Paso #34: Utiliza tu habilidad especial. Parte 2
Feliz segundo aniversario del Amerkinn. 25 de febrero.
El agua del lago se ondula, cada que Amer golpea la superficie con el remo que trae en sus manos para empujar el bote donde están ella y Kinn, navegando tranquilamente, bajo la luz de la luna. La hija de Eros está sentada delante de ella, sujeta en sus manos una sombrilla rosa con encaje y viste como era costumbre dentro del libro de Orgullo y Prejuicio.
Hay vino tinto dentro de una canasta al costado de ella, y carne y cerdo asado dentro de una bandeja de plata. Iban preparadas para hacer de la velada, "inolvidable". Además de eso, Amer le había regalado unos nuevos zapatos de tacón aguja y una blusa escotada con estampado en el abdomen que decía: "Ella tiene el corazón de la muerte".
—Oh, Amer... La noche se siente aún más exquisita cuando sabes que es un día memorable para el Amerkinn—. Anuncia la señorita de rosa, con una sonrisa posada suavemente sobre sus labios. — ¿Cómo pude haber pensado que quería destruirte en aquellos tiempos?
—Y yo, ¿cómo se me ocurrió alguna vez eliminarte de cualquier red social y bloquearte en WhatsApp para nunca más saber de ti.
Ambas, sueltan un suspiro enamorado mientras se miran a los ojos. Entonces, Amer supo que era el momento, dejó el remo a un costado sobre el suelo del bote, y debajo de su asiento, sacó una pequeña grabadora de la cual se reprodujo el tema "When your gone" de Avril, su cantante favorita como ella tenía memorizado, (porque se lo decía todos los pinches días) y lo dejó sobre el asiento a su lado, para llenar el ambiente de la hermosa voz de Avril.
—Oh, sis, —Kinn llevó una mano a sus labios, enternecida— siempre encuentras la manera de hacer que todo siempre sea más perfecto de lo que ya es.
—Y aun no has visto nada, —susurró Amer, inspirada, y de pronto, aplaudió, dos veces; y a su alrededor, todo se prendió, cada lucecita de navidad que antes no había visto por la oscuridad se iluminó, y llenó todo el estanque de pequeños puntos amarillos como si fuesen luciérnagas. —Feliz aniversario, señorita Kinn.
El cielo oscuro, nunca se vio más brillante y con esperanza. El susurro del viento, incluso le dijo al oído, que debía confiar y soltarse completamente, porque había encontrado su lugar, y Amer igual. Incluso desde la distancia, Kinn y Amer se sentían dichosas, mientras el cielo encima de ellas se viera igual, ellas sabían, que no estaban tan lejos de la Una de la otra.
—Feliz aniversario... — musitó Kinn, mirando el cielo lleno de luces colgando encima de ella, mientras pétalos de cereza caen sobre sus mejillas sonrosadas.
Amer...
No sé qué es lo que odio más, si a la gorda sonriente que piensa que puede resolver todos mis putos problemas con solo mirarme fijamente mientras me obliga a hablar sobre cosas de las que no quiero hablar, o la maldita carpa de circo amarilla que trae puesta. En serio, me duelen los ojos de solo verla por el rabillo de mi ojo.
Odio el color amarillo.
Lo odio.
Lo odio en serio, maldita sea.
Después de que repartió un títere satánico para cada uno de los estudiantes (no tenía tantos como para darle también uno a los padres), se sentó en el suelo, junto al señor D. y a Quirón, y, para mí desgracia, lo suficientemente cerca de nosotros como para poner ansioso a mi padre, y a mí, de mal humor. Siempre y cuando no empiece a preguntar cosas acerca de nuestros archivos todo estará bien. Lo último que necesito ahora, es que se le ocurra mencionarla a ella, aquí. En frente de todo el mundo.
Pero de momento, eso no parece ocurrir. Ella nos observa en vuelta redonda, como si estuviera eligiendo a sus presas lo mejor posible. Empieza por mi hermana, la mira de arriba a abajo, y al descubrir que Hazel no se intimida, sino que le devuelve una sonrisa agradable, continúa avanzando. Pasa por mi padre, que está tomando un café súper cargado de cafeína (no se obliga a un hombre de negocios a ir a una reunión escolar un lunes por la mañana, vamos que el hombre está como zombie recién salido del Inframundo). Luego, pasa rápido, posando sus ojos pequeños en mi dirección, pero como evito su mirada al fingir estar demasiado entretenimiento con Slappy el muñeco satánico, ella avanza rápido, hacia Will, y luego a su padre, y luego a la madre de Piper y así sucesivamente hasta que termina la ronda con Leo al otro lado del salón.
—Muy bien, muy bien— inicia al fin, a hablar— Tenemos un grupo grande esta vez. Muy bien, muy bien.
Si vuelve a decir "Muy bien, muy bien" otra vez, yo juro que iba a ahorcarla con las pequeñas y astilladas manos de Slappy.
—Lo que no está nada bien, es lo que hicieron los estudiantes— apoya Quirón con voz tranquilizadora. El señor D saca una lista y se la pasa, con su rostro enrojecido, entonces empieza a leer— Dormir con drogas a dos de los mejores guardias de la institución, robar el vehículo especialmente perteneciente al director, fugarse de la Academia Yancy (cosa que hasta el momento creíamos imposible)...
— ¡Eso era lo que yo creía!— lo interrumpe Zeus, el padre de Jason— eso es lo que venden, pero al parecer es una completa estafa, si un grupo de niños torpes consigue burlar su sistema de seguridad. ¡Invierto demasiado dinero aquí para que se encarguen de mantener todo bajo control! ¡Pensé que tenían cámaras de seguridad para prevenir este tipo de altercados!— varios de los padres asintieron efusivamente con sus cabezas, el mío se limitó a dar otro sorbo a su café.
En situaciones normales, ese "torpes" habría bastado para que cualquiera de nosotros se molestara y se pusiera a la defensiva en su contra. En realidad, creo que Jason habría empezado una discusión con él en otros tiempos, pero, ahora, la intervención de Zeus no hace otra cosa más que exonerarnos de responsabilidad. Y, de acuerdo con el plan, solo debemos quedarnos en silencio.
—Hay cámaras— contestó Quirón, con paciencia, al parecer acostumbrado a este tipo de arrebatos— Tenemos el mejor sistema de vigilancia del Estado, instalado en los puntos más estratégicos de los edificios. Sin embargo, los chicos se las arreglaron para desactivarlo durante siete minutos exactos, gracias a la ayuda en la parte tecnológica por parte del señor Andrew Fort.
—O-o-o sea... Es decir...— inicia a hablar, o mejor dicho a tartamudear, el padre de Andrew (el ataque del señor La Rue parecía haberlo desequilibrado un poco y abrir viejos traumas). — ¿Q-q-que mi hijo no salió de las instalaciones?
—No, señor Fort— resuelve Quirón— Ni Andrew, ni la señorita Tanaka abandonaron la institución, sin embargo, colaboraron para que el resto pudiera hacerlo.
