Paso #26: ¡Mantente de incógnito!

Bienvenidos a las clases de control para la ira, guiadas por Allis.

Una chica de pelo castaño, con ondas, aparece en medio de la clase, la cual está casi completamente vacía (exceptuando por dos peculiares jovencitas) con una regla en manos. Lleva lentes de montura, y una sonrisa pacífica en su rostro en forma de gentil.

—¡Hola! ¡¿Cómo están todos?! — Saluda, alegre— Como lo habrán notado, soy Allis. Parte de este maravilloso fandom de PJ. En este día, estoy aquí como invitada exclusiva de mis queridas amigas.

Allis gira su rostro hacia el frente de la clase, y vuelve a sonreír en dirección a las causas de su inesperada y sorpresiva visita.

Primero dirige su mirada hacia RLkinn, quien está sentada en una silla, con su codo descansando en su pupitre, limándose las uñas distraídamente mientras explota una bomba de goma de mascar color rosa pálido. A dos metros alejada de ella para, garantizar la tranquilidad, se encontraba Amer sentada, escribiendo tranquilamente en su death note, cierto nombre que rima con Waflles.

—¡Atención alumnas, atención! — aplaude Allis, entusiasta, y las dos chicas alzan la vista de forma tan idéntica, que causa algo de terror en ella. — Ejem, bueno, — gira hacia los lectores. — la razón por la que estoy aquí, es porque ellas me han pedido que las ayude con su grandísimo mal gen...—un carraspeo por parte de Amer la interrumpe, — Eh, iba a decir... mmmm.

—Sis... — Dice Rlk en tono de advertencia a Amer, esta sólo se cruza de brazos aburrida. — Por favor, cariño continúa.

—Gracias, Kinn. Bien, bienvenidas a las clases de control para la ira chicas. — aplaude, e incita a los lectores a hacer lo mismo. NahomyCampuzano, sentada al fondo de la clase, saca un cartel escrito "Ánimo chicas, love you". — Comenzaré lanzándoles una situación, ¿ok?

—OK. — asiente Rlk, poniéndose muy recta en su asiento y atenta, como la favorita de la clase. Amer se cruza de brazos y gira los ojos como Robert Downey Jr. Allis, piensa brevemente, mientras un soplo de viento mueve el rabillo de su vestido floreado.

—¡Ya! —chasquea los dedos— Supongamos que una lectora, o hater, lee su historia, chicas... y comenta. "Esto es tan cliché" o "Es una basura cliché". Bien, lo que deberíamos hacer en esta clase de situaciones, es muy fácil, primero lo que debemos hacer es...

—¡Destruirla! — Exclama Amer.

—No...

— Arrancarle todos los pelos de su horrible cabeza— Dice RLKinn.

—¡No!— Allis niega horrorizada.

—¿Escupirle ácido?

—¡Oh, por Dios, no! — Allis lleva una mano al pecho, alarmada.

—¿Hacer un Meme con la fea foto de su cara? — continúa la hija de Eros confundida.

—¡NOO!

—¿eeehh...? ¿Arruinar su completa autoestima a tal punto que nunca más quiera salir de su casa y llore por más de cuatro meses al sólo el leve murmullo de nuestros nombres? — finaliza Amer. Nahomy empieza aplaudir desde el fondo, con una lagrimilla orgullosa surcando su mejilla.

Allis suspira hondo, cansada. —Bien, esto será más difícil de lo que pensé.

—DESTRUIR SU CUENTA AL SER MÁS PEQUEÑA QUE LAS NUESTRAS—saltá la hija de Eros en su asiento, con una mit

—Ese es nuestro hobbie favorito— Amer murmura, con una sonrisa diabólica en sus labios. —llena una parte vacía de mi existencia.

Allis estrella su palma contra su rostro y toma una larga inhalación para relajarse. Iba a ser un largo día.

●●●●

Sí, sí, sé lo que piensan, no se hagan. Ustedes se preguntarán, ¿por qué si era tan fácil escaparse del IDJ cómo ahora, no lo habíamos hecho desde hace mucho tiempo? Pues la respuesta es más sencilla de lo que creen, y se las diré, porque yo también estuve en ese lugar preguntando. Existen cuatro razones para ello. Cali fue muy amable al explicarme cada una de ellas:

Primero, los guardias y las cámaras de seguridad; necesitábamos la mayor cantidad de aliados posibles como ahora, cosa que antes no teníamos. Segundo, un automóvil accesible para caber todos juntos, (bueno, algunos van a caballito, pero sobrevivirán) tercero, agallas, muchas agallas, (Lo más importante). Y finalmente, el cuarto requisito, bueno... mírenlo por ustedes mismos.

Mientras Will conducía lo más rápido pero cuidadosamente posible a través de la autopista oscura y con baches que teníamos delante, distraídamente, había girado mi rostro para observar por la ventana el paisaje desértico de las Vegas, momento justo para que pudiera divisar cuando las luces del coche alumbraron a una enorme pantera negra, a orillas del camino, arrancando las entrañas de un coyote, desangrado entre sus patas; y me pareció que los ojos muertos y negros del animal, se despedían de mí mientras lo perdía de vista.

Chillé horrorizada. Supe que iba a tener pesadillas por una semana completa luego de eso, y probablemente necesitaría un peluche como una niña de doce años para conciliar el sueño. Me llevé las manos contra mis mejillas y zarandeé mi cabeza tratando de sacar la imagen de allí.

—¿Estás bien? ¿Qué pasó? ¿Te tocó alguien? — la preocupada y frenética voz de mi hermano, me distrajo lo suficiente para reemplazar el asco por la ternura. — ¿Viste un fantasma?

—Yo no me asustaría por un tonto fantasma, Nico. — Le respondo con ligero tono altivo; y éste alza una ceja divertida a la par que su brazo se roza deliberadamente con el antebrazo de Will, a causa del "poco espacio". — Olvídalo, solo me alegra que hayamos tomado un auto; morir descuartizada por coyotes no me emociona mucho a decir verdad.

