Paso #38: Reestablece la paz armada. 2.0

Cumpliendo otro día de rutina en el instituto, trato de prestar atención al profesor Cheveroski mientras explica algo sobre matemáticas. Algo sobre pi menos tangente o lo que sea, la verdad es que, resultaba más emocionante ver el brillo de su calvicie que la pizarra. Tengo la cara apoyada sobre mi puño desde hace media hora, y de vez en cuando, soltaba un par de suspiros aburridos y tediosos mientras dibujaba en mi mesa; un par de caritas tristes y soles sonrientes con lentes de sol. A mi lado, Calipso copia con desgana lo del profesor.

"¡Aburridoooo!"— Mi cabeza grita con desesperación, a lo que mis angelitos asienten con acuerdo, mientras pasan la siguiente página de 50 sombras de Di Angelo. Y entonces, sucede...

La puerta del salón de clases se abre con gran ímpetu y choca contra la pared con un fuerte estrépito. ¿El causante? Nico di Angelo. Tiene la respiración agitada y las mejillas rojas, como si hubiera estado corriendo, sus ojos negros se ven suaves como terciopelo; y caen directamente sobre mí como una bala perdida. Mamá mía, pienso, mientras se acerca hacia mí con paso apurado.

— ¡Will Solace! —Pronunció mi nombre en medio de toda la clase, con todos los ojos puestos sobre él, pero a él poco o nada le importaba. —¡He estado pensándolo seriamente y...! ¡Ya no quiero que salgamos!

— ¡AHHH, ELIMINENLO, SI NO ES NUESTRO NO ES DE NADIE! —Uno de mis angelitos chilla con agudeza, mientras el otro saca una pistola y empieza a cargarle balas. Pero entonces, Nico continúa hablando:

— ¡Yo...! ¡Yo quiero que seamos novios, Will!

La clase entera sufre un hipido de estupefacto, en tanto me agarraba las mejillas rojas con incredulidad.

—Oh, Nico, esto es tan poco propio de ti— farfullo con feliz nerviosismo, mientras observo por el rabillo de mi ojo a todos nuestros compañeros empezar a susurrar contentos por nosotros. Percy alzó su pulgar arriba, y Frank asintió, susurrándome "¡Tú eres el hombre!". —Yo, no sé qué decir...

— ¡No digas nada! —exclamó Nico, agarrando mis manos entre las suyas, para darles un apretón y llevarlas en su corazón. — ¿Sabes qué? Olvida lo de ser novios, mejor, ¡cásate conmigo en las Vegas!

— ¡YO YA ESTOY LISTO PARA LA LUNA DE MIEL! —gritó al instante uno de mis angelitos, quitándose toda la ropa de un movimiento, para así quedarse desnudo y con una barrita negra que decía "censurado", colgando de su entrepierna. — ¡RÁPIDO WILL, ACEPTA ANTES DE QUE CAMBIE DE OPINIÓN!

— ¡No sé cómo ni cuándo pero iremos a las Vegas y te haré mi esposo, hermoso y perfecto italiano! —susurré en su oído, por lo que Nico me recompensó con una de esas miradas malvadas que siempre me da y resulta tan sexy.

Entonces, como macho pecho peludo con testículos de oro que tengo, coloqué uno de mis musculosos brazos por debajo de sus piernas y con la otra lo sujeté por la espalda para poder alzarlo en volandas entre mis brazos, en donde Nico se aferró a mi cuello mientras me miraba enamorado, y sus labios se acercaban a mí para fundirnos en un tierno beso mientras Percy sacaba confeti y Leo hacía explotar fuegos artif...

Miré con cara de pocos amigos a uno de mis angelitos, luego de hacer explotar la burbuja de imaginación.

— ¿Qué? —Uno de ellos alzó las cejas —Tratamos de no morir de aburrimiento también, ¿ok? ¿No te gustó? Podemos hacer otro. ¿Qué te parece un Nico pirata? ¡Grr, yoho, yoho!

