué no me pasó a mí en lugar de a ella?
La lista de preguntas en mi mente es infinita, pero sé que nada va a cambiar lo que ya pasó, y por sobre todas las cosas, nada va a cambiar lo que Nico di Angelo piensa ahora de mí: que soy un inútil, descuidado, bueno para nada. Y ese es el fin, nunca conseguiré que vuelva a aprobarme. ¡Tenía una sola oportunidad! Y la eché a perder, como siempre. Una vez que las personas dejan de quererte, no hay nada que puedas hacer para recuperar su buena opinión sobre ti.
Con mitad sorpresa y mitad decepción, observo como el trío tormenta marítima de fuego se acerca con sus respectivas bandejas a sentarse a nuestra mesa de siempre. Vienen hablando, intentando actuar como lo hacen habitualmente, pero igual que el resto de los estudiantes que estuvieron en el accidente, se notan taciturnos, como preocupados: hablan más bajo de lo habitual, y Leo está siendo particularmente discreto. Incluso, cuando se sientan, el latino se queda quieto, solo concentrado en su comida.
—Hola, Frank— saluda Percy, y luego, más por educación que por amistad, le dice lo mismo a mi hermana.
—Hola, chicos— contesto, y mi hermana ni se entera de que ellos han llegado, porque por la puerta de entrada, acaba de aparecer Chris Rodríguez, quien viene haciendo un candado amistoso a la cabeza de Andrew Fort. Pero al final parece compadecerse de él y lo deja ir, al tiempo que se sienta en medio de los gemelos malvados del golova para desayunar. De momento no hay rastro del ruso. ¡Al menos algo bueno en el día!
Después de unos minutos, nuestra mesa estaba, como lo está habitualmente, llena por completo, y con todos los estudiantes apretujándose los unos con los otros. Las chicas se habían sumado, y habían agregado más sillas. A mi hermana no pareció molestarle en el momento, así que perdió su oportunidad de reclamar y ahora el grupo se muestra casi completo.
Pero faltan Hazel y Nico.
Will está sentado en medio de Calipso y Leo, relatándole a ella algunas cosas que no parecen ser demasiado importantes. Calipso está incluso más callada que de costumbre, esta vez, no sé si se debe a que está molesta con Will por algún motivo, o a alguna otra razón que desconozco, pero ni siquiera ha bromeado con él sobre que debe callarse de una buena vez por todas.
—De acuerdo, no puedo comer así— Annabeth suelta, de pronto, al fin llamando la atención de todos en la mesa— Percy, Jason, tomen aquella mesa de allá y únanla a esta. Si continuo comiendo con el codo de Piper clavándose en mis costillas, terminaré por morir de una indigestión.
Eso nos saca una pequeña risilla a todos, pero no dura demasiado. Una vez que la mesa número dos está unida a la número uno, y ahora se adapta a la cantidad de amigos que estamos reunidos, el silencio vuelve a dominar todo, y esta vez, es Jason quien decide romperlo:
—¿Sabes algo de Hazel, Will?— pregunta— ¿O de Nico?
—Hazel tenía cita con la psicóloga a primera hora— contesta el rubio, asintiendo con la cabeza— Nico fue a acompañarla. En cuanto a lo de su hombro, está mucho mejor, como es una herida superficial se va a recuperar pronto, solo tienen que cambiarle los vendajes de vez en cuando para que no vaya a infectarse. Aunque... creo que le quedará una cicatriz, pero eso solo el tiempo lo dirá, ¿no?
Y en la voz calmada de Will, al fin consigo encontrar un poco de paz para mí mismo. Viéndolo de ese modo, no es una sorpresa que Nico prefiera tanto su compañía. Después de lo de ayer, y que conseguimos ver el mismísimo infierno que lleva dentro, saliendo por cada uno de sus poros, lo que más necesita es alguien que lo haga sentir en calma. Pero bueno, qué sé yo sobre eso. Lo importante es que Hazel va a ponerse bien, y eso me alegra.
Incluso cuando ahora debo renunciar a ella.