—Ir a pie sería lo más estúpido que podríamos haber hecho esta noche. —Comenta Will, ganándose una mirada sarcástica de mi hermano. — Jamás lo permitiría en esas condiciones, ni por más bullying que cierta personita emo me hubiera hecho. Planeé esto, perfectamente.

—Pero claro, con "tu Cherry" como sugar daddy, para que te cumpla todo lo que desees. —sonríe, y por un momento, tengo ganas de chillar de emoción cuando la situación está tan cerca de poder considerarse un flirteo entre ambos. — No es sorpresa que todo saliera bien, recuerda darle créditos, Solace, y un agradecimiento personal más tarde cuando volvamos.

El cuello de Will se giró tan rápido como el chasquido de un látigo, que por un momento temí por que se rompiera la columna vertebral, a causa del súbito tirón. Pareció que estaba a punto de escupirle algo pero su mandíbula cincelada, se marcó al apretar sus dientes con fastidio. Nico estaba conteniendo la risa, y las chicas en el asiento trasero se daban codazos (especialmente Piper a Annabeth) y Calipso, moviendo la cabeza de arriba a abajo como impresionada.

—¡Uhhhhh, Will! — se oyó la voz de Percy desde el fondo. — Lo que te ha dicho, ¿te vas dejar? Uhhhhh. — luego se escuchó un golpe sordo y un quejido lastimero por su parte.

Mirando por el espejo retrovisor del techo, cerca de las luces, pude divisar vagamente a Percy dándole una mirada indignada a su amigo, Jason Grace, quien casi iba apretujado como un sándwich contra el asiento y el azabache que iba en sus piernas. La razón de ésto era que ya no había suficientes lugares, algunos tuvieron que ir sobre las piernas de otros, como ellos. Lo cual se había decidido con "piedra papel y tijeras", al menos era un buen lugar para Percy, ya que estando por encima del asiento de enfrente (donde se sentaba Annabeth), podía verle el escote desde su alto puesto. Y el azabache no perdía tiempo, juro que se mordía el labio de vez en cuando.

Hombres... bufé divertida, al mismo tiempo que rodaba mis ojos. Ellos no se veían tan incómodos a decir verdad, tampoco Chris Rodríguez, quien a pesar de verse como esos típicos machos pecho peludo, que jamás los vería agarrar una escoba, no se mostraba muy molesto yendo sobre los muslos de una malhumorada Clarisse, (no había tenido opción, era eso o ir en las piernas de su hermano y ella dijo, "primero muerta", así que, eso fue lo que pasó) Chris no rodeaba el cuello de Clarisse con sus brazos, por el simple hecho de que no deseaba ser lanzado por la ventana; pero por la forma en que la miraba, no era necesario.

Luego estaban Frank y Leo. Leo iba en las piernas de Frank. Ninguno de los dos se veía contento. Es todo, por mi bienestar físico y mental, no haré más comentarios al respecto.

—¿Saben a quién elegiría para mi propio sugar daddy? — comenzó Piper, en su tono sensual y ronco tan característico de ella, antes de que la "extravagante" de su hermana volviera y ella finalmente se diera cuenta del camino oscuro que tomaba. — El papá de Will, Apolo, — suspiró dramáticamente como fangirl de Justin Bieber. —¡Oh, sí! Ese hombre es tan caliente como el mismísimo sol.

Entonces, un carraspeo por parte de Annabeth, llamó su atención, la miró y luego se fijó en alguien detrás de ella, (específicamente hacia Jason) y se puso pálida, para luego, sonrojarse del bochorno, y empezar a mover sus manos rápidamente, intentando retractarse de lo que había dicho.

—Ay, cierto. Lo siento tanto. — parlotea con nerviosismo. —estoy en una cita, cierto. — susurra — solo estaba bromeando, yo, ehm... No es que me fuera a liar realmente con él... Yo... o sea... solo estaba bro...

Pero Jason rompe en carcajadas relajadas detrás de ella, y Piper con la cabeza estirada hacia atrás del asiento, lo mira con cara absorta y sin entender nada. Y la escena es tan cursi, cuando Jason le pasa una mano por encima del respaldo de los asientos, (con Percy en brazos, sonriendo picaresco, como un bebé gigante mimado) y Piper la sostiene de inmediato, y él le dice que:

"Todo está bien, eres graciosa, me gustas así".

Oh Por Dios, la manera en que lo dijo, esa voz y sus ojos azules eléctricos, no podía echarle la culpa a Piper de que se viera como si se fuera a derretir o convertirse en polvo por combustión espontánea a causa de tanta efusividad encantadora. Así es, simplemente era hermoso verlos a ellos dos, convirtiéndose en una pareja estable, confiada y bonita, luego de pasar por tanto. Sobretodo, porque ahora Jason era capaz de notar que ella "bromeaba", era capaz de relajarse lo suficiente como para dejarla fluir a su modo, e igualmente Piper podía actuar ahora como alguien total y completamente confiable. Alguien en quien el rubio podía poner todas sus esperanzas, sin correr el riesgo de que ella los arrugara y lanzara al suelo como si de una envoltura de chocolate se tratara.

Ellos se veían... curados. Ambos eran la cura del uno para el otro, y eso era muy... guay. Hasta ahora, no había pareja más hermosa que ellos dos, y no hablaba sólo por el físico de ambos.

Después de ese momento "Jasper", apodo que la misma Piper se autocolocó cuando estábamos hablando un día en descanso de clases. Nos mantuvimos brevemente en silencio. Cada uno absorto en su asiento, con la mirada perdida en el campo árido, rocoso y desértico de nuestro alrededor, probablemente pensaban en el montón de problemas que nos esperaban en caso de ser descubiertos, si hubiésemos cometido el más mínimo error al huir... ¿Qué tal si el señor D, después de meses de no salir de su oficina o su edificio propio, decidía que quería salir a la ciudad por unos nachos? Y luego, ¡sorpresa! El auto no está.

Había mucho que podía salir mal, medito, mientras mis ojos se dirigen hacia el cielo y observo con una pequeña sonrisa, el millar de estrellas que parecen tocar el pico de la montaña más alta, y aquella luna, de un suave color anaranjado, que parecía una naranja a punto de madurar. Lo gracioso es que no me preocupaba de mí misma, sino de mi hermano. Al vigilarlo por el rabillo de mi ojo, puedo verlo extrañamente animado en su asiento, mirando el camino y actuando de copiloto.