—Deberían estar prestando atención para que me puedan ayudar cuando haya examen—. Los acuso, prendiendo fuego al libro con una vela flotante salida de la nada. — ¡Es suficiente! ¡He dicho, basta, con las fantasías con Nico! De ahora en más, trataremos de ser totalmente normales.

— ¿Qué? ¡No puedes hacernos esto!—explota el segundo angelito, mirándome como si me hubiese convertido en un monstruo— ¡¡Las fantasías con el chico muerte son lo único que nos mantiene cuerdos en este maldito lugar!! —Le miró de mala manera, y el angelito se cruza de brazos y rueda los ojos con fastidio—. ¿Qué tal una última?

— ¡No!

— ¡Tú no eras así, Solace Original! —El primer angelito dice, mirándome dramáticamente como si no me reconociera — Has cambiado...

— ¡Oh por favor! —bufé, y entonces les hago desaparecer con un ventilador imaginario.

El día estaba empezando, la mitad de la clase estaba dormida, y yo tenía a mi chico sombra muy lejos de mí para distraerme. Solté un suspiro de tristeza.

—Ojalá pasara algo increíble...

Diez minutos antes...

Piper se había despertado de muy buen humor, en medio de la cama, mientras era abrazada por la espalda por Hazel, y que a su vez era abrazada por Calipso; ella sentía su brazo dormido a punto de darle pinchazos dolorosos, ya que Annabeth se había quedado dormida sobre su bubi izquierdo (la más grande, a la que le puso Romina). Clarisse, gracias al cielo, se había dormido en su propia cama, de lo contrario, McLean no tendría modo posible para salir del nido de cuerpos.

Recordaba haber mirado el reloj despertador en la mesita de noche de Annabeth, y darse cuenta de que había despertado temprano, a pesar de haberse acostado jodidamente tarde. Aún estaban a tiempo suficiente como para que todas pudieran prepararse tranquilamente y llegar a tiempo a la clase del señor Cheveroski. No obstante, ella había gritado un: "ANNABETH ENTRAMOS A CLASE HACE CUARENTA MINUTOS", lo que ocasionó que todas en la habitación se despertaran alarmadas y corrieran de un lugar a otro preparándose lo más pronto posible.

¡Ja! Casi murió a manos de Clarisse cuando las chicas se dieron cuenta de que las había engañado, pero había valido la pena.

Ahora estaban en medio de una muy aburrida clase de matemáticas, Frank, al lado de Piper, tenía el rostro estampado sobre el pupitre, su nariz estaba casi tan plana como la madera, y si la chica no había gritado para que llamaran al servicio de emergencias, era únicamente porque parecía que aún estaba respirando. Si miraba hacia el frente, podía ver a Calipso y a Hazel, quienes estaban concentradas, intentando resolver los ejercicios del libro juntas, y más allá; a Will Solace con la cabeza recargada sobre una de sus manos y sus ojos ensoñadores mirando hacia un punto fijo en la distancia, probablemente imaginándose cosas.

En el lado derecho del salón, Annabeth tenía puestos los lentes de sol de marco rosado de Piper, la pobre se había pasado con el Whisky la noche anterior, y ser despertada a gritos no le había caído muy bien; mientras, a su lado sexy Jason Grace no se veía mucho mejor. Tras él, Percy estaba tan muerto como Frank, y de vez en cuando se masajeaba las sienes en círculos con los dedos índices de sus manos.

Y entonces, estaba Clarisse. La nueva obra de arte, la nueva escultura tallada por las manos de Piper. El cambio de Clarisse de la noche anterior, no solo pasaría a considerarse como un hecho increíble en las páginas de la historia, sino que además, había salido a la perfección. ¡Había sido un triunfo absoluto, ante los ojos de McLean!

Y por triunfo absoluto, Piper se refería a que tanto ella como sus amigas habían sobrevivido en una pieza, la noche.

El día de hoy, Clarisse se veía como Clarisse... Pero peinada y sin exceso de vello facial, bueno... un poco... al menos no tenía bigote ni una uniceja ¿okay? Y eso, en su mayoría había sido gracias a Hazel, quien había conseguido domar ligeramente la melena salvaje de su cabeza, el cual insistía en cubrirle el rostro. Le había hecho unas cuantas trencitas que "la ayudarían a ver mejor a sus enemigos antes de que corrieran como ratas", y entonces, al ver su rostro descubierto, ella misma había decidido que podía prescindir del vello extra.