Todos miran a Drew, que desde que nos atraparon y nos impusieron el castigo, ha conseguido quedarse callada, sin acribillar a nadie por haberla metido en esto accidentalmente. Esperamos a que grite de nuevo, que se defienda, que ataque como una perra rabiosa en busca de su declaración de inocencia; pero ella no dice absolutamente nada, opta simplemente por estudiarse las uñas con semblante indiferente.
Wow, admito que me sorprende un poco, sobre todo después de que ella está cumpliendo castigo, mientras Ethan Nakamura (que también se quedó en silencio en la habitación sin delatarnos, al igual que lo hizo ella) había sido completamente indultado. Sí, sí, él tenía la excusa de haber tenido dolor de cabeza toda la noche... Pero... solo digo, que si yo fuera Drew, lo habría traído al infierno conmigo, porque si uno se hunde en la mierda, todos lo hacemos.
Nada personal.
—El computador que se utilizó para la desactivación de las cámaras ya fue decomisado— continúa Quirón, y una lágrima silenciosa cae por la mejilla de la rata nerd— y ya estamos tomando medidas para incrementar la seguridad, como por ejemplo: con la contratación de un nuevo jefe de seguridad, excelentemente calificado.
—Eso espero— soltó Zeus, y parecía querer levantarse y marcharse, como si ya hubiera terminado todos sus asuntos aquí, Jason hizo una mueca. Quirón siguió hablando, ignorándolo por completo.
—Sin embargo, es el comportamiento de los chicos lo que nos mantiene más preocupados— el buen profesor toma una inhalación profunda para iniciar a contar la masacre— Y para resumirlo, tendré que explicarles, señores y señoras, que los chicos participaron en una pelea callejera en medio de una discoteca en Las Vegas.
— ¿Discoteca? ¿Qué discoteca?— las palabras parecen despertar a mi padre, pero él no se lo pregunta a Quirón, ni al señor D, ni siquiera a la psicóloga. No. Su mirada se fija primero en Hazel, como ella guarda silencio (de acuerdo al plan), ahora su mirada se posa en mí. No soy lo suficientemente rápido como para entretenerme en el muñeco de nuevo. Evalúo las posibilidades rápidamente. Ellos ya saben que estuvimos ahí, si no contesto yo, lo hará el señor D. Da igual.
—El Casino Lotus— el rostro de mi padre se arruga en una mueca al escuchar el nombre de una de sus mejores fuentes de dinero. — ¡Oye! Yo no elegí el lugar.
—Espero que al menos no hayan quebrado demasiadas mesas— suelta, amargado, para luego volver a tomar de su café, que creo que se está acabando demasiado rápido, y eso que es el vaso más grande de la cafetería— Ni botellas caras.
—Nico le quebró una botella de Macallan de sesenta años a un borracho que estaba intentando golpear a Will— interviene Piper, completamente ignorante de que esa botella le duele de más a la billetera de mi progenitor. La verdad no recuerdo si eso es cierto o no, pero ella toma la palabra como punto de partida para nuestro plan de escape (v2.1).
—Piper— la regaña Afrodita. Y por un momento todos nos tensamos pensando que quizá ella, al ser su madre y conocerla mejor, ha adivinado cuál será nuestra estrategia, sin embargo cuando termina la oración, sabemos que Piper puede controlar la situación sin problemas— No hables si no te han preguntado. No es de buena educación meterse en las conversaciones de los demás.
—Perdón, mamá— suelta la chica, y un puchero tembloroso se apodera de sus labios— Es que... es que... Solo quisiera que nos dieran la posibilidad de contar nuestra versión.
— ¡EXCELENTE!— la intervención de la psicóloga es tan enérgica que varios de los presentes dan un mini saltito de la impresión. Mi mirada se desvía particularmente en la dirección de Percy, pero no es Jackson él quien llama mi atención, sino su hermano. El niño parece estar a punto de echarse a llorar. ¿El motivo de su pánico? Los muñecos. Al parecer el grito de la psicóloga lo ha puesto demasiado nervioso, en unión con la presencia de los Chucky de peluche.
No lo culpo. Sí son terroríficos.
—Excelente, excelente— continúa la señorita Derry— Eso es lo que queremos Piper. Muy bien, muy bien. Vamos, no te retengas. Cuéntanos. Cuéntanos tu versión de la historia. Muy bien, muy bien. Queremos escucharte. Bien. Bien.
Mi garganta contiene un grito agudo y lleno de odio cuando la oigo hablar otra vez. Se supone que ella debía curarnos, ¡¿Pues saben qué?! Mi instinto asesino subía a diez decibeles más cuando esa mujer hablaba. En serio. Despertaba el demonio en mí, y si he de matar a alguien hoy, será a esa mujer a quien le meteré un brazo de Slappy hasta la garganta. Si no muere, con suerte nunca volverá a hablar, ni repetirá esas malditas palabras frustrantes.
—Eh... sí— Piper pierde el balance un momento, al ver la efusividad de la dama de amarillo (Ja, suena como a Thriller, me gusta) sin embargo, se recupera rápido— Gracias, señorita Derry. No se nos da la oportunidad de explicarnos mucho, porque somos jóvenes y...
—Usa el títere, cariño— la interrumpe de nuevo la psicóloga con su radiante sonrisa.
—Ah, sí— de modo que esta vez, Piper levanta su muñeco y empieza a mover la boca del mismo mientras habla. El hermano de Percy tiembla, a pesar de que está bastante lejos de Piper. Ni Jackson, ni su padre parecen percatarse de que el niño ya ni siquiera está comiendo galletas y las tiene olvidadas en sus manos— Gracias, señorita Derry— continúa Piper, esta vez con fingida voz aguda y moviendo su muñeca de piel roja cual sangre— Les contaré lo que pasó.
>>Todo empezó el viernes ¿sabe?— se cansa demasiado rápido de la voz aguda y continúa con su voz normal— Era temprano, y hacía más calor que de costumbre. Yo estaba caminando por ahí, con mis amigos y eso, lo que hace una adolescente normal... Es decir, intentando ser una adolescente normal, porque eso es lo que nos han dicho que debemos intentar hacer. Y después de la última reunión de padres, ustedes, todos, saben que yo verdaderamente he intentado portarme mejor que nunca. Incluso dejé de llenarme la cara de maquillaje ya que no es necesario. Ustedes lo saben. ¿Verdad que sí, señor D? ¿Verdad que notó que me estaba portando mejor?— su voz se tiñe de un tono de súplica que haría que a cualquiera le dé culpa, por no haber prestado suficiente atención. Sus ojos más brillantes que nunca, se fijan en los del director (también los de la muñeca), y sus labios se curvan ligeramente hacia abajo, esperando una respuesta.
—Eh... sí, sí— contesta el señor D, presionado, al recibir de pronto la mirada de todo el mundo— Sí... Hubo un poco de progreso después de la reunión. Sí.
