Paso # 39: No cometas errores

— Feliz cumpleaños, sis hermosa, — Amer dice tirando confeti en la cara de su sis, traen el pastel los lectores y lo ponen sobre la mesa delante de ella.

Kinn sonríe, y sopla las velas pidiendo un deseo: COMENTARIOS JUGOSOS.

By: PechaghtLecha

—Si un gallo situado encima de un tejado pone un huevo y el viento va hacia la derecha, ¿hacia dónde caerá el huevo?— el acertijo fue dicho por el profesor Cheveroski, con prontitud.

A Annabeth casi se le cayó la quijada de la sorpresa. Pero no sólo eso. ¡También estaba indignada! ¿Qué clase de acertijo de mierda era este? Se dijo internamente furiosa. ¿Por qué el profesor estaba preguntando una estupidez en vez de algo que realmente hiciera hacer explotar sus neuronas? No lo sabía, pero mientras ella estaba cavilando sobre esto, Andrew no perdió el tiempo y contestó deprisa el acertijo. Después de todo, él no quería hacer tarea que era imposible de entregar.

—Los gallos no ponen huevos—. El nerd respondió, alzando y bajando su mano rápidamente para llamar la atención del profesor — ¿Es la respuesta?

Annabeth se le quedó mirando, detrás de esos cristales con exagerado aumento, los ojos de Andrew se veían entusiastas por la competencia; entonces, el nerd sintió su pesada mirada, le echó un vistazo de reojo a la rubia, y luego, volvió a mirar al frente porque los ojos grises cual plomo de Annabeth, le daban demasiado miedo.

—¡Correcto! —el profesor asintió hacia Andrew, y dibujó un palito debajo del título de "Sección B", el cual representaba el conteo de puntos. —¡Siguiente!

—¡¿Annabeth?! — Jason la llamó en tono de reprimenda, sus ojos azules la escrutaban con frialdad. — ¿Qué ocurrió, por qué no contestaste? ¡No he dicho nada porque pensé tú que lo harías!

—¡Sabía la respuesta! — Annabeth se justifica velozmente, sus ojos se mueven y encuentran los de Percy, y se siente momentáneamente avergonzada de haberle fallado, sin embargo, se recompone—. Es solo que... ¡Aquello no puede considerarse un acertijo! ¡Está mal planteado!

Jason la miró como si se hubiera vuelto loca, y Annabeth se encogió internamente ante esa mirada, aunque jamás lo admitiría. Incluso Piper, su mejor amiga, había agachado la mirada para negar lentamente con aire decepcionado; lo cual, no hizo más que aumentar la testarudez de su orgullo. Sus labios se fruncieron y su barbilla subió hasta el cielo. Ella estaba en lo correcto, lo sabía muy bien, no iba a echarse para atrás solo por haber perdido un absurdo punto.

—¡¿A quién mierda le importa si está bien planteado o no el acertijo, Annabeth?! — Nico fue el que le reclamó ahora, a este no le emocionaba para nada perder contra la sección B — ¡Tú solo contesta las malditas preguntas aunque sean ridículas! ¡Te delegamos la misión para eso!

Él tenía un punto, pero aún así, ¡¿Cómo contestaba acertijos, si los que decía el profesor no eran acertijos!

—¿Qué es lo que hace una vaca cuando sale el sol? — fue la siguiente pregunta.

Annabeth contuvo un gemido de dolor antes de contestar a regañadientes:

—Sombra.

— ¡Bien! — y el profesor colocó un palito debajo del título "Sección A", y en vez de ponerse feliz, Annabeth sintió ganas de dispararse— ¡Siguiente! ¿Cuál es la estrella que no tiene luz?

— La estrella de mar — Annabeth volvió a ganar otro punto con desgana, solo porque había sido más rápida para hablar que Andrew; a su lado, Drew chasqueaba los labios irritada. —¿Qué ocurre? — no pudo contenerse en sonar altanera, —¿Acaso provocan demasiado esfuerzo para ti?

No era algo propio de Annabeth hacer burla en referencia a la inteligencia de otras personas, ni algo que la hiciera sentirse orgullosa, pero tenía una vena competitiva, activa justo ahora contra la asiática, que casi la obligaba a escupir palabras mordaces. ¿Realmente era muy inteligente? O solo coqueteaba y le hacía "favores" a los profesores para mantener su promedio. Annabeth se esforzaba para ser la mejor, y que alguien más la superara sin hacer un mínimo esfuerzo, era un insulto.

Drew no contestó, tan solo se limitó sonreírle, con una promesa oscura brillando en sus profundos ojos de alquitrán.

—¿Cómo se saca un elefante de una piscina?— fue la pregunta a continuación.

—¿Con una grúa? — Annabeth respondió, con la cara arrugada de consternación. Pero el profesor hizo el sonido de una máquina emitiendo un error abismal, y negó con diversión mientras decía: ¡Esa no es la respuesta! Los de la sección A, bufaron con frustración, al ver cómo una de las líneas de puntaje era rápidamente borrada. Jason intentó dar otra respuesta, pero inmediatamente, Drew se le adelantó para contestar:

— La respuesta es: Mojado.