—Despídete de tus cejas en forma de oruga, Clarisse — Piper entonces había dicho, bromeando, pero Clarisse no tenía su mismo sentido del humor. Ella intentó arrancarle una uña, "bromeando" entonces Piper pidió disculpas, y empezó a quitarle las cejas que sobraban con miedo.

Habían podado el jardín utilizando la "crema depilatoria contra vello indeseado" by Afrodita, que Piper guardaba en el baño. No había modo posible en la tierra, en que la chica le explicara a Clarisse el uso de la cera depilatoria. Podía anticipar miles de finales indeseados y tenebrosos acerca de los métodos de tortura que La Bestia podría improvisar a partir de eso. Y Piper no era tan tonta como para siquiera tomar el riesgo.

Pero, ese había sido el cambio total. No se había dejado poner maquillaje, no se había dejado cambiar y/o arreglar la vestimenta, y tampoco había aceptado utilizar ninguno de las fragancias "Afrotastic" que Piper le había ofrecido. ¡Oh! Se había dejado pintar las uñas, en negro porque dijo que le parecía cool. Pero nada más.

Además, Piper había llegado a la conclusión de que solo les había permitido lo último, porque lo veía como una obligación dentro de la pijamada y no porque realmente lo quisiera, pero se había sentido parte del grupo por un momento, y eso era lo que importaba.

Ahora solo quedaba esperar porque los astros se alinearan y Chris Rodríguez apareciera cerca, mágicamente, para que su chica pudiese lucir su nueva (ok, no tan nueva) y mejorada versión de sí misma. Clarisse, justo en ese momento, estaba arrancándose una costrita del brazo, como toda una dama.

— ¡Ay, Frank!— suspiró Piper soñadoramente— ¿No te ha pasado, que deseas con todo tu corazón que algo pase frente a tus ojos?

—Mnhgm— roncó Frank, en respuesta.

—Yo también, amigo, yo también— asintió Piper— Por ejemplo, justo ahora, desearía que algo sucediera, para que Chris Rodríguez pudiera entrar a este salón y admirar a su princesa guerrera— suspira de nuevo, mientras observa como Clarisse finalmente consiguió arrancar la costrita y ahora limpia la sangre con su dedo ensalivado.

—Mngnm— interviene de nuevo Frank, con su nariz aspirando firmemente la madera del pupitre.

—Tienes razón, amigo— contesta Piper— Quizás algún día, tal vez...

Y entonces, la alarma contra incendios se encendió abruptamente, y el milagro que Piper McLean tanto añoraba, se hizo realidad.

Por un momento, todos los chicos dentro del presente salón, se encogieron, esperando que de un segundo a otro empezara a caer agua sobre ellos, mojando no solo los libros sino también acabando con la hora de clase; sin embargo, eso no pasó. Al menos, no a ellos.

Fuera, al otro lado del pasillo, en la clase de enfrente, se escucharon los gritos de las jovencitas cuyos cabellos perfectamente peinados estaban ahora siendo empapados, y de los hombres que estaban perfectamente felices con ver a un montón de muchachas con sus uniformes pegados al cuerpo. Además, a una profesora, la señorita Tesla, sumamente molesta; gritando improperios y golpeando las paredes con su famosa y temible cartuchera metálica.

El milagro se cumplió, y Piper sonrío y brincó en su silla, cuando el profesor Cheveroski se vio obligado a salir para hablar con Quirón; y luego, entró de nuevo con una gran noticia que lo ponía de mal humor, cuál adolescente que debe confesarle a sus padres que está embarazada; pero esta vez de dieciséis estudiantes mojados, de los cuales ahora debía responsabilizarse.

¡Se había convertido en un profesor luchón!

No había ni rastro de la maestra Tesla junto con los malandrines, pero, para ayudar a mantener el orden; estaba el nuevo oficial supervisor de seguridad: El buen señor Cornelio Sánchez.