—Gracias, señor D— Piper sonríe, radiante, anotando un punto para nosotros, sin que los padres lo noten— Es lindo que note nuestro progreso. Bien... seguiré. Fuimos todos a la cafetería, y estábamos hablando de que sería muy agradable si pudiéramos realmente hacer las cosas que los adolescentes normales hacen, como salir los viernes por la noche. Y no lo negaré... se nos metió alguna especie de espíritu maligno como el Chamuco. Algo en nuestras cabezas nos dijo que quizá podíamos salir ese día, y volver al día siguiente sin que nadie nos echara de menos. Actuamos mal, lo sabemos. Pero me gustaría que ustedes fueran capaces de entender... — sus ojos se nublan de lágrimas, y tomá una dramática bocanada de aire, como si fuera demasiado difícil para ella seguir hablando— Que solo queríamos... solo queríamos, poder pasar un tiempo de amigos. Disfrutar sanamente de nuestra compañía, fuera de este lugar... Queríamos saber... que realmente... que en serio podemos ser amigos, incluso cuando no hay rejas manteniéndonos juntos a la fuerza.
Una lágrima sale de su ojo izquierdo y se desliza por su mejilla, casi en cámara lenta. (Y el Oscar para la mejor actriz dramática es para...). Mientras tanto, Clarisse se hurga un poco el borde de la nariz, mientras la mamá de Chris le daba de vez en cuando varios coscorrones en la cabeza a su hijo.
—Ahora sabemos, que la vida se encargaría de cobrarnos con creces aquella acción maligna que tomamos en beneficio de nuestra amistad— continuó, sin limpiar la segunda lágrima que se desliza por el ojo derecho. Afrodita ya tiene ambas manos sobre su pecho, y una expresión afligida y preocupada en su rostro— Hicimos uso de algunos de nuestros mejores trucos para conseguir salir... Sin embargo, señor D, debo decir que nosotros no drogamos a los guardias. — Ella niega con su cabeza— ¿De dónde íbamos nosotros, a sacar drogas para eso?
Por un momento no entiendo que es lo que pretende... Es obvio de dónde las sacamos. ¿Por qué intenta cubrir a Will así...? Una bombilla se ilumina en mi cerebro. Claro... Porque se supone que ninguno de nosotros robó las medicinas de la enfermería. Y además, si afirmamos haber drogado a los guardias, el peso recae con más fuerza sobre Will, porque es su delito originario, aquel que lo tiene aquí encerrado.
—Sí, muy dulce y todo... — inicia Poseidón— Pero no vamos a creernos esa última parte, todos sabemos que el hijo de Apolo saca medicinas hasta del lugar intermedio entre los dedos de sus pies.
— ¡Hey! — Apolo de inmediato se pone a la defensiva.
— ¿Qué no habían robado la enfermería hace poco?— interrumpo antes de que Apolo y Poseidón puedan ponerse a pelear y arruinen nuestro progreso. La señorita Derry me mira con ambas cejas levantadas, así que ruedo los ojos y hablo moviendo la boca de Slappy con mi expresión de hastío añadida—. El señor D y uno de los mejores guardias del Instituto revisaron nuestra habitación como rutina para verificar que no había reincidencia en la ficha de Solace. No encontraron nada ahí. Y no ha habido otros ataques desde entonces, ¿no?
—Sí... eso es cierto— cede Quirón.
—Pues ya ve, no es nuestra culpa que los guardias se duerman en medio de su jornada laboral.
—Pero... — interrumpe Quirón — Los oficiales dicen que Will fue muy amable al darles unas píldoras en contra de su dolor de cabeza.
—Eran mentas— ruedo de nuevo los ojos — Tengo un montón de esas. Mi padre las trae en cada reunión. — Hazel asiente efusivamente y el aludido se encoge de hombros.
—Will siempre intenta ayudar a todos, ¡no entiendo porque siempre malpiensan sus buenos actos!— vuelve Piper al ataque, con teatralidad— Pero déjeme decirle, si me permite, señor D... Que son muy bobos los guardias como para no darse cuenta de que eran mentas. ¡Vamos! Will miente peor que un niño de primaria. — todos asentimos con la cabeza (incluso Solace, moviendo sus rizos rubios.... ¿Saben? Creo que no odio tanto el amarillo, después de todo)—. Pero no vamos a juzgar a los guardias, es mucho más fácil culpar a uno de nosotros que tomar el peso de tus propias responsabilidades, para no tener problemas en el trabajo. Ellos tienen familias que mantener después de todo... Si asumir la culpa nosotros hará que ellos puedan seguir llevando el pan de cada día a sus casas... Entonces, nosotros tomaremos la responsabilidad. No nos molesta.
Afrodita explota con aplausos y los ojos brillantes al borde de las lágrimas, los cuales se limpia cuidadosamente con una uña larga. Otros padres, más exigentes como Zeus, el señor Tanaka y el concejal Belladona, fruncen el ceño con estrés y fastidio. Apolo no se traga ni una palabra, pero se mantiene en silencio, con una ligera sonrisa en sus labios que es ocultada con sus dedos en plan: "Ay, ¡pero qué trágico todo! ¡No tenía idea!".
Más allá, Tyson ha empezado a temblar en el regazo de Percy, que está tan concentrado en todo esto, que no parece darse cuenta, de momento. Por alguna casualidad del destino, el niño levanta la mirada justo cuando lo estoy observando, y sus ojos asustados y preocupados piden ayuda en gritos silenciosos. Siendo consciente de que nadie más tiene puesta su atención en mí, de momento, muevo la mano de Slappy simulando el saludo de "Hola". Tyson baja la mirada hacia el muñeco, y luego la sube de nuevo hacia mí. Repito el gesto.
—Bueno... conseguimos salir de aquí— sigue Piper—. Solo para darnos cuenta de que afuera hay un infierno llamado vida real, esperando para atacarnos con todas sus fuerzas y hacernos pagar por todos nuestros pecados— su cuerpo se estremece, como si acabara de tener un escalofrío—. Recién conseguimos atravesar el desierto, después de escapar de un montón de coyotes y animales salvajes persiguiéndose los unos a los otros en un baile sangriento de matanza y salvajismo, donde...
Piper continúa hablando sobre los peligros del desierto, utilizando todas las palabras sádicas que conoce, y los ojos de Tyson empiezan a abrirse con terror cada vez más. Consigo llamar su atención de nuevo, y esta vez empiezo a balancear a Slappy, como si estuviera bailando, el terror en sus ojos disminuye un poco, así que continúo, ahora moviendo solo uno de los pies, y luego el otro... en una especie de... coreografía de Tap.
—Y luego estuvimos a punto de ser asaltadas— Piper está super inspirada ahora, está en su salsa, las lágrimas corren libremente por sus mejillas y sale uno que otro sollozo en medio de sus palabras— Annabeth y yo solo queríamos ir al baño y entonces esos sujetos malvados aparecieron e intentaron quitarnos todos nuestros ahorros y... — suspira desconsolada— Si no fuera porque Percy y Jason nos ayudaron... ¡Oh Dios! Sentí tanto miedo. Después de que esto pasó, quisimos regresar al Instituto de inmediato. Nos dimos cuenta de que era una pésima elección haber salido pero...
—Pero prefirieron ir a divertirse ¿no?— pregunta la psicóloga.