De pronto, las risas tintineantes y juguetonas de dos chicos se oyen desde atrás. Provienen de Percy y Jason. Nadie les presta atención al principio, no hasta que empiezan a hablar en voz baja y de forma clara.

—¡Bro! Dioses, ¡cuidado con esas manos largas, bro! — Le advierte el ojiazul; sin dejar de reír — ¡Uy, cuidado con los baches!

— ¿Traes una salchicha entre los pantalones, bro? — Le pregunta el ojiverde, — Ninguna salchicha que conozco tiene este tamaño. Oh espera, — más risitas coquetas, Nico parece querer taparme las orejas. — ¡Me halagas, Bro! ¡Pero qué pillín!

—Bro, ningún trasero es como el tuyo.— Le respondió el ojiazul, ganándose una mirada de ojos desorbitados de parte de Piper. — Me abres el apetito bro, grrr, — termina, con un gruñido sensual. — No te hagas el difícil, Bro.

¿Está empezando a hacer calor aquí, o solo soy yo? Calipso se ve como si fuese a vomitar sobre Piper en cualquier momento.

—¡Aquí no, Bro! — Le chita Percy, e ignora la cara de "WTF" de Annabeth sin preocupación. — Mi chica nos está viendo. —luego, más risitas. — iBroo!

—Okay, okay, ya fue suficiente del porno gay que se han montado ustedes dos. — Prorrumpe Will con voz enojada de improviso, pero sus mejillas están demasiado rojas para demostrar su desacuerdo. — Tranquilícense, o nos devolvemos al Instituto ahora mismo. Punto.

—Aguafieestaaas. — canturrea Percy, rescostándose contra la cara de Jason para molestarlo y éste mueve sus brazos sin poder respirar, hasta que el azabache vuelve a incorporarse y su cuello debe doblarse por el techo que lo aprieta. — ¿Cuánto falta para llegar?

—Poco.

—¿Cuántas horas pasaron?

—Mucho.

—¿Puedo manejar?

—¡No! — Will suspiró hondo con los ojos cerrados brevemente, y sujetó con fuerza el volante mientras implantaba una sonrisa demasiado brillante y extensa sobre sus labios, lo cual resultó aterrador. — Ahora por favor, guarda silencio, necesito concentrarme mientras conduzco.

De nuevo, todos guardaron silencio. Calipso empezó a toser, y frunció el ceño con desprecio mal disimulado cuando Jason comenzó a jugar con el pelo de Piper, y luego miró con doble de desprecio y asco, cuando encontró a Percy, casi babeando sobre el generoso escote de Annabeth. ¿Qué como podía ver todo esto desde mi asiento delantero? Fácil, con el espejo retrovisor y el de la guantera.

—Disculpa, Chase. — Calipso escupió, en su dirección, — tienes algo de (mucha) baba de Percy entre tus pechos. Solo quería comentártelo.

Dicho eso, Annabeth se miró por reflejo el pecho, y luego alzó la vista hacia un preocupado Percy, que fingía mirar hacia la ventana con desinterés hacia las dunas y ciertos yuyales. Después de aquella escena, de nuevo todos guardaron silencio, Nico de vez en cuando miraba a Will, pero luego fingía que era solo para mirar por su ventana. Claro, y yo no fisgoneaba a través del espejo por Frank en el fondo.

De pronto, otra voz que había quedado muda por demasiado tiempo, habló.

—Quiero orinar. — Anunció Leo, y Will pone los ojos en blanco tan fuerte que temo que se queden así para siempre— Y no puedo aguantarme, ya lo voy deteniendo por media hora, pero mi manguera debe expulsar su gasolina...

Will pasa por un bache, demasiado hondo, y el auto salta justo después, haciendo soltar quejidos de dolor de parte de aquellos que estaban más cerca del techo y casi se abrieron el cráneo.

—¡Ah! — se oye el grito adolorido de parte de Jason— Percy, hombre, creo que me has explotado los huevos.

●●●●

Una presión oscura y ansiosa empieza a nacer en mi pecho, y sube hasta mi garganta amenazando con dificultarme la respiración cuando veo el cartel famoso de las películas que dice "Bienvenido a Las Vegas". La conozco, es una sensación bastante familiar y no la había sentido desde que había llegado a un tipo de reflexión y aceptación con mi promiscuo padre; ¡Hola, ataque de pánico, tanto tiempo, hijo de puta! ¡¿Listo para joder de nuevo?! Por supuesto tenía que molestar justo ahora.

Así que, siguiendo las instrucciones de la psicóloga del instituto, a la cual visitaba una vez a la semana, (obligatoriamente, todos debíamos asistir) trato de desviar mi atención hacia la única cosa o persona que podría distraerme con gusto... y no, no es Percy en mis piernas, (que por cierto ya estaba empezando a cortarme la circulación).

Miro hacia Piper un momento, y puedo ver como sus ojos multicolores brillan, completamente absortos observando el paraíso salvaje que se levanta frente a nosotros. Por un segundo, me quedo observándola a ella, pues si hablando de paraísos terrenales estamos, ella definitivamente representaba uno. Ella siente mi pesada mirada, y gira su rostro hacia mí, me sonríe con calidez y todo mi sistema se tranquiliza.

—¡Mira todo esto! — Apunta Piper por la ventana, con entusiasmo, por lo cual dirijo mi atención hacia el montón de locales que parecían vender cachivaches de las Vegas,—Estoy tentada a comprarle algún recuerdo a mi madre, pero no sé cómo le daría explicaciones si me pregunta de dónde lo he sacado.

—Lo mismo digo. — sonrío, y miro por la ventanilla.

Puedo observalo todo casi detenidamente, ya que el tráfico había comenzando a ser cada vez más abarrotado, y dándome el suficiente lapso de tiempo para ser testigo de una escena en donde, una prostituta, se despide de un hombre (que gracias al cielo no es mi padre) con un fogoso beso, a través de la ventanilla de su porshe para luego, subirse a otro auto (Toyota) en donde casi se come la cara de otro tipo a besos, utilizando su boca sabor a reciente felación del otro cliente.