—¡Correcta! — el profesor Cheveroski asiente, y coloca otro punto para la sección B, quienes encabezan ahora la competencia.— Muy bien, señorita Tanaka— nuevamente emplea el tono empalagoso, y se acerca unos pasos, para poner una mano sobre la que la asiática tiene sobre la mesa, felicitandola.

Automáticamente, Andrew mira esa mano peluda y arrugada sobre la pequeña y pálida mano de Drew, y siente repulsión en su sistema. Por un segundo, pareció que él encontraría el coraje y lo apartaría para protegerla de esos dedos impuros. Pero no fue necesario, Drew la movió por sí sola, se cruzó de brazos, y cerró la mano que había sido profanada, en un puño.

El profesor sonrió, y fingió no estar molesto.

—Andrew— Leo exclamó en un susurro que era perfectamente audible para todos— ¡Defiéndela! Las chicas aman a los hombres fuertes, caerá a tus pies, cual princesa en apuros, no importa si es Drew Tanaka. ¡Tu sueño se hará realidad!

El nerd abre los ojos exageradamente y mira a Leo con un solo mensaje en su rostro: "¡BAJA LA VOZ!", pero ya no había nada que hacer. Todos habían escuchado, Drew incluída. La chica escanea a Andrew de arriba a abajo, luego mira a Leo. Bufa y sacude el cabello largo, golpeando al nerd en el camino.

—No lo ayudes, Leo— lo regaña Percy— Solo empeoras las cosas. ¡Además recuerda que era un secreto! No debíamos decirle a nadie que...

—Sí, sí— interrumpe Leo, aún "susurrando"— Pero no le estoy diciendo a nadie que Andrew tiene un crush por la Tanaka, solo le estoy diciendo a él que aproveche el momento.

—Cierto, cierto— aprueba Percy, le dolía demasiado la cabeza para continuar— Solo no le digas a nadie más. ¿Okay?

—Okay.

—Idiotas— interviene Jason, al tiempo que golpea su propia cabeza con ambas palmas de la mano— ¡Ella está escuchando! Todo el mundo está escuchando.

—¡Cállense ya!— les suplicó Andrew, escondiendo su rostro entre sus manos— Por favor. No lo empeoren.

—¡Ja, como si fuera una novedad!— exclama Isaak— ¡Todo hombre heterosexual en este instituto quiere llevarla a la cama, y el que diga lo contrario está mintiendo!

Drew no dice absolutamente nada, se limita a rodar los ojos y soltar un suspiro exasperado, como si los enamoramientos de nerds fueran para ella el pan de cada día. Tanto que ya ni siquiera se molestaba por sentirse asqueada u ofendida por ello.

En tanto, Annabeth estaba patidifusa, primero porque supuestamente se había "equivocado" cuando claramente, su respuesta había sido perfectamente lógica y correcta. Segundo, por primera vez, alguien la había "derribado" en cuestión de segundos, literalmente, enfrente de su nariz. Y tercero, ¡la pregunta era tan asquerosamente patética que quiso hacer un berrinche!

Miró a la asiática por inercia, una delgada ceja, se alzaba elegantemente como el ala de un cisne negro en su rostro, mientras el profesor continuaba con sus patéticos acertijos para niños de primer grado. Trató de no perder la paciencia, y respondió tantas como pudo.

— ¿Dónde esconderías a una oveja?

— En un rebaño.

— Cual es la capital de Bulgaria?

—Sofía, pero... —Annabeth fue interrumpida por la mirada censuradora de Jason. Este decía con gritos mudos, ¡a quién le importa si no son buenos enigmas! Solo contesta. Ella dudaba, cada vez más, titubeaba. ¡ESO NO ES UN ACERTIJO, JODER!

—Que presidente estadounidense firmó la proclamación de emancipación.

—Abraham Lincoln—. Andrew sabía aprovechar los titubeos de la rubia a su favor. Fue tan bueno que, muchas preguntas después, logró empatar contra Annabeth y Jason Grace, sin necesitar la ayuda de Drew; quien había permanecido la mayor parte del tiempo callada. Simplemente observando el enfrentamiento.

Secretamente estaba feliz, Andrew se sentía como un caballero medieval luchando y ganando terreno en una batalla, para luego dedicárselo a su reina.

—Hey, frocio, frocio— Dimitri intenta llamar la atención de Nico, quien, por su parte, intenta ignorarlo tanto como le es posible— ¿Por qué no le haces una mamada al profesor para que nos deje irnos, putita? ¡Hey, Frocio! Vamos, ya es obvio que está cachondo.

Nico pone los ojos en blanco, un músculo de su mandíbula se tensa y delata su furia. Sus amigos guardan silencio de mala gana, ellos no iban a intervenir si veían que su rey no quería responder al insulto. Pero estaban atentos, o la mayoría de ellos, Frank Zhang todavía dormitaba sobre su mesa, tan fuerte como un oso hibernando, incluso la piel de su mejilla parecía estarse derritiendo sobre la madera, y de vez en cuando le salía un ronquido.

Mientras tanto, el profesor estaba muy ocupado buscando una pregunta suficientemente difícil en el libro para que pudieran hacer el desempate final. Murmuraba palabras una y otra vez, y luego negaba con la cabeza diciéndose a sí mismo que debía encontrar una muchísimo más difícil que esa.