Es decir, no es que yo quiera hacerlo, ¿ok? Definitivamente no quiero, ¡Pero Nico tiene razón! ¡Mi padre tiene razón! ¡Y si mi hermana no estuviera actuando tan extraño, ella también me lo diría, estoy seguro! ¿Qué clase de imbécil soy? ¿Cómo no pude salvarla? ¿Cómo no la protegí? ¿Por qué soy tan inútil? ¿Por qué? ¿Por qué? Por qué?
Entonces mis ojos se topan con la nariz peluda de un jabalí.
— ¡AHHHH! — el grito que doy no suena nada varonil y definitivamente, el saltito de susto, no diría mucho en mi defensa, pero aún así, sé que he soltado mi alarido en voz alta. Incluso me acerqué, por reflejo, al lado de mi hermana, llamando su atención, como un bebé babuino en busca de protección.
¡Pero es una reacción perfectamente razonable cuando te aparece un jabalí al lado de la cabeza! ¿ok? Aún sin bajar la guardia, escucho la risa melodiosa y divertida de Hazel, y eso me hace reaccionar nuevamente. Me volteo y me doy cuenta que ella está ahí, detrás de mí, sana y salva, tan hermosa como siempre y mi corazón empieza a dar tumbos tan fuertes que lastiman mi pecho. Entonces, con gran sorpresa, escucho como Clarisse es la primera en unirse a su risa (solo que en mi hermana suena perversa y burlona, no suave y alegre).
—¿Es Pumba?— Leo pregunta, estirando la cabeza para poder visualizar mejor al muñeco de felpa que Hazel trae consigo.
—¡¿Aún le tienes miedo a los jabalíes?!— Clarisse recupera el aire en medio de su escandalosa carcajada solo para burlarse aún más de mí— ¡PERO SI SOLO SON CERDOS, FRANK!
—¡No es miedo!— intento defenderme de inmediato— Es... es... precaución. Además, ¿quién no le tiene miedo a los cerdos? ¡Esas cosas comen hasta cadáveres humanos! ¡HASTA LOS HUESOS!
Hazel me saca de mi diatriba al momento en que toma una silla de otra mesa próxima y la coloca a mi lado. De inmediato me doy golpes mentales por estúpido. "¡Tenías que traer la silla para ella, Frank! ¡O darle la tuya! ¡O lo que sea! ¿Qué te pasa idiota? ¿Existen más formas de arruinarlo con ella? Tal vez te falta una aún, Frank". Hazel se sienta, como si nada, muy felizmente abrazando al muñeco del diablo. Leo no puede soportarlo más y extiende la mano, Hazel mantiene la sonrisa, y se lo entrega.
—Me lo obsequió la psicóloga— explica Haz a todos en la mesa— Dice que me ayudará a...— hace comillas con los dedos— "superar el trauma".
—¿Por qué un jabalí? ¿No podía darte un peluche de oso o un panda? Los pandas son bonitos— digo y ella se limita a encogerse de hombros.
—No es solo un jabalí, Frank— me corrige Leo— ¡Es Pumba! Te falta cultura, hermano.
—Préstamelo— Percy de inmediato se olvida de lo que queda de su desayuno y le quita el peluche a Leo. Bajo la mirada escéptica de su novia, se pone a jugar con él, al tiempo que molesta a Jason tratando de darle besitos con ella.
—¡Dame eso! —Jason se lo quita, y ahora es él quien molesta a Percy con el tal Pumba, dándole tipo latigazos con el rabo del jabalí.
Y así, de pronto, los tres se están peleando por tenerlo en sus manos. Pronto, el peluche sale volando y ahora está en posesión de Will, quien no pierde el tiempo para continuar el juego extraño en el que ahora, agrega una voz muy grave y simula que Pumba está cantando "Criminal" de Britney Spears. Hazel comienza a reír muy, pero muy, fuerte. Tal vez sí sirva para superar el trauma, después de todo.
Leo vuelve a tomar el muñeco y Will se olvida de él, para preguntarle a Hazel:
—¿Y Nico?
—La psicóloga lo secuestró luego de que desayunamos juntos en la enfermería— contesta ella— Pero no creo que se quede mucho tiempo con ella, mi hermano no la soporta. Y a mi ya me dio tiempo de ir a tomar un baño y cambiarme, así que debe venir pronto.