Se preguntarán...¿Qué acaso estos chicos nunca han visto la ciudad de las Vegas? ¡Han estado viviendo en ese estado durante años! Pero ese es exactamente el punto, éramos demasiado jóvenes cuando entramos, y hemos pasado todo este tiempo encerrados. ¿Cómo diablos esperan que lo hubiésemos visto antes? Esta es la primera vez que veo tantas luces en toda mi vida.

Frente a nosotros, se encuentra un completo oasis de aventura. Hay casinos por doquier, hombres promocionando números de trabajadoras sexuales en la vereda, a los turistas, edificios gigantescos cuyo único fin es entretener los perversos y malvados deseos libidinosos de las personas. Alimentar a todos aquellos pecados que esperan como polluelos hambrientos, con sus picos abiertos al cielo, aguardando por el momento exacto en que les lances un poco de aquello que te apasiona: oro, comida, licor, mujeres (u hombres según sea el caso).

Este es el lugar en el cual mi padre había gastado tanto tiempo y dinero, durante los fines de semana en los que se suponía iba a "reuniones de negocios" pero terminaba, probablemente, metido en los mejores y más caros burdeles de aquí. Con las mejores chicas bailando para él, en lencería brillante y diminuta, (o sin ella en absoluto) con música sensual y movimientos sugerentes. Sacudo mi cabeza para no pensar en eso, y concentrarme en la parte buena de estar aquí.

—¿Creen que podamos ganar algo de dólares en algún juego de casino? — Leo nos pregunta, a Percy y a mí, con rostro emocionado. — Me siento un hombre de suerte.

—No vas a gastar nuestro poco dinero en juegos al azar, Valdez. — Le reprende Piper al haberlo escuchado, —Así que, tranquilízate. — Leo forma un mohín malhumorado en respuesta, y me mira como esperando apoyo; le doy un simple encogimiento de hombros, sonriendo en modo de disculpa. "La señora ha hablado".

Entonces devuelvo mi atención a nuestro entorno. Lo más impresionante de todo el ambiente, son las luces de colores neón, encandilando los ojos de todo aquel que camine en medio de este lugar. Hay letreros gigantescos, super llamativos, por cada metro cuadrado. A lo lejos, puedo ver una rueda de la fortuna gigantesca que cambia de color cada cierto tiempo. Y fuentes de agua, a las cuales le han puesto luces de colores, convirtiéndolo en algo extravagante y bonito. El fuerte bombeo de los ruidos atronadores de la música que sale de cada uno de los locales, provoca que el suelo tiemble ligeramente bajo nuestros pies, y los cristales de la camioneta del señor D vibren.

— De acuerdo chicos, — anuncia Will,mientras suelta una larga exhalación, y su rostro se pone azul y verde, naranja y rojo por las luces de alrededor. — Bienvenidos a la ciudad del pecado, — Dice tratando de sonar alegre, pero sin ocultar de todo un tinte de ansiedad. — ¡Yuhuu! ¡Drogas, joyas y alcohol por todos lados! ¡Yei!

—¡Oh vamos, Solace! ¡Ponle algo más de emoción! — Dice Percy, dando pequeños golpes contra la cabecera de los asientos con entusiasmo. — ¡Estamos en las jodidas Vegas! ¡Drogamos a la guardias de seguridad! ¡Escapamos del instituto más peligroso y bien asegurado de los Ángeles, y robamos el puto coche del director! ¡¿PRENDE ALGO DE MÚSICA, DIOSES!

Ante la sulfurada exclamación del azabache, todos empezaron a reír, mientras chocaban los puños y los diez, luciendo rostros orgullosos y exultantes, Nico le dio un codazo a Will varias veces, hasta que esté (con un bufido) prendió la radio, y empezó a sonar la estrofa de una canción de Lady Gaga. El rubio miraba por todas partes, más que el camino enfrente suyo, pero bueno, no podía culparlo de estar tan nervioso, no sabíamos hasta cuando duraría nuestra noche de cenicienta.

Suelto un grito jubiloso motivado por la emoción del momento, el cual rápidamente fue seguido por otra exclamación alegre por parte de Piper, e incluso la tímida Hazel, empezó a mover sus brazos como un baile sincronizado, y al final, dejar un beso sonoro y muy vergonzoso en la mejilla de Di Angelo.

— ¡No puedo creer que lo hayamos logrado! ¡SOMOS LO MÁXIMO, SI JODER, LOS PUTOS AMOS! — Prorrumpe de pronto Leo, con rebosante energía, a la par que baja la ventanilla del coche y saca la cabeza hacia afuera. — ¡SÍÍÍ, SOY EL PUTO AMO DE TODO!

—¡NO ERES EL AMO DE NADA, NI DE TU ESTÚPIDA VIDA, IDIOTA! — Vocifera Calipso algo histérica cuando vemos cómo la cabeza del latino roza peligrosamente cerca de los coches que transitan en el otro carril, su rostro es de querer matarlo lenta y dolorosamente. — ¡AHORA VUELVE A METER TU LOCA CABEZA DENTRO DEL COCHE ANTES DE QUE UN AUTO TE LA ARRANQUE DEL CUELLO!

Apenas acabó de decirlo, antes de que incluso Leo empezará a hacerle caso, Frank lo jaló de vuelta dentro del coche y sobre sus piernas, (golpeando su cabeza y algo de su oreja en el trayecto) y recibiendo un coscorrón en su cabeza de mi parte. Sin embargo, Leo ni se inmuta por el golpe, porque estaba demasiado ocupado contestándole a Calipso.

—Owww, ¿preocupada por tu futuro semental, preciosa? — Inquiere, moviéndole las cejas con sugerencia.— Tranquila, no me iré de tu lado en toda la noche.

—Me das asco. — escupe, con voz agria. —No quiero que nos metan 30 años de prisión por tu ridícula muerte, mientras tú estés bronceándote de lo lindo en el infierno.