—Hey, mariquita, di Angelo— insistía Dimitri— Tu que eres gay, aberración en la tierra, hazle una mamada y larguémonos de aquí. De paso préstame a tu hermana para...

Eso fue suficiente. Nico no le permitiría terminar esa oración y Hazel Levesque lo sabía. La chica prácticamente se lanzó sobre Nico para que este no pudiera saltar sobre Dimitri. Por su lado, Will, cuyos reflejos habían sido entrenados al lado de Calipso durante demasiado tiempo, lo había sujetado del brazo, casi al unísono que la chica. Un leve pitido salía del aparato de metal que llevaba el italiano en el cuello.

A Isaak tampoco le agradaba Dimitri, le enviaba miradas enardecidas en silencio.

—Uy, ¿se enojó la mariquita?— pregunta Dimitri, ahora burlándose— ¿Qué vas a hacer? ¿Atacarme con tu poder de arcoíris? ¿Me vas a acusar con tu novio, mariquita? — Las mejillas de Will se pusieron rojas de ira— ¿Qué va a hacer un gran marica como tú? Lo que sea que quieras hacer, llorar o mamármela a mí, no te atrevas a tocarme, no vaya a ser que se me contagie alguna de tus enfermedades, marica de mierda.

Entonces Nico endereza la espalda, y se libera del agarre de sus dos personas especiales. A pesar de que Dimitri proclama sentir repulsión hacia Nico, es él quien se ha aproximado más hacia la línea de la izquierda para poder tentar a Nico a atacarlo. Por lo tanto, solo debe inclinarse un poco hacia el frente para poder hacer lo que se le pasó por su oscura cabecita:

El italiano carraspea fuertemente, y luego, suelta un escupitajo con la velocidad de una bala, directo a la cara del ruso.

—Ow, mira— Nico finge estar apenado— Ahora ya te contagié el SIDA. Vete a llorar, imbécil.

Es más de lo que Will puede soportar, y en lugar de regañarlo suelta una carcajada encantadora que llama la atención de todo el mundo. En el rostro de Nico refulge una sonrisa orgullosa por haber provocado ese sonido magistral. Mientras, Leo, Jason y Percy sueltan un "Ohhhhh" de amigos incondicionales que le hace saber al profesor que algo acaba de pasar.

Cheveroski mira a Cornelio, y el guardia finge que se está atando los cordones de los zapatos al tiempo que disimula también una risilla; luego, se fija en Dimitri, quien había soltado un rugido y ahora está limpiándose la cara con un lado de su camiseta naranja. Con rostro asqueado al igual que sus lacayos.

—Di Angelo— reprende Cheveroski— No voy a permitir un mal comportami...

—¡Cállate! —Nico sólo tiene que ordenar con voz dura y gruesa, y el profesor se queda tan mudo como un mimo asustado.

—Bueno, bueno. Solo decía... — carraspeó con nerviosismo, y luego, trató de cambiar de tema.— ¡Oh! ¡Aquí tengo dos acertijos más para coronar al ganador! El primero que conteste mal, pierde.

"Por favor, dame un buen acertijo, solo uno" —Annabeth le reza en silencio a todos los dioses. — "O juro que golpearé a alguien".

— ¿Qué se necesita para encender una vela?

—Que esté apagada. — Annabeth contesta, Andrew también acierta, pero no es eso lo que molesta a la rubia y finalmente va perdiendo los estribos. — ¡¡Pero ese no es un acertijo...!!

—¿Qué animal salta más alto que una casa? —El profesor la ignora completamente, solo mira hacia Drew, y es la gota que colma el vaso.

—¡Basta! ¡Ya no lo soporto! ¡Estos no son acertijos, solo son preguntas al azar fingiendo ser adivinanzas! —Annabeth exclamó, su cara arrugada en consternación, al igual que el resto de sus compañeros que no podían creer que estuviera cediendo—. ¡Esto es un insulto a la inteligencia! ¡No voy a contestar más!

Ella no, pero Andrew definitivamente lo haría.

— Todos. Las casas no saltan.

Perdieron brutalmente. Ante la incredulidad de todos. Habían regalado la victoria, por culpa del orgullo de Annabeth Chase. Nadie podía creérselo.

—Chase... — Nico la estaba mirando, con tantas ganas de estrangularla. —¿Qué. Carajos. Te. Pasa?

Mientras tanto, Andrew estaba siendo felicitado por Ethan y Chris, incluso Dimitri le dio una palmada amistosa. Como la de un padre orgulloso, lo cual, sólo perturbó en gran medida al pequeño nerd.

— ¿Qué tal otra última pregunta? —El profesor anunció, y sus ojos cayeron hasta Annabeth con desdén. — Ya que a la Señorita Chase le han parecido algo "fáciles" mis acertijos. Supongo que resolver un sencillo problema matemático no será difícil para ustedes.

Annabeth sabía que debía agradecer a todos los cielos por la oportunidad de volver a intentarlo, para que toda su sección no fuera sacrificada en el matadero por su culpa. Lo sabía muy bien. Pero no podía evitarlo, su orgullo refulgía como bomba atómica a punto de explotar. Sentía todo su cuerpo vibrando y las mejillas picaban con calor. Las orillas de su visión estaban manchadas en rojo, y sentía como su corazón golpeaba fuertemente contra sus costillas. Esto era una burla, un insulto a su inteligencia. ¿Cómo es que decidían quién haría tarea y quién no, solo por la habilidad de contestar de cuatro estudiantes? ¡TODOS DEBERÍAN HACER LA PUTA TAREA! ¡Maldita sea! ¿Qué no estaban en un Instituto?