—No, señora... — suelta Piper escandalizada—. De pronto nos vimos superados en número, por los amigos del asaltante inicial, y tuvimos que correr, escapar por nuestras inmundas vidas. Nos subimos de nuevo a la camioneta y corrimos tan pronto como pudimos. Intentamos ocultarnos en varios sitios, pero ellos seguían la camioneta. Teníamos tanto, pero tanto miedo. — ella levanta la mirada y seca sus lágrimas con su propio hombro— Queríamos estar de vuelta aquí, en nuestro hogar. Han sido las horas más penosas de nuestras existencias, yo estoy segura de eso...
Sí, claro que sí Piper. Ja. Sigue así, terminaré por creérmelo yo también y olvidarme que estuviste besuqueandote con Jason en toda la noche. Mientras tanto, el baile de Tap, ha evolucionado a una especie de... ¿Jazz? No sé si eso sea. Me refiero al baile en el que lanzas una patada con un pie, te giras y luego con el otro. Lo he visto en películas antiguas, generalmente lo hacen las cabareteras, pero parece ser lo suficientemente interesante como para divertir a un niño y hacerlo sonreír. Oh, oh... Mierda. De hecho Tyson ríe en voz alta, interrumpiendo a Piper y llamando la atención de todos. Me detengo de inmediato y finjo demencia.
—Tyson... — empieza a regañar Poseidón.
—El muñeco, papá— susurra. Poseidón pone su dedo sobre los labios y Tyson se silencia, sin embargo, ha señalado en mi dirección (Maldita sea), todos me miran ahora, así que finjo demencia con más concentración. Lo lamento Tyson, te he abandonado por ahora.
—Incluso... incluso, en búsqueda de ayuda, intentamos activar el collar de Nico para... —Piper sigue y todo mi cuerpo entra en tensión. ¡NO! ¿Qué demonios te pasa? Mierda, mierda, mierda. La mirada que le lanzo es lo suficientemente mortífera como para hacerla callar de golpe, pero eso solo hace que se bloquee por un momento— Pa... por...
—Lo intentamos, pero no funcionó. Nico nos dijo que no lo hiciéramos, además— Annabeth interviene esta vez, salvando el juego. Quizá no haya sido demasiado dañino, ¿verdad?, quizá mi padre ni siquiera lo haya notado... — Porque no es un juguete, así que lo dejamos y entramos al Casino Lotus.
—Alto... Alto, alto— mi padre está a punto de levantarse de su asiento, incluso deja los restos del café a un lado. Oh mierda... Mierda y más mierda— ¿Qué fue lo que dijiste, niña? ¿Inten...?
—La idea de activarlo solo se les ocurrió, pero ni siquiera lo intentaron — interrumpo yo esta vez, puede ser que mi voz saliera más alto de lo normal— Fue algo verbal, una idea estúpida. No pasó nada. Absolutamente nada. Ni siquiera hubo la más mínima alerta durante toda la noche, lo juro.
Es un comentario arriesgado, sobre todo tomando en cuenta que el maldito collar sí que se activó. Estoy seguro de ello, pero el Señor D no dice nada. Los ojos de mi padre me atenazan como si fueran mil espadas, todo queda en un tenso silencio, mientras él intenta decidir si debe creerme o no. Hazel pone una mano sobre su brazo, intentando ayudar, pero no parece tener ningún efecto.
—Entonces entramos en el Casino Lotus y ellos nos alcanzaron— termina Piper rotundamente, intentando obtener la atención de vuelta— Nos alcanzaron y nos atacaron y tuvimos que defendernos. Percy tuvo que defendernos, especialmente, porque ellos estaban armados y nosotros no. Todo lo que pasó en la pelea, fue en defensa propia. Clarisse y Frank también fueron de gran ayuda, porque como sabrán, ellos son más grandes y más hábiles en las artes marciales, y, por ejemplo, yo o Hazel, estábamos casi completamente indefensas.
Mi padre no quita los ojos de mí, pero el resto de personas han devuelto la atención a Piper. No me atrevo a abrir la boca ni una sola vez más. Dios. Mucho menos quiero corresponder la mirada hacia él.
—Cuando escuchamos la sirena de la policía nos asustamos tanto que quisimos salir de ahí, pero cuando estábamos a punto de subirnos a la camioneta, Leo nos detuvo y... Entonces explotó.— dijo al final— Intentaron matarnos allá afuera, señor D. Solo por negarnos a darles los ahorros de todas nuestras vidas. Casi morimos y créame, señor que...
—¡¿QUÉ?!— esta vez quien grita e interrumpe es el padre de Leo, como una vieja máquina volviendo a funcionar— ¿CÓMO QUE LA VAN EXPLOTÓ?— entonces se gira y sacude a su hijo de sus hombros, como si quisiera que le dijeran que todo era una horrible mentira. Leo sólo inclinó la cabeza, como quien tiene que dar la noticia de una muerte trágica a la viuda de un soldado, y negó, quitando toda esperanza de supervivencia.
—Leo nos salvó la vida— continúa Piper, entendiendo de inmediato el drama del señor Hefesto y hablando con tono solemne— Pero fue imposible para él, hacer algo por la Van. Cuando salimos del Casino, ya era demasiado tarde para la pobre Van.
Todo se queda en absoluto silencio mientras los padres intentan asimilar lo relatado. Por un momento, unos cuantos de ellos, como Afrodita, Apolo y Poseidón, asienten con la cabeza y susurran cosas como "Si actuaron mal, pero ya aprendieron la lección allá afuera" o "Ya recibieron suficiente castigo". Otros, como Zeus, Atenea y el concejal Belladona, aún se mantienen pensativos, pero poco a poco empiezan a ceder.
Atenea incluso dice unas cuantas palabras en latín, (vieja presumida) que, termina por explicar al resto, significan que: no se debe castigar a alguien que ya sufrió demasiado a causa de su propio delito, porque sería como castigarlo dos veces y luego dice un "Non bis in idem", que no se digna a explicar. Todos se callan durante suficiente tiempo como para que esto parezca un lugar fantasma.
Entonces, rompiendo el tenso silencio del ambiente que de pronto se había sumido en la habitación, el señor Tanaka; padre de Drew carraspeó para llamar la atención del señor D. Nuestro señor director perdido y desolado como un pescado en tierra (probablemente aún como Hefesto, guardando unos minutos de silencio por la heroica muerte de la Van), viró sus ojos en su dirección, y le permitió la palabra con un gesto vago de la mano.
—Sí, sí, los demás padres tienen razón—. Dijo el hombre, con las cejas y la frente tan arrugadas como ropa vieja—. De acuerdo. Perdone que desvié la conversación hacia un tema totalmente distinto, pero nunca he sido un hombre que tolere bien su propia curiosidad.
—Por favor, señor Tanaka—. Quirón le sonrió con cordialidad—. Proceda.
—¿Tienen el promedio de los alumnos a la mano? Siendo más específicos, el de mi hija—. Inquirió, y automáticamente, noté como los hombros de Drew se ponían tensos para luego relajarse y mirar a su padre con una disimulada ceja levantada—. Si es así, ¿puede decirlo en voz alta?