Entonces el silencio vuelve a extenderse en la mesa y eso, al parecer, consigue también callar a Will por un momento. Nadie lo dice, pero la tensión en el ambiente está implícita: Temen ver a Nico. Temen tenerlo cerca. A ese "asesino", parecen decir los ojos de Jason. Y me doy cuenta también, de inmediato, que la expresión en el rostro de Hazel se transforma en hielo absoluto. Su sonrisa desaparece por completo, sus pómulos adquirieren el filo de los de Maléfica en su película y sus ojos dorados pasan lentamente sobre cada uno de los que está en la mesa, juzgándonos en silencio.
—Oh, ¿tengo que recordarles sus propias fichas?—pregunta ella, inclinando la cabeza— ¿O acaso todos estamos aquí por santos? ¿Eh?
El silencio se extiende un rato, más por el estupefacto que provoca una Hazel molesta, que realmente por nuestras conciencias afectadas. Will mantiene la boca abierta, como si fuera a decir algo, pero yo lo hago primero, porque en serio necesito saber la respuesta. Sufro el riesgo de morir espontáneamente, si no obtengo al menos una sola palabra de consuelo por parte de Hazel.
—¿Crees que vaya a odiarme de por vida? — pregunto en voz alta, y entonces toda la frialdad en ella desaparece por completo.
—¿Odiarte? ¿A ti? — se voltea hacia mí, preocupada — No, no, no, para nada. Todo lo que dijo, él no lo dijo en serio. Es solo que se preocupa mucho por mí y...
Antes de que ella pueda terminar la frase, la puerta principal vuelve a abrirse y, como no había sucedido en algún tiempo; todo el mundo se queda callado cuando el chico sombra entra al lugar y se aproxima a tomar... la bebida favorita de un sanguinario asesino: Un juguito de uva.
Y, al momento siguiente, empiezan los cuchicheos:
—Dicen que le apuntó directamente a la cabeza del señor D con dos pistolas mientras sostenía un cuchillo entre los dientes— dice un pelirrojo de primer año— y que si no lo mató, fue solo porque el director se movió muy rápido y esquivó el disparo con sus reflejos de Spiderman.
—Yo escuché que se necesitaron seis guardias armados para mantenerlo bajo control — le devuelve una compañera negra, que está sentada a su lado— Y que de hecho él disparó varias veces, y que Andrew Fort se orinó del susto.
—¡Hey! Lo último no es cierto— Drew Tanaka interviene, levantando la cabeza de la que había sido alguna conversación interesante con su grupo de brujas, en el que estaba extrañamente ausente IsaaK— Yo estuve ahí, puedo asegurártelo.
Pero Drew dijo "lo último no es cierto", lo cual, da por confirmado que "lo primero si es cierto" y por primera vez en la historia del Instituto, existe confirmación visual de que Nico di Angelo realmente cometió el crimen que se comenta mientras camina en medio de la prole. Nico no dice nada, se limita a avanzar, hasta llegar a nuestra mesa, con su juguito abierto y la pajilla en medio de sus labios como el arma más letal de la tierra. Probablemente está divirtiéndose de escuchar nuevamente los rumores sobre él.
—Bueno... —comienza Annabeth, tan pronto como el italiano llega junto a Hazel, aún de pie. Percy tiene a Pumba entre sus manos, pero lo ha olvidado por completo para prestar atención a su novia—Parece que lo conseguimos—. Nico levanta una ceja interrogante— Ganamos. Eres el rey del Instituto.
Pero, Nico niega con la cabeza, sin dejar de tomar jugo con toda la calma del mundo. Levanta su mano libre, mostrando primero tres dedos, luego dos, luego uno, y al final, termina el conteo señalando hacia la izquierda, como quien dice: "Luces, cámara, acción". Y Bam. Dimitri entra en escena, justo por la dirección en la cual Nico señaló recién y se para delante de este, quien solo se lo queda mirando con faz inescrutable.
—Errres muy valiente con un arrrma— gruñe el ruso. De acuerdo, él no está exagerando tanto su acento, pero así lo escucho yo, porque me cae gordo, ¿Okay? Especialmente desde ayer— ¿Perrrrro de qué errres capaz sin eyia? ¿Piensas que toda esta gente te admirrrra? No errres más que un enano, flacucho e inútil bastarrrdo. Cualquierrra aquí, hasta el más estúpido, puede darrrrse cuenta de eiyo.