—Yo también te quiero, bebé. — Le devuelve, con un guiño, digno de los galanes de Pasión de Gavilanes. — Vamos, ya deja de ser tan amargada, ¡disfrútalo!

—El aire apesta a Nicotina y a alcohol, —pronuncia Calipso, arrugando su nariz con disgusto, — y ninguno de ustedes, cabezas de chorlito, se ha preguntado lo importante. —Dice, ésta vez dirigiéndose a todos. —¿Y ahora qué?

Un semáforo se ha puesto en rojo, y nuestro coche se detiene en la primera fila, dando paso para que crucen los transeúntes y a un par de Elvis Presley's que van en fila, con su andar petulante y canchero tan típico; y una guitarra blanca colgada en la espalda. Dentro del coche, todos nos hemos quedado repentinamente en silencio ante la interrogante, mirando al frente, hacia un punto infinito.

—¿Y ahora qué? — repite Frank, sentado a mi lado.

Will suelta un largo suspiro, y dramáticamente, gira su rostro hacia Nico, sin embargo, éste sólo se limita a encogerse de hombros como diciendo "Ni puta idea". Acto seguido, empieza a investigar en los cajones, y la guantera, en busca de algo que podría servirnos.

—Escuchen, apenas hemos entrado a la ciudad y creo que ya he visto como cinco apuñalamientos en los callejones. — Suelta Clarisse desde mi lado derecho, luego de un largo rato permaneciendo en silencio. — No sé ustedes, pero estoy perdiendo el tiempo aquí. Deberíamos separarnos.

—¡NO! — Gritan Annabeth y Will al mismo tiempo, de inmediato, la rubia femenina es quien continúa hablando. — Definitivamente, no, ¡no vamos a separarnos! ¡Nadie! Todos juntos, hasta que termine la noche y volvamos al instituto. Allí sí, podremos volver a fingir que somos invisibles para el otro pero, mientras estemos aquí, nadie, repito, va a estar separado más de 2 metros del grupo.

—Bien, entonces, decide tú a dónde vamos. — Se entromete Calipso en su dialecto, con su cabeza descansando contra la ventanilla luciendo exageradamente aburrida. — Después de todo, esta es tu noche especial, ¿no? —Annabeth le dirige una mirada afilada, pero ella ni se inmuta. — Oigan, todos, hagamos caso a los tórtolos para que su cita se haga realidad a lo Disney, como si fuera nuestro puto problema que los dos no puedan controlar sus estúpidas hormonas y quieran cojer cual conejos lo más pronto posible.

—No me gusta tu sarcasmo por alguna razón, Belladona — Le advierte Piper a su lado, y ambas se miran como dos bombas a punto de estallar en el coche. — Estamos demasiado cerca pa...

—¡Ooookaaay! Basta las dos.— Interrumpe Will, con nerviosismo, — ¿Piper? ¿Dijiste que trajeron dinero, no?

—Sí, — contesta la susodicha confundida,— son ahorros míos y de Annabeth antes y después del instituto. Además, el Ejército Tormenta Marítima de Fuego, también pusieron su grano de arena. ¿Por qué?

—Porque creo que deberíamos cargar gasolina... — su voz se enmudece poco a poco, cuando mira el marcador de gasolina con más detenimiento. — De acuerdo, "debemos" cargar gasolina. — y apenas lo dice, el coche empieza a hacer ruidos extraños y a quejarse con abruptos paros.

—Gira allí, — Hazel apunta a una intersección, donde un cartel luminoso indica la siguiente gasolinera cerca, luego su atención se desvía hacia el ajetreo que hace su hermano—¿Qué es eso? — Le preguntó, mientras éste saca un par de llaves, cartas, y finalmente, un papel doblado y muy arrugado que al extenderlo, resultó ser un mapa. — ¡Oh, que genial! Momento, ¿qué son los puntos rojos marcados en el mapa?

—No quiero saber. — Le responde Nico, con intención. — Pero presiento que tiene que ver con esos paquetes de sabor cereza en el fondo. O quizá solo estaba marcando los lugares idóneos para enterrar a los estudiantes que se pasan de listos y se meten de más con sus cosas — agrega en tono lúgubre— o tal vez solo son los mejores bares. ¡Quién sabe!

Llegamos a la gasolinera unos cinco segundos después, el tipo encargado de cobrar y llenar el tanque, nos miró con ligera curiosidad y extrañeza, pero luego pareció llegar a la conclusión de que le daba igual, o simplemente, había visto cosas más raras que un grupo de adolescentes apretujados en el asiento trasero, y un chico con una extraña máquina de acero en el cuello en la parte de adelante. Ya saben, cosa de todos los días.

—De acuerdo, este es el momento en que pueden ir al baño. — Anuncia Will, girándose hacia nosotros. — ¡Y más vale que hagan todo lo que tengan que hacer, —del dos o del tres— porque después ya no habrá paradas en el baño! Están advertidos.

— Voy a salir también. — Avisa Calipso, dándole una señal a Annabeth para que abra la puerta. — Necesito estirar las piernas.

Ella no era la única que necesitaba volver a sentir sus piernas, luego de que ella bajara, pronto le siguió Chris, Clarisse, Frank, Leo y finalmente nosotros, Percy y yo. Bajamos rápidamente, para principalmente cerciorarme de que mis extremidades aún funcionaban, y Percy pudiera volver a colocar su cuello en su lugar. Leo y Chris fueron al baño, (casi corriendo) seguidamente de Annabeth y Piper hacia el de las damas.

Mientras tanto, Clarisse intentaba convencer a su hermano de dos cosas, o que le dejará llevarlo en sus piernas porque ella prefería llevar a su hermano sobre sus muslos que a Chris, o escaparse ambos a algún callejón para robarle a algún pobre diablo, y Calipso se había acercado junto con Will, para murmurar sobre quién sabe qué cosas, mientras que Nico y Hazel, se quedaron dentro a seguir investigando el mapa que habían descubierto.