Una exclamación ahogada sale de la mayoría de las personas presentes. Porque aquello no era más que crueldad, un acto perverso de parte de su propio padre. Como Judas entregando a Jesús por un par de monedas. El señor Tanaka, miró con la frente en alto a su hija, como si estuviera sentado en un trono, y ella estuviera limpiándole los pies, le retó con la mirada, pero Drew no se intimidó.
—Ah, sí, por supuesto. Por supuesto—. Contestó Quirón apesadumbrado, después de que el señor D le diera un codazo—. Tenemos una aplicación en el celular para tenerlo todo a la mano siempre — continuó, sacando el aparato electrónico del bolsillo de su camisa—.Les mostraré después, a los padres, cómo podrán utilizarlo y así estar al tanto de sus hijos en sus casas.
Sentí la mirada de Will posada sobre mí, de repente, mientras a Quirón le tomaba unos minutos en buscar o hacer lo que tenía que hacer con la aplicación; le devolví la mirada al rubio, este se veía nervioso con los ojos tan abiertos como canicas, pero lo que más me perturbó, fue, que al fijarme en el señor Solace a su costado, lo encontrara mirándome como un pederasta acosador. Como el premio gordo que ha estado esperando toda su vida, y entonces, abre sus labios y dice:
—Apruebo totalmente lo de ustedes, por cierto. ¡Estoy contentísimo!
—¿Qué?
—¿Qué dijo? —interrogó Hades al oírlo, (haciéndome dar un brinco por el susto) miró a Apolo intrigado, luego a Will y finalmente dejó sus ojos sobre mi rostro para intentar meterse dentro de mi cabeza—. ¿A qué se refiere?
—¡Nada!
—No le haga caso, señor Di Angelo, mi padre... —se acercó hacia el mío, y le dijo en un susurro confidencial, que Apolo trató, pero falló en escuchar—. Está totalmente chiflado, ya sabe, uno de esos tiernos niños "diferentes". Solo sonría cada que él diga algo, por favor.
—Ahh, ya comprendo—. Asintió mi padre, creyéndoselo totalmente. El papá de Will siguió mirando confuso a su hijo, le preguntó qué había dicho a Hades, pero Will puso su típica cara de "Nada importante, solo que la luz es bonita hoy". Apolo se encogió de hombros entonces, y volvió a mirar a mi padre, y le envió una sonrisa gigantesca como consuegros a punto de congeniar. Mi padre, ignorante de esto, le respondió con otra sonrisa sincera pero tétrica como la de Slappy.
Joder, aquello me daría pesadillas por las próximas dos semanas.
—¿No será muy vergonzoso para su hija?—Prorrumpió la mamá de Annabeth, desviando mi atención. Había utilizado un tono falsamente compasivo y bajo, porque en sus ojos no había más que diversión—. Es obvio que se trata de un castigo, el dejarla en ridículo frente a los demás. Es cruel, pero infalible. He de confesar, que me agrada su método estricto...
La señora Afrodita se cruzó de brazos y piernas, y rodó los ojos exageradamente mientras farfullaba, del porqué la estirada se había sentado tan cerca de ella.
—Tiene razón, señora Chase—. Le contestó Drew Tanaka en voz alta, pero sin mirarla a los ojos directamente—. Esto será muy VERGONZOSO...
—Su promedio esss... —Quirón alargó la "ese", y formó una mueca con los labios como si lo que estaba a punto de decir, le fuera a doler incluso a él—. 9.8 en total.
—Pero para su hija—. Finalizó la asiática, y para rematar a la vieja, le regaló una de sus típicas sonrisas cínicas, con un tinte de dulzura. —Pero gracias por preocuparse por mí.
Hasta yo me quedé con la mandíbula hasta el suelo, la cual rápidamente, volví a poner en su lugar para no arruinar mi aspecto cool y despreocupado. Un colectivo jadeo de sorpresa salió de varios padres. Incluso mi padre me miró asombrado, Hefesto alzó sus cejas muy arriba... y Afrodita bufó una risa bobalicona, la cual inútilmente trató de ocultar (con una mano tapando sus labios) de una enfurecida y descolocada Señora Chase.
—¿Cómo que 9.8? — Inquirió indignado el papá de Drew, su cabeza azotó en dirección a su hija y después de vuelta hacia el profesor—. ¡¿Por qué razón es imperfecto?! Nunca había bajado de 10 absoluto, antes.
No sabía que era más flipante, si el promedio 9.8 de Drew que superaba descaradamente el ahora insulso 9.4 de Annabeth, o que su padre luciera tan molesto por dos puntos menos. Bien decían que los asiáticos no toleran nada menos que la perfección. Era aterrador, pero imponente.
Desde mi asiento, vislumbro a Annabeth con una expresión estupefacta y el nacimiento de un profundo disgusto. Oh, hombre, esto la había golpeado directamente en el orgullo, el cual tenía el tamaño de un mamut; prácticamente, había sido como un avión estrellándose de nuevo en las torres gemelas de su reputación. Resultado: Orgullo totalmente derribado hasta las cenizas, y sería sumamente difícil volver a elevarse intacta después de eso.
—Según esto—. Continuó Quirón, en tono precavido, y consciente de la bomba que había lanzado—. Perdió dos puntos con el profesor Cheveroski, porque le pidió resolver un problema en el pizarrón el pasado lunes, cuyo pedido ella rechazó, según esto: de una forma muy altanera e irrespetuosa.
—Decepción tras decepción—. Farfulló Tanaka, sacando por sexta vez en el día, su pañuelo personalizado con sus iniciales, para limpiarse el sudor de su nariz chata—. Cada día que pasa, me convenzo que puede que seas igual a tu madre.
No sabía a qué se refería como era usual, pero por la expresión tosca que mostró como resultado Drew por sus palabras, adivinaba que no tenía a su madre en su santa devoción.
—Me alegra, cuanto me alegra que todos ustedes, padres e hijos, estén hablando tan, tan libremente y con confianza los unos con los otros— exclamó la vieja de amarillo, con sus mejillas regordetas brillando de grasa y sus pequeños ojos de avestruz moviéndose sobre todos nosotros—. ¡La comunicación es lo esencial, no lo olviden papis de familia!— pronunció, y vi a Ares arrugar su rostro con asco—. ¡La reunión está resultando de maravilla! ¡Es un gran avance!
—Coincido con la licenciada— concuerda la mamá de Piper, encogiéndose de hombros, por lo que la vieja de amarillo sonríe aún más efusivamente, sabiéndose con la razón— La reunión de hoy ha sido por primera vez, muy ilustrativa e informativa—. Contuvo inútilmente, una sonrisa de mofa—. Por ejemplo, una viene a enterarse de que la "hija perfecta", resulta que no es tan perfecta como su estirada madre siempre lo decía. Jo. Jo. Jo.
—¿Disculpa?— Atenea se volteó hacia ella, lentamente con la mandíbula desencajada—. ¿Acaso eso es una indirecta?