Y como nadie quiere pasar como estúpido, la mayor parte de estudiantes fáciles de manipular, empiezan a asentir con la cabeza, a las palabras de Dimitrrrrrrrrri. Incluso escucho algunos murmullos de "Tiene razón, con una pistola cualquiera, ajá, ajá". Y entonces me doy cuenta, que a pesar de todo lo que Nico me gritó ayer, de haber destruido brutalmente mi autoestima como apretujar una cáscara de huevo; de inmediato me doy cuenta de que mi bando sigue siendo el suyo, que odio a el maldito ruso más que a cualquier otra cosa en el mundo, a causa de lo que quiso hacer con Hazel y que si tuviera la oportunidad de hacérselo pagar, yo...
— ¡Mi querido Dimitri! — Nico, con toda la paciencia del mundo, aleja el jugo de su boca, y con una serenidad que parecía surrealista después de lo de ayer, continúa diciendo—: Yo no necesito arrancarte los dientes con mis frágiles puños. ¿Para qué? Si mi gente puede encargarse de ello, mientras yo no me ensucio las manos.
Es más que obvio que el indicativo de "frágil" está cargado de ironía, pero lo que más me convence de que el hermano de Hazel realmente tiene una mente macabra, es el modo en que utiliza "mi gente". Es que es la palabra perfecta para no insultarnos al decirnos "sus esclavos, sus sirvientes, sus perras" o algo por el estilo, y a la vez tampoco nos está diciendo "sus amigos" posiblemente para que no se nos suba a la cabeza... o tal vez porque realmente no nos considera sus amigos, ahora que lo pienso...
"Por sobre todas las cosas yo no soy su amigo"— me recuerdo— "ahora me odia."
—No es mi culpa que tus...— Nico continúa hablando, y señala a los gemelos feos, a Jesse y a Chris con un dedo despreciativo— ... ¿amigos? sean una bola de inútiles, y más que ayudarte, te vean la cara de imbécil y se escondan detrás de las cuatrocientas libras de carne podrida a la que llamas cuerpo; buscando protección.
—Uhhhhh— Leo, Percy y Piper cumplen su papel de barra de apoyo y se unen para echar más leña al fuego.
—Crrrees que soy imbécil, ¿Porrr qué no me lo dices a la carrrrra?— devuelve Dimitri, formando una mueca ególatra— Oh, esperrra, no puedes, enano. Dime que se siente tenerrrr que mirrrrar hacia arrrrriba parrrra hablarrrrme, como el puto marrrrrica que errrres.
—Oh, ¿crees que siempre te hablo desde un metro de distancia porque no quiero que se note que miro hacia arriba?— Nico se finge sorprendido, abriendo mucho los ojos y los labios— ¡No, no! En realidad es porque si me acerco un centímetro más voy a vomitar por el asqueroso olor a mierda que sale de tu boca. Y en general tampoco te miro a la cara, sino a un punto al lado de tu oreja izquierda, porque no creo que mis pobres ojos soporten ver una aberración tan fea como tu rostro.
— ¡Oye, tú, tanque ruso! — Will interviene, y por un momento todo el mundo cree que se ha vuelto loco (o bueno... más loco... Anormal para los ya altos estándares de demencia habituales en Solace), es decir... ¿Detener a Nico cuando está discutiendo tan a gusto?— Creo que además te preocupas demasiado por la orientación sexual de Nico, ¿no es así? Ya es como la cuarta vez que haces referencia a eso...
—¿Qué...?— Empieza Dimitri, pero Will no lo deja hablar hasta rematar:
— ¿Es que acaso estás escondiéndonos algo, Dimitri? Porque estoy empezando a sentirme celoso.
Nico suelta una pequeña carcajada orgullosa de triunfo y Will sonríe radiante por el efecto logrado. Dimitri ha quedado descolocado. Entonces, aprovecho para mirar a Hazel y me doy cuenta de que, si aún le guardaba el más mínimo gramo de rencor a Will por no haber hablado lo suficientemente rápido en defensa de Nico cuando toda la mesa estaba en silencio, con este comentario ya lo ha perdonado por completo. Mi crush ríe entre dientes y sin pensarlo demasiado, ella también entra al juego.