—Iré a controlar la máquina para que el tipo no nos robe o nos ponga un par de litros de gasolina, para cobrarnos de más. — Me avisa Percy, ya moviéndose hacia el empleado que cargaba gasolina, más concentrado en su celular que en los números de litros que iban subiendo. — Vigila hacia las chicas, no quiero acabar odiando esta bonita ciudad. — finaliza, con una sonrisa torcida y divertida, pero luego agrega: —Y no le digas a Annabeth que te dije que la cuides, o me dará una patada en las bolas.

Asentí hacia él, soltando una ligera risa. Ellas habían estado formando fila para entrar en el único baño que tenía el servicio, cuando giré para comprobar que estuvieran bien. Piper ya había entrado al baño, y Annabeth, junto con un par de chicas vestidas con shorts y blusas de lentejuelas brillantes, la esperaban para poder entrar después de ella.

Segundos después, ella salió del baño y Annabeth tomó su lugar, pasándole de nuevo el bolso a Piper. Esta lo abrazó como si dentro llevará el Santo Grial. Aunque, pensándolo bien, sí que era muy importante lo que ella llevaba ahí, porque ese dinero podía salvarnos la vida, y no quería saber qué haría el dueño de la gasolinera si nos íbamos sin pagar.

Annabeth salió del baño, y casi instantáneamente sus ojos grises se encontraron con los míos. Hice lo que siempre haces cuando te encuentran espiando a una persona: Quité mi mirada inmediatamente, haciendo que mi espionaje fuera extremadamente más obvio de lo que hubiese sido, si lo hubiera disimulado mejor.

Afortunadamente, Annabeth pareció asimilarlo como que yo estaba simplemente mirando a Piper porque es extremadamente bella (además de mi cita esta noche) y no por el supuesto de que las estaba vigilando como me advirtió Percy hace pocos minutos.

La sonrisa de Annabeth, terminó ocasionando que Piper me mirara también, y su propia sonrisa, hizo que yo me pusiera tan nervioso como si estuviera a punto de realizar un examen de física cuántica. Oh Santo Padre, esta chica estaba poniendo todo mi mundo de cabeza. Últimamente me encontraba con frecuencia preguntándome si acaso ella había tenido siempre ese poder sobre mí, pero yo me negaba a aceptarlo. Ahora, era como si todos los días, algo me picara en el pecho, fuerte, matándome de amor.

Nos quedamos así, observándonos en la distancia, por lo que pudieron haber sido minutos, o quizá un siglo, hasta que un hijo de puta, apareció, como salido de la nada, y pasó en medio de las chicas, empujándolas como una bestia sin cerebro. El golpe que les dio a ambas en el costado, fue tal que Annabeth perdió el equilibrio y tuvo que apartarse un par de pasos para no caer.

Fue entonces cuando el chacal asqueroso aprovechó para hacer lo que realmente estaba planeando desde un inicio. Él se aferró al bolso de Piper e intentó arrebatárselo de las manos con un tirón que habría dejado con las manos limpias a cualquiera. Pero él no contaba con el amor de Piper hacia los bolsos Gucci. Ella se aferró a la manigueta de cuero como si su vida dependiera de ello, y de pronto ambos se encontraron tirando cada uno a su respectivo lado intentando hacer que el otro lo soltara. Mientras llamaban la atención de todos, y las chicas de lentejuelas salían corriendo aterrorizadas.

Pero este tipo de gente despreciable, nunca juega limpio. No importa si se trata de una chica a quien tienen que dañar. El malhechor levanta su puño en alto, listo para golpear a Piper en el rostro.

No sé en qué momento me moví, no sé por qué, ni cuándo avancé tanto, pero un segundo antes de que el cobarde pudiera golpear a Piper mi propia mano estaba deteniendo el golpe, y empujándolo de vuelta para que se alejara de ella. Desafortunadamente, Piper no había visto venir mi intervención, por lo que había soltado el bolso para cubrirse el rostro. Y mi empujón solo había conseguido que el idiota suertudo adquiriera impulso para salir huyendo.

Lo que ocurrió a continuación fue algo así como:

¡Surprise mother fucker!

El tipo no había dado ni más de tres largas zancadas, cuando fue a chocar contra los duros pectorales de Percy Jackson, los cuales el chico apenas alcanzaba. Su cabeza apenas y llegaba a la altura de sus hombros. (Es bajito). Percy sólo apareció enfrente suyo como una ola que se alza en medio de una tormenta en el mar, el tipo jamás lo vio venir (y yo tampoco). El ladrón estampó completamente su cara, y casi se cae de bruces en el suelo, de no ser porque él lo cogió con sus dos manos del cuello de su chaqueta de cuero.

—¿A quién crees que has tratado de robar, inmunda rata? —Sisea Percy con voz peligrosa, y puedo ver como el ladrón empieza a cagarse encima del miedo, con sus ojos abiertos desmesuradamente y su cara poniéndose cada vez más pálida— Me di cuenta de tus sucias intenciones en el instante en que te vi poner los ojos en ellas.

—Por favor, por favor, discúlpame, déjame ir, por favoooor. — empieza a suplicar con voz chillona y llorona, solo un segundo más e iniciaría a llorar como niña. — Toma, aquí está el bolso, por favor sólo déjame ir. ¡No me hagas daño!

El ladrón le devuelve a Percy el bolso de Piper con desesperación, confiando en que, con ese acto, mi amigo dejara de intimidarlo con sus tormentosos ojos verde mar. Percy agarró el bolso de un tirón de sus manos, y lo lanzó hacia Piper, quien lo agarró en el aire. Puse una mano tranquilizadora en su mano, y ella sonrió complacida. El ladrón fallido, al estar libre de las garras de Percy, volvió a intentar correr para huir, no obstante, Percy volvió a agarrarlo de su cuello con una sola mano. Y a pesar de que intentaba zafarse con movimientos bruscos, él solo miraba con diversión.

—¿Llamamos a la policía? — pregunta Frank inocentemente, cuando llegó junto a nosotros alarmado.

Clarisse le da un puñetazo en su costado, cerca de su riñón, y el chino canadiense suelta un quejido adolorido.