—Cariño, si no lo notaste es porque tal vez, "alguien", tampoco es tan inteligente como su hija—. Declaró, soltando una pequeña risa burbujeante mientras ajustaba su cartera contra su vientre.
—Señoras, por favor... — Quirón inicia, poniéndose en pie y alzando las manos a la altura de su pecho—. No hay por qué insultar...
—¡JÁ!— Espetó Atenea, moviendo su pelo a un lado bien digna—. ¿Cree que tomaré eso como un insulto? ¡Por favor! Lo sería si proviniera de alguien que consiguió un premio Nobel, ¿pero dicho por una insulsa creadora de perfumes baratos? Já. Ja, ja, JÁ.
—¿EXCUSAME? Putain, qu'est—ce qu'il est conne, —chilló Afrodita escandalizada, sacó inmediatamente un perfume con frasco elegante y visiblemente carísimo, y se lo apuntó a Atenea para que lo viera—. Esto es, Afrotastic number 10, y conseguirlo en tus descuidadas manos sería lo más genial y perfecto que harías, en vez de tus feos y aburridos edificios.
—¡Mamá! —Exclamó Piper, viendo horrorizada cómo todo se iba al garete rápidamente.
—¡Mis edificios son una obra arquitectónica perfecta! ¡Ayudan y progresan la sociedad en sí!—Devolvió Atenea, enderezándose un poco en su asiento—. ¡Lo tuyo sólo atrae viejos verdes como Zeus...—el susodicho grito un: ¡Oye! Pero se perdió entre la voz de las mujeres— y empujan a las buenas jovencitas en la decadencia con tu publicidad degenerada! ¡Sucia!
Afrodita exhaló un chillido indignado, tan agudo como el sonido de una tetera entrando en ebullición, y posó una mano delicadamente sobre la protuberancia de sus grandes pechos.
—¡Encontrar los aromas perfectos para la mezcla de un perfume también es arte, perra sabionda! —gritó, y entonces, apretó la boquilla del perfume y lo lanzó directamente a los ojos de Atenea, quien, consecuentemente como era debido, soltó un aullido por el ardor del infierno que debía sentir en las retinas por el alcohol—. ¡Para que aprendas a respetar! ¡No porque nuestras hijas sean mejores amigas, debo aguantarte tu mal gusto!
—Oh. My. God. —Apolo bufó una risa que contuvo a último segundo, —¡Que brava mi amiga!
—TÚÚÚ... —inició la mamá de Annabeth con ira, restregándose los ojos llenos de lágrimas y perfume, con la manga de su traje; después, alzó los ojos entrecerrados y rojos de nuevo en su dirección, y gritó: —¡Te mataré, zorra moja braguetas!
Y entonces se lanzó contra ella, al mismo tiempo que Afrodita le lanzaba su bolso a Apolo y le decía "Sujeta mi Afrotastic". Ambas mamás cayeron al suelo inmediatamente, rodando y arañándose la una a la otra mientras giraban en el suelo, con un par de mordiscos incluidos en el trayecto. La mamá de Annabeth no parecía guardarse nada, como si se estuviera liberando de años de contención, lo mismo con la madre de Piper, quien se asía de cualquier parte de su cuerpo para enviar golpes.
—¡Sííí, pelea de gatas!—vociferó Ares emocionado, (sin ningún cuidado por su lenguaje) alzando sus grandes puños y agitándolos en el aire—. Por fin algo de acción en este lugar ¡Destrocen sus ropas, mujeres! ¡Hay más movilidad de esa forma!
—¡Y este es el ejemplo que le dan los yanquis a sus hijos, pero qué vergüenza! ¡MIRA! —Farfulló la mamá de Chris, con el rostro lleno de asombro—. ¡Y por esto es que las mujeres de hoy en día están como están, desvergonzadas! ¡Esto es peor que las exageradas riñas de las telenovelas mexicanas! Y eso que María Teresa le dio a Juana Cristina una cachetada el viernes, por robarle el amor de Aurelio Lorenzo.
—¡Mamá deja a la madre de mi mejor amiga! — ordenó Piper, pero cuidando que algún puñetazo no se le fuera en su dirección. Miró hacia Annabeth buscando ayuda, sin embargo, esta estaba demasiado atónita aún en su asiento por el arrebato de su madre como para hacer o decir algo.
—Por favor, señoras, ¡ubíquense están en un lugar lleno de gente mirándolas! —Poseidón se acercó, tocó el brazo de una de ellas con precaución, pero un arañazo en su dirección lo hizo dar dos pasos hacia atrás otra vez. —¡Por los Dioses! Y luego nosotros los hombres somos los salvajes, ¿no?
—Déjalas humillarse solas, Poseidón. —El padre de Jason interviene, en tono todo digno y melodramático, — Se lo merecen después de llamarme a "mí", degenerado. A alguien con tanto honor como yo, ¡Dios! ¿Alguien puede creerles?
—Ah, sí, porque claro, tú siempre tan decente— murmuró el padre de Percy, mirando para otro lado con la intención tácita en su tono. —Claro, acabo de recordar que tú nunca usas de adorno a tu esposa. —agregó, ignorando el trozo de tela que cayó sobre su hombro, el cual alguna vez perteneció a la manga de Atenea.
—¿Qué? ¿Qué has dicho, sobre mi buen nombre? —Zeus se levantó azorado de su asiento, y le envió una mirada despectiva de pies a cabeza. —¡¿Cómo osas faltarme el respeto?! ¡Retractate y pídeme perdón!
—¡Jamás! —sentenció Poseidón con terquedad, y plantándose en su lugar; mientras el señor Fort y Andrew Fort, miraban en silencio a ambos padres delante de ellos, a punto de lanzarse rayos atómicas en dirección al otro—. ¡No he dicho nada que no se sepa ya!
—¡Exijo una disculpa! ¡En este instante, o declararé la guerra hacia usted! —proclamó el hombre de negocios enfurecido, apuntándole con un dedo acusador y berrinchudo, mientras una extraña electricidad y tensión llenaba el ambiente, como el inicio de una tormenta eléctrica—¡Como te atreves a difamarme cara de anchoa, cuando no tienes las agallas ni para conquistar a la mujer que ya de por sí es madre de tu hijo problemático! ¡Me das pena!
—¡LE ESTOY DANDO SU ESPACIO! ¡ES LO QUE LOS CABALLEROS HACEN, PERO QUÉ SABRÁS TÚ, UN HOMBRE ADÚLTERO DE ESO!
—¡NO TIENES PELOTAS! NO, LAS TIENES DEL TAMAÑO DE CANICAS.
—TÚ LAS TIENES COLGADAS Y APESTOSAS DE GONORREA—.
El señor D y Quirón, empezaron a retroceder lentamente para resguardarse ambos detrás del escritorio.
—Y allá van otra vez, —susurró mi padre con voz aburrida, mirando con desilusión su vaso ya vacío del café que lo mantenía con vida— Bueno, al menos me mantendrán despierto.