—Había escuchado de personas que, si no lo consiguen con una chica, de inmediato prueban con conquistar a su hermana...— comenta, con voz pensativa, pero lo suficientemente alto para que todo el mundo escuche—. Pero jamás imaginé que pudiera aplicarse a mí y mi hermano...
Dimitri abre la boca para contestarle a Hazel, si su intención es decir algún elogio o algún insulto, no lo sé, pero la sangre en mis venas empieza a hervir, y ya tengo mis manos cerradas en puños, listo para lanzarle el primer golpe a la cara tan pronto como sus cuerdas vocales entren en funcionamiento. Sin embargo, Annabeth tiene otros planes. Es decir: Aprovechar el bug.
—Si bueno, como sea— dice en voz alta, restándole importancia a la palabrería de Dimitri, como si no fuera más que un sucio perro — Te decía Nico, que ahora que te has proclamado como el estudiante más respetado del instituto sería bueno celebrarlo de algún modo, ¿no crees?
Nico es jodidamente rápido entendiendo los planes de Annabeth (una habilidad envidiable de chicos listos), así que, mientras el resto de nosotros aún estamos mirando a la rubia preguntándonos qué demonios le pasa para cambiar de tema tan drásticamente, Nico ya lleva varios segundos de ventaja con los ojos puestos en ella, dejando a Dimitri en el olvido.
—Ah, sí...— le contesta el aludido, volviendo a meter el jugo en su boca. Dimitri incluso levanta las manos ligeramente, como diciendo: "¡Hey, sigo aquí!"— He estado pensando en algo... Hay que ponerlo en práctica hoy, cuando el señor D venga a almorzar... Es decir, yo lo iba a hacer ayer, pero con todo lo que pasó... Da igual, ahora resultará incluso mejor, la celebración que estás esperando.
—Entiendo, tienes que contarnos todos los detalles— devuelve Annabeth, con faz despreocupado.
Y es entonces, no antes, que lo comprendo: Dimitri se ha quedado abandonado e ignorado como un vil perro callejero.
JA
¡Eso es! Ese es el mensaje de Annabeth: "¡No eres tan importante, Golova! Como para que el Rey de los Fantasmas te preste atención". ¡Es brillante! Perfecto y efectivo, como todas las estrategias de Chase, ni siquiera debería sorprenderme.
—¿Quieren una épica celebración?— pregunta Leo, encuadrando los hombros de pronto envalentonado— Yo puedo ayudar con eso. Creo... ¿Will, cómo funciona el collar de Nico?
—¿Por qué le preguntas a Will, como si Nico no estuviera?— consulta Piper, rodando los ojos.
—Porque Nico no va a contestarme— devuelve Leo con simpleza.
—Touché— ríe Piper.
—¿Para qué quieres saber eso?— pregunta Hazel, recelosa. Nico simplemente observa, aún de pie, ligeramente inclinado y con sus codos usando como soporte el respaldar de la silla de su hermana.
—Porque no quiero morir un día de estos por un ataque de ira de cualquiera de mis amigos— dice Leo, soltando al elefante en la habitación como si fuera algo jodidamente sencillo—. Ya sabemos cómo mantener a Percy en sus cabales, basta con un par de ojitos soñadores y voz persuasiva. Ya sean de Jason o en su defecto de Annabeth...
—¡Hey!— se queja Annabeth.
—No, no, el elfo tiene un punto— interviene Jason— No siempre va a estar Will cerca para...
—Sí, sí, eso todos lo sabemos— esta vez Calipso lo corta— ¿Pero qué tiene que ver el collar? Chilla cuando estamos a punto de morir, idiota. Es todo lo que necesitas saber.
—Elemental, mi querida Cali — Leo le contesta, fingiéndose muy sabio— Ayer esa cosa estaba chillando incluso antes de que estuviéramos en alto peligro de muerte...—alza un dedo— Mi hipótesis es la siguiente: Nico no había perdido la chaveta cuando empezó a timbrar... ¡Pero sí que se le safaron los tornillos después de escucharlo durante mucho tiempo! Lo cual quiere decir, que ese collar solo empeora sus altos deseos de asesinato.
—Por lo que estás sugiriendo que... — comienza Clarisse, moviendo las manos al aire — ¿debemos...?