¡Y poner a prueba su inteligencia así! Ja. En frente de todos.

—Si un paracaidista con una masa de 68.1 kilogramos salta de un globo aerostático fijo— inicia a decir el profesor Cheveroski, apresuradamente— Tomando en cuenta que la gravedad de la tierra es de 9.8 m/s y el coeficiente de resistencia 12.5 kg/s ¿Qué velocidad alcanzaría antes de abrir el paracaídas?

—Oh mi Dios— murmuró Andrew justo después de soltar un gritito afeminado y empezar a escribir en una hoja de papel, aún húmeda, lo más rápido que podía, todos los datos para poder solucionarlo.

—Annabeth— Jason le sacudió el hombro— No soy bueno solucionando bajo presión. — y luego acompañó a Andrew con su grito afeminado.

"Está mal"— dijo el cerebro de Annabeth— "Faltan datos, no se puede dar una solución válida si no nos indica el momento exacto en que el hombre debe abrir el paracaídas. La velocidad será distinta dependiendo cuanto tiempo haya pasado antes de que..."

—¡ANNABETH, AYÚDAME!— Jason tenía su lápiz temblando sobre el cuaderno al tiempo que intentaba solucionar lo más rápido posible. Mientras, al otro lado del salón, Andrew estaba a punto de entrar en una crisis existencial, y borraba lo anotado, tan pronto como lo escribía, hasta que la hoja, ya de por sí maltratada, se rompió. Drew mantenía las manos sobre su regazo y su vista hacia el frente, como si realmente no le importara.

Jason le empujó nuevamente el hombro para que empezara a solucionar la ecuación, y con toda la rabia del mundo la chica se forzó a hacerlo. ¡Aunque era una puta mierda que no tenía pies ni cabeza! ¡Si vas a poner a alguien a solucionar un problema matemático, al menos asegúrate de darle los datos necesarios, maldita sea! ¡Ah! Daba igual.

"Si se aplicara una ecuación donde la velocidad fuera igual a la gravedad de la tierra por el peso del hombre, entre el coeficiente de resistencia dado"— inicia Annabeth, tragándose la rabia. Y de pronto las palabras se convierten en números dentro de su cabeza. No necesita un papel, no necesita un lápiz, empieza a cambiar valores de lugar, y cuando se da cuenta obtiene una respuesta. La tiene en mente, no es exacta pero... Entonces se le ocurre otro factor a favor: ¡Pasado el tiempo suficiente, la velocidad va a llegar a estabilizarse! ¡La velocidad terminal!

Mueve los números una vez más. Despeja las letras y entonces el resultado está en su mano...

—Cuarenta y cuatro punto ochenta y siete metros por segundo— Drew Tanaka habla en voz alta— Después de los diez segundos, de haber dado el salto.

¿Qué? Annabeth no puede creer que la chica haya hablado antes que ella, pero, de todos modos, la respuesta está mal. Ese fue el primer resultado que la rubia había obtenido, sí. ¡Pero no es la velocidad terminal! ¡Es inexacto!

—Eso es... — inicia a contestarle Cheveroski, al tiempo que revisa la parte trasera de su libro de trabajo para comprobar la respuesta. El salón entero se ha quedado en silencio, Andrew mira a Drew como si fuera la octava maravilla del mundo y Jason a Annabeth como si fuera el peor monstruo en el mundo. Annabeth niega con la cabeza y rueda los ojos, dejándole saber a Jason que es absurdo, pero entonces...— ¡Es correcto!

—¿Qué? No, claro que no— Annabeth se levanta furiosa— La respuesta correcta es cincuenta y tres punto treinta y nueve metros por segundo cuando se estabilice. Los diez segundos no nos dice nada— Cheveroski la mira, luego mira al libro, y luego de nuevo a ella. Entonces, Annabeth se da cuenta de que... realmente sí es correcto. La pregunta fue inexacta, y la respuesta también lo es. Ambas afirmaciones están bien. La diferencia es que Drew contestó primero.

El punto es suyo.

La verdad se refleja íntegra en el rostro de Annabeth, y toda su sección lo nota, por lo tanto la desesperación domina sobre todas y cada una de las cabezas de sus amigos. Y cuando hay tiempos desesperados, no queda más que tomar medidas semejantes.

—¡Hizo trampa!— se levanta Travis, en la parte trasera del salón— ¡Vamos! Es Drew Tanaka, ella ni siquiera sabe cuánto es dos más dos. Hizo trampa con una calculadora, estoy seguro.

—Sí, sí— Connor se levanta a su lado— Mi hermano tiene razón. Si ni siquiera Andrew, el nerd, pudo resolver el problema. Es absurdo creer que ella verdaderamente puede...