—No hay de otra— había dicho Quirón, con una mirada apenada dirigida para el señor Cheveroski — Tendrán que compartir clase, al menos solo por hoy. O hasta que limpiemos todo el agua del segundo salón. —Suspiró con desgano—. No es tan malo. Confío en que las dos secciones, sabrán comportarse.

Y con esas dulces e ingenuas palabras por parte de Quirón (antes de irse para atender otros asuntos menos estresantes) se abrió el periodo de paz—armada; como también, el comienzo del testeo científico para ver la reacción de Chris ante el... Cambio, sí, llamémosle cambio, de Clarisse.

— ¡Silencio, chicos!— grita el profesor Cheveroski, como si no estuviera ya la mitad del grupo en un estado de somnolencia similar al de Frank Zhang— ¡Cambio de planes! Toda la fila de la derecha, muévase hacia la fila de la izquierda. Tendrán que compartir escritorios. La otra sección, acomódense en el lado derecho del salón.

Por un momento, los adormecidos estudiantes tardaron en captar las instrucciones. Pero el rápido ingreso de los nuevos estudiantes, hace que todos empiecen a comprender que algo está sucediendo y que deben apartarse de sus enemigos tan rápido como sea posible. Si huir hacia el otro lado del salón es la única solución, entonces eso es lo que harán. Rápidamente, Annabeth y Jason, que son los primeros en los pupitres del área derecha, se levantan, como si tuvieran alergia a los invitados. Toman sus respectivas sillas y avanzan hasta meterse al lado de Will y Leo, que están en los primeros dos pupitres del área izquierda.

Entonces, todo el mundo comienza a hacer lo mismo. Piper se mueve hacia el frente, y aprovecha para quedar detrás de Jason Grace, y Percy se apresura a colocarse a su lado, para estar tras Annabeth. Por lo que el subconsciente de Frank, queda momentáneamente solo, pero un par de segundos después; Dimitri y Jesse entran, el segundo cargando un par de sillas en cada mano y conversando sobre quién sabe qué cosa (probablemente sobre el trasero de Hazel) que incomoda a Charlie, y hace que este tome su silla, la de su novia y prácticamente a ella en brazos para colocarse junto a Frank, no sin antes lanzarles una mirada reprobatoria. Clarisse se sienta junto a ellos, y se convierte en la persona que está más cercana a la sección indeseada.

Travis da un salto sobre Miranda y cae, abrazando a su hermano Connor, por lo que Katie se aproxima a su amiga y ambas quedan lo suficientemente cerca una de la otra. Los lugares que han dejado descubiertos, son ocupados rápidamente por Rachel y Cecil, que han sido denominados como los menos indeseables entre los indeseables. El chico saluda a lo lejos a Will, quien fuera su antiguo compañero de habitación y Will regresa el saludo con emoción.

Mientras tanto Nico intenta, con todas sus fuerzas, meter una silla en medio de dos pupitres: entre el de, ¡sorpresa, sorpresa! Will, y el de Hazel, a pesar de que Annabeth le explica que es imposible que la silla entre en un espacio tan diminuto.

— ¡Puedes dejar la silla y sentarte sobre mis piernas, Nico! — Will le aconseja, con los ojos demasiado brillantes para que la invitación fuera con intenciones puras. —Aquí, aquí, mi duro muslo te está esperando.

—Esta silla entrará aquí porque yo lo digo— insiste Nico, y, con un escándalo de pupitres chirriantes, finalmente consigue meterla y sentarse; luego una diminuta sonrisa se coloca sobre sus labios, contento de estar rodeado de sus dos molestias favoritas. — ¿Ves? Quepo perfectamente.

Como si Dimitri no soportara que un trío de objetos inanimados sigan las órdenes del italiano, hace exactamente lo mismo, pero en el lado derecho del salón. Sin embargo, él es más grande, y queda más apretado que Nico, por lo que no se ve tan feliz como él.