—Quitarle el collar a Nico.
Quedamos enmudecidos. La declaración de Leo cae como una bomba silenciadora sobre nosotros. Por el rabillo de mi ojo, noto la expresión expectante de Nico.
—Te pago— Will de pronto parece adquirir demasiado interés en la conversación—. Te daré lo que quieras, mis postres de un año entero, mis medicamentos, los condones de mi padre. ¡A mi propio padre! Te lo regalo... ¿En serio puedes quitárselo?
Will parece estar a punto de sufrir un patatús, sus ojos le brillan como los faros de un deportivo y creo que está a punto de zarandear a Leo por respuestas contundentes. Y Dimitri sigue ahí parado, esperando a que le hagan caso. Cada vez se ve más incrédulo y ofendido. Así que obviamente, Nico, sigue sin prestarle atención y en su lugar se extiende por encima de la mesa para tomar el Pumba de las manos de Percy, y lanzárselo a Will en la cara.
—Puerco— le dice, sin dar ninguna otra explicación al respecto.
— Auch— se queja Will, pero no se defiende, sus próximas palabras van de vuelta a Leo—: Funciona con el ritmo cardíaco... Cada vez que el latido de su corazón alcanza niveles fuera de los normales pues...
—En la habitación suena a cada rato— suelto, y sé que tengo una mueca en el rostro.
—Rayos... ¿Estabas despierto?— pregunta Will, ligeramente sonrojado.
—¡También suena al mediodía!— me quejo de nuevo. ¡Porque es mi momento de quejarme! No pueden detenerme, es ahora o nunca.
—Jaja—Piper le quita el Pumba a Will, solo para lanzárselo de nuevo, choca contra el rostro del rubio, y rebota para caer en el regazo de Calipso— ¡Puercos!
—No empecemos a hablar de eso, amiga— Percy se cruza de piernas como toda una señorita, y sorbe de su jugo de naranja con el meñique levantado— Porque yo conozco a un rubio y una morena que se escapan casi todas las tardes a quién sabe dónde y no creo que vayan a contarse chismes, nada más.
—¡ESTAMOS HABLANDO, DI ANGELO!— Dimitri al fin pierde la paciencia — TE VOY A MATARRRR ENANO, UNA VEZ QUE PONGA MIS MANOS EN TU DIMINUTO CUELLO NO TE QUEDARRRRRÁN NI TRRRRRES SEGUNDOS DE VI...
PIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIII
Un chirrido espantoso suena a través de los parlantes del techo, indicativo de dos cosas: 1. El señor D va a dar un mensaje y 2. El intercomunicador aún no se ha podido arreglar lo suficiente desde que Leo intentó instalar el sonido de un delfín para que se reprodujera cada vez que se encendía el aparato.
—Estudiantes— dice la voz nasal del señor D—. Para estas alturas la mayor parte de ustedes debe haber escuchado los rumores sobre el asalto acontecido el día de ayer a los estudiantes que salieron a realizar su trabajo comunal... Afortunadamente, no fue nada grave, no hubieron pérdidas de valor y no pasó de un susto y un accidente diminuto e insignificante del cual nadie debe preocuparse... ¡El resto de cosas que hayan escuchado! No son más que rumores. De todos modos, estaré fuera de la Institución durante un par de días, debido a que estaré poniendo la denuncia frente a las autoridades correspondientes y encargándome de otros asuntos...
>> ¡No olviden que hay cámaras de seguridad y que Quirón queda al mando mientras no estoy! Así que, cualquier cosa estúpida que esté pasando por sus tontas cabezas perversas... ¡No lo hagan! O el castigo será tres veces peor. ¡Ya saben a quiénes les estoy hablando! Es todo. Fin del comunicado. Sigan con sus mediocres vidas.
PIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIII.
—Aún no he terminado contigo, bastardo— Dimitri vuelve a hablar tan pronto como termina el señor D. Nico tiene una sonrisa macabra en el rostro— Si el viejo gordo no va a estar... Esta noche te voy a romper todos los huesos del cuerpo.
— ¡Pero que bestia incivilizada eres, Dimitri! — Nico le contesta con cara de asco— Tal vez deberían ponerte también un collar o... ¡Mejor un bonito bozal de color rosa! Con una pequeña bandera comunista en ella, si, le daré la idea al director cuando lo vea.