Y de pronto la mayor parte de la sección de Annabeth, específicamente las mujeres, (con excepción de Hazel) están en pie, exigiendo la cabeza de Drew Tanaka por haber sido una tramposa y utilizar la calculadora. La asiática no pierde la calma, se mantiene tensa, mirando hacia el frente, sin pronunciar ni una sola palabra. Mientras que sus compañeros, los chicos de Dimitri y él mismo, se levantan con rabia asegurando que Annabeth es la perdedora y punto. Isaak está a punto de saltarse varios pupitres y agarrar del cabello a Katie Gardner por injuriar a su mejor amiga.

—Que no se te ocurra, zorra— interviene Calipso, amenazando a Isaak— Yo no le tengo miedo a patearte las bolas, a ver si realmente tienes unas en medio de esa tanga ajustada.

—Ajá, ajá— dice Miranda— Si te metes con nosotras, te metes con Belladona. Eso es. Ajá. Ya no eres tan valiente, ¿eh?

—Pues a mí no me da miedo golpear mujeres, tampoco— interviene Jesse, apartando a Isaak y accidentalmente (o quizá no tanto) atrayéndolo contra su propio cuerpo. Isaak pone en su rostro un gesto autosuficiente. — ¡Alejate Belladona! No me provoques.

—¡CHICOS! ¡CHICOS, POR FAVOR!— interviene al fin Cornelio, llamando la atención de todos, al ponerse en pie y mirarlos con esa sonrisa tranquilizadora suya—. Tranquilos. Estoy seguro de que podemos solucionar esto sin armar tanto escándalo. ¿No es así profesor? — luego mira hacia donde está Annabeth y sonríe aún más— Si la señorita Tanaka realmente no hizo trampa, no tendrá ningún problema en mostrarnos que no está usando calculadora, ¿verdad— le da un rápido guiño cómplice a Annabeth y esta se relaja un poco. — De lo contrario, aún podemos hacer una pregunta más, y encontrar al verdadero ganador, ¿no es así?

Sin embargo, el profesor Cheveroski se aprovecha de las amables palabras de Cornelio como el maldito viejo verde que es. Él simplemente ve la oportunidad y la usa a su favor. Se incorpora sobre sus pies y se acerca a Drew con paso seductor, recarga sus manos sobre el pupitre de la asiática, la mira directamente a los ojos y pronuncia:

—Por favor, señorita Tanaka, haga lo que se le pide — sus ojos morbosos la examinan de arriba a abajo, mientras Drew seguía con los músculos rígidos, sin moverse. — Levante un poco la falda, para demostrar que no tiene una calculadora escondida. ¡No permitiré que mis alumnos hagan trampa! Y si no lo hace usted, tendré que, con todo respeto; hacerlo yo aunque sea una tarea muy difícil para mí.

"Tarea difícil mis huevos"— pensó Andrew en un arranque de rabia, había estado observando todo en silencio, como siempre, pero esto ya era demasiado ¡El profesor estaba usando esa excusa para levantarle la falda a Drew! Y aquello, no sólo llenaba de náuseas el estómago del nerd, sino también de una fría ira que le envenenaba la sangre, como nunca antes pensó sentir. Esta no era la primera vez que Andrew notaba este comportamiento en Cheveroski, pero esta vez no solo quería golpearlo, también quería gritarle. ¡Asqueroso profesor de mierda! ¡No podía salirse con la suya!

Y es que Drew no había hecho trampa. Fort estaba seguro de ello. Y no, no eran sus sentimientos los que lo estaban cegando, él de verdad lo sabía. Estuvo junto a Drew todo este tiempo, no la vio mover los dedos en ningún momento. ¿Cómo iba a haber usado una calculadora? ¿Con la mente, acaso? ¡ESTO ERA INJUSTO!

Fue la rabia, y no el valor, lo que lo hizo levantarse de su asiento. Su ceño estaba fruncido, sus manos cerradas en puños y podía sentir energía irradiando de su cuerpo, como si estuviera a punto de convertirse en un animal salvaje. Sin embargo, nadie volteó a mirarlo, ni siquiera Cheveroski que estaba frente a él, apartó su mirada de Drew.

—Y bien, señorita Tanaka— insiste el profesor— Estoy esperando.

Pero Andrew no se acobarda, le quitó el marcador a Cheveroski y avanzó hasta el pizarrón. Esta vez el profesor sí volteo a mirarlo, pero su expresión era más de burla que de extrañeza. Mientras el nerd dibujaba en el pizarrón un cuadrado con varias divisiones, el profesor no hizo más que mover una mano con desprecio para quitarle importancia y devolver su mirada a Drew. Sin embargo, Andrew habló:

—Drew, tus manos sobre la mesa, ¿quieres? — la chica lo mira con una ceja levantada, sin poder creer que el nerd ha osado llamarla por su nombre de pila. Adrew carraspea— Por favor... — ella obedece, pero más por acomodarse en el asiento que por realmente hacerle caso, entonces Andrew prosigue— Si el cuadrado ABCD está dividido en tres rectángulos, y el ancho de cada rectángulo es igual a dos centímetros— dibuja un triángulo en el medio del cuadrado, sin que toque ninguno de los lados, y lo colorea con el marcador azul— ¿Cuál es el área de la región sombreada?