—¿Eres idiota, qué te pasa? ¡Esto te pasa por estar demasiado tiempo con ese trío de idiotas! — Le regaña su hermana, sin dejar de darle leves golpes en su hombro y su antebrazo. — Llamar a la policía. — bufa, negando exasperada. — ¡Claro, hazlo! Y seguro nos invitan a un café y nos regalan unas entradas para un concierto o algo. ¡Gran idea!

—Eres cruel hermana. — Gimotea Frank, alejándose de ella con el ceño fruncido.

—Bien, ¿qué haremos con él? — pregunto a Percy con desconfianza, ya que su sonrisa de oreja a oreja no presagiaba nada bueno. Antes de que pudiera contestarme, la voz de Nico se oye desde el coche, con un tinte de oscura diversión idéntica a la sonrisa del azabache.

—¿Qué tal si usamos esto? — en sus manos, enseña una cinta adhesiva de color negro extra fuerte y extra grande, como si fuese un tesoro recién descubierto.

(...)

—Owww, miren al crío — se burla Clarisse, minutos después— Se ve tan lindo pegado a un poste eléctrico con cinta adhesiva.

¿Ventajas de tener amigos criminales?

Se les ocurren mejores ideas para hacer sufrir a un idiota bien merecido.

Con ayuda de un contentísimo Nico, y una entusiasmada Clarisse, Percy término de sujetar al ladrón fallido contra el poste de electricidad, que había en la parte trasera de los baños, el tipo lloriqueo, suplicó, y finalmente maldijo junto con un par de amenazas cuando se dio cuenta que estaría atado aquí durante un largo rato. Hasta que alguien lo encontrara.

—¡USTEDES NO SABEN CON QUIÉN SE HAN METIDO! — Farfulló, casi escupiendo en la cara de Percy. — ¡TENGO AMIGOS, Y CONOCIDOS MUY PELIGROSOS! ¡SUELTENME O ME LAS VAN A PAGAR!

—Está empezando a cabrearme, — Siseó Nico en respuesta, totalmente despreocupado por las amenazas, a la par que sacaba más cinta adhesiva, la cortaba con sus dientes para luego, colocarla sobre los labios del tipo, el cual se zarandeó como si fuera a convulsionar de ira. — Mucho mejor.

Ahora que todos estábamos más calmados, podía estudiar la apariencia del ladrón. Como lo había dicho en un principio, es bajito, no debía medir más de los 1, 65; y es de complexión delgada y desgarbada, luciendo una chaqueta negra de motociclista y cadenas en sus jeans rasgados. El cabello rizado de color rubio arenoso, y unos ojos azules inyectados en sangre. Creo que lo más llamativo en su cara, era su larga nariz en forma de tucán.

—Mira qué cejas tan pobladas, tienes. — canturrea Piper, acercándose hacia él para escrutarlo de cerca, con su bolso colgando orgulloso y sano de su brazo. — Sip, definitivamente, necesitas ayuda con esto amigo. — No hizo falta pedírselo a Nico, ella solo estiró la mano y él puso la cinta en sus manos. — Tómalo como un sincero y generoso agradecimiento por tratar de robarme y golpearme.

—Déjame la otra ceja a mí, por favor. —se apresuro a pedirle Clarisse a Piper, sonriendo y frotándose las manos.emocionada, la cara del ladrón era de profunda negación, poco a poco aceptando su destino. — Demonios, la cinta rodea todo su cuerpo, y será imposible levantarle la camiseta— maldice la bestia con decepción, — y yo que pensaba depilarle los pezones, que desperdicio.

Un par de minutos después, el trabajo estaba hecho, y el chico lloriqueaba con casi nada de cejas y cinta alrededor de su cabeza que le dolería como el infierno cuando tratarán de sacárselo, con suerte no quedaría calvo. Miro hacia Piper, justo cuando se ha acercado hacia mí para poder estar a mi lado, y de pronto me doy cuenta que hemos perdido demasiado tiempo aquí, por culpa del inmundo ladrón. Media hora en las Vegas era como la mitad de tu vida pérdida.

—Bien... Sé que sonaré como mi abuelo al decir esto— trago saliva antes de poder hablar— Pero... No nos haremos más jóvenes parados aquí. La noche es apenas una bebé. ¡Vamos!

Tomo la mano de Piper y entrelazo nuestros dedos, para luego comenzar a caminar de vuelta hacia el auto, que para este momento ya debería tener nuevamente el tanque lleno. Por un momento ella se queda en su lugar, hasta que tengo que halar un poco para que me siga. Sus ojos brillan intensamente, incluso algo acuosos, lo cual solo me hace dirigirle una sonrisa. No puede ser cierto que esté tan nerviosa ¿Cierto? Solo soy yo. Solo somos nosotros. Ella y yo. Ella me regresa la sonrisa y camina para equipararse a mi paso y estar a mi lado.

Esta vez, su rostro se levanta para mirarme directamente a los ojos, y no puedo hacer otra cosa más que enganchar mis propias pupilas a las suyas. ¡Dioses! Esto que estaba sintiendo en mi pecho, en mi estómago, no era natural, y definitivamente no podía ser sano. Era como estar muriendo lentamente, por anticipación, por nervios, por... no tenía ni idea de por qué, pero era el único modo en que podía describir lo que sentía.

—¿Estás bien?— pregunto cuando al fin estamos apartados del resto de los chicos

—Gracias— dice ella, refiriéndose a lo que acababa de pasar hace tan solo un momento— ¿Siempre te gusta ser el Superman que salva el mundo?

— Fue Percy quien hizo todo— le regreso en respuesta, negando con la cabeza— No tienes por qué agradecerme a mí... Yo ni siquiera...

No consigo terminar la oración,porque ella se levanta sobre las puntas de sus pies, elevándose hasta la altura de mi rostro, dejándome sin palabras coherentes, al anticipar lo que parecía estar tan cerca de pasar.

Sus manos sostienen mi rostro, sus labios se acercan cada vez más a los míos, y cuando están a centímetros de encontrarse, ella se desvía, dirigiéndolos hacia mi mejilla derecha, para depositar el beso ahí. Debería sentirme estafado, debería haberme decepcionado, pero lo cierto es que ese tierno gesto solo ocasionó que todos los sentimientos que tanto me había esforzado por ocultar en lo más profundo de mi pecho, de pronto explotaran dentro de mí, como si se tratara de una manifestación del proletariado.