—¿Acaso tienes miedo de pelear contra mí?— devuelve Dimitri, ignorando la anterior pulla— Ya lo ves... Sin pistola en mano, no eres nadie.
—Ya te lo dije, tarado— dice Nico— Yo no necesito rebajarme a pelear contra ti, cuando mi gente puede dislocarte el hombro por mí, sin necesidad de que yo mueva un solo dedo. ¿Qué te parece esto? Tus idiotas y tú, contra mis...
Nico ni siquiera consigue terminar la idea, porque esta vez sí he captado, y sé, de inmediato, que es la oportunidad que he estado esperando. ¡Mi momento ha llegado! "Dislocar el hombro" ¡Eso fue lo que dijo! ¡Vencidas! Una competencia de vencidas... ¡Puedo derrotar a Dimitri, volver a recuperar la confianza de Nico y ganar el corazón de Hazel en un solo movimiento! ¡GRACIAS DIOS, YO SABÍA QUE TÚ ERES BUENO! Antes de darme cuenta estoy de pie, y Nico me observa con una sonrisa que no sé si es de orgullo o de diversión.
—Tú, y yo, en una batalla de vencidas— digo, tan pronto como Nico asiente en mi dirección ¡Ahhhh! ¡Está funcionando! ¡Sí!
—Quien gana se queda con Hazel— contesta Dimitri aceptando.
—Hecho— digo.
—De acuerdo— interviene Nico— Tenemos un acuerdo. Esta noche, en el salón de artes plásticas del cuarto piso. Aquello nunca lo cierran con llave.
—¡Wow, wow, alto, alto!— Hazel se levanta, repentinamente furiosa... ¡Alto! ¿Por qué está molesta ahora mi princesa?— ¿Cómo que "se queda con Hazel"? ¿Qué soy? ¿Un trozo de carne para ganar?
Pero nadie alcanza a contestarle, puesto que Annabeth también se incorpora y dice:
—¿No escucharon que hay cámaras, idiotas? ¿Cómo piensas burlarlas, Nico?
—Ya lo hicimos un par de veces— devuelve Percy, aún sentado— ¡Andrew lo hará por nosotros!
—¡¿Qué?!— la pequeña ratita chilla, por allá, encorvado detrás de un basurero mientras se frota las manos incesante con nerviosismo—. ¡No puedo hacerlo, ya no tengo mi computador! ¡Qué lástima! Bueno... ya será en otra ocasión, ¿no?
Él no parece sentirlo mucho. Acto seguido, Andrew se dispone a salir huyendo, sin embargo, cuando se da la vuelta, sus pasos se detienen de golpe al encontrar a Drew Tanaka de pie delante de él, con una mochila en manos que Isaak le provee como toda una ofrenda. (Alto... ¿En qué momento se movieron hasta ahí?)
—Buenas noticias, cariñito—inicia Drew, sonriente—. Quería pagarte de algún modo el favor del otro día... Ya sabes, lo del internet... Y cómo no te gustó demasiado mi modo de satisfacer deudas... — hace un puchero y espera un momento, como esperando a que Andrew niegue dicha afirmación, pero como el nerd no dice nada, continúa— Pues, pensé que regresarte tu bebé iba a ser un buen intercambio — le lanza la mochila, con una sonrisa en su rostro— ¿Estás feliz?
Andrew suelta un gemidito que bien podría ser de placer, de miedo, de tristeza o simplemente de resignación. Mira la mochila que contiene su laptop anteriormente perdida y dada por muerta, la abre, y observa si la pantalla está entera.
—¡Oigan! NO ME PUEDEN APOSTAR A MÍ— Hazel grita, dando saltitos de berrinche, esperando a que alguien le preste atención, pero como estoy demasiado ocupado en saber si Andrew podrá con las cámaras o no, no le contesto.
—¡Está viva!— susurra, emocionado, y luego lo repite pero mucho más triste— Está viva...
—¡Todo solucionado! — dice Nico— Esta noche, entonces.
—Esta noche— devuelve Dimitri —Ni se les ocurrrrrra faltarrrr. Ni Prepárate para perder a Hazel...
—¡Tú prepárate para... !