Drew parpadea dos veces, Andrew suda como calzón de camionero. Cheveroski niega con la cabeza y rueda los ojos, mientras que en los asientos de atrás del salón, las propias amigas de Drew y tan admiradoras suyas que se hacen llamar, sueltan risitas de burla al anticipar que la asiática no será capaz de contestar mientras todo el mundo está observándola y sin ayudarse de una calculadora; y, lo más importante, sin poder coquetear con el profesor.

—Pobrecita... — Susurra una de sus amigas, y el resto contiene carcajadas detrás de sus manos.

—Tres centímetros cuadrados— contesta la chica, con calma, casi aburrida.

Andrew sonríe. Cheveroski frunce el ceño y empieza a hacer cálculos mentales para comprobarlo. Los compañeros más torpes miran a Annabeth para encontrar la respuesta en su expresión. La rubia está observando a Drew anonadada.

—Si hoy compro tres canicas de cristal y dos de acero por un dólar con cuarenta y cinco — continúa Andrew, ahora emocionado— Y ayer compré dos de cristal y cinco de acero y gasté, un dólar con setenta. ¿Cuál es el precio de cada canica de cristal y de cada canica de acero?

Hay un breve espacio de silencio en el cual la chica mantiene sus ojos fijos en Andrew. Ojos negros contra ojos café. Al pobre nerd le tiemblan las piernas como nunca antes, (ni siquiera en presencia de Clarisse estaba tan nervioso) luego recuerda que le salió un grano cerca de su ceja y siente el impulso de ocultarse. Cheveroski esta vez se ha puesto a realizar la ecuación en una libreta para comprobarlo también. Drew contesta antes de que Cheveroski haya terminado:

—Una canica de acero vale 0.2 dólares y una de cristal 0.35.

—Es... — inicia Cheveroski— Es.. correcto. Pero...

—Si dos números suman 25 y el doble de uno de esos números es 14. ¿Cuáles son esos dos números? — Andrew quiere asegurarse la victoria, y al mismo tiempo un par de segundos más de interacción con Drew Tanaka. Bien sabe que una vez que su punto quede asegurado, la chica no volteará a mirarlo ni para pedirle un lápiz.

—Los números son siete y dieciocho — contesta Drew y luego suelta un suspiro casino— ¿Voy a estar haciendo esto todo el día? ¡Porque se está volviendo aburrido!

— ¿Lo ve profesor? —Andrew apunta a la asiática con una mano, sus ojos son firmes y decisivos. — ¡Ella ha contestado correctamente tres problemas que he dicho al azar! ¡Enfrente de todos! ¡Sus manos están libres! —defendió, acto seguido, miró a todos los presentes—¿Alguien ha visto que ella haya intentado ver debajo de su falda? ¿Alguien?

La mitad de ellos, empezaron a negar automáticamente. La otra mitad estaba patidifusa, observando a este extraño Andrew, tomar un papel muy poco propio de él. Este nuevo sujeto que se presentaba delante de ellos, no era el típico nerd, callado y tembloroso cual chihuahua en medio de bravucones. Este Andrew no titubeaba ni tartamudeaba, sino que hablaba con perfecta fluidez y certeza; sus ojos no soltaban lagrimitas de miedo, su mirada era fuerte, y sostenía la del profesor con el coraje de un hombre digno; que protegía fieramente el honor de una dama.

Y Drew Tanaka, lo miraba desde su asiento, sus ojos abiertos de par en par; sin creérselo del todo.

—¡Entonces, si todos lo han visto! ¡No hay necesidad de demostrar su inocencia!— Andrew tomó aliento, todavía podía seguir. Caminó hasta acercarse de vuelta a su asiento— ¡Ella es, simplemente, muy inteligente!

Y la clase empieza a murmurar en acuerdo, apenas Andrew se calla para que los demás tengan tiempo de sopesar sus palabras: "Sí, sí, ella es inteligente". "Además, es ridículo que guarde una calculadora debajo de la falda". Luego, susurros más bajos: "Es obvio que el profesor es solo un viejo verde que quiere aprovecharse".

Entonces, para la sorpresa de todos, una Annabeth con el orgullo herido es la que habla (a regañadientes) pero con honestidad:

—Andrew tiene razón, —suspira —Ella ha contestado sin trampas. Ha ganado.

—Bueno, ya que todos están de acuerdo. — El profesor casi no puede ocultar su contrariedad al respecto, pero no tiene de otra, Andrew había logrado su cometido. Si él hiciera lo que quisiese ahora, incluso después de lo que había dicho, se descubriría como un pervertido. No tenía de otra más que aceptar su derrota. — Supongo que es cierto. Drew no hizo trampa.

Andrew se dejó caer en su silla al oírlo. Finalmente, podría volver a respirar con alivio. Le había costado, pero logró hablar sin tartamudeos por primera vez en mucho tiempo. Se sentía victorioso.

Annabeth se sentía una perdedora. Le dolía en lo más profundo de su alma, pero no había nada que pudiera hacer ahora. Si hubiera contestado ese tonto acertijo, hubieran ganado. Si hubiera dado la primera respuesta y no hubiera buscado la perfección... Si tan siquiera se hubiera concentrado y solucionado el tonto problema sin quejarse de su inexactitud primero... pero su orgullo le había cegado. Como siempre.