Andrew saluda con su pequeña manita a Leo y los chicos, como dudando de si debería hacerlo o no, pero todos devuelven el saludo, con sonrisas radiantes (al menos hasta donde la resaca se los permite); luego de eso, el nerd se sienta en el primer pupitre del lado derecho, como si ese fuera su puesto por excelencia y con una sonrisa igual de orgullosa sobre sus labios, quizá por ya no sentirse un don nadie.

— ¡Hey! Andrew— Leo llama su atención en susurros— ¿Qué diablos pasó en la otra clase? ¿Por qué se activó la alarma contra incendios?

—Dimitri decidió que la clase de biología, era un buen momento para fumarse un porro de marihuana— contesta el nerd, encogiéndose rápidamente de hombros— Ya sabes, lo de siempre.

— ¿Qué dijiste de Golova, nerd?— pregunta Jesse, molesto, colocándose en el otro pupitre a su lado (y también en frente de Dimitri).

— ¡Nada! — se alarma Andrew— Dije "diferir" como en "diferir que esto es culpa de alguien, más que de la alarma que no funciona como debería" Eso fue lo que dije. Ajá.

—No intentes engañarme, nerd— gruñe Jesse, pero no tiene tiempo para golpearlo, porque de pronto, todo alrededor se detiene, y una especie de música pop imaginaria parece sonar en los oídos de todo el mundo.

Drew Tanaka había entrado a la clase.

Seguida de sus admiradores y amigas: Kelli, Tammi, Nancy e Isaak. Entran tras ella, y si no le hacen alabanzas es únicamente porque ella les patearía la cara y caminaría con sus tacones de aguja sobre sus manos si acaso se atrevieran a arrodillarse. Ethan y los gemelos ya se encargaron de colocar sillas para ellas así que sus manos vienen libres.

Drew intenta dirigirse hasta la parte de atrás del salón, pero de pronto, el profesor Cheveroski la detiene, sujetándola del hombro (acción que se ganó una mueca algo asqueada por parte de la asiática).

—Al frente, señorita Tanaka— le dice, con un tono meloso que empalaga hasta al último ser sobre la tierra— Donde pueda verla.

¿Así que de este modo conseguía su puntaje perfecto, eh?

Isaak, el chico gay de la otra sección, segunda víctima de Bullying por parte de Dimitri; quien camina con más gracia que cualquiera de las chicas del instituto, traía las uñas pintadas en rosa, un pendiente con una cadena y la estrella de David colgando al final, en el lóbulo derecho; parpadea lentamente, haciendo que las pestañas, de un color tan cobre como el de su cabello, se balanceen mirando a Drew; y regresa sobre sus propios pasos para sentarse junto a ella, al frente. Isaak era el amigo más cercano de Drew. Algo así como Will lo era con Calipso.

Ambos se sonrieron brevemente, y después, la mirada hambrienta de Isaak se desvía hacia dónde Will, quien acababa de levantarse para botar una bola de papel. Todos los pelos de Nico se ponen en alerta máxima, de repente.

—Hola, guapo, ¿cómo te trata la vida?— saluda Isaak, luego de dar un guiño coqueto, y Will simplemente le sonríe amable, para luego caminar hasta el basurero. —Vuelve pronto— ronronea, y después de mirarle por demasiado rato el trasero, finalmente se miran:

Fríos ojos negros contra vividos ojos avellana, los cuales eran una mezcla de verde, oro y beige, mirando directamente a Nico con arrogancia y con una chispa de burla: como si el azabache fuese la caca que tuvo la suerte de terminar en sus zapatos hoy. Nico tenía ganas de golpearle la cara.

—Nico. — Lo nombró en forma de saludo, sus labios curvándose hacia arriba.

—Isaak — Él pronunció su nombre a regañadientes, como si estuviera escupiendo algo amargo. Levantó su mentón, y no dejó que se viera nada menos que amenazante mientras preguntaba—: ¿Qué tal están tus padres, judío?

— ¡Oh, como siempre! — Isaak le respondió contentísimo, el chico dejó caer su brazo izquierdo sobre su estómago, y apoyó su codo derecho sobre su mano para poder tocar la estrella de David que colgaba de su lóbulo. —Ya sabes, ayunando, orando días tras día en la sinagoga, pidiendo a Dios para que su querido hijo deje de ser tan puto—. Finaliza, con una pequeña risita melodiosa. —Gracias por preguntar.