Ella vuelve a colocar sus pies firmemente sobre el suelo, haciendo que la diferencia de tamaño vuelva a hacerse presente. En sus labios hay una sonrisa que es mitad culpable, mitad condescendiente, como ensoñadora. Y me doy cuenta de inmediato qué es lo que hay detrás de todo esto. Nuestro primer beso, aquel, en medio de la cafetería, había resultado ser un completo desastre

No podíamos arruinarlo de nuevo.

Mis manos se posaron a ambos lados de su delgada cintura, para luego acercarla hacia mí. Sus ojos en ningún momento se separan de los míos. Mi respiración empieza a entrecortarse, justo como cuando era niño y tenía ataques de asma. Su pecho, ahora contra el mío, parece haberse quedado también sin aire, porque no hay rastros de movimiento.

Cierro los ojos, al posar mi frente contra la suya, y aún sin mirarla,tengo la seguridad de que ella ha hecho lo mismo. Cuando nuestros labios al fin se encuentran, no lo hacen en un frenesí de movimiento, porque no hay necesidad de eso. Suficientemente rápido están palpitando ya nuestros corazones sin necesidad de incrementar la intensidad del momento.

Por un momento, el beso solo consiste en un sutil toque de labios, perfecto, como se supone deberían ser los primeros besos. Tembloroso, dubitativo, nervioso, con todo aquel miedo de echar a perder algo que recién empieza. Sus labios son los primeros en moverse, exigiendo dar el siguiente paso, y los míos corresponden gustosos, abriéndose, dejando que nuestras lenguas se conozcan por primera vez, lenta y efímeramente, para luego volver simplemente a disfrutar de los labios y finalmente separarnos un poco.

Nuestras frentes siguen juntas cuando el azul de mis ojos vuelve a observar sus iris multicolores, que están vez están indudablemente irradiando alegría pura. No me quejo, probablemente los míos están brillando tan intensamente como los suyos.

—¡¿ESO ES UN BOLETÍN PROMOCIONAL DE UN CONCIERTO DE RAVEL SUGAR?!— el repentino grito de Will Solace hace que ambos perdamos la concentración en nuestro momento, y lo miremos, aún junto a la camioneta. Calipso, que hasta el momento había estado hablando con él ha dado un salto monumental por el modo súbito en que el doctor sin diploma ha cambiado la tonalidad de su voz.

—Joder, rubio cabeza hueca— grita ella de vuelta al tiempo que coloca una mano sobre su pecho, quizá para poder comprobar que su corazón sigue ahí dentro.— Harás que me dé un infarto.

—¡ES HOY!— Will la ignora por completo, al tiempo que parece querer meterse en el papel que ha encontrado pegado en un pizarrón de eventos. — ¡HAY QUE IR! POR FAVOR, POR FAVOR, POR FAVOR, POR FAVOR.

El rubio de pronto se ha convertido en una persona completamente diferente, que parece estar a segundos de arrodillarse a los pies de Calipso y suplicarle para que vayamos a ese concierto. Nico se acerca hacia Will con curiosidad, lanzando y atrapando en el aire la cinta adhesiva. Sus cejas se fruncen, mientras sonríe ligeramente, como extrañado por la reacción del rubio.

—¡Necesito ir para seguir viviendo! — Will agarra los hombros de Nico y empieza a zarandearlo repentinamente, todos nos quedamos congelados esperando una reacción violenta de parte del azabache, sin embargo, para gran sorpresa de mayoría sólo recibe un empujón juguetón. — Los conciertos de electrónica son los mejores, no hay nada igual en el mundo y ¡es perfecto! Sí eso no es una gran forma de iniciar una cita, ¡que me parta un rayo!

— Si a los tortolitos no les molesta... — inicia a decir Percy, quien, con una mano muy cuidadosamente colocada en la espalda baja de Annabeth (continuado con su rol de caballero intermitente), se ha acercado a la camioneta del señor D, nos mira— Podrías quitar tus pecadoras manos del cuerpo de Piper para que ella pueda pagar y llevemos al doctor Solace hijo a su concierto. ¿No crees, bro?

No puedo evitar sonrojarme como niño inocente en kinder garden, pero Piper en cambio suelta una hermosa carcajada, al tiempo que toma mi mano y comienza a avanzar hasta el auto, donde el joven de la gasolinera espera, con gesto agotado y su palma extendida a que alguien se digne a poner dinero sobre ella.

Paso #: ¡Mantente de incógnito! Asegúrate de que nadie se entere de que eres un fugitivo. Creo que calificaremos este paso con un 50/50 porque, hablando de sentimientos, este es el fin de la etapa fantasma. Yo ya no quiero ocultar ni un segundo más lo que siento. Estoy harto de amar en incógnito, la vida no es tan larga como para que perdamos el tiempo en negarnos caprichos. No lo hacemos con cosas como el chocolate, o... una página más antes de cerrar el libro. ¿Por qué, entonces, deberíamos privarnos del amor? De algo se debe morir, al final del día ¿No?

***

Recuerden que Will tiene DOS ANGELITOS. Él no tiene una parte malvada. Sin embargo, ¡MIRA que belloooooo! Créditos a Nuria ♡



RLk: ¿Que tal lectores? Esperamos que les haya gustado el capitulo. Lamentamos la tardanza, no estuve bien durante unos días (mis lectores de WKTB lo sabrán) y Amer tuvo exámenes.

Amer: Son tantos que dejan mi inspiración a cero, y apenas doy un respiro y ya hay un nuevo examen a la vuelta de la esquina.

RLk: Pero el punto es que ya regresamos y esto está que arde. ¿Qué pasará en el siguiente cap?

Amer: ¿Lograremos convertirnos en unas señoritas de Dios mediante clases de control de la ira por la dulce, Allis?

RLk: Nos vemos pronto lectores. Los amamos. Pd: También inicio exámenes en menos de 14 horas.

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