Por el rabillo de su ojo, podía ver las caras decepcionadas de sus amigos, miradas enojadas en su dirección, y labios que se movían detrás de la mano para ocultar sus conversaciones. Annabeth sintió que se encogía ante todos ellos.

—De acuerdo— el profesor Cheveroski, chasqueó la lengua aún de malhumor. — Pondré algoritmos en la pizarra para que los resuelven ahora, y al final de la clase hablaré con la sección perdedora para darles más indicaciones de su tarea. ¡A trabajar!

Un coro de lamentos se alzó en respuesta, aumentando más la culpa de Annabeth. E incluso Andrew, no pudo evitar sentir remordimiento por ganar y delegarles aquella tarea imposible, aunque tampoco quería cambiar la situación. Si su sección hubiera llegado a perder, habría sido agredido físicamente de una forma que recordaría por el resto de su vida.

Ellos pensaron que por fin podrían empezar a trabajar en paz, ignorándose los unos a los otros como siempre. Pero Dimitri aún estaba furioso por el escupitajo de Nico de hace un rato, y no lo dejaría en paz. En voz baja, el ruso continuó con su bulla en dirección a Nico di Angelo.

—Hey, hey, frocio. Que pena que hayan perdido. ¿Pero has visto? El profe ha quedado cachondo por no poder alzarle la falda a Tanaka. —Sonrió, mostrando unos dientes muy grandes — Deberías aprovecharlo. Ponte una falda y luego ofrecétele, tal vez con su pene entre tus piernas, puedas hacerle cambiar de opinión.

—¡HIJO DE PUTA! ¡DEJA A NUESTRO AMIGO EN PAZ! — Para sorpresa de todos, fue Leo el que gritó, antes de que Will pudiera hacerlo. Su voz había sonado como una explosión. — ¡VEN AQUÍ Y TE ROMPEMOS LA CARA!

—¡No es contigo, entrometido! —Jesse es el que responde en vez del ruso, defendiéndolo como perra a su cachorro— ¡No te metas en sus asuntos! ¡No eres nadie para hablarle así!

—¡Pues tu líder de mierda no es nadie para hablarle así a Nico! — Es Jason el que ahora ha atacado, motivado por la explosión de Leo, — ¡Si no quieren problemas o una paliza nuestra como la última vez! ¡Entonces manténganse al margen!

—¡Lo de aquel día no cuenta! — Uno de los gemelos feos grita— ¡El sucio enano tiró una bomba esa vez, sin eso, ustedes hubieran perdido!

Las dos secciones empiezan a molestarse otra vez, como perros o gatos. Agua y aceite imposible de mezclar. Chris Rodríguez permanece en silencio en su asiento, y trata con todas sus fuerzas de hacerse invisible. Normalmente, él estaría gritándoles también para proteger el honor de su líder, ¿pero ahora? Se sentía extremadamente incómodo, y eso, cierto latino pudo advertirlo con facilidad.

Y decidió que era un buen momento para presionarlo a dejar a Dimitri, y empujarlo para unirse a ellos.

—¡Chris! ¿Permitirás que estos idiotas nos hablen así? — Leo se dirigió a él, con una expresión consternada — ¡Dile algo! ¡Por el momento de amistad que compartimos anoche!

—Espera, ¿de qué habla? — Dimitri exigió hacia el latino, su mirada era furibunda y Chris sintió algo de pánico bajo esos ojos inyectados en sangre— ¿Has estado relacionándote con el enemigo, Rodríguez? ¿Desde cuándo, idiota?

—¡Traidor! ¡Doble agente! — Acusó uno de los gemelos, a lo que Chris inmediatamente respondió exaltado, casi desesperado:

— ¡No! ¡Valdez está mintiendo! Yo no... ¡Yo jamás pasaría ni dos segundos a lado de estos idiotas! Lo juro, Golova.

—¡Chris! — Leo lo nombró, y al susodicho le dolió en el alma, el matiz decepcionado que él había utilizado. — Hermanos de chancla, ¿recuerdas? Ven con nosotros, por favor.

Chris lo encaró con el rostro endurecido, y habló como el enemigo.

—Pudrete, elfo. — Chris escupió, sintiéndose internamente, el hombre más asqueroso de la tierra. Pero esto es lo que debía hacer, ¿no? Si quería sobrevivir, debía mantenerse en el lado correcto de la guerra. — ¡No vuelvas a hablarme o decir falsedades sobre mí!

Leo siguió mirándolo dolido, su rostro representaba muy bien su corazón roto, mientras Will ponía un mano en su hombro, para reconfortarlo, al mismo tiempo, le envío a Chris una mirada de reprimenda, cuyo mensaje era claro: "Te dimos una mano amiga, y así nos pagas, ingrato". Pero Chris jamás pidió esa mano, ¡entonces él no les debía nada! O eso se decía para aminorar su culpa.

— ¡SON UNA BASURA! — Jesse gritó, — tratando de inculpar a uno de los nuestros, ¡pero Chris es leal! No funcionará. Todos ustedes son unos inútiles, muertos de hambre, dan lástima.

—¡Basta! Cada uno concéntrese en los problemas de la pizarra y ya! — Annabeth trató de contenerlos.

—Ay, tú no hables más, Chase — Miranda le dice, con tanta aversión que deja a la rubia algo pasmada. — ¿Recién ahora quieres intervenir, eh? ¡No me hagas reír! Debiste intervenir en los acertijos hace rato, idiota, ahí podrías haber servido. No ahora.