De todos los lugares donde pudo sentarse, pensó Nico con animosidad, claro que debía hacerlo enfrente de ellos. Nico empezó a estudiarlo. No porque se sintiera particularmente amenazado por él, sino para medir su nivel de peligro.

Isaak era hermoso, como una piedra preciosa perfectamente pulida. Tenía la piel nívea, y unos labios llenos ligeramente brillantes como si recién, se hubiera pasado bálsamo por encima de ellos. Algunas gotas de agua aún permanecían sobre él, y se deslizaban por los mechones rebeldes de su cabello cobrizo, y por su camiseta algo húmeda, pegándose sobre sus pectorales; el azabache pudo advertir de su buen físico. Era esbelto y parecía hecho de cristal, sí, pero se veía lo suficientemente atlético para que el italiano supiera que cuando lo persiguiera con un cuchillo de cocina, él correría bastante rápido.

Nico sintió el malhumor embargarlo rápidamente, cuando notó que hasta la simetría de su rostro era perfecta. Con un pequeño y provocativo lunar en la esquina de sus labios, para desviar la atención. Pero Will y él no podrían estar juntos, es decir, ellos no hacían química. Ambos eran demasiado brillantes, Will necesitaba un contraste no otro sol que intentara engullirlo. Sí, eso. Ellos no podían estar juntos.

—Por cierto, quítame de dudas, ¿quieres? He oído por ahí, que estás saliendo con el sexy solecito — Isaak le preguntó, su voz dulce era afilada— ¿Es eso cierto?

—Lo es, ¿algún problema con eso? — Nico devolvió, dándole un tirón a su ceja en un gesto retador.

— ¡Oh, ninguno! — Negó, sin dejar de jugar con la estrella de David entre sus finos dedos, y uñas de esmalte rosa— Sólo quería decirte en ese caso: ¡Qué disfrutes todo lo que quieras mientras te dure! Pronto, él se cansará de ti, y después será completamente mío.

Un corto pitido sonó de su collar, a causa del golpe agitado que sintió ante aquellas palabras de Isaak. Se necesitó de todo su autocontrol, para no patearle en la espinilla, especialmente cuando este le sonrió victorioso al darse cuenta que sus palabras le habían golpeado. Se obligó a lucir calmado, Will a lo lejos, se estaba demorando hablando con Percy, quien no dejaba de tocarse las sienes y de quejaba del dolor de cabeza.

—Deberías ir con la psicóloga, judío. —Nico escupió con aversión, —Te estás imaginando cosas que jamás pasarán. Te estás volviendo loco.

Isaak se rió, largo y profundo, y desde lejos, cualquiera pensaría que este chico era tan simpático, pero la realidad frente a Nico era otra. Isaak era un hijo de puta, con la cara de una sirena pero la mente de un zorro. El chico se cruzó las piernas delante de Nico y movió su arete con un brusco movimiento de sus dedos, provocando un brillo que a los ojos negros del azabache no le gustaron.

—Qué gracioso eres, y un maldito afortunado al compartir cuarto con él —dijo al final, con una mueca desdeñosa, pero entonces, volvió a sonreír luminosamente — Recuerda: Disfruta, aprovéchalo tanto como quieras. Él será mío. Tarde o temprano.

Y Nico no pudo soportarlo más, sus labios se abrieron para hacer lo que mejor sabía, insultar:

—Ridículo.

—Sociópata

— Esperpento.

—Perra — Isaak siseó.

— ¡Pasiva! —Nico devolvió, pero la reacción esperada resultó una totalmente contraria para él: Isaak rompió en risas, sin lucir para nada afectado, en realidad, estaba más que satisfecho.

— ¡Gracias! ¡Qué halago! —Entonces, soltó otra carcajada al ver la cara de espanto de Nico— ¡Oh! ¿Se supone que iba a ser un insulto? Por favor, ¿por qué debería molestarme? Si soy yo el que recibe todo el placer, ¿sabías?