Poseidón cargó contra Zeus de improviso, y el señor Fort, alzó los pies para evitar que estos le fueran pisados. Como un caballo enfurecido y relinchando fuego, embistió contra el abdomen de Zeus y lo lanzó al suelo en donde le hicieron compañía al manojo de manos y piernas en que se habían convertido, ahora, las madres de Annabeth y Piper. El primer golpe lo dio Zeus a pesar de estar debajo de él, luego Poseidón lanzó el siguiente, y de pronto, ambos se encontraban peleando como dos viejos hermanos por la última rebanada de pizza sobre la mesa.
—¡Retractate y pídeme perdón! —gritaba Zeus, zarandeando a Poseidón quien hacía también lo mismo.
—¡Nunca!
—¡SIIIIIIIIIII, PELEA, PELEA, COMO EN LOS VIEJOS TIEMPOS! —Vociferó Ares, atribuyendo más fuego e ira en el acto, como si con su sola voz, pudiera hacer desatar más peleas y un par desmembramientos en el acto. Mientras tanto, por el rabillo de mi ojo, observé a Apolo sacar su celular (un iPhone color oro 10 plus, alta gama) y empezó a grabar la escena delante de él, murmurando por lo bajo con una sonrisa divertida:
—Esto va directo para YouTube.
—¡Oh Dios! Recuerden, papis, ¡la violencia no es la solución, acabamos de hablar sobre eso! —habló la vieja de amarillo, poniendo una cara preocupada tan falsa como el entusiasmo de mi padre por estar aquí sentado en vez de ganar dinero. —¡Todos, por favor, vuelvan al círculo! ¡Dense las manos y un beso en cada mejilla!
—¡Oh, Dios, oh Dios!— el señor Fort se levantó de su asiento justo a tiempo para evitar que la patada que lanzó Zeus a su silla y mandarla a otro mundo, fuera a parar en su espinilla. Miró por todos lados, con el nerviosismo típico de los Fort, provocando que sus encorvados hombros empezaran a temblar. —¡Debo salir de aquí antes de que...!
—¡OTRO CALZÓN CHINO! ¡YAHOO! —De alguna espeluznante forma, Ares se había movido de su extremo de la habitación hacia el señor Fort, a una velocidad fugaz para darle algo de bullying nostálgico,— ¡No lo viste venir, eh! ¡Qué agradable reencuentro!
En tanto, al otro lado de la habitación, Tyson, al ver como su querido padre ahora estaba siendo apaleado a golpes en el suelo por Zeus y viceversa, se había echado a llorar a moco tendido de la preocupación. Percy, angustiado por el dolor de su hermano, empezó a ingeniárselas para que dejara de llorar, le prometió dulces, una torta de chocolate e incluso un nuevo celular, pero Tyson no tenía consuelo.
—Yaa, Ty, ¡mira, mira! —el azabache alzó su títere y lo puso enfrente de su rostro pensando que eso lo haría feliz, y empezó a moverlo con una mueca tétrica en sus labios falsos—¿Ves?, al señor títere no le gusta verte triste, por favor, deja de llorar.
Tyson se quedó callado momentáneamente, mirando al muñeco con precaución, y entonces, la cabeza del títere se cayó al suelo y se rompió con un repiqueteo, desperdigando los trozos por todas partes y quedándose el muñeco, como un hombre decapitado enfrente de él. Incluso para mí, acostumbrado a ver cosas horrendas, aquello me llenó de escalofríos.
Tyson rompió a llorar más fuerte, está vez, con más terror y un trauma de por vida. ¡Bien hecho, Jackson!
—Listilla, ¡por favor ayúdame a calmar a Tyson! —pidió entonces, Percy, dando saltitos a la vez preocupado.
Annabeth se levantó de su asiento en modo automático, y se acercó hacia Percy esquivando perfectamente el zapato de Zeus que fue a parar en la cabeza del señor D, el cual gruñó enfurecido por el acto, y le gritó a Quirón para que hiciera algo ya, antes de que los guardias de seguridad empezaran a entrar con sus nuevas picas eléctricas.
—No puedo creer que Drew me haya superado—. Musitó Annabeth, dándole a Tyson una caricia distraída a su cabeza, gesto que el pequeño acepto de buena gana y convirtió su llanto en un pequeño sollozo— Qué vergüenza, y pensar que era lista.
—Eres la más lista del instituto para mí, Annabeth—habló el azabache, con una sonrisa encantadora—. Además, un par de puntos menos, no define tu inteligencia, solo tu dedicación en el estudio.
—Oh, Percy... —susurró Annabeth enternecida, y sujetó su mano que tenía libre. —Eres un estupendo novio.
—¡¿QUEEE?! —Atenea se levantó del suelo, tambaleante mientras se zafaba del agarre que intentó enviar Afrodita desde el suelo. Se acercó hasta Annabeth y le gritó: —¿Por esto estás arruinando tu vida? ¡¿Tenías que conseguir además al más delincuente de todos ellos?!
—Mamá...
—Hablaremos de esto al salir, Annabeth. Estoy muy decepcionada—. La cortó su madre, y le envió una intensa mirada a Percy como si quisiera quemarlo vivo en una columna de fuego.
—¡No le hagas caso, nuera! No es contra ti en realidad—Poseidón apareció junto a ellos con voz agitada, —Solo está amargada porque yo la rechacé en la universidad hace seis años, por una porrista con minifalda. Atenea, ¡Supérame, ya, please! —Annabeth y Percy, quedaron boquiabiertos por la revelación.
En tanto, Zeus apareció detrás de la espalda de Poseidón, y aprovechando su distracción, lo cogió por debajo de sus axilas inmovilizando sus brazos para que Atenea pudiera devolverle su "Supérame" donde más le doliera. Exacto, ella le dio una patada en la entrepierna, y el padre de Percy, cayó al instante al suelo desmoronado.
—Ahgggg, mis hijos... —sus manos se sujetaban fuertemente sus partes nobles—Percy, ya no tendrás más hermanitos...
Mientras Percy se lamentaba y Tyson seguía llorando desconsolado a los pies de su progenitor herido, Apolo empezó a reírse mientras le daba Zoom en el video para grabar mejor la cara de agonía de Poseidón. Su felicidad duró hasta que Zeus cargó ahora hacia él, para demandarle que dejara de grabar.
—¡Oblígame! —Apolo escupió, y Zeus lo agarró de las solapas de su camiseta con furia, preparado para golpearlo también, Will recostó su espalda contra el asiento con una mueca incómoda. En el acto, mi padre interfiere entre los dos con una mano alzada, dirigiéndose hacia Zeus especialmente.
—¡Espere, no puede tocarlo! —entonces, le dijo en un murmullo bajo— Es una de esas personas "especiales". Usted entiende...
—Oww, señor Di Angelo, —Apolo le respondió conmovido, (al parecer él no había comprendido). —¡Gracias! Me alegra que note mi singularidad, ¡veo un futuro entre nuestras familias!—compartí una sonrisa burlona con Will, este se encogió de hombros y fingió sacarse una gota gorda de la frente.