—Tremenda estúpida eres, Annabeth— Katie le sigue, y Piper se queda callada mirándolas asombrada—. ¿Muy perfeccionista, no? Solo eres una ridícula.

—Katie Gardner, ¡no me hagas ir hasta allí a golpearte! —Finalmente Piper recupera su voz, pero Annabeth no le hace caso. Aparta la mirada, y la deja sobre su cuaderno, donde hay un problema matemático que escribió Jason sin acabar, el cual ella no pudo contestar a tiempo. Por eso perdieron, porque no fue rápida para hablar, sí, solo por eso, no porque no fuera lista.

Fue como si de pronto se hubiera convertido en "nadie". Había perdido voz y poder, y se sintió aún más diminuta de lo que ya se sentía. Entonces, una gota de agua se estampa contra un número escrito en la hoja. ¿Provino de los rociadores? Espera... No, oh no, fue una lágrima suya. ¡Qué horror! ¿Encima iba a llorar para aumentar su humillación? Cayó otra lágrima, y con furia y desesperación, Annabeth trató de ocultarse detrás de su pelo.

"NO. No llores, no lo hagas por una estupidez como esta, Annabeth" — se dijo, el nudo de su garganta era apenas contenido — "Esto no es importante, no es importante".

Todo estaba yéndose a la mierda, Leo gritaba, incluso Jason gritaba, Jesse reclamaba, Nico siseaba insultos. Percy se masajeaba las sienes con los dedos con insistencia, parecía tener un enorme dolor de cabeza, con sus cejas tan arrugadas, que casi parecían formar una uniceja.

— ¡Dimitri, — Leo trató otra vez, — podrías tú...!

—Todos son una mierda, y ojalá se mueran muy pronto. — Escupió Nico, y Dimitri exclamó con labios grotescos acercándose al rostro de Nico para retarle:

—¿Sucio frocio, por qué no...?

El repentino golpe cayó cerca de la mesa de Annabeth, y aunque este estuvo lejos de rozarle, sintió una brisa pasar por su piel que le provocó un estremecimiento atroz. El sonido fue estruendoso, tanto que pensó que la madera pudo haberse astillado debajo de su mano, un ruido que hizo eco en su corazón, y le disparó el pulso de un inevitable terror. Frank Zhang se despertó y se enderezó bruscamente de su mesa, mirando por todos lados y diciendo: ¡Papá no mates al patito!

Percy había dado un puñetazo a la mesa, y ni siquiera Jason podría haberlo detenido aunque lo hubiera advertido. Había sido demasiado veloz. Logró su cometido: todos en la sala habían enmudecido al instante, tanto que se podría oír el sonido de una mosca al pasar. Incluso el profesor fue presa del estupefacto, su mano extendida, colgando como el miedo en el aire.

Percy ladeó la cabeza hacia Dimitri, sus ojos verdes destellaban pura irritación, y sería absurdo pensar que el ruso no sintió al menos un gramo de intimidación con esos orbes refulgentes.

—Dimitri, ¿podrías hacer tu tarea y callarte, por favor? —Pidió, con voz fría y peligrosamente calmada.

Luego, alzó su mano sin rastros de haber sufrido una lesión, y la juntó con la izquierda, después de alzar los codos para apoyarlos sobre la mesa; acto seguido, empezó a crujirse los nudillos, a causa de un tic nervioso, que no podía controlar. Las dos manos, cada dedo, parecía que lo hacía también para distraerse y evitar golpear a alguien.

Annabeth estaba tiesa, lo único que pudo mover, fueron sus ojos los cuales cayeron en el lugar donde él había golpeado. Efectivamente, había astillado la madera de la mesa. Ahí estaba, la forma de su puño. Su propio corazón empezó a latir con fuerza, tenía ganas de salir corriendo y llorar tanto como pudiera. La voz de Atenea empezó a perforarle los oídos con sus palabras insistentes. Los consejos de Calipso le disparaban balas directamente al cerebro. Y la frase con la cual se había dormido la noche anterior, amenazó con salir de su boca: ¿Y si...?

¿Y si su madre tenía razón y Percy iba a terminar golpeándola algún día?

"Golpeandote de nuevo"— la corrigió de su subconsciente.

"Eso fue un accidente"— quiso convencerse.

"¿Realmente lo fue?"— devolvió otra vez la voz de su consciencia.

¿Y si Calipso tenía razón, y Atenea sabía de lo que hablaba?

"¿Qué no sabe mamá, siempre, de lo que está hablando?"— insistió aquella voz

¿Y si volvía a cometer un error a causa de su orgullo como en aquella ocasión?

"Ella no conoce a Percy"— Annabeth en serio quería creerse.

"¿Y tú sí?"

Paso #39: No cometas errores. Fallido, y con probabilidades de empeorar la situación en el futuro próximo. 

Al parecer Isaak tiene nuevos amigos uwu. ¡Amo esa pose! Gracias PechaghtLecha

Y gracias @sweetdisaster_20, no mames mira ese flow amams que entiendas nuestras indirectas ♡.♡

Las queremos chicas, ¡nos leemos! Bye!

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