Entonces, Will finalmente llega, dando por terminado el pequeño enfrentamiento entre ellos. El rubio siente la tensión en el aire, mira la cara de pocos amigos de Nico, y el rostro feliz de Isaak.

— ¿De qué hablaban? — preguntó. Isaak se apresura a contestar.

—Sobre el bonito par de ojos que tienes — Dice, y luego le guiña un ojo. Nico gruñe, pero decide esperar el momento adecuado para exterminarlo. Por ahora, tendría que soportar ver su "horrenda" cara.

Mientras tanto, al otro lado, sucede lo que Piper tanto había estado esperando a pesar de que el resto del mundo no había prestado atención a ello. La chica lo observa en silencio, pero nadie más parece enterarse. Chris Rodríguez, primero entra con los párpados cayéndole sobre los ojos, debido al sueño, pero después, tan pronto como logra identificar a Clarisse, se abren con prontitud y sus pupilas se dilatan con admiración.

— ¿Nuevo peinado?—pregunta, en un susurro dulce que Clarisse apenas y alcanza escuchar. Aun así, contesta, pero mirándose las manos, como si no le interesara.

—Algo así— dice, y Chris sonríe complacido por haber escuchado su voz.

—Te ves genial— le dice de nuevo—Aunque siempre lo haces.

Y eso es suficiente para que Clarisse levante la mirada, y se encuentre con el rostro dulcificado y sonriente del chico que prácticamente la idolatra. Por un momento ambos se quedan mirándose, parece que cualquiera de los dos agregará algo de un momento a otro, pero el profesor Cheveroski es más rápido.

— ¡Ya siéntate, Romeo!— le ordena a Chris, y todos se ríen en burla, porque si Chris es Romeo, entonces Clarisse es Julieta, y compararla con el dulce, suave y dócil personaje es bastante difícil. La chica se sonroja, pero sus labios están tan cerrados como si tuvieran una cremallera y un candado.

Chris obedece en silencio, y se coloca junto a Ethan y los gemelos feos, quedando en diagonal a Clarisse. Distraídamente, sus manos agarraron el ruedo de su camiseta mojada, y empezó a exprimir el agua de la tela, causando con el acto, que una agradable porción de piel tostada estuviera al aire y para la vista de cierto rubio al que le encantaba los buenos paisajes. Pero claro, él no era un ser egoísta, sabía compartir las maravillas de la naturaleza; así que, Will golpeó con insistencia el costado de Nico con su codo, y cuando este lo miró extrañado, el rubio señaló a Chris con el mentón.

—Mira, mira, a las tres y treinta. ¡Disimula! —le advirtió Will — Sí, allí. Chico guapo está mostrando mercancía valiosa.

Nico divisó entonces a Chris, y vio la piel dura de su estómago, húmeda, brillante, como carne de barbacoa. El azabache abrió los ojos como platos, y repitió el gesto de Will de golpearle también su costado. Entonces, ambos empezaron a darse codazos veloces. Como fanboys, tratando de contener la emoción.

— ¿Has visto? ¡Ese hombre sí que tiene buenos genes! — Will rugió en voz baja, comiéndolo con la mirada.

— ¿Y si le prestamos una camiseta seca? — Nico le dijo, con una mirada calculadora y estratégica—. ¿Crees que se la quite y se cambie enfrente de nosotros?

—No lo sé, podemos... ¡Espera! — Will enfrentó a Nico, mitad divertido, mitad indignado— ¡Me estás siendo infiel!

— ¡Oye! Tú empezaste, y además, fuiste tú el que me mostraste esa escultura en primer lugar.

Will estaba a punto de refutar de nuevo, sus labios se quedaron entreabiertos con palabras atoradas en su boca, pero Leo Valdez, había puesto una mano sobre el hombro de Will para desviar su atención; ya que al escuchar la conversación adultera de ambos, él también tenía algo que colaborar.