Entonces Hazel aparece delante de mí, furiosa, para seguidamente, darme un empujón con todas sus fuerzas que lo único que hace es desestabilizarme un centímetro de mi posición. No obstante, el gesto si que me afecta, su expresión dominada por la ira, ahora si llama mi completa atención.
—¿Cómo te atreves a apostar por mí? ¡¿Cómo te atreves a estar de acuerdo con eso?! ¡Como si fuera un trofeo! ¡Como una ternera que ganar! ¡Un simple trozo de carne! — me reclama, cerrando sus pequeñas manos en puños— ¡Pensé que eras diferente! Pero me equivoqué, ¡eres un bruto al igual que todos! ¡Incluso peor porque me hiciste creer que eras gentil!
Y así al instante, toda la emoción, la valentía, y la poca confianza que sentía en mí mismo, desaparece en un santiamén como un globo desinflándose por una aguja. No soy el único que se ha quedado mudo, prácticamente toda la cafetería lo está al ver a Hazel, a la callada y tímida Hazel, por segunda vez fuera de sus casillas. Al mismo tiempo, sé que soy el punto de interés de todos la ojos de este lugar, no obstante, los míos solo pueden estar impregnados en los orbes dorados de Hazel, los cuales como en mi peor pesadilla reducen, de rabia contra mí.
Entonces, Hazel hace el amago de voltearse e irse, sin embargo, sin detenerme a pensar en las consecuencias ni un segundo: la detengo, sujetándola del brazo con una mano férrea. Soy mucho más grande que ella, con el simple hecho de cerrar mi mano sobre ella, sé que no está en disposición para dar ni un solo paso.
—Espera, Hazel hablemos... — comienzo atolondrado, pero cuando ella se voltea de nuevo hacia mí, solo lo hace para una sola cosa:
Darme un puñetazo en el estómago.
La suelto de inmediato por la sorpresa, ella retrocede tocándose los nudillos sutilmente como si se hubiera hecho daño. Sigue mirándome furiosa. Yo no siento dolor en lo absoluto a causa de su golpe, pero lo que sí me destroza de agonía, es distinguir las lágrimas de Hazel balanceándose en los bordes de sus párpados, y el pequeño mohín de tristeza que reluce sobre sus labios, que nació a causa mía.
—No vuelvas a hablarme — sentencia, y cuando vuelve a intentar marcharse, esta vez no la detengo.
Calipso se pone de pie de inmediato y corre en dirección a Hazel, cuando la alcanza, ella rodea uno de los hombros de Hazel con su brazo y antes de marcharse juntas, Calipso vira su cuello para enviar una gélida mirada de odio puro hacia mí, la cual recibo, porque lo merezco. Todo este tiempo, me había preocupado tanto por obtener la aprobación de Nico primero que había olvidado el detalle más importante: conseguir la aprobación de mi crush antes. Había asumido, que si mantenía feliz a su hermano, entonces la tendría fácilmente a ella... Hazel tenía razón, era un bruto.
Un rato después, Nico se coloca a mi lado, le da un sorbo muy largo y ruidoso a su juguito, y finalmente dice:
—Mierda, ¿cómo te atreves, Frank? — para luego negar, con decepción.
"Sí" —pensé, poniendo cara de poker —"¿Cómo pude ser el único en aceptar tal trato, no, Nico?"
Paso # 47: No asumas... No asumas que todo puede salir bien, no pienses que puedes satisfacer a todos, porque no es así. Siempre habrá alguien decepcionado, o enfadado por la decisión que tomes. Asegurate de elegir bien a quién quieres impresionar, y a quién estás dispuesto a perder.
A: Qué tal hermosos lectores ya nos extrañaban? Esperamos que les haya gustado el capítulo. Dejen su comentario importante sobre algo del cap y si no pus, deje su voto y a chingar pues ahre
K: Todavía no puedo creer que Frank se haya atrevido a tratar a Hazel como un trozo de carne, sis.
N: LO sé sis, ni siquiera Nico se lo esperó, es decir, el chico para nada estaba de acuerdo con ello...
K. No, ajá.
A. ajá
k: Pinche Nico. ¿Siempre se saldrá con la suya? ja, obviamente era sarcasmo JAJAJAJAJA
A: AJJAJJAJAAJ
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