—¡SIIIIIIIIIII! ¡Prendan con fuego la habitación, siii! — Aulló Ares enloquecido en este punto, y en un impulso azorado, se subió encima del escritorio del director, sacó dos pistolas nueve milímetros de algún lado de sus calzones y sin previo aviso, (con los gritos aterrorizados de los que lo vimos sacar armamento pesado) empezó a disparar contra todo el puto techo, haciendo caer yeso y trozos de cemento que terminaron golpeando en la cabeza de un distraído Hefesto junto con su hijo. —¡UHHHHHHH, ASÍ NOS DIVERTIMOS EN MI CASA! ¿VERDAD HIJOS?
Clarisse gritó enardecida, Frank tenía las manos apoyadas en la cabeza en un gesto apenado y horrorizado.
—ORDEN. CÁLMENSE TODOS— grita el señor D, a través del megáfono, pero es inútil.
—YA DEJEN DE GRITAR LA PUTA QUE LOS PARIÓ— grita la madre de Chris, y por un momento juro que su rostro se vio igual al de él cuando nos atacó exactamente con las mismas palabras el viernes en su habitación, o unas similares, no estoy seguro— Se supone que esta es una reunión de gente decente, malditos gringos, ¿Les falta un tornillo o qué?
A decir verdad, ella no parecía verse demasiado amenazadora, con su pequeña estatura, su rostro diminuto y su falda floreada, sin embargo, en una de sus manos traía una de sus sandalias, y en la otra, la rama que utilizó para golpear a Chris hace rato. Ella no mostraba ningún miedo de usarlos con cualquier otra persona que se cruzara en su camino, fuera padre, estudiante o niño (mantente a tres metros de distancia Tyson, no queremos que un inocente salga herido).
Poco a poco, lentamente, todos se fueron deteniendo, mirando a la mujer. Ares incluso levantó su arma en posición sumisa, sabiéndose en desventaja ante las armas de ella. Es decir, él podía disparar sí... ¿Pero ella? Oh... ella tenía mira de largo alcance y una puntería estimativamente perfecta. No había necesidad de comprobar el peligro porque, todos sabíamos que ella no tendría compasión.
—Gracias, señora Rodríguez— habló Dionisio nuevamente por el megáfono— Todos a sus lugares. ¡AHORA!
Mi padre, aun a mi lado, dejó escapar un suspiro agotado, y admito que sentí lástima por él. ¡Pobre hombre! Destinado a soportar estas cosas durante quién sabía cuánto tiempo en adelante. Al menos ahora sé de dónde heredó Hazel tanta paciencia.
Todos inician a levantarse y acercarse nuevamente hacia sus respectivos lugares. Algunos, como Afrodita, necesitan un poco de ayuda, ya que con esas armas letales de treinta centímetros o más en sus pies, cualquiera requeriría una mano para ponerse en pie de nuevo. Ares, que aún sigue en pie, y tiene instinto de soldado defensor de civiles, la toma por la cintura y la endereza con un solo movimiento, pero Afrodita aprovecha el bug y se sujeta de los gigantescos brazos del padre de Clarisse para "mantener el equilibrio".
—Ohh, gracias...— ella pronuncia en un tono susurrante y sensual— señor la Rue.
—Oh... llámame... llámame Ares— contesta él, con voz ronca, y mirándola directamente con llamas en los ojos— Ha sido todo un placer.
Ding ding ding. Bingo. La presa ha mordido la carnada. Tomen nota chicas, así se conquista a un hombre, y claro, solo necesitas que tus medidas sean noventa, sesenta, noventa aún después de haber tenido dos hijas; tener rostro de porcelana, y cabello de seda.
—MAMÁ— grita Piper alarmada, de inmediato detectando el peligro— VEN A SENTARTE. No vaya a ser que se te rompa un tobillo o algo por estar de pie. ¡YA!
Ambos se separan, sin dejar de mirarse intensamente, como Romeo alejándose de su Julieta y sufriendo en el acto por la separación. Los dos se dirigen con sus respectivos hijos, y no sé quién está más avergonzado para estas alturas, si Frank, por el ataque de "muerte y destrucción" que sufrió Ares hace un momento; o Piper, por el derroche de coqueteo de su madre. Basta con decir que ambos están cubriéndose los rostros con exasperación. Clarisse, por otro lado, no se ha enterado de nada, y de momento simplemente fulmina con la mirada a Chris, que está muy concentrado en fingir que no existe.
— Muy bien, muy bien— inició de nuevo... Ni siquiera necesito narrar quién, ¿cierto?— Cuando se encuentran muchas personas dentro del mismo lugar son comunes las diferencias de opinión. Pero creo que ya lo solucionamos. Muy bien, muy bien.
De pronto, el salón vuelve a quedarse en absoluto silencio, al parecer con todos los padres al fin enterándose del escándalo que han formado. Atenea y Afrodita están acomodándose el cabello, cada una de ellas lo más dignamente posible, mientras la señora Rodríguez está alisando nuevamente su falda floreada, con su ceño fruncido, y lanzándole miradas de rabia a su hijo a cada minuto, al parecer esperando por que la presa haga un movimiento, para atacar nuevamente con la rama.
Los padres no lo llevan mejor, a Zeus se le ha descosido una parte de la manga de su traje, y su rostro está tan rojo que parece un volcán a punto de hacer erupción. Poseidón tiene un arañazo en la mejilla, y de momento sus manos están cubriendo sus zonas nobles, de seguro aún temblando por el golpe doloroso. Hefesto está quitándose polvo de la gorra y su calva; mientras que el señor Tanaka y el concejal Belladona están tan indignados que parecen querer sacar a sus hijas de aquí inmediatamente.
—Hazel...— escucho como mi padre habla, a mi lado, después de soltar un suspiro agotado— ¿Podrías ir a la cafetería y traerme otro de estos?— dice ofreciendo el vaso super grande ahora vacío. —Ahora que acabaron, necesitaré otra cosa que me ayude a no caer dormido.
Ok, ok, mi padre tal vez no sea el mejor padre del mundo, pero... ¡Por todos los dioses! Verdaderamente estoy agradecido de que él sea mi progenitor y no uno de estos dementes que se las arreglaron para convertir una reunión de castigo en un "Royal Battle" sanguinario.
—Yo iré— digo, poniéndome en pie y tomando el vaso— Negro y cargado, ¿cierto?
Paso # 34: Utiliza tu habilidad especial. Podría decirse que fue completamente exitoso el plan de escape con la acción de Piper para sobrevivir, sin embargo, espero que podamos utilizar nuestras habilidades especiales para intentar olvidar esta maldita reunión traumática.
Por sobre todas las cosas, espero que el pobre Tyson pueda olvidar al muñeco decapitado. De lo contrario, no creo que duerma esta noche.
RLk: Hola hola delincuentes :3 Un hijo de puta en motocicleta intentó atropellarme hoy, así que dejen muchos comentarios please, para hacerme sentir mejor, porque me siento de la verga porque me quedé asustada y no lo mandé a la puta :(
Amer: yo periodo. Malhumor.
RLk: Esperamos que les haya gustado el capítulo.
Amer: Sip. Quisimos publicar ayer pero me dolía la cabeza... Pero aquí está.
RLk: Nos leemos pronto :* Muak
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