—Sí les sirve de consuelo, Chris despierta involuntariamente todo tipo de extrañas emociones en muchos — comentó, luego, su voz sonó algo turbada—. Lo sé, porque ayer me pregunté seriamente si podría chupársela a Rodríguez.

Will y Nico, se los quedaron viendo mientras Leo sufría un estremecimiento de horror. A su lado, Calipso también lo observaba con ojos desorbitados.

Antes:

Ahora:

—Bien, ¿ya todos conocen a Cornelio Sánchez?— pregunta el señor Cheveroski y el guardia de seguridad lanza un guiño a todos— Estará aquí para mantenerlos bajo control. ¡El señor D lo autorizó a disparar si se pasan, así que todos quietos, mocosos del diablo!

— ¿Y la señorita Tesla?— pregunta Andrew, preocupado porque aún no habían terminado de leer sobre la Homeostasis Celular, y no era un buen tema para dejar inconcluso. Todos los de su grupo lo abuchean.

—Llorando en los baños de profesores, probablemente— contesta Cheveroski— ¡Vamos a cambiar la dinámica un poco! ¿Ustedes no se llevan muy bien, verdad?— ve a Nico que aún le hace mala cara a Isaak y viceversa— ¡Tendremos que fomentar el compañerismo de algún modo! A ver... déjenme ver... —ahora revisa entre su portafolio y cuando encuentra lo que buscaba, saca un libro que parece ser más viejo que el Instituto mismo— ¡AJÁ!— exclama— Aquí está: "120 preguntas que todos deben saber contestar". Haremos una competencia. Sección A vs Sección B. El grupo que conteste mayor cantidad de acertijos correctos, quedará eximido de la tarea. Los perdedores, tendrán que presentar un ensayo individual de noventa y siete folios en calibri once, espaciado sencillo, sin sangría, sobre la reproducción de los animales en cautiverio; a la Señorita Tesla, para el próximo viernes.

—Pero... señor... No tenemos computadoras— interviene Andrew, al tiempo que sus ojos se nublan al recordar a su caída amiga— Y mucho menos impresoras.

— ¡Cállate, Ford!— devuelve el profesor— Aquí se hace lo que yo digo. Concéntrate en contestar. Tendrán dos representantes por cada grupo para tomar la palabra. ¡Elijan entre ustedes!

Para el grupo de la sección A, fueron seleccionados Annabeth y Jason Grace, que poseían los mejores promedios, y para la sección B, fue seleccionado, evidentemente Andrew y sorprendentemente Drew, solo porque ella dijo "yo lo haré" y nadie quiso refutarle la palabra. Al nerd empezaron a sudarle las manos de inmediato.

— ¡Oh, soy buena con los acertijos! — Annabeth dijo en voz alta, sintiéndose confiada. — Solo déjame contestar la mayoría, Jason. Acabaremos esto rápido.

—Dedicame algunas Victorias, listilla —Percy le dice, junto con una sonrisa torcida que llena de adrenalina a Annabeth — Confío en ti.

—Comenzaré con el primer acertijo— el profesor pronuncia, y todos se voltean en su dirección, con miradas expectantes. Annabeth principalmente, parecía a punto de estallar de emoción, estaba más que lista, hasta que oyó el primer acertijo—: Si un gallo situado encima de un tejado pone un huevo y el viento va hacia la derecha, ¿hacia dónde caerá el huevo?

Y a Annabeth casi se le cayó la quijada por la sorpresa, ¡Eso no es un acertijo! Pensó, mientras Andrew, tomaba la delantera; sin darle tiempo a su rival a recuperar la compostura. ¡Adelante, nerd! Era su hora de brillar.

Paso #38: Establece una paz-armada. 2.0

Por ahora, 90% exitoso. La sala es estrecha y calurosa, el enemigo está cara a cara, pero los aliados permanecen intactos. Ahora queda confiar, en la victoria que Annabeth Chase debe obtenerles.

Andrew Fort. Hecho por justafanfangirling

Y estos dos de @sweetdisaster_20
:3/ Gracias chicas ♡ solo falta uno de Isaak ahora, ejem, sí.

Nos leemos en 10 o días. Tal vez, 12 :v ♡ Bye